El P. Cristóbal Fones SJ visita la Provincia

Este mes, el jesuita chileno reconocido en nuestro país principalmente por su música, estará visitando Argentina y Uruguay. 

Esta visita lo llevará por las ciudades de Mendoza, Santa Fe, Montevideo, Buenos Aires y Córdoba. En todos estos lugares tendrá alguna instancia de encuentro con los jóvenes y compartirá sus ‘oraciones cantadas’: una propuesta de oración comunitaria en la que se van poniendo en juego distintos recursos, y en el que la música juega un rol central. 

Fechas

  • 13 de septiembre – Mendoza
  • 15 de septiembre – Buenos Aires 
  • 16 de Septiembre – Montevideo
  • 20 de Septiembre – Santa Fe
  • 21 de Septiembre – Córdoba

“Fuimos a escuchar a nuestra gente” – Misión parroquial de Patriarca San José

Durante cuatro días de las vacaciones de invierno se llevó adelante la misión de la parroquia Patriarca San José (PSJ). 

Esta se encuentra en San Miguel, en el conurbano bonaerense, donde desde 1931 hasta 2017 los jesuitas desarrollaban los estudios de formación en filosofía y teología. La parroquia está compuesta por seis comunidades: San José (sede parroquial), San Alonso Rodríguez, San Pedro Claver, San Francisco Javier, Santos Mártires Rioplatenses y Virgen Niña. 

En la previa

La misión fue largamente preparada por la comunidad parroquial. Varios equipos fueron parte de la planificación: bedeles (referentes de las seis comunidades), cocina, liturgia, animación y cierre final. De esta preparación también fueron parte los jóvenes pertenecientes al MEJ (Movimiento Eucarístico Juvenil), que en los días previos realizaron una dinámica de preparar una botella para llevar agua bendita, decorándola y regalándosela entre ellos.

La misión para los misioneros

“El lema de este año es “salgan con alegría y sin prejuicio como lo hizo Jesús”. En ese lema se resume la misión, salir con ese modo a visitar a las diferentes personas, llegar a esas personas a las que nunca llegamos” dice Lucas Cuello, uno de los misioneros.

“Estos cuatro días fuimos a escuchar a nuestra gente, saber cómo están, acompañarlos y animarlos. Buscamos compartirles la felicidad que nos produce seguir a Jesús, pero como lo hizo Él: “Con alegría y sin prejuicios”.

“El vivir estos días de misión como parroquia, nos fortalece como gran comunidad. Nos ayudó a conocernos más entre nosotros y a nuestros barrios. Pero, sobre todo, nos sigue invitando a encontrar a Jesús en el camino. A que nuestras capillas estén abiertas para recibir pero también para salir. Saber que Jesús se transmite con la vida y el encuentro con el otro.”  Explica Agustín Mares, otro de los misioneros.

Por su parte, Juan Pablo Suárez, novicio jesuita, nos cuenta que:  “La misión se vivió como una fiesta. Hubo muchos jóvenes del MEJ, desde los más chicos que tiene 12 años hasta los más grandes que son mayores de edad. Pero también estuvieron los adultos de la parroquia: hubo una señora que tenía más de 60 años que se bancó los cuatro días misionando y estuvo al firme. Se va abriendo un nuevo camino de misión entre la gente de la parroquia.”

Cómo aprender “el lenguaje de los jóvenes” en 6 pasos

Si los jóvenes hoy son una misión nueva, ¿no habrá que hacer algo parecido? 

Por José Fernando Juan 

Muchos análisis parten de un supuesto poco aclarado: los jóvenes no nos entienden, o ni siquiera ceden algo de su atención y compromiso para un buen diálogo. Y, siendo probablemente cierto en muchos casos, hay otra cuestión implícita que conviene subrayar: nos situamos en la posición predominante del que tiene palabra y habla, y exigimos lo que no se puede exigir realmente.

