El P. Pablo Jourdan, sacerdote desde hace 22 años y médico de profesión, fue designado Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis. Compartimos aquí una entrevista realizada por el Multimedio de la Iglesia Católica de Montevideo (ICM).
Serena alegría
En sus ojos, y en sus palabras, se refleja una serena alegría por lo que está viviendo. Cuando se le pregunta por lo que siente desde que se enteró que sería obispo, contesta: “Al pasar los días fui sintiendo un profundo agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por este nuevo llamado; así como también a nuestra madre la Iglesia, que a través del Papa Francisco me pedía este servicio. Desde el día que me lo comunicaron no he dejado de pedir la gracia”.
Es consciente de que el nombramiento implica un servicio y una responsabilidad. Pero también tiene claro que es un llamado de Dios, que para esto ha dejado todo y ha seguido a Cristo.
La familia y la fe
A través de su familia es que el P. Pablo Jourdan conoció la fe. Cuando recuerda su infancia dice: “Toda mi familia es cristiana, católica, practicante, sobre todo mi abuela y mi madre, acompañadas por esposos dóciles que siempre tuvieron una vida práctica cristiana. Además mi padre era paraguayo, un país muy católico; por tanto viví la fe desde muy pequeño”.
Pablo Alfonso Jourdan Alvariza nació en Montevideo el 23 de enero de 1964, a los dos días fue bautizado, “antes de salir del Círculo Católico, a la vieja usanza”, dice el sacerdote. Su familia estaba conformada por su padre (ya fallecido), su madre y cinco hermanos. Tiene dos hermanas, una de ellas religiosa consagrada, actualmente en Turín, y dos hermanos. Además tiene 15 sobrinos. En todo momento insiste en que la fe se vive en familia y que su propia familia vive en la fe.
La vida de sus primeros años, según sus propias palabras, fue normal, natural. Y cuando habla de natural hace referencia a los 15 primeros años que vivió en el medio del campo y en la ciudad Minas. Con el tiempo, el pequeño Pablo se mudó con su familia a un lugar cercano a Mariscala, pero la fe siguió constante. “Cuando vivíamos en el medio del campo íbamos a Misa a los pueblos y en Minas participaba en el Colegio Sagrada Familia”.
Fue en Minas, a través del colegio, donde tuvo una formación religiosa por parte de los hermanos que dirigían la institución. Allí hizo su primera Comunión. No muy lejos de ahí viviría una experiencia que le cambiaría la vida. “Misteriosamente, yendo al Verdún, rezando junto a mis padres a los pies de la Virgen, tuve la experiencia del llamado de Dios al sacerdocio y desde ese momento se quedó en mi corazón. Seguí haciendo mi vida normalmente, pero ya con esa idea”.
María en la vida del P. Pablo
María, la Madre de Jesús, fue una presencia constante en la vida del P. Jourdan, “desde pequeño siempre ha estado metida en nuestra casa”, comenta. Su familia estaba relacionada con los salesianos, y por tanto la figura de María Auxiliadora era parte de los Jourdan. Además su madre se formó con las Hijas de María Auxiliadora.
El futuro obispo recuerda que su abuela siempre rezaba el Rosario y muchas veces los hijos y los nietos se sumaban. También esas idas al Verdún, algo muy habitual entre los minuanos, eran experiencias fuertes, “que hacían sentir a María muy viva”, subraya. A la hora de seguir el camino del sacerdocio, la presencia de la Madre de Dios fue fundamental.
Además, en todas las parroquias donde se desarrolló su ministerio, siempre estuvo la presencia de la Virgen por una cosa u otra. Cuando habla de su experiencia pastoral distingue muy bien entre los 15 años que estuvo en Montevideo, inserto en la vida parroquial —mientras estudiaba y jugaba al fútbol — y el interior, donde la situación es muy distinta. Para el P. Jourdan, en sus destinos pastorales de la diócesis minuana, “la parroquia es más una casa de familia, más cercana a la gente, con más posibilidades de compromiso con todo el pueblo”.
“Se ven los mismos problemas que en todos lados, las mismas dificultades, pero con menos cantidad de gente, entonces se puede dar una respuesta diferente. En cada pueblo y cada ciudad se vive de forma distinta”, afirma.
Entre la Medicina y el fútbol
Otro espacio importante de su vida lo ocupa la Medicina. La profesión nace como un deseo de servir y está muy relacionado con su vida de sacerdote; pastor de alma y cuerpo, se podría decir. Hoy, al recordar esos años de estudio y discernimiento, dice: “Empecé a estudiar Medicina, pero cuando estaba en el tercer año me decidí por el sacerdocio. En ese momento me acompañaba Nicolás Cotugno, que me dijo que siguiera y después, ya como Arzobispo, me motivó a que continuara. Y cuando pasé a la Diócesis de Minas, con Monseñor Víctor Gil, entonces congenié las dos cosas. Mientras estudiaba Medicina, estudiaba la Filosofía desde afuera y cuando terminé la carrera ingresé en el Seminario. Pude terminar las dos cosas”.
¿Y el fútbol? Siempre le gustó. De niño jugaba en el campo, y cuando llegó a la capital, para terminar el bachillerato, enseguida se puso a jugar en Central Español.
La despedida y la bienvenida
Movilizante para el futuro Obispo Auxiliar de Montevideo han sido las palabras de Mons. Jaime Fuentes, Obispo de Minas. “Me dijo que lo que el Papa Francisco viene pregonando lo veía en mi persona; lo que me dejó en paz y es un halago muy importante para dar este paso”. A pesar de esto, la gente de Lavalleja lo tomó con una doble sensación. “Por un lado una alegría muy grande, y me hicieron sentir como que fue una elección de ellos mismos, que estaban 100% de acuerdo con el Papa. Y por otro lado, estaba dolida y hasta lagrimeando porque me venía para Montevideo”, comenta.
Así y todo está contento con su nuevo destino ya que su recibimiento en Montevideo ha sido excelente. “Con el Card. Daniel tuve una acogida muy grande, muy cercana, con todo el apoyo. Nos encontramos ya para dar los primeros pasos y conocer los nuevos desafíos y tareas”, concluye.
Fuente: icm.org.uy