Se presentó la segunda edición de la Revista Aurora: «Para no volver a la normalidad»

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) presentó la segunda edición de la Revista Aurora, una publicación digital que nace para visualizar las reflexiones, experiencias y acciones de solidaridad del Cuerpo Apostólico de la Compañía de Jesús, como parte de las respuestas ante la pandemia mundial.

Este nuevo volumen se titula «Para no volver a la normalidad» y cuenta con 16 artículos escritos por jesuitas y colaboradores que tienen como objetivo contribuir a la reflexión sobre el “ahora” y sus causas, e intenta ofrecer algunas intuiciones respecto del “después”. «Es un servicio indispensable: en medio de la acción ser capaces de reflexionar, porque para que haya un después verdaderamente más fraterno, hay que comenzar a idearlo ahora.»

El P. Rafael Velasco SJ, Provincial de Argentina y Uruguay, estuvo a cargo de la presentación de esta nueva edición y compartió un escrito que invita a la reflexión: «Tal vez, un aprendizaje que nos va ofreciendo el “ahora», es que no hay igualdad ni libertad si no vivimos mas fraternamente: haciendo mas lugar en la mesa, superando grietas, trabajando juntos los de distintos espacios  políticos, de diversas religiones, de diferentes culturas e ideologías, para que los mas vulnerables no sean lanzados por estribor como lastre y puedan vivir mejor en la misma barca.

“Ahora” estamos pasando momentos oscuros, en los que sin embargo vemos con claridad cosas fundamentales. ¿Alcanzará para que el día “después» no perdamos la memoria?»

En este link podrás descargar la segunda edición: Revista Aurora – 2da edición

Fuente: jesuitas.lat

El Sector Social no está en cuarentena – Por Guillermo Blasón SJ

Guillermo Blasón SJ es el Delegado Apostólico del Sector Social de la Compañía de Jesús en Argentina y Uruguay, y comparte con nosotros algunas novedades sobre la actualidad del sector y las distintas obras que lo abarcan. Nos cuenta cómo fueron transitando la particularidad de este último tiempo y  los desafíos que se fueron presentando con el avance de la pandemia.

El Sector Social no está en cuarentena

Hay situaciones humanas que remiten a Dios. Cuando surgió la pandemia y la cuarentena, muchas personas se acercaron naturalmente a nuestras parroquias, centros sociales y hogares buscando una ayuda (alimentaria, de ropa, trámites, etc.). También muchos que querían ayudar vieron en nuestras obras un canal donde poder hacerlo. Mi primera impresión como delegado del Sector Social (el sector que comprende las obras o acciones en la Provincia dedicadas especialmente a los más desfavorecidos) fue ver cómo al menos queríamos seguir estando presentes cuando todo se cerraba; de ahí que muchas de nuestras obras se han reinventado, pero siguieron abiertas. 

Me toca colaborar cotidianamente en la Obra y en el Hogar San José en Bs. As. ayudando a personas en situación de calle, pero también, de a poco y a fuerza de Zoom, estoy tomando contacto con los referentes de las distintas obras del sector. Muchas han tenido que responder a nuevas manos que piden y, afortunadamente, también otras que dan. En la mayoría se pasó a atender las urgencias quedando los proyectos de fondo para cuando “salgamos de esta”. También hemos visto que a medida que esta situación se extendió en el tiempo, el ímpetu de las ayudas ha decaído, y no necesariamente por mala voluntad, sino porque seguramente los recursos propios empiezan a escasear.

Me siento privilegiado de estar en este lugar en este momento. Quisiera ser instrumento para que respondamos como Compañía y estemos a la altura de la situación. Se habla de que después de la pandemia será otro mundo el que veremos. No lo sé, pero sí le pido al Señor que seamos lúcidos para acompañar todo el proceso, la emergencia y la reconstrucción. Y mientras tanto, que la cuarentena no nos impida atender al que toca en nuestras puertas, ya que tal vez nunca más que ahora, somos depositarios de una fe en el Dios que no quiere olvidarse de ninguno. 

