San Luis Gonzaga, Patrono de la Juventud

San Luis Gonzaga ingresó a la Compañía en 1585, a los 18 años.

Para ese momento dos cosas lo caracterizaban: una devoción enorme a Dios y la Iglesia que lo movían a consagrar su vida a su servicio; y una salud muy frágil.

Tras la etapa de Noviciado, fue trasladado a Milán para continuar sus estudios en teología. En 1591 una epidemia de fiebre atacó con violencia a la población romana. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos legos, prestaban servicios personales.

Luis pidió a sus superiores autorización para cuidar a los moribundos; tarea a la que se entregó de lleno, limpiando las llagas, haciendo las camas y preparando a los enfermos para la confesión. Hasta que contrajo la enfermedad de un enfermo a quien encontró en la calle y, cargó sobre sus espaldas, para llevarlo al hospital donde servía.

Sin embargo, esta enfermedad no lo llevó a la muerte, aunque contribuyó a desmejorar aún más su ya débil salud.

Finalmente, la vida de Luis se apagó en la madrugada del 21 de junio de ese mismo año. Sin embargo, su testimonio sigue vivo y resonando con fuerza dentro de la Compañía y de la Iglesia. En 1726 fue canonizado y proclamado patrón de la juventud cristiana.

 

Francisco a los Consagrados: Oración, Pobreza y Paciencia

El papa Francisco recibió el 4 de mayo en el Aula Pablo VI a cerca de setecientos participantes del Congreso Internacional promovido por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, a quienes alentó a mantener fuerte “la oración, la pobreza y la paciencia”.

“Hoy suceden tantas cosas que para no perderse en este mundo, en la neblina de la mundanidad, en las provocaciones, en el espíritu de guerra, necesitamos criterios auténticos que nos guíen en el discernimiento”, sostuvo.

El pontífice puntualizó que “la oración es volver a la primera llamada, a la Persona que me ha llamado” y agregó: “Es lo que hace que yo trabaje para ese Señor, no para mis intereses o para las instituciones para las que trabajo”.

“Sin el ‘aire’ de la oración tal vez seríamos buenas personas, cristianos, católicos que trabajan en muchas obras de la Iglesia”, completó, al tiempo alentó a renovar la consagración “continuamente en la oración, en un encuentro con el Señor”.

Para explicar la pobreza en la vida consagrada, el Papa citó las Constituciones de San Ignacio, quien afirmaba que “la pobreza es la madre, es el muro de contención de la vida consagrada”.

«Tres escalones» que llevan de la consagración a la mundanidad religiosa

Primero, el dinero, es decir la falta de pobreza. Segundo, la vanidad, que va desde el extremo de pavonearse a pequeñas cosas de vanidad. Y tercero, la soberbia, el orgullo”, detalló.

Francisco afirmó que desde allí “parten todos los vicios” y explicó que si se custodia el primero de los escalones, es decir, el de la pobreza, los demás no vienen. “De ahí que la pobreza sea el muro que defiende del desarrollo mundano que tanto daña cada consagración”, subrayó.

Asimismo, explicó que sin la paciencia, es decir, sin la capacidad de padecer, sin “entrar en paciencia” como Jesús, una vida consagrada no puede sostenerse. E indicó que se trata de la paciencia que va desde las pequeñas cosas de la vida comunitaria, hasta el sacrificio de sí mismos:

“Sin paciencia se entienden las guerras internas de una congregación”, observó, y añadió: “Sin paciencia se entiende el afán de hacer carrera en los capítulos generales”.

Francisco aclaró que se trata “no sólo de la paciencia en la vida comunitaria”, sino también de la paciencia «ante los sufrimientos del mundo”, es decir, “llevar sobre las espaldas los problemas y sufrimientos del mundo”.

También denotó la falta de paciencia ante la escasez de vocaciones, que ha llevado a algunas congregaciones a la opción del ars bene moriendi, es decir, el “arte de bien morir”.

“¿Falta la paciencia y no las vocaciones no vienen?”, preguntó, y planteó: “Vendemos y nos apegamos al dinero, por cualquier cosa que pudiese suceder en el futuro. Esta es una señal de que se está cerca de la muerte: cuando una Congregación comienza a apegarse al dinero”.