De ahí que muchos se planteen que el gran problema está en el lenguaje que manejamos unos y otros. Que, a la postre, no es propiamente un lenguaje, sino que deriva en núcleos de interés, en visiones distantes de la vida, de la persona, del mundo. Es decir, que más que comunicación nos referimos a una distancia en la interpretación de la realidad y de la persona en ella. ¿Quién propone y crea hoy cultura, genera mundo compartido, reúne compromisos sociales, políticos?

De lo que no cabe duda es de la preocupación que despierta darse cuenta de que los jóvenes son auténtico “terreno de misión”. En esta imagen espacial, que nos remite quizá a un modelo muy fecundo y a un cristianismo valiente y en salida, la generación que llega en Occidente es campo en el que comenzar a sembrar abiertamente. Recordemos que, al hilo de la metáfora, el misionero dejaba lo suyo y se adentraba en parajes casi por entero desconocidos, trabajaba una relación con personas de toda cultura a la vez que portaba en su propia vida un mensaje novedoso. Las realizaciones concretas, sin embargo, pueden ser vistas hoy desde muchas perspectivas e incluso cuestionarlas duramente.

Jóvenes

Si los jóvenes hoy son una misión nueva, ¿no habrá que hacer algo parecido? Es decir, el mejor modo de aprender su lenguaje, ¿no será el de la “inmersión lingüística”, sentir la necesidad de estar con ellos, compartir tiempos, tareas y preocupaciones? ¿No parte todo este aprendizaje de una valoración positiva de la persona y no de una “llamada” a educar a no sé quién como si fuéramos sus salvadores?

Me permito algunas anotaciones breves:

  1. El lenguaje de la vida. En clase pregunto a mis alumnos: “¿Te quiere toda persona que te dice ‘te quiero’?” Doy por supuesto que todos responderíamos lo mismo. Ahora bien, esto significa que las palabras, sobre todo ciertas palabras, llegan después de la vida y del trato cercano para que tengan auténtico significado.
  2. El cuento de Caperucita. He vuelto a los cuentos infantiles por razones personales. Y mi hijo se asusta mucho cuando aparece el lobo con sus orejas grandes: “¡Para escucharte mejor!”. Ciertas escuchas provocan pavor. Porque nadie desea ser conocido si esto implica invasión, ni cuando esconde oscuras pretensiones. La escucha, o es auténtico interés por el otro, verdadera relación, o es manipulación y desprecio. De esto saben mucho los community manager en las redes sociales.
  3. No ahorrarse las grandes palabras humanas. Cabe plantear si no estará pasando con ciertas palabras lo mismo que con los grandes relatos, que no somos capaces de abandonarlos para conformarnos con minucias. Es muy interesante el retorno del universo de ‘Juego de Tronos’, por ejemplo. Las grandes palabras, que conectan con lo más humano, siguen provocando una atracción muy intrigante, cierta curiosidad y anhelo. ¿Cuáles pueden ser estas palabras hoy?
  4. ¿El Evangelio hay que traducirlo? Temo que el Evangelio sea más traducido, explicado, interpretado, comentado, profundizado… que vivido. Volvemos al primer punto. La vida se entiende mucho mejor. Los cristianos evangelizaban y evangelizan por contagio. Se pueden buscar “conversiones” de otro modo, porque incluso se han forzado y violentado personas y pueblos. Pero la misma palabra “evangelizar” es algo muy distinto: transmitir una buena noticia.
  5. ¿Y si los jóvenes nos entienden? Hablar con jóvenes directamente es mucho más interesante de lo que parece. Porque entienden muchas más cosas de lo que parece. Y las recuerdan. Tienen presente esto o aquello, que les ocurrió. Se vivieron así o asá en tal circunstancia. Pero, sobre todo, lo que muestran es que están a otras cosas muy diferentes y sienten que, en definitiva, se trata de forzar sus caminos para que vayan por otros lugares. Es decir, no encuentran espacio en la Iglesia para ser ellos mismos, como jóvenes del siglo XXI, y la abandonan por este motivo, si tuvieron alguna relación con ella.
  6. ¿Es solo problema con los jóvenes? Las dificultades de comunicación de las que he tratado, ¿no son aplicables a muchas otras situaciones? ¿Cuál es el contexto en el que la Iglesia comunica con más comodidad? ¿En qué momento comunicarse se tiene por fácil y no requiere esfuerzo, si hay oportunidad de crear un auténtico diálogo? ¿No será que el modelo de comunicación unidireccional es lo que está siendo cuestionado en nuestro tiempo?

Fuente: Vida Nueva Digital 

Misión de Parroquia a Parroquia

Jóvenes de la comunidad parroquial Sagrada Familia de Barrio Pueyrredón, Córdoba, realizaron entre el 15 y el 19 de julio una misión en la parroquia de San Francisco del Chañar. Esta pertenece a la Prelatura de Deán Funes, al norte de la provincia de Córdoba. En la oración de envío realizada por el párroco Leonardo Amaro SJ, fueron encomendados con una doble misión: compartir y animar la fe de la comunidad de San Francisco, y a la vez  compartir la fe, el cariño y el cuidado dentro de la propia comunidad misionera. Este fue el espíritu que estuvo presente y marcó esta vivencia compartida.

Una gran familia misionera

Los jóvenes de la parroquia pertenecen a la Acción Católica Argentina (ACA). Los delegados, jóvenes mayores de edad que iban a cargo de los menores, son amigos desde que tenían menos de 8 años y eran “aspis” (aspirantes, nombre que se le da a los integrantes más pequeños de la Acción). Algunos de los misioneros son familiares entre sí. Además, dos madres se sumaron como misioneras. Acompañando al grupo misionero estuvieron los estudiantes jesuitas Joaquín Tabera SJ y Juan Luis Panizza SJ, los cuales viven en la comunidad jesuita vecina a la parroquia. Todo esto aportó a la comunidad un clima de gran familia.

Celebrando a San Francisco Solano

La primera actividad que realizaban los misioneros tras el desayuno era la oración personal. Durante el resto de la mañana visitaban las casas de los barrios La Merced y El Progreso. La tarde constaba de un espacio de formación para las misioneros acerca de la persona de Jesús y de San Ignacio y de un nuevo tiempo en los barrios, esta vez de juegos con los niños y jóvenes de la zona. Se participaba de la misa en el templo parroquial, en la cual se celebraba la novena preparatoria para la fiesta del santo patrono, San Francisco Solano. Cada día terminaba con una pausa ignaciana para recoger las mociones del día.

Una parroquia compañera

La parroquia de San Francisco del Chañar tiene un vínculo especial con la Compañía de Jesús. La Universidad Católica de Córdoba realiza desde 2017 misiones allí en las fechas de Semana Santa y del Día del Niño, a las que se les agregó esta misión de la Sagrada Familia en las vacaciones de invierno. 

Esta vinculación nace desde que el actual párroco de San Francisco es Héctor Muiño, padre de Marcos Muiño SJ, sacerdote jesuita que está misionado como párroco de la comunidad de Patriarca San José en San Miguel, Buenos Aires. Héctor es cordobés y padre de tres hijas además de Marcos. Desde que se casó se dedicó junto a su esposa de manera entregada y generosa a la misión, trasladándose primero a la Prelatura de Humahuaca, Jujuy, y luego a Deán Funes. Tras enviudar, fue ordenado sacerdote en diciembre de 2017 y nombrado párroco de San Francisco del Chañar. Desde allí atiende pastoralmente a más de una docena de comunidades del norte cordobés.

«Si sos feliz, tocá bocina” Jóvenes Ignacianos de Misión en Tunuyán

Unos 40 jóvenes pertenecientes a la Red Juvenil Ignaciana de Mendoza estuvieron de Misión en Tunuyán, provincia de Mendoza. 

Allí, entre las actividades programadas y a modo de misión, estuvieron interviniendo los semáforos y las esquinas del centro de la ciudad. Además, participaron de las celebraciones programadas por la comunidad para celebrar a su patrona, la Virgen del Carmen, que se celebró el 16 de julio pasado. 

La respuesta de los conductores y transeúntes fue muy positiva. En su mayoría, se animaron a responder a las consignas a las que invitaban las pancartas que acompañaban a los jóvenes. 

Fuente: 8digital.com.ar

Por El Silencio: termotanques solares para mejorar las condiciones de vida de los vecinos

Todo comenzó con una misión de Semana Santa de alumnos del Colegio del Salvador de Buenos Aires en Concordia, ciudad entrerriana de unos 50 mil habitantes. La visita al barrio El Silencio, ubicado a pocos metros del basural a cielo abierto de la ciudad, los movilizó y regresaron a la Capital Federal con el deseo de volver. Se organizaron y en conjunto con la escuela del barrio y organizaciones comenzaron a trabajar por los vecinos. Hoy sueñan con seguir instalando termotanques solares para que puedan tener agua caliente.

Juan Ignacio Castellaro, coordinador de “Por el silencio”, nos cuenta del proyecto y su testimonio de “amar y servir” en esta realidad tan concreta que se le metió en el corazón.

Somos un grupo de jóvenes de entre 18 y 26 años con el firme objetivo de realizar proyectos sociales para mejorar la calidad de vida de las familias del barrio El Silencio, ubicado en la ciudad de Concordia, Entre Ríos.

El Silencio es un barrio marcado por la exclusión y la marginación donde el abandono se encuentra naturalizado. Está ubicado a pocos metros del basural a cielo abierto de la ciudad de Concordia. Las familias que viven allí, se asentaron después de la crisis económica del 2001 y encontraron en la basura una fuente de trabajo, recolectando materiales reciclables para vender.

Conocimos esta dura realidad en el año 2011, gracias a la Misión de Semana Santa, una actividad de servicio organizada por el Colegio del Salvador, el colegio de los jesuitas en Buenos Aires. Siendo alumnos del Secundario, nos tocó conocer las familias, el barrio y su realidad. El vínculo que forjamos con los vecinos fue tan grande que decidimos movilizarnos para colaborar y aportar nuestro granito de arena para que puedan salir adelante.

Por ello, decidimos comenzar a trabajar junto con la Escuela del barrio con el objetivo de mejorar la calidad de la educación de los niños. Hasta el momento, realizamos un taller de lectura para los alumnos junto con una donación de libros, pintamos toda la escuela con voluntarios de Buenos Aires y de distintas comunidades de Concordia y mejoramos el campo de juegos plantando árboles y mejorando los espacios de juego. También pintamos un comedor barrial para que los chicos puedan compartir almuerzos y meriendas en comunidad.

En esta oportunidad, estamos llevando a cabo un proyecto llamado Energías Compartidas que consiste en la construcción de termotanques solares a partir de materiales reutilizables como botellas de plástico, latas de aluminio, cartones tetrabrik, tanques reutilizados, entre otros. Tomamos la idea de la ONG Sumando Energías, que trabaja en la ciudad de Buenos Aires. Ellos nos capacitaron para poder construirlos junto a las familias del barrio El Silencio.

Comenzamos a soñar con este proyecto a fines de 2018 y hoy estamos avanzando en la construcción de 5 termotanques: uno para la Escuela y el resto para hogares de familias que hoy no cuentan con este servicio tan importante.

La construcción se realizará junto a las familias del barrio y contaremos con el apoyo de voluntarios de Buenos Aires, Concordia y otros lugares del país quienes se sumarán a este proyecto Por El Silencio.

Esta actividad no se podría realizar sin la colaboración de organizaciones y empresas que apuestan y confían en la realización del proyecto. Por eso, estamos realizando una campaña de movilización de recursos para conseguir donaciones de dinero para comprar herramientas y materiales para la construcción de los termotanques.

En esta oportunidad necesitamos comprar las siguientes herramientas:

  • Termofusora
  • Pistola de calor
  • Engrampadora
  • Tijera cortacaños
  • Trinchetas
  • Tijeras
  • Guantes de trabajo
  • Los materiales que necesitamos son:
  • Caños de 1 pulgada y ½ pulgada – fusión
  • Tees y codos de 1 pulgada y ½ pulgada – fusión
  • Tanque plástico de 60 litros

Esperamos poder contar con su colaboración para este proyecto, que además de mejorar la calidad de vida de familias en situación de marginalidad, será una oportunidad para colaborar con el cuidado del medioambiente, nuestra casa común.

Para contactarte con nosotros y realizar donaciones: porelsilencio2015@gmail.com

Fuente: Radio María Argentina

Ejercicios Espirituales Ecológicos en UCC

 

El área de Pastoral de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) llevó adelante el fin de semana del 5 y 6 de junio la primera tanda de Ejercicios Espirituales ecológicos. La modalidad es novedosa en el país y la Provincia. Aquí te contamos un poco de qué se trata la idea, cómo surge y con qué objetivo se realiza.

La propuesta surge en Chile, país en el que ya se ha realizado varias veces. Es una idea original de Cristobal Fones SJ (jesuita reconocido por su trabajo musical). El equipo de espiritualidad del Área de Pastoral de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) la trajo con el objetivo principal de que fueran una propuesta que resultara más atractiva para los jóvenes de la universidad que los Ejercicios Espirituales tradicionales, y que sirvan como puerta de entrada a la experiencia de los Ejercicios. Por este motivo la materia de oración es solo Principio y Fundamento, sin llegar a entrar en Primera Semana. De todas formas, también es una propuesta válida para aquellos que ya hayan realizado Ejercicios previamente

Que sean ecológicos significa que en la oración, en los puntos y en las lecturas que se proponen, se trata de incluir a la naturaleza. Para que la contemplación de la naturaleza sea parte de la oración, especialmente al estar en espacios abiertos y bien en contacto con la naturaleza. El lugar se hace muy presente Tanto en los bloques en sí de oración como en el resto del día.

Estructura

La experiencia de este fin de semana incluyó algunas oraciones contemplativas grupales, otras de conciencia corporal, de respiración, de atención plena. Utilizamos los espacios grupales para ejercitar los sentidos, y por otro lado hacían sus oraciones personales. A la noche también hicimos oraciones contemplativas con canciones y el domingo celebramos la eucaristía.

El para qué…

En primer lugar, la propuesta se trajo con el objetivo de que los estudiantes de la universidad conocieran los Ejercicios Espirituales. Además, los principales aspectos que se plantearon desde los puntos de oración fueron la conciencia de uno mismo, conciencia de Dios y conciencia del otro, la otra persona en la que también está Dios. De manera que con esto el ejercitante se pudiera abrir a esta búsqueda de sentido y de Dios, y en ese camino también pueda reconocerse a sí  mismo, dónde se para frente a esa presencia divina, dónde está parado frente al otro.

Experiencia La Storta en La Huella: Inserción y Radicalidad Evangélica

Desde septiembre de 2013 se lleva adelante en el Hogar “La Huella” la experiencia La Storta. Esta experiencia tiene como objetivos fundamentales la vida en inserción y la radicalidad evangélica, además de dar luces en el discernimiento del proyecto de vida. Hay tres pilares que articulan toda la experiencia: la comunidad, el apostolado y la oración.

 La vida comunitaria

Los jóvenes son invitados a vivir en comunidad. La comunidad que se forma para la experiencia es mixta. El número de miembros ronda entre las 5 y 8 personas. Cada integrante se compromete a poner su tiempo, su agenda, sus energías, a disposición de las necesidades de su comunidad. Es no implica que cada integrante de la experiencia renuncie a su vida y agenda personal, pero ésta queda supeditada a las necesidades e instancias comunes. Se espera que ambas agendas, la personal y la comunitaria, puedan coexistir desde un discernimiento compartido que ayude a todos a vivir los objetivos de la experiencia, sin descuidar la propia vida, espacio y tiempo vital.

 Vida apostólica

Se promueve que cada uno continúe con los apostolados que llevaba antes de ingresar a la experiencia, siempre y cuando disponga de tiempo para atender a las necesidades de los chicos/as que viven en el Hogar La Huella. Durante el tiempo de la experiencia, esos chicos/as son la prioridad apostólica.

 Vida espiritual

Será vital en esta experiencia, tener una vida intensa de oración y discernimiento espiritual. Por ello, los que participen, serán invitados a vivir en comunidad un espacio de oración al final de cada día, a la manera de un “examen-pausa ignaciana”. A esto se le suma la pauta semanal de oración que a la luz de los Ejercicios Espirituales es rezada individualmente y se concreta en una reunión semanal de la comunidad y con la guía espiritual del equipo asesor. Así la comunidad en general y cada uno en particular, podrá vivir en tiempo real, de cara al Señor, lo que va sintiendo, pensando, viviendo. El Señor es un actor fundamental en esta experiencia, que ha de tener un espacio diario de relación especial con Él.

 Fuente: CVX Uruguay

Noches de Caridad: la solidaridad juvenil ilumina Buenos Aires

En la última exhortación apostólica ‘Christus Vivit’, Francisco pone de ejemplo de acción social vivit’ a los jóvenes porteños que participan de ‘Las Noches de la Caridad’, que llevan 18 años llevando aliento a los sintecho.

Las Noches de la Caridad en Buenos Aires Argentina

Cuando la noche aprieta y se empieza a sentir el frío. Cuando no hay algo caliente en el estómago, ni una frazada para cubrirse, y mucho menos una palabra de aliento o la simple compañía, aparecen ellos, los más jóvenes, como signo de la fuerza de la Iglesia en las llamadas Noches de Caridad. En 2001, en medio de la crisis socioeconómica Argentina, distintas comunidades parroquiales creyeron en la necesidad de salir a recorrer las calles de la ciudad con la única intención de dar una respuesta inmediata a la realidad. Más de 20 parroquias de las cuatro vicarías de la Arquidiócesis de Buenos Aires despliegan su atención y están a disposición de quienes más lo necesitan.

Francisco conoce perfectamente este trabajo. Como arzobispo de Buenos Aires fue testigo. “Hoy, gracias a Dios, los grupos de jóvenes en parroquias, colegios, movimientos o grupos universitarios suelen salir a acompañar ancianos y enfermos, o visitan barrios pobres, o salen juntos a auxiliar a los indigentes en las llamadas ‘noches de la caridad’. Con frecuencia ellos reconocen que en estas tareas es más lo que reciben que lo que dan, porque se aprende y se madura mucho cuando uno se atreve a tomar contacto con el sufrimiento de los otros…”. Así lo expresa Jorge Mario Bergoglio en el punto 171 de la exhortación ‘Christus vivit’.

“Oración y acción, la mejor síntesis”

Los jóvenes de las Noches de Caridad  acercan, durante todo el año, un plato de comida caliente a la gente que vive en situación de calle. El objetivo es claro: ofrecer una vianda y un oído para quien quiera charlar y contar sus vivencias. De este modo incansable comienzan con una tarea que tiene mucho de promoción humana y de la dignidad de las personas, pero no alcanza. Es sólo el primer paso. En muchos lugares están preparados también para hacer un seguimiento de los casos: colaboran con trámites legales o pedido de turnos para ser atendidos en hospitales.

Leonardo, estudiante de 17 años, es uno más en las Noches de Caridad: “Ser parte le da sentido a ese tiempo de escucha y meditación de la palabra de Dios”. Y es que “oración y acción es mi mejor síntesis”, subraya. Con este servicio, descubren que el voluntariado y el servicio son muestras de que quizás no todas las noches son oscuras.

Fuente: Vida Nueva Digital

La voz de la Juventud por el cuidado del Medio Ambiente

Teniendo la voz como principal instrumento de protesta, la juventud acude a tomar el espacio público para manifestar su inconformidad, su frustración y también sus esperanzas para que quienes tienen en sus manos la toma de decisiones, lo hagan pensando en los que vienen por delante.

Por Flor María Ramírez

A mediados de marzo pudimos ver cómo niños y jóvenes estudiantes se movilizaron por el cambio climático, en ciudades emblemáticas para exigir a sus gobiernos medidas urgentes, a través del movimiento ‘Fridays for Future’. Denominada una cita social “sin banderas”, se ha puesto énfasis en la inactividad de los gobiernos para avanzar sobre acuerdos comunes que permitan reducir las consecuencias de este fenómeno. El papa Francisco ha reconocido este entusiasmo en el lanzamiento del reciente proyecto Scholas, afirmando que “hemos visto cómo en estos días, jóvenes de diversas ciudades del mundo han tomado la calle para defender el ambiente. Para defender la tierra. Los jóvenes tienen una potencia inimaginable, son creativos; lo que pasa es que la mayoría de las veces no tienen líderes que los conduzcan porque los buscan afuera y no se dan cuenta que los tienen adentro”.

La voz como principal instrumento de protesta

Teniendo la voz como principal instrumento de protesta, la juventud acude a tomar el espacio público para manifestar su inconformidad, su frustración y también sus esperanzas para que quienes tienen en sus manos la toma de decisiones, lo hagan pensando en los que vienen por delante. Estamos ante la reacción de una generación que tal vez creíamos apática o poco interesada en asuntos medioambientales que son de larga data. Recordemos que la preocupación global por la degradación medioambiental de nuestras ciudades y países se remonta a los años 70’s y desata un activismo internacional en el que emergen organizaciones ecologistas que, lograron mantener e incluir en la agenda internacional alcanzando culmen con la inclusión de la sustentabilidad en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entendida ésta como “la capacidad de satisfacer necesidades de la generación humana actual sin que esto suponga la anulación de las generaciones futuras”.

Las nuevas formas de manifestación a favor de un cuidado al medio ambiente han tenido una funcionalidad indiscutible en la delimitación de la esfera pública, y la construcción paulatina de una cultura cívica que se auxilia de las herramientas digitales, misma que en épocas pasadas tuvo que forjarse a base de marchas y protestas, en una localidad que a duras penas alcanzaban resonancia nacional. Las protestas más globales, visibles y virales, se han ido dando en la medida en que hemos ido también teniendo información de las devastadoras afectaciones que en varias regiones del planeta han ido teniendo las actividades industriales y la irresponsabilidad tanto colectiva como individual.

Nuestra capacidad de acción, compromiso u omisión

En 2009 el Premio Nobel de Economía fue concedido a Elinor Ostrom por su teoría sobre el gobierno de los bienes comunes. Ostrom, usa la “tragedia de los bienes comunes” para explicar la degradación de los recursos naturales que son usados colectivamente, pero sobre los que es difícil acordar un sistema de reglas para gobernar. Este sería el caso del Acuerdo de París que tras años de negociaciones ha sido aprobado como parte del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático realizado en 2015. Lo que vemos hoy en día, resulta un motor clave por reconocer las responsabilidades a todos los niveles, particularmente, la responsabilidad que está en manos de los Estados. Las nuevas generaciones reclaman una acción inmediata y solidaria que va más allá del sistema de gobernanza global de esos bienes comunes.

El papa Francisco en la encíclica ‘Laudato si” de 2015 ha señalado que “necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no solo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva”. La conversación ya está iniciada en muchos lados, también la Iglesia es un buen lugar para continuarla. Lo primero quizá será analizar con honestidad nuestra capacidad de acción, compromiso u omisión en el tema.

Fuente: Vida Nueva Digital