Guillermo Blasón, SJ

Mensaje del Papa para 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

El Vaticano difundió este viernes 15 de mayo el Mensaje del Papa Francisco para la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebrará el próximo 27 de septiembre con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”.

Se trata de un mensaje que aborda el drama de los desplazados internos. Sobre este tema, la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha publicado las “Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos”, un documento, dice el Papa, que desea inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en este ámbito concreto.

“A la luz de los trágicos acontecimientos que han caracterizado el año 2020, extiendo este Mensaje, dedicado a los desplazados internos, a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa del COVID-19”, dice en su mensaje.

Es necesario conocer para comprender

El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. El Papa recuerda que cuando se habla de migrantes y desplazados, casi siempre se mencionan en números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas, podemos conocer sus historias y comprender.  Podremos comprender, por ejemplo, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados.

Hay que hacerse prójimo para servir

“Los miedos y los prejuicios, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden acercarnos como prójimos y servirles con amor”.  Para Francisco, acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber. El ejemplo más grande nos lo dejó Jesús cuando lavó los pies de sus discípulos: se quitó el manto, se arrodilló y se ensució las manos (cf. Jn 13,1-15).

Para reconciliarse se requiere escuchar

Nos lo enseña Dios mismo, que quiso escuchar el gemido de la humanidad con oídos humanos, dice el Papa, enviando a su Hijo al mundo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él […] tenga vida eterna» (Jn 3,16-17). El amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa. En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. El Papa nos dice que sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad.

“Durante el 2020, el silencio se apoderó por semanas enteras de nuestras calles. Un silencio dramático e inquietante, que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables, de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo. Y, gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia”.

Para crecer hay que compartir

Aquí el Papa recuerda el pilar fundamental de la primera comunidad cristiana: la acción de compartir. Nos invita acompartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie, y afirma que la pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo. Para crecer realmente, debemos crecer juntos, compartiendo lo que tenemos.

Se necesita involucrar para promover

Al respecto, el Papa dice que si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. La pandemia nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que sólo con la colaboración de «todos —incluso de las categorías a menudo subestimadas— es posible encarar la crisis». Debemos, añade el Papa, «motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad»

Es indispensable colaborar para construir

La construcción del Reino de Dios, señala por último Francisco, es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones. Y en el actual contexto, es necesario reiterar que: «Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas» (Mensaje Urbi et Orbi, 12 abril 2020). Para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, El Papa dice que debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie.

Fuente: vaticannews.va

 

El cuidado de la misión de la Compañía de Jesús después de la pandemia

El miércoles 29 y el jueves 30 de abril, el Padre General dirigió un encuentro virtual con cientos de jesuitas y miembros de la Compañía. Fue la segunda vez que usó este canal de comunicación, en vivo por Internet. El tema del encuentro, «el cuidado de la misión», se inspiró en la carta que había enviado a toda la Compañía un mes antes. Se titulaba: “El ‘cuidado’ (cura) en el gobierno de la vida-misión de la Compañía en este cambio de época”.

En la primera parte del seminario web, el Padre Sosa se dirigió a su audiencia. Recordó los elementos esenciales de su carta del 25 de marzo. En este documento, quería dar algunas respuestas al desafío de saber unir la atención, el cuidado de las personas, la atención que debe prestarse, sobre todo por parte del superior, a la calidad humana y espiritual de la vida de sus compañeros: la cura personalis y la atención o cuidado que se debe dar al servicio apostólico: la cura apostólica. Así mismo, una buena parte de su discurso permitió una mejor comprensión de lo que implican estas dos expresiones latinas de la tradición ignaciana.

Todo es cuestión de «cuidado». En nuestras relaciones con los demás, con nuestro entorno, con el entorno natural y con el entorno humano, todo se basa en el cuidado que tenemos en nuestra relación con Dios.

En dos ocasiones, explícitamente, el Superior General ha vinculado el tema del cuidado de la misión a las Preferencias Apostólicas Universales. Así como había instado en el primer seminario web a entender y vivir las PAU en su conjunto, en interrelación, esta vez insistió en que la cura personalis y la cura apostólica no debían concebirse independientemente una de otra, sino que debían ser objeto del objetivo común de llevar a cabo la misión de la Compañía hoy en día.

Y por supuesto, como el título de este seminario web anunciaba, el Padre Sosa nos animó a hacer el vínculo entre la misión de la Compañía y la situación única que estamos viviendo en el mundo a causa de la pandemia mundial. Él ve esto como una invitación a cuidar, aún más y mejor, de nuestras relaciones con los demás para cumplir nuestra misión.

“Estamos ante el desafío de construir una cultura del cuidado a través del diálogo en profundidad entre los compañeros o compañeras en la misión de manera que, manteniendo el máximo respeto a la conciencia y vocación de cada uno, se genere un ambiente de discernimiento que ilumine la planificación apostólica de cada obra en el conjunto del plan de cada Provincia o Región a la luz de las Preferencias Apostólicas Universales.

Saquemos el mayor provecho posible de la experiencia de la pandemia COVID-19 para ser capaces en la etapa siguiente de superar todo descuido y poner el cuidado al centro del modo de relacionarnos unos con otros en la vida-misión a la que somos llamados.”

 

Para leer el mensaje completo, haga click aquí.

Para ver el seminario web en español, haga click aquí.

 

Fuente: jesuits.global

 

Mensaje Final de la 39 Asamblea de la CPAL

Del 4 al 8 de mayo los Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe se reunieron de manera virtual para compartir un espacio de diálogo que tuvo como prioridad la reflexión sobre los 10 años de implementación del Proyecto Apostólico Común de la CPAL y los 10 años de funcionamiento de los tres centros interprovinciales de formación en Teología de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile.

A continuación compartimos el mensaje final de la Asamblea:

El P. General ha asegurado que la pandemia del COVID-19 ha hecho ver tanto descuido acumulado por décadas en el modo como los seres humanos nos hemos relacionado entre nosotros, con la naturaleza y con Dios. La emergencia social y sanitaria ha puesto de manifiesto que la pobreza y la miseria en nuestra sociedad en general y, particularmente, en las naciones del llamado tercer mundo son situaciones estructurales de vieja data; y que es preciso corregir ahora el rumbo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenidos ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo (Papa Francisco: Momento Extraordinario de oración en tiempo de pandemia, 27/03/20).

La amenaza es común y por eso ha suscitado tanto interés, pero la verdad es que en este barco común que es la humanidad, unos viajan en primera, mientras muchos viajan amontonados en las bodegas. Unos disfrutan de las comodidades de los servicios de cubierta, mientras los otros sobreviven o mal mueren y son arrojados a las fauces de la tormenta.

Nosotros, los jesuitas, hemos de reconocer con humildad, que no hemos echado toda nuestra suerte con los pobres, y que esa realidad nos interpela desde el Evangelio, la buena noticia de Jesús y nos llama no sólo a ser solidarios, sino a cuestionar nuestro lugar social en esta tormenta. Cobra sentido profundo cuidar la vida de los descartados, multiplicados exponencialmente en esta pandemia como consecuencia de las estructuras injustas de nuestro mundo, incapaces de poner a los seres humanos y al bien común al centro de las decisiones políticas locales, nacionales o mundiales. Nunca debemos olvidar que la amistad con los pobres nos hace amigos del Rey Eterno (Ignacio a los Padres y Hermanos de Padua, 1547). Son los pobres los que nos obligan a volver sin cesar a lo que es esencial en el Evangelio, a lo que en realidad da vida (C.G. 36, d.1, 15).

Por eso, un primer pensamiento y sentimiento de solidaridad sincero es con las víctimas: los muertos, los vulnerables, los más empobrecidos, los indígenas, las comunidades afrodescendientes, los migrantes, los enfermos de los hospitales públicos, los ancianos, los hombres y mujeres (familias innúmeras) que viven de las ayudas o del trabajo diario. Con el corazón puesto en ellos, convidamos a nuestros compañeros jesuitas a preguntarnos delante del Cristo puesto en la Cruz, la cruz de la pandemia: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué quiero hacer por Cristo? Si de esta Pandemia más de la mitad de la humanidad sale empobrecida y fragilizada y nosotros, por nuestra parte, salimos incólumes, entonces tendremos que preguntarnos con sinceridad: ¿Compañeros de quién somos? ¿Cuál es el Cristo que estamos siguiendo?

En el contexto de ésta crisis mundial nos hemos reunido virtualmente los 13 Provinciales de la CPAL, cuatro Superiores Regionales o de sección siempre convidados (Jamaica-Guyana, Amazonia/BRA, Cuba y Haití), los dos Asistentes del P. General para América Latina y El Caribe, y el Equipo Central de la CPAL, para conversar y discernir juntos, principalmente, sobre la situación actual de cada Provincia y de nuestra Conferencia, revisar la marcha tanto del proceso de evaluación de los CIF como del proceso de evaluación del PAC y planeación del PAC.2 (PEPPAC), y evaluar el desempeño del equipo central de la CPAL.

El contexto actual de la pandemia será un desafío para la formación: estudio en contexto, mirada discerniente, formación integrada con el mundo real en conexión con los pobres, aprendizajes reflexivos y críticos para aportar en la transformación del mundo. Para estos últimos temas nos acompañaron el P. Mark Ravizza, Consejero del P. General para la Formación, y P. Segundo Rafael Pérez, y el Dr. Carlos Ernesto Pérez, respectivamente secretario ejecutivo y asesor metodológico y técnico del PEPPAC. También dedicamos un tiempo para la elección del nuevo vicepresidente, P. Rafael Velasco y 3 consejeros de la CPAL: PP. Gabriel Roblero, Gustavo Calderón y Luis Gerardo Moro, así como múltiples asuntos prácticos y decisiones no menores que nos corresponden en asamblea.

Conscientes de que la realidad actual generará grandes desafíos para la Compañía de Jesús en América Latina, es que queremos incidir en la formación de las personas, la consolidación de los procesos y redes y, sobre todo, en la reestructuración y reconstrucción social de nuestros diversos países.

Como afirmó el P. General, esta crisis nos muestra un camino hacia Dios: somos una sola humanidad, es importante que nos cuidemos y atendamos a los demás, seamos generosos y solidarios con los más necesitados. Es ahora cuando se nos da la oportunidad de ponernos realmente a escuchar y a discernir los signos, pero no solos, sino en Compañía. Más que nunca nos necesitamos unos a otros. Las palabras de San Ignacio en el envío de San Francisco Javier al lejano oriente, Id, inflamad todas las cosas, adquieren relevancia para el jesuita de hoy; el mundo espera algo de nosotros y nosotros queremos ofrecerle un nuevo rostro al mundo.

Finalmente, queremos agradecer a los padres José Francisco Magaña, João Renato Eidt, Rolando Alvarado, quienes se despidieron como miembros de la CPAL y, próximamente lo harán los PP. Carlos Eduardo Correa, Javier Vidal Gonzáles y Juan Carlos Morante. Con igual gusto y agradecimiento, le damos la bienvenida a los nuevos provinciales: José Domingo Cuesta, Luis Gerardo Moro y Mieczyslaw Smyda.

 

Fuente: jesuitas.lat

Javier Rojas sj (ARU)

Proyecto «No estás sólo» – Por Javier Rojas SJ

En una entrevista para el diario Clarín, el sacerdote jesuita Javier Rojas SJ, nos cuenta más detalles sobre el proyecto «No estas solo», un servicio de escucha telefónica y por internet para quienes se sienten solos o angustiados durante este tiempo de cuarentena.

Por Sergio Rubin

¿Cómo surgió y en qué consiste el servicio de escucha?

Es un servicio que idearon los jesuitas de España ante la cuarentena y que tuvo muy buena aceptación. Consiste en ofrecer un servicio de acompañamiento espiritual, pero también de escucha a personas que tienen la necesidad de compartir este momento, sea porque están solas, sea porque necesitan volcar el resultado de la convivencia. No es solo para católicos, sino para todo aquel que necesite expresar sus vivencias espirituales y afectivas. También tenemos otro servicio con especialistas para personal sanitario.

¿Y cómo se instrumenta?

Puede ser a través de nuestro sitio de internet o telefónicamente. A la persona que se contacta se le asigna un acompañante acorde a la necesidad que expresa. Contamos no solo con sacerdotes, sino también con médicos, psicólogos y gente capacitada, producto de una selección. Entre más de 600 personas que se postularon, elegimos unas 400. La elección del acompañante –que a su vez es asistido permanentemente– se hace en base a la necesidad de quien lo pide.

¿Cuál es la situación de la gente que requiere el servicio?

A la mayoría de las personas siempre las asustó el silencio y la soledad, y ahora eso se potenció por el aislamiento y la distancia social. Por otra parte, los mayores le tienen miedo al coronavirus porque se les transmitió que son muy vulnerables, pero no se les ofrecieron los elementos para manejarlo. Y sienten el deseo de expresar ese temor y las dolencias que padecen. Finalmente, son personas que –aunque vivan con otras– no están siendo acompañadas en el proceso interior ante esta experiencia como para que puedan capitalizarla a través de la reflexión o de la oración.

¿El miedo puede dejar secuelas?

El miedo nos hace huir. O cerrarnos mucho más y después no poder establecer relaciones sanas con los demás. O nos genera mucha desconfianza. Si hay algo que siembra el miedo es la desconfianza en el otro. Hay que tener en cuenta, pensando en cuando se levante la cuarentena, que el miedo no se maneja de un día para el otro, sino que requiere un proceso de restablecimiento de la confianza y del poder relacionarnos sin la sospecha de que el otro tal vez tenga algo que me haga mal.

¿Pero lo estamos teniendo en cuenta?

En mi opinión no nos estamos ocupando de cómo vamos a manejar el miedo una vez que la amenaza haya terminado. Porque el miedo, insisto, está activado. Está muy bien que nos cuidemos, nos distanciemos, pongamos en suspenso los vínculos personales. Pero no podemos pensar que cuando el virus retroceda los vínculos se van a restablecer de la noche a la mañana. Además, hay un desajuste vincular entre quienes son acusados de inconscientes por salir y quienes acusan de miedosos a los que extreman los cuidados.

¿Y cuál es el método que aplican?

Creo que hoy la terapia es brindar a las personas la confianza de que el cuidado del otro no tiene por qué estar sembrado por el miedo. Y mientras que el cuidado nos hace generosos, abiertos, atentos, el temor nos lleva a salvar nuestro propio pellejo. Por eso no me gusta la idea de meter miedo, porque desata en las personas lo mejor y lo peor. Hay que dar el mensaje de que estamos en una situación particular donde quede en evidencia que todos somos importantes, que el cuidado del otro es mi cuidado. Y hacerlo de una forma amigable, solidaria. Así se dañarán menos los vínculos.

Es entonces otro desafío para la post cuarentena…

Lo importante de esta situación es que debe hacernos tomar conciencia de que somos uno. De una unidad que no habíamos transitado hasta ahora, ni siquiera imaginado. El yo y el tu que con tanta fuerza construimos tiene que dar lugar a la conciencia del nosotros. No es que yo me salvo porque me cuido. No es que te ayudo porque vos te cuidas o me cuidas. Nosotros nos cuidamos. Nosotros nos necesitamos.