El Papa invitó a preguntarse si este “ars bene moriendi”, reside en los propios corazones de los consagrados, al afirmar que “sin paciencia no se puede ser magnánimos, no se puede seguir al Señor: nos cansamos. Lo seguimos hasta un cierto punto y a la primera o segunda prueba, adiós. Elijo el ars bene moriendi”.

El ars bene moriendi es la eutanasia espiritual de un corazón consagrado que no da más, que no tiene el coraje de seguir al Señor”, sostuvo.

Por último, Francisco pidió a los consagrados “estar atentos” a la oración, a la pobreza y la paciencia, y los animó a continuar con los estudios, el trabajo y a hacer propuestas buenas, «que siempre tengan la mirada que quiere Jesús».

Fuente: AICA

 

Animar la Esperanza, Animados por la Esperanza

La carta del Papa Francisco a la Iglesia chilena los anima a mantener la esperanza en tiempos difíciles. La institución atraviesa hoy un tiempo de grandes acusaciones y descrédito de parte de la población chilena.

Por Juan Pablo Espinosa Arce

La carta que el hermano Obispo de Roma, Francisco, envió a la Conferencia Episcopal Chilena y que ha sido recientemente dada a conocer, nos llega en un momento crítico como Iglesia chilena. Parece que estamos, usando la imagen del filósofo Franco Volpi, como parados en una placa de hielo que se desintegra amenazándonos con botarnos al agua congelada. Los escándalos del círculo de Fernando Karadima, las acusaciones contra los Hermanos Maristas, los Salesianos o los Jesuitas, parecen como un largo invierno en el cual nos cuesta reconocer la verdad y la justicia. ¿Hay esperanza en la Iglesia chilena?

Y es en medio de estas situaciones en las cuales la carta de Francisco nos llega como aliento de esa misma esperanza que parece desvanecerse. Qué providencial ha sido que ella nos encuentre en medio de la esperanza de la Pascua y qué significativo que llegue junto con la proclamación de la Exhortación sobre la santidad en nuestro tiempo.

Hay una maravillosa síntesis entre esperanza, santidad y Pascua: la esperanza brota del Santo entre los Santos que resucitó glorioso destruyendo la muerte, nuestra muerte. Hay santidad en cada signo pascual que invita a mantener la esperanza en medio de los “ojos que no pueden ver” de Emaús (Cf. Lc 24), en medio de la falta de pesca (Cf. Jn 21). Hay esperanza en una Iglesia que es santa y pecadora, necesitada constantemente de purificación (Cf. Lumen Gentium 9), de una Iglesia que es de Jesús y no exclusivamente nuestra. Una Iglesia que es Pueblo de Dios donde los Pastores también se equivocan y piden perdón. ¡Y qué bueno que lo hagan! (Muchas veces endiosamos a los líderes, no solo de la Iglesia sino a nivel de organizaciones humanas) ¡Qué necesario es escuchar el perdón de pastores y laicos! Una Iglesia que comprende, con dolor y conversión, que la autosuficiencia, las búsquedas de poder y del instalarse en los “castillos de invierno” (Francisco en su carta), son signos claros de una traición al Evangelio de Jesús de Nazaret. Son esos signos de ausencia del Espíritu, de un desoír la fuerza del Resucitado que nos sorprende en la sala común y nos anuncia su paz (Cf. Jn 20).

En medio de la alegría de la Pascua, hemos de aprender a animar la esperanza y a ser animados por la esperanza. ¿Hay esperanza en la Iglesia? Por la fe creemos que mientras Jesús resucitado envíe constantemente su Espíritu sobre nuestras comunidades, la esperanza será un estímulo constante para vivir nuestro cristianismo.

La Iglesia se ha remecido con la carta de Francisco y con su reconocimiento de que las heridas deben sanar, no como “acto poético” o discursivo, sino como el surgimiento de una práctica y una atención pastoral, pero ante todo humana, de ponerse del lado de las víctimas. Utilizando la expresión del teólogo alemán Juan Bautista Metz, hemos de crear entre todos una “mística sensible al sufrimiento”. Metz hace una teología que reconoce en Auschwitz y en el Holocausto un punto de inflexión. Dice que no se puede ser cristiano “de espaldas al dolor”. Hoy, la Iglesia chilena dice: “no podemos seguir siendo Iglesia de espaldas al sufrimiento de las víctimas”. Hemos de crear, concretamente, espacios de encuentro, de libertad, de cuidado pastoral, de escucharnos y reconocer/denunciar estas situaciones que ennegrecen a la Iglesia, a esa comunidad de creyentes que es “oscura pero hermosa” (Cf. Ratzinger, El nuevo Pueblo de Dios, 185).

En medio de la alegría de la Pascua, hemos de aprender a animar la esperanza y a ser animados por la esperanza. ¿Hay esperanza en la Iglesia? Por la fe creemos que mientras Jesús resucitado envíe constantemente su Espíritu sobre nuestras comunidades, la esperanza será un estímulo constante para vivir nuestro cristianismo. Hemos de aprender a reconstruir nuestras confianzas, a reparar nuestras caídas y dolencias. Hemos de vivir una fe desde la espiritualidad del samaritano que se acerca a las heridas de los desconocidos, que las cura y que los acompaña hasta la posada, hacia el “hospital de campaña” como la llama Francisco. Sólo desde estos gestos concretos, que nacen como impulso misionero del Espíritu de Dios, podremos mantener viva la esperanza. Sólo desde la gracia de Dios que actúa objetiva y concretamente a pesar de la idoneidad moral del ministro y de los fieles (una de las bellezas de la teología sacramental y de nuestra fe cristiana), podremos caminar en esperanza. Sólo desde este Dios de la esperanza vivida en la historia de todos los días podremos anunciar un renovado cristianismo, un seguimiento de Jesucristo que “nos precede en Galilea” (Secuencia de Pascua).

“No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su nombre” (Mateo 12,20-21). Hoy la mecha humeante protesta porque no quiere apagarse, aunque algunos soplen y soplen. Parece que la están avivando. Hoy las cañas dobladas por la violación, por el temor, por la manipulación de conciencia perpetradas por algunos ministros y laicos, se resisten proféticamente a caer y quebrarse. De esas cañas dobladas y de esas mechas humeantes, el Espíritu suscitará nuevas cosas. La esperanza hoy nos llega como anuncio pascual. La esperanza brota de la muerte y del dolor como anuncio de vida y “vida en abundancia” (Jn 10,10). Las acciones de Monseñor Scicluna y del Rvdo. Bertomeu, el encuentro de mayo en Roma con Francisco, el movimiento de Laicos de Osorno, las acciones silenciosas de cientos de comunidades cristianas convencidas del Evangelio, nos permiten respirar el buen olor de la esperanza. ¡Cuánto hay que aprender de este momento clave en la Iglesia chilena! ¡Hay que abrir los ojos a la acción de Dios que quiere purificarnos! Ahora, queda avivar la fe y “pedir insistentemente” (1 Tesalonicenses 5,17) para que “el Espíritu que habla a las Iglesias” (Apocalipsis 3,11) haga brillar el sol de justicia.

Fuente: Territorio Abierto

 

El Celam presentó la Carta Pastoral sobre Ecología Integral

El Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) dio a conocer la Carta Pastoral “Discípulos Misioneros Custodios de la Casa Común, Discernimiento a la luz de la Laudato si’”, sobre ecología integral. El documento del Celam expresa la voz de los obispos, en comunión con el papa Francisco y su encíclica Laudato si´, desde una mirada latinoamericana.

“Queremos entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común” y especialmente “sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”, lo cual implica “buscar juntos caminos de liberación” que conduzcan a la “verdadera sabiduría” y al planteamiento de “respuestas integrales”, señalan más adelante.

En el documento, los Obispos convocan a toda la Iglesia a asumir el enfoque de una Ecología Integral como dimensión constitutiva de la evangelización en el Continente. Asimismo se hacen denuncias ante los graves atentados contra la vida y dignidad de los pobres por parte de la industria extractivista contra los pueblos indígenas y la Casa Común.

La Carta Pastoral será entregada a todos los presidentes y secretarios generales de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe. Además, la presidencia del Celam la entregará al papa Francisco en la audiencia que tienen prevista para mayo.

El padre Darío Bossi, directivo de la red Iglesias y Minería, se mostró muy emocionado al comentar la importancia de este documento: “Nos alegra ver que nuestros obispos se han pronunciado sobre este importante tema para América Latina, ya discutido en Laudato si’ y otros documentos; la nueva carta del Celam será, sin duda, una herramienta muy útil para nosotros en nuestro trabajo con comunidades y parroquias”.

Fuente: AICA

Bruno Cadoré OP: «Hay que Hacer Presente el Evangelio en el Continente Digital»

Entrevista a Bruno Cadoré, Maestro de la Orden de Predicadores (dominicos), publicada en el portal Religión Digital.

Médico pediatra con especialidad en bioética y doctor en Teología Moral, Bruno Cadoré es el 86 sucesor de Santo Domingo de Guzmán como Maestro de la Orden de Predicadores. De visita a España, asegura que la Iglesia debe «hacer presente el Evangelio en el continente digital», pero sin «abandonar la proximidad con las personas». Al estilo de Francisco, que «habla de su fe», desde su vivencia personal de una intensa relación con Cristo.

¿Cómo llevar adelante la predicación en la época de internet, redes sociales? ¿Cómo predicar el Evangelio en este tiempo?

Me parece que hay, al menos, dos caminos; el primero es el de hacer el Evangelio presente en las redes sociales, para que se inculture en esta nueva cultura, en este nuevo continente, como dijo el papa Benedicto. Esto es importante no solamente por las necesidades técnicas sino, también, por la compresión de que estas redes son una cultura nueva; un nuevo tipo de relaciones sociales, un nuevo tipo de expresión. Por ejemplo, no se puede hablar de Evangelio en estas redes solamente mediante palabras escritas, sino también por vídeo; a través de las herramientas que nos ofrecen los nuevos medios. Entonces, hay que buscar cómo hacer el Evangelio presente en este nuevo continente.

Veo que en la Iglesia tenemos muchos equipos, de todo tipo, que buscan estos nuevos medios en sitios, en aplicaciones, mediante entrevistas en Youtube, etc. Este sería el primer camino.

¿Y el segundo camino?

Hay un segundo camino, que es hacer el primero sin olvidar que la transmisión del Evangelio necesita, además, de la relación personal, de la relación con la experiencia humana y la experiencia de fe. Y quiero decir que no es fácil para mí imaginar cómo mostrar que la comunidad cristiana, la comunidad humana de fe, no es solamente una comunidad de opiniones, ni una comunidad de reconocimiento mutuo; es una comunidad en la cual sus miembros viven juntos y comparten sus experiencias de vida.

En la transmisión del Evangelio, un punto muy importante es que es «consolación» en la vida. Y eso no se puede hacer siempre por medio de las redes sociales, se necesita también una relación concreta, de persona a persona. Por eso, pienso que hay que imaginar cómo vamos a desarrollar en la Iglesia la presencia de la predicación en esos medios nuevos, sin abandonar la acogida de las personas y la proximidad: la amistad con las personas. Y la amistad no es, solamente, que tengo cien o mil o diez mil amigos, sino que tengo «un amigo», un amigo personal, con el cual puedo hablar de mi vida sin dificultad y con confianza, y recibir, cuando lo necesito, la fuerza de la consolación.

¿Cuáles son, en su opinión, las claves del pontificado de Francisco? ¿Qué reformas cree que son más importantes para la Iglesia hoy?

¿Cómo encontrar un equilibrio? Me parece que el modo está muy ilustrado en la simplicidad, la amistad y la cercanía del papa Francisco. Eso nos dice algo importante de la predicación: la predicación es ser «testigos» de la amistad de Dios, y Francisco quiere hacer esto; transmitir la cercanía de Dios pero, también, lo hace con una fe que se puede ver inmediatamente. Me parece que la gente está muy impresionada por este hombre que habla de su fe y que vive de su fe, y eso se convierte en un mensaje para la predicadores.

La predicación no es un desafío de las palabras; es un desafío del dar la vida para ser testigo de la cercanía de Dios. Dar la vida en amistad para ser testigo de la amistad de Dios con la gente. Creo que es lo que hace el Papa y es, también, lo que marcan los medios de comunicación y el objeto de la comunicación alrededor del Papa. Es un mensaje importante de cómo no dar un discurso doctrinal, antes de ofrecer palabras de amistad, palabras de comprensión. Me viene a la mente «palabras de escucha» que, aunque sea una paradoja, él lo consigue: sus palabras son palabras de escucha porque son palabras de amistad, y de una amistad a través de la cual se puede percibir su deseo de amistad con Dios.

Todo un reto eclesial

Efectivamente, eso es un desafío para la Iglesia. A veces, la Iglesia parece demasiado una organización, más que un cuerpo de gente, que una comunidad de creyentes que querrían, como comunidad, poner la amistad de Dios en práctica. Para mí la Iglesia como comunidad, no como organización, es un sacramento de la amistad de Dios, y eso sería lo más importante cuando se habla de qué cambios necesitamos hacer en ella. Necesitamos fortalecer esta convicción de que ser creyentes quiere decir pertenecer a una comunidad humana, de amistad, de buscadores de Dios.

Fuente: Religión Digital

Mayo 2018 – Palabra de CPAL

Compartimos la Palabra de CPAL del mes de mayo. 

Juan Carlos Morante, SJ – Provincial de Perú

En Perú estamos celebrando los 450 años de la llegada de los jesuitas a estas tierras. El 28 de marzo de 1568, llegaban al puerto del Callao los seis primeros jesuitas liderados por el P. Jerónimo Ruiz del Portillo. El 1 de abril llegaron a Lima, siendo acogidos por los Padres Dominicos; al poco tiempo tomaron posesión de una propiedad donada por el gobierno de Lima y un grupo de ilustres personajes de la época, en el actual terreno ocupado por la Iglesia San Pedro, el Banco Central de Reserva y la Biblioteca Nacional, en el centro de la Ciudad de Lima.

En la actualidad, la Compañía en el Perú sigue impulsando el servicio de la fe y la promoción de la justicia, a favor de la reconciliación, desarrollando nuevas iniciativas apostólicas en fidelidad creativa a una larga y rica tradición.

La misión evangelizadora de los pueblos Awajún y Wampis, en la Amazonía del Alto Marañón, y de las comunidades andinas quechuas, en la Provincia de Quispicanchi, Cusco, son una muestra de ese esfuerzo. En dichos lugares, la Compañía sigue promoviendo el conocimiento de las lenguas originarias y su enseñanza en las escuelas públicas. Al mismo tiempo, se cultiva el respeto y reconocimiento de la sabiduría ancestral, en medio de los enormes desafíos que significa la penetración de la modernidad y de los grandes capitales que buscan explotar los recursos naturales. Para hacer frente a estas amenazas, seguimos apostando por la educación intercultural y bilingüe, haciendo de ella un medio importante para fortalecer la propia identidad cultural, en diálogo con la diversidad. Como decía el Papa Francisco a los pueblos amazónicos en Puerto Maldonado: “la única manera de que las culturas no se pierdan es que se mantengan en dinamismo, en constante movimiento”.

El apostolado educativo también sigue renovándose y actualizándose. La red de colegios e instituciones educativas de Fe y Alegría, así como los Centros Sociales o de Educación Popular, destinados a servir a la población campesina y urbano-emergente, son un ejemplo de ello. A través de estas instituciones, la Compañía sigue enfatizando su compromiso con los más necesitados y promoviendo una mayor conciencia de su dignidad y de sus derechos como personas y como ciudadanos. Por su parte, los colegios tradicionales de la Compañía se han abierto a la realidad de injusticia y desigualdad que aún persiste en el país. Para ello, desarrollan programas y experiencias que permiten a los estudiantes tomar conciencia de esta realidad y reflexionar sobre sus causas y posibles caminos de transformación.

En este año de aniversario, enfrentamos en el país el enorme desafío de la lucha contra la corrupción. El escándalo de Odebrecht ha salpicado sobre la mayor parte de la clase política y un buen sector de los empresarios. Todos los ex presidentes, desde el año 2001, están siendo investigados, algunos están detenidos o con orden de detención. También hay gobernadores regionales y alcaldes municipales encarcelados o investigados por diversos delitos de corrupción.

Ante este desafío, la Compañía sigue apostando por una educación ética y ciudadana, así como por el fortalecimiento de la participación ciudadana en diversas instancias del estado. La Universidad Antonio Ruiz de Montoya viene participando en mesas de lucha contra la corrupción y promoviendo iniciativas de incidencia política. Asimismo, desarrolla cursos y programