La espiritualidad ignaciana y el cuidado de la Casa Común – José Ignacio García SJ

Los días 8 y 9 de octubre, los jesuitas de España se encontraron de manera virtual para profundizar en torno a una de las Preferencias Apostólicas Universales (PAU): «El cuidado de la Casa Común.»

Entre los expositores, José Ignacio García SJ abordó el tema del cuidado de la casa común desde la espiritualidad ignaciana. En su charla habló de cuatro grandes lugares de la espiritualidad ignaciana desde los que acercarse a esta preferencia intentando descubrir en ellos nuevos enfoques.

Así, releyó en el Principio y Fundamento nuestra condición de ser “creaturas” alejándose de una visión intimista de relación con el Señor- que suele ser habitual- hacia la idea de ser creado y por tanto ser dependiente, porque “lo que vamos viviendo con esta perspectiva de crisis medioambiental y en los últimos meses de crisis sanitaria (…) es que como seres estamos interconectados y somos muy dependientes”.

En segundo lugar, la Contemplación de la Encarnación la encaró como el abrazo de Dios al mundo, que como creyentes nos debe hacer mirar cómo este mundo está transido por esta presencia de Dios y por ello “la encarnación nos invita a reconocer el mundo creado, querido por Dios y que nosotros podemos contribuir a él”.

Invitó también a los presentes a enfocar la “Contemplación para alcanzar amor” desde el concepto de que toda realidad es lugar de encuentro con el Señor. Y propuso seguir 4 metáforas que plantea Toño García Sj para contemplar a ese Dios presente. Esas cuatro metáforas nos invitan a una llamada de integración fuerte para la vida.

En un tiempo como el nuestro, en el que vivimos en una dispersión notable, partidos y fragmentados, esta relectura “nos invita a esta vida integrada, capaz de reconocer la diversidad pero no verse desbordada por ella, porque percibe a Dios en toda ella”. Por último, desde la segunda semana de EE.EE. alentó a los asistentes a caminar desde la contemplación al compromiso ecológico porque la nuestra es “una espiritualidad impregnada de elección y seguimiento llamada a incorporar esta nueva realidad. Pidió superar prejuicios ideológicos y reconocer que la vida está amenazada en muchos lugares y de muchas formas.

Finalmente señaló como riesgos el individualismo y antropocentrismo al que puede derivarnos una espiritualidad ignaciana mal enfocada, así como el peligro de que el desapego conlleve una ausencia de responsabilidad.

Fuente: infosj.es

Los creyentes ante los retos medioambientales – Jaime Tatay SJ

El pasado 8 y 9 de Octubre, la Provincia jesuita de España se reunió de manera virtual para interiorizar y crecer espiritualmente en la Preferencia Apostólica Universal (PAU) “Cuidado de la Casa Común.” En este espacio, Jaime Tatay Sj, brindó una charla en la que introdujo conceptos terminológicos básicos como el de ecología, medio ambiente, sostenibilidad, e hizo un recorrido histórico por las cuatro generaciones de problemas medioambientales que han afectado a la humanidad.

En el siglo XIX y principios del XX, cuestiones vinculadas a la conservación de lugares de alto valor ecológico; a partir de la década de 1960 relacionadas con la contaminación y que afectaban sólo a las poblaciones más expuestas; la tercera generación (años 80, 90) en la que aparecen nuevas cuestiones que ya son globales como la capa de ozono, y el cambio climático. Y finalmente, la cuarta generación, la actual, relacionadas con la nanotecnología y la ingeniería genética que conllevan problemas globales generados por un uso desordenado de nuestras capacidades. A continuación, explicó los diferentes actores implicados en la solución de los problemas medio ambientales y sus diferentes intereses. Y, por último, las religiones, de las que afirmó que se han interesado por una razón de tipo social; se han acercado contemplando la naturaleza como “creación, es un regalo, un pequeño sacramental, es un signo de la presencia del Dios creador en medio de nosotros”. Y por tanto como lugar de encuentro con el Creador.  “La experiencia mística de la humanidad no puede entenderse fuera de la creación” insistió. Por último, señaló que la ascesis y la sobriedad son elementos clave con los que los cristianos debemos abordar esta cuestión recordando que “muchos de los problemas medioambientales se deben a un despilfarro”.

Fuente: infosj.es

Rodrigo Zarazaga SJ en el 56º Coloquio Anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina

El sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga, presidente del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) y referente de «Seamos Uno», se refirió este jueves a la grieta social que se visibilizó durante el largo aislamiento social por el coronavirus al participar del 56 Coloquio Anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA).

«Vivimos la cuarentena de una manera radicalmente distinta, una cosa es la cuarentena de delivery, de pasar a premium de Spotify y Netflix y stockearse de vino. Y otra la cuarentena de 15 amontonados en una casilla, con 7 u 8 hermanos compartiendo el crédito del celular para hacer tarea y salir con el carro a buscar cartón o algo para revender y que cada vez haya menos», reflexionó. «Una cosa es el verde del jardín de una casa y otra el gris de un basural».

«La desigualdad entra hasta por los sentidos», dijo Zarazaga. Y habló de lo diferente que puede ser un fenómeno natural como un trueno para un rico o para un pobre. El primero piensa «Qué macana, llueve, no lavé el lexus» mientras que para un pobre significa que hay que tapar el techo de chapa porque se llueve la pieza, no poder salir a hacer changas al otro día y directamente no comer.  «Seamos Uno nos ayudó a asomarnos un poco, cruzar ese puente y vivirla un poco como la vive el otro. Desde esa vivencia es que tenemos que responder qué país queremos ser. Me acuerdo cuando no conseguíamos suficientes latas de duraznos porque eran caras, en una casilla un chico agarra una lata de duraznos y dice hace tanto no comía duraznos, salimos de ahí y dijimos ‘los duraznos no se tocan'».

«Seamos Uno me enseñó a acercar mundos, que cuando entramos al mundo del otro nos transforma», sostuvo Zarazaga, quien afirmó: «Queremos un país con un liderazgo empresarial que no se vaya del país, que no nos dejen, que se queden a hacer lo que saben hacer, invertir, producir riqueza con eficiencia. Se responde esa pregunta poniéndose en el lugar del otro».

«Nos tenemos que dejar cuestionar fundamentalmente por esa desigualdad, que es el dolor que nos tiene que causar esa pobreza para llevarnos a la respuesta de qué país queremos ser», sostuvo Zarazaga.

Sobre el nacimiento y las acciones sociales de Seamos Uno, el sacerdote explicó que hubo «un camino que partió con mi participación en el coloquio de IDEA de 2016, y que se conecta con lo que empezamos a vivir desde marzo pasado con la pandemia, y de cómo iba a pegar en la gran pobreza estructural que ya arrastrábamos en el país».

«Nos pusimos a pensar en esas familias que iban a ver a sus hijos con hambre, y eso nos asustó mucho, y rápidamente la gente de IDEA recogió el guante». dijo Zarazaga al exponer junto a los empresarios Gastón Remy e Inés Cura, ambos referentes también de Seamos Uno. En esa línea, contó que se pensó en «un compromiso de entregar un millón de cajas con alimentos y productos de higiene, que significaron algo así como 60 millones de raciones, un delirio, tal vez, pero que se logró cumplir».

Calificó de «pasión contagiosa» al sueño que dio origen a un «proyecto amplio con participaciones tan diversas». En ese sentido, enumeró que participaron «empresas que compiten, iglesias que en el territorio a veces tenemos tensiones, jesuitas, pastores evangélicos, bancos de alimentos, todos deponiendo egos para cumplir ese objetivo que parecía tan ambicioso». En ese marco, puntualizó que «el norte que teníamos, de hacer algo para que no pasen hambre niños y niñas, acomodó el trabajo de todos los sectores, entre las distintas Iglesias, en sector público, en el privado».

Rodrigo afirmó además que «durante casi seis meses repartimos 500.000 raciones por día, y la actitud de los donantes permitió que saliera una caja cada 5 segundos» a distintos barrios populares de conurbano y de la ciudad de Buenos Aires, «con 5000 voluntarios, un conjunto de héroes y heroínas, en cada barrio, en cada centro comunitario». Reconoció que «los empresarios recogieron el guante ante la desigualdad y la realidad de la pobreza, con una competencia sana entre nosotros en la búsqueda de las donaciones» y «festejamos cada donación como si fuera un gol de la Selección», compartió Zarazaga con el grupo de personalidades del ámbito de los negocios.

Fuente: www.perfil.com

Cuatro teólogos jesuitas analizan la encíclica «Fratelli tutti»

Gabino Uríbarri, Víctor Codina, Jaume Flaquer y Francisco José Ruiz Pérez, teólogos jesuitas, ofrecen su opinión y claves de lectura de la nueva encíclica publicada por el Papa Francisco el pasado domingo 4 de octubre.

Es un documento que no constituye grandes novedades respecto al magisterio de Francisco, sino que recoge y profundiza en sus mensajes, homilías y discursos, con lo que, como señala Gabino Uríbarri “cobra un claro sabor de síntesis personal de un aspecto fundamental de su magisterio”. Por su parte, Víctor Codina la define como “una obra de madurez sobre la fraternidad y la amistad social”. Su gran importancia radica, según Jaume Flaquer, en elevar al mayor rango magisterial todos esos documentos, “de manera que no pueda rechazarse su contenido desde ciertos sectores eclesiales”. Con ello Fratelli tutti será necesariamente una referencia para la doctrina oficial de la Iglesia de los futuros pontífices”. Lo reafirma Víctor Codina, que nos avanza que “muchos se escandalizarán y pensarán que son sueños irreales y utópicos, pero está en perfecta coherencia con el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia”, que “queda reforzada, actualizada y con una visión desde los pobres”.

En el siguiente link podrás acceder al documento: Teólogos jesuitas sobre Fratelli Tutti

Fuente: infosj.es

Cardenal Czerny sobre Fratelli Tutti: «Una advertencia y una llamada a la esperanza»

El 4 de octubre de 2020 el Papa Francisco ha publicado un nueva carta encíclica dirigida a todos los fieles e incluso a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sobre la fraternidad humana. Desde la oficina de comunicaciones de la Curia General en Roma, entrevistaron a uno de los colaboradores más cercanos, el cardenal Michael Czerny SJ, para dialogar en torno al significado de este importante documento dentro de la enseñanza del Papa.

Después de escribir una encíclica sobre la ecología, en una época en la que era fuerte y claro el grito de alarma de la naturaleza..

¿Por qué el Papa elige este momento histórico para una encíclica sobre la fraternidad humana?

El grito de alarma de nuestra casa común sigue presente, y quizás resuena con más urgencia ante tanto desperdicio y enorme destrucción ambiental y humana, tal como lo está mostrando la COVID-19. Es probable que al escribir Fratelli tutti el Santo Padre nos llame a comprender que la única manera de vivir es reconocernos hermanos y hermanas todos, y actuar en consecuencia. Fratelli tutti puede ser un anuncio y un llamado a la esperanza, una luz que quiere disipar las sombras y abrir el mundo y nuestros corazones.

¿Por qué firmar una encíclica en Asís, en la tumba de San Francisco?

Al Papa Francisco le gusta de comunicarse no sólo con palabras, sino también con gestos que son señales que envía. Así que me gustaría devolver esta pregunta a cada lector: ¿Qué me comunica el Papa Francisco con la firma de este documento desde la tumba de Francisco, el santo, el reformador, el hermano de todos, de todas y de todo?

¿Cuál es la fortaleza de esta encíclica?

La encíclica invitará “a todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y la fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntas, para que sea una guía para las nuevas generaciones hacia una cultura de respeto recíproco, en la comprensión de la inmensa gracia divina que hace hermanos a todos los seres humanos”. Está en consonancia con su Documento sobre la Fraternidad Humana publicado con ocasión de la visita papal a los Emiratos Árabes Unidos en febrero de 2019.

Fratelli tutti, el mismo título, contiene ya la propuesta: ser una fraternidad, reconocernos hermanos y hermanas, responsables unos de otros, llamados a detenernos ante los que sufren. Es decir, llamados no sólo a reconocernos como “vecinos” (prójimos), sino hermanos y hermanas. Creo que su fuerza reside en una “universalidad” que no pierde el contacto con “la persona individual” concreta, real, de aquí y ahora, en la familia, en la comunidad.

Francisco de Asís, hombre de fraternidad. ¿Se trata de un nuevo gesto de Bergoglio para confirmar el nombre que eligió?

No es un secreto la inspiración que provoca san Francisco de Asís en el Papa Francisco. Dos de sus tres Encíclicas recogen en sus títulos las palabras de este reconstructor, el santo pobre y fraternal. Recuerden lo que la imagen de Cristo crucificado le dijo al joven caballero: “Francisco – lo llamó por su nombre -, ve y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas”. Más que un nombre, se trata de confirmar un modo de ser Iglesia que está en el corazón del Santo Padre, indicado varias veces como el camino sinodal. Es confirmar un horizonte de su pontificado trazado por el Concilio Vaticano II.

¿Cómo pueden las tres primeras visitas del Papa Francisco a Asís haber inspirado la redacción de la encíclica?

Encuentros con la gente, con los discapacitados y niños enfermos, con los pobres, con las religiones… Oración, paz y diálogo y silencio son quizás las notas características de las tres visitas anteriores a Asís del Santo Padre. No sé si puedo decir que estas visitas inspiraron la redacción de la encíclica, o si más bien, expresan lo que está en el corazón del Papa Francisco. Lo que es cierto es que Asís es un lugar donde el Papa va a menudo, tanto en persona como espiritualmente.

¿Deben considerarse los sucesos de Lesbos, el incendio de un campo de refugiados, y demás atrocidades en otros lugares como un insulto a la fraternidad humana?

Estos eventos trágicos son un escándalo, son la expresión de la miseria a la que podemos llegar cuando nos vemos como extranjeros. Son la expresión de la peor versión de la humanidad. Hay que darnos cuenta no sólo del dolor de nuestros hermanos y hermanas, sino de la pobreza de nuestra respuesta, de la vergüenza de nuestra indiferencia, de la incapacidad de los gobiernos. Ante tan miserable fracaso, expresado y simbolizado por las ruinas quemadas de un campo de concentración, hay que darnos cuenta de que, al igual que en Auschwitz, Dios escucha el clamor de todas estas personas y nos llama, nos llama a responder con Él a esta tragedia, así como a las muchas, demasiadas tragedias que caracterizan nuestro tiempo. Roguemos que Dios nos regale escucha, sensibilidad, penitencia, creatividad, misericordia, caridad y justicia para nuestros hermanos y hermanas.

Fuente: jesuits.global/es

CPAL: Curso Virtual para Superiores 2020

Durante la semana del 5 al 9 de octubre se ofreció el Curso Virtual para los Superiores de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL), con la participación de 26 jesuitas de ocho de las 12 provincias de la CPAL. El P. Hermann Rodríguez Osorio SJ, comparte sobre la experiencia:

El objetivo del curso fue reflexionar sobre el servicio de la autoridad que ofrecen los superiores en las comunidades que acompañan, particularmente sobre la cura personaliscomunitaria y apostólica. Cabe recordar que los superiores tienen tres funciones fundamentales en su servicio:

1) Acompañar a los hermanos de comunidad en su crecimiento humano y espiritual.

2) Animar la vida de las comunidades para que sean espacios de apoyo, de fortalecimiento y de crecimiento.

3) Discernir y orientar la misión de la comunidad, para que se desarrolle en armonía con la misión de la Compañía y brinde buenos frutos.

El curso contó con la colaboración del P. Carlos Cardó, SJ (PER), quien nos ayudó a trabajar el documento del P. Kolvenbach sobre las Directrices para los superiores locales; el P. Kevin Flaherty, SJ (UMI-PER), orientó una mañana de reflexión sobre cómo acompañar situaciones difíciles en nuestras comunidades; el P. Gerardo Aste, SJ (PER), ofreció Claves administrativas y económicas para superiores; y el P. Roberto Jaramillo, SJ (COL), presentó a los superiores el trabajo de las redes y los proyectos de la CPAL. La coordinación estuvo a cargo del P. Hermann Rodríguez, SJ (COL), Delegado para la Misión de la CPAL, quien orientó el trabajo sobre 1) Crecer viviendo juntos. Reflexiones sobre las condiciones del crecimiento en la vida compartida. 2) El Discernimiento en común. Novedad y tradición. 3) Metodologías para acompañar un discernimiento en común. 4) Las etapas del proceso espiritual y su acompañamiento.

La comunicación virtual nos ha permitido compartir y trabajar elementos fundamentales del servicio de los superiores en nuestras comunidades locales. Sin embargo, también hemos sentido los límites de la comunicación y nos ha faltado el encuentro presencial y la alegría de la celebración de la vida en común.

Fuente: jesuitas.lat 

Arrojándonos palabras

Palabras del P. Rafael Velasco SJ, Provincial de los jesuitas en Argentina y Uruguay, en una nota para el diario La Nación.

Por Rafael Velasco SJ

En nuestro ya habitual ejercicio del odio, los argentinos nos hemos acostumbrado a arrojarnos palabras. Es el objeto más contundente; sobre todo cuando se utilizan palabras aparentemente indiscutibles. El truco consiste en resaltar el significado que favorece a la propia parcialidad y esconder o invisibilizar algunas de las implicancias que no convienen. De este modo, el impacto que producen en las filas enemigas es más contundente.

Me interesa aquí poner la mirada sobre tres de esas palabras que hoy están siendo arrojadas de un lado hacia el otro de la grieta.

La primera es justicia. La mentada reforma de la justicia enuncia intenciones nobles. ¿Quién no desea una justicia menos opaca, que juzgue imparcialmente y en plazos razonables? De hecho varios puntos de la reforma van en esa dirección. Un problema es que en este intento de reforma difícilmente se logra esconder que algunos aspectos parecen más bien un traje hecho a medida…no precisamente de los más necesitados. Y además (un aspecto más invisibilizado), es una reforma que no termina de atender a los problemas grandes de acceso a la justicia que tienen los sectores más empobrecidos.

Actualmente sigue siendo difícil que en determinados barrios marginados a mujeres les acepten las denuncias de violencia de género; las sedes judiciales están lejos de los barrios más carenciados, las personas de los sectores populares caen fácilmente en manos de «caranchos» o profesionales inescrupulosos por carecer de asesoramiento cercano y accesible. Es bastante claro, además, que las cárceles están llenas de pobres. ¿Son ellos los únicos que delinquen? Como se ve hay mucho por reformar aún…

La segunda palabra es república. Palabra sagrada para la democracia. Los defensores de la república atacan a los otros diciéndoles que pisotean las instituciones que deberían preservar y defender. El problema que estos críticos suelen dejar en las sombras es que la república, hoy por hoy, no ampara a todos. Quien no tiene acceso al trabajo y a la comida difícilmente puede apreciar las bondades de la república. Hacer referencia a la república es, no pocas veces, un ejercicio de lanzamiento de palabras. Suele ocurrir además que ese elogio de la república lo hacen quienes tienen las necesidades básicas satisfechas y tienen, por ejemplo, cómo pagar un abogado o han recibido educación que les asegura determinado estándar de vida. Algo que lamentablemente la república hasta ahora le ha negado a muchos. Si la república no contiene a todos, algo está mal. Algo tenemos que revisar en la práctica republicana y en el discurso.

La tercera palabra es mérito. Encarnizada e interesada es la discusión acerca de la meritocracia. Es claro que la negación del mérito como criterio de valoración civil implica negar cosas obvias: escalas laborales, concursos universitarios, ascensos en reparticiones públicas y una larga lista de etcéteras. Negar el mérito tiene sus contradicciones evidentes. Aunque también habría que mirar cuidadosamente algunas de las implicancias que esconde el término cuando una parcialidad se lo arroja a la otra. «Yo tengo lo que me merezco»…por lo tanto el que no tiene es porque no se lo merece. Los pobres no tienen porque no merecen, porque son unos «negros vagos», unos «planeros» «acostumbrados a vivir del estado»…ellos se merecen lo que les pasa. Esa perversa culpabilización de los pobres por su situación, no es nueva, y no es exclusiva de nuestra sociedad; pero a poco de andar, se deja ver en la base de cierto discurso meritocrático utilizado como un arma arrojadiza.

Estas peleas tan caras para algunos, y amplificadas a gusto por muchos medios y redes sociales, dejan de lado e invisibilizan sistemáticamente los problemas y necesidades de las grandes mayorías empobrecidas, que necesitan, por ejemplo, que la justicia los libere de los narcos y les permita vivir en paz y con trabajo, que necesitan que la república los cobije también a ellos, con el derecho de la educación de calidad para poder ascender socialmente.

Deberíamos tener más cuidado con las palabras, porque nombran realidades. Y las realidades involucran personas.

Es verdad que los problemas a resolver son muchos. Al menos podríamos comenzar por dejar de arrojarnos palabras, y empezar a usarlas para construir una patria sin odios.

Fuente: www.lanacion.com.ar

«Fratelli Tutti»: La llamada a una nueva humanidad

El P. Xavier Jeyaraj, Secretario para la Justicia Social y la Ecología en la Curia General de Roma, dirige unas palabras en el contexto de la publicación de la nueva encíclica del Papa Francisco sobre la fraternidad titulada Fratelli tutti.

“La solidaridad humana es uno de los principales desafíos de nuestro tiempo. Las diferencias no deben dividirnos, sino que deben ayudarnos a reconocer la belleza y la singularidad del otro. Gran parte de nuestra sociedad moderna enfrenta a las personas entre sí; eleva el nivel de competitividad; fomenta la inseguridad y, a menudo, sitúa el beneficio comercial por encima de la persona humana.

Es muy desalentador ver muchas de las tendencias de nuestro mundo actual. Se puede ver una batalla en curso como en la meditación de las Dos Banderas de San Ignacio. La gran mayoría de la gente quiere hacer el bien y sueña con un mundo justo y pacífico. Quieren ser amables y empáticos con sus hermanos y hermanas; pero al final hay tantas fuerzas poderosas que luchan contra eso: fuerzas socio-políticas y económicas que hablan de paz mientras promueven las armas y la violencia.

Nuestro papel como jesuitas y el de todos los que trabajan con nosotros es animar a los que promueven una sociedad basada en el verdadero amor, la justicia y la esperanza. Queremos fomentar la fe, fomentar el amor, fomentar la paz, fomentar la unidad. Esos pueden parecer ideales utópicos cuando nos enfrentamos a gran parte del discurso político que se está desarrollando hoy en día. Pero en realidad no son utópicos. Son la visión de Jesucristo, la visión de Dios para nuestro mundo de hoy. La Trinidad nos mira con amor, viendo todas nuestras diferencias: color, raza, género y casta y anhelando una mayor solidaridad humana.»

Fuente: www.jesuits.global/es

Vigilia de oración ignaciana global: “Sanar esta Tierra es una tarea que nadie puede hacer solo”

El pasado viernes, 25 de septiembre, tuvo lugar la Vigilia Global Ignaciana Respirando juntos, en el marco del Tiempo de la Creación, organizada por diversas obras y redes jesuitas/ignacianas, con la coordinación del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología.

Para que tuviera alcance global, la Vigilia se transmitió en directo en tres diferentes husos horarios (8 pm en Manila/Roma/Nueva York) y simultáneamente en inglés y español y contó con una participación de más de 15,000 personas durante la vigilia y en los dos días siguientes. Combinó oración con testimonios, reflexiones, música y algunos elementos simbólicos e interactivos.

En palabras de Xavier Jeyaraj, SJ, Secretario de Justicia Social y Ecología: “Me conmovió profundamente la respuesta de la gente a la vigilia de oración ‘Respirando juntos’. La vigilia fue una forma de conectar a la gente con la llamada del Papa Francisco para cuidar de nuestro hogar común, junto con las cuatro Preferencias Apostólicas Universales (PAU) de la Compañía de Jesús. Fue una vigilia para mostrar el camino hacia Dios (PAU1); para cuidar nuestro hogar común, particularmente los tres pulmones de la tierra (PAU4); para caminar con las comunidades indígenas pobres de esas tres regiones (PAU2) cuyos derechos y dignidad han sido violados; y finalmente, fue una forma de acompañar a los jóvenes indígenas escuchando sus testimonios (PAU3) realizados el día en que los jóvenes estaban en huelga por el clima”.

En el día de Acción Global por el Clima, Respirando Juntos quería enfatizar la necesidad de defender los pulmones de la tierra- en particular, la Cuenca del Congo, los bosques boreales asiáticos y la Amazonía- “literal y figurativamente en llamas”, tal y como señaló Cecilia Calvo de la Conferencia Jesuita de Canadá y Estados Unidos. “En estos biomas esenciales vemos la destrucción ambiental y la pérdida de la “riqueza humana, social y cultural” causada por una mentalidad de explotación. El cambio climático, las prácticas mineras irresponsables, la sobreproducción impulsada por el consumo, dar predilección al crecimiento económico sobre el desarrollo humano, son sólo manifestaciones de esta disrupción. Las comunidades vulnerables (niños, ancianos, indígenas, migrantes) son las más expuestas a esta crisis socio ambiental”.

Así lo manifestaron las comunidades indígenas. Amba Lobota Bongila, de la comunidad Ekonda, en la República Democrática del Congo, señaló: “La selva nos pertenece. Pertenece a nuestros antepasados. Pero en la actualidad ha sido destruida y nosotros, sus propietarios, no recibimos nada. Los ríos están contaminados, los animales huyen, las orugas no crecen ya en los árboles. Los leñadores se enriquecen a costa de los indígenas”. Dorothée, de la comunidad de BAKA, en el territorio de Yahuma añadía: “Estamos amenazados por la pérdida de tierras, la expropiación de tierras por los vecinos bantúes, las empresas madereras, las empresas mineras y otros que buscan recursos naturales”. Enesio Martins, que pertenece a la comunidad ticuna de la Amazonía, señalaba: “nos ha venido afectando el tema de las quemas, el tema de la deforestación que hacen las grandes multinacionales”. Jason Menaling señalaba desde Mindanao, Filipinas: “Espero que el resto del mundo no haga oídos sordos a los gritos de los pueblos indígenas. Queremos un futuro en el que podamos vivir en paz, cuidando nuestra relación con el medio ambiente, así como la relación de unas personas con otras”.

“Nunca ha sido más urgente que ahora nuestro compromiso con el cuidado de la Casa Común y la sanación de este mundo roto. Sanar esta Tierra es una tarea que nadie puede hacer solo. La sanación comienza por unirnos con otros, especialmente los más afectados y vulnerables, los pobres, los indígenas, los migrantes, los refugiados… y convertirnos en colaboradores del cuidado de la Casa Común”, señaló el Superior General de la Compañía de Jesús, el P. Arturo Sosa. “El cambio solo ocurrirá si le hacemos sitio” añadía September Kelokelo, una joven activista de Papúa Nueva Guinea.

Cambios que deberán partir de una conversión individual y colectiva con la ecología integral, así como de un cambio en las políticas públicas. En ese sentido, se hizo un llamamiento en la oración final de compromiso a la comunidad internacional y a los líderes mundiales para que escuchen “el clamor de la tierra y el clamor de los pobres” y para que tomen medidas efectivas, garantizando el bienestar (buen-vivir) de todos y el equilibrio de nuestra Casa Común.

Podés ver la Vigilia en el siguiente vídeo:

Fuente: jesuits.global/es

Ya está disponible la edición nº11 de la revista Aurora

El número correspondiente a la primera quincena de octubre ya está disponible para su descarga. Esta nueva edición se titula «Rupturas epistemológicas» y reúne un total de 12 artículos.

En el texto introductorio, Jorge Atilano González Candia, explica: «Recuperamos de lo nuevo que está surgiendo en la sociedad, la Iglesia y la Compañía de Jesús, intuiciones y experiencias que ayudan a imaginar nuevas epistemologías, surgidas desde el dolor de la pandemia, que harán posible una nueva convivencia.»

Podés descargarla aquí: Revista Aurora – Edición nº 11