Cómo contactarse al servicio de escucha:

  • Tel. 0800-888-0170 – De 9hs a 12hs y de 16hs a 19hs
  • Web: noestassolo.com.ar

39 Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe

El día 04 de mayo tuvo inicio la 39 Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), por primera vez de modo virtual, debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Participan 12 Provinciales, 4 Superiores Regionales representando a Cuba, Haití, Amazonia, y Jamaica/Guyana, 2 Asistentes del P. General para América Latina y los 4 miembros del Equipo Central.

Estrenan en el grupo los tres nuevos Provinciales: José Domingo Cuesta (Centroamérica), Luis Gerardo Moro (México) y Mieczyslaw Smyda (Brasil).

La asamblea se extenderá hasta el viernes 8 de mayo y los temas principales de la agenda serán:

1) Reflexión sobre la evaluación de los 10 años de funcionamiento de los CIFs, los tres centros interprovinciales de formación en Teología de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile

2) Reflexión sobre los 10 años de implementación del Proyecto Apostólico Común de la CPAL (PAC).

Fuente: jesuitas.lat

tomas garcía huidobro sj (CHL)

Tomás García-Huidobro SJ: Pensar desde el ‘nosotros’ como camino de conversión

Tomás García-Huidobro sj, chileno aplicado a la región rusa de la Compañía de Jesús, es rector del Collegium Russicum en Roma. Se trata de una dependencia de la Congregación para las Iglesias Orientales confiado a la Compañía, con una estrecha relación al cristianismo eslavo y la diversidad que representa el diálogo con los diversos ritos de los que provienen sus estudiantes (actualmente lo habitan católicos de rito latino y bizantino; ortodoxos rusos, serbios, griegos y rumenos; y cristianos no calcedonienses de la Iglesia armenia y siro malabar .

En medio de la crisis sanitaria mundial, el P. Tomás reflexiona sobre el tiempo que estamos viviendo y su visión de las alternativas posibles de conversión que surgirán post COVID 19.

¿Cree que esta pandemia cambiará el modo de vivir la fe, de relacionarse de las comunidades? 

Se habla mucho que luego de esta tragedia que estamos viviendo nuestro mundo cambiará. Se habla incluso de un cambio de época. Yo lo dudo. El hombre ha vivido traumas tan y mucho más grandes a lo largo de la historia: la peste negra, la primera y segunda guerra mundial, el genocidio armenio, ucraniano y judío…y el hombre sigue siendo el hombre. Tampoco creo que el verdadero cambio pasa por modificar estructuras sociales o eclesiales, lo que sucedería milagrosamente después de esta pandemia. A mi parecer, esta es una lectura ingenua sobre el ser humano. Creo que el egoísmo no está en las estructuras sociales o eclesiales per se, el egoísmo es reflejo del corazón de cada uno de nosotros, cristianos en necesidad de conversión. 

 ¿Cómo debiese un sacerdote habitar esta nueva realidad?; ¿Cómo debiese hacerlo un creyente? 

Dicho lo anterior, creo que cada persona, religiosa, laico o sacerdote, debe (mos) abrirse (nos) a la misericordia de Dios desde la propia verdad de debilidad, pecado y auto justificaciones. Hay una cosa, sin embargo, que me ha ayudado mucho este tiempo. Es una reflexión de nuestro Padre General, Arturo Sosa SJ, que ha apuntado a esta pandemia como un reflejo de un mundo estrechamente interconectado. Eso ya lo sabíamos desde nuestra economía global y abierta. Pero la pandemia le ha dado un acento de dramatismo a esta consciencia. Me parece que esta constatación tiene un aspecto místico muy potente. Hace años trabajé con un Jesuita en Japón, un maestro Zen, que insistía que la iluminación no era más que dejar de pensar desde el “yo” y comenzar en pensar desde el “nosotros”. Y no hay necesidad de ir al Zen para admirarse de la profundidad de esta afirmación, bastaría con leer la experiencia de San Pablo que reflexiona sobre las primeras comunidades hablando de un “solo cuerpo”. O mirar también el maravilloso trabajo de nuestros compañeros en Tirúa que nos han abierto esa misma intuición desde el punto de vista de la comunidad y la naturaleza. Personalmente este abrirse a la conciencia de pensar desde el “nosotros” puede ser un camino de conversión. 

¿Cómo visualiza la misión de la Iglesia y de la Compañía en particular post COVID-19? 

Nuestra misión (de la Compañía) siempre ha de ser aportar con humildad al discernimiento en la Iglesia. Para ello estamos llamados a contribuir desde la libertad, la apertura, y la rica formación que tenemos. Creo que uno de los desafíos grandes después de esta pandemia será la redefinición de ciertos valores que hasta ahora habían definido la cultura occidental. Me imagino que se abrirá un debate muy grande sobre la libertad de movimiento, la privacidad de la información de cada persona, se abrirán nuevos controles facilitados con la tecnología, etc. Creo que se dará un debate interesante entre los valores relacionados con las libertades individuales y los valores relacionados con la colectividad. Me gustaría que la Iglesia, y en particular la Compañía, aporten desde el discernimiento y los valores cristianos a estos desafíos.

Visita su blog personal para conocer más sobre sus escritos: Tomás García-Huidobro, Misticismo judío y orígenes del cristianismo

 

Fuente: jesuitas.cl

Revista Aurora: Voces jesuitas sobre la pandemia

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) presenta la revista AURORAfrecuentando el futuro. Se trata de una publicación digital que nace para visualizar las reflexiones, experiencias y acciones de solidaridad del Cuerpo Apostólico de la Compañía de Jesús, como parte de las respuestas ante el Covid-19.

A continuación el texto de presentación del P. Roberto Jaramillo, S.J. Presidente de la CPAL:

AURORA llega como una ‘buena noticia’ en tiempos de pandemia

Muchas iniciativas han sido implementadas a nivel local y regional por diferentes grupos de colaboradores y amigos de la Compañía de Jesús: acompañamiento espiritual, psicológico y médico virtual, colectas y distribución local o regional de alimentos, programas de educación a distancia, investigación científica y producción de insumos emergenciales, apertura de espacios físicos para necesidades públicas y cuidado de personas vulnerables o enfermas, acompañamiento pastoral y humanitario a personal sanitario, enfermos y moribundos, acciones de cabildeo y alianzas operativa con otras instituciones privadas y públicas, etc.

Hemos estado intentando contribuir de la mejor manera posible a la contención de los riesgos y de los daños producidos por la pandemia, y continuaremos haciéndolo. Pero igual de importante resulta -si no más- poder frecuentar el futuro (como le gustaba decir al P. Adolfo Nicolás) y ocuparnos, también, de construir y fortalecer las bases de una normalidad que todos anhelamos, pero que en manera alguna queremos que sea el simple retorno a las condiciones sociales, políticas, económicas y hasta religiosas -más amplias y antiguas que el COVID/19 – que nos trajeron hasta el pandemonio que vivimos.

Presentamos, ahora, el primer volumen de la revista digital «aurora», nuevo medio para compartir estudios y reflexiones sobre la situación, iniciativas en marcha, esperanzas para el futuro. El término español viene del latín aurora que quiere decir ‘alba, madrugada’, y este de la raíz indoeuropea aus: brillo del sol naciente. Nombre propio femenino, aurora es la deidad que personifica el amanecer, equivalente a la diosa griega Eos. Es una mujer encantadora que vuela a través del cielo para anunciar la llegada del sol, su hermano. También hermana de la luna, Aurora tuvo varios hijos, entre ellos los vientos: del norte, del sur, del este, y del oeste. Según el mito, las lágrimas que derrama mientras vuela a través del cielo llorando por uno de sus hijos asesinado, son el rocío de la mañana.

«aurora» llega para recordarnos que después de la noche siempre viene el día y que, bajo su luz nuestra responsabilidad se densifica y crece. Jesuitas y otros colaboradores y colaboradoras de La Misión estamos convidados a compartir en ella -desde diferentes perspectivas- nuestra lectura de la situación y nuestras propuestas de un mañana luminoso

Esta noche todavía no termina, pero la certeza de que la luz despunta en breve, mantiene viva y llena de energía la esperanza de quien vela.

En este link podrás descargar la primera edición: Revista Aurora – 1era edición

 

Fuente: jesuitas.lat

Papa Francisco: el Señor nos llama por nuestro nombre

Ayer, en el cuarto domingo después de Pascua, domingo del “Buen Pastor”, la Iglesia celebró la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones, es por ello que después de la oración del Regina Coeli, el papa Francisco invitó a todos “a invocar al Señor, pidiendo buenos trabajadores para su reino, con el corazón y las manos disponibles a su amor”.

Francisco explicó que “el Evangelio de hoy nos dice que el Buen Pastor llama a las ovejas por su nombre, el Señor nos llama por nuestro nombre, nos llama porque nos ama, pero hay otras voces que no debemos seguir. Comentando el pasaje del evangelio según San Juan, el pontífice da las claves para saber diferenciar estas dos voces.

Por un lado, está la voz de Dios, “que amablemente habla a la conciencia”, y por otro está la voz tentadora “que induce al mal”. La pregunta que nos lanza hoy es: ¿Cómo podemos reconocer la voz del buen Pastor de la del ladrón? El Papa discierne entre estas dos voces: “La voz de Dios jamás nos obliga, Dios se propone, no se impone. En cambio, la voz maligna seduce, agrede, obliga, suscita ilusiones deslumbrantes, emociones alentadoras, pero pasajeras. Al inicio suaviza, nos hace creer que somos omnipotentes, pero luego nos deja vacíos por dentro y nos acusa: “Tú no vales nada”. La voz de Dios, en cambio, nos corrige, con tanta paciencia, pero siempre nos anima, nos consuela: siempre alimenta la esperanza”.

Otra diferencia que plantea el Papa es precisamente sobre el modo de afrontar la vida. “La voz del enemigo desvía del presente y quiere que nos concentremos en los temores del futuro o en las tristezas del pasado” dice el Papa, de hecho, “hace aflorar la amargura, los recuerdos de los males sufridos, de los que nos hicieron mal”. En cambio, la voz de Dios “habla al presente”: “Ahora puedes hacer el bien, ahora puedes ejercer la creatividad del amor, ahora puedes renunciar a los arrepentimientos y remordimientos que tienen prisionero tu corazón”.

Las dos voces suscitan en nosotros preguntas diversas. La que viene de Dios será: “¿Qué cosa me hace bien?”. En cambio, el tentador insistirá sobre otra pregunta: “¿Qué cosa me gustaría hacer?”. “Qué cosa me gustaría: la voz malvada siempre gira en torno al yo, a sus impulsos, a sus necesidades, al todo y enseguida” dice Francisco, mientras que la voz de Dios, “nos invita a ir más allá de nuestro yo para encontrar el verdadero bien, la paz”. Y aquí el Papa hace hincapié en una cosa que es clave para identificar la voz del maligno: “el mal no dona jamás paz, causa ímpetu primero y deja amargura después”.

Por último, el Santo Padre nos pide que siempre nos preguntemos de dónde vienen las voces que llegan a nuestro corazón y que pidamos la gracia de reconocer y seguir la voz del buen Pastor.

 

Fuente: aica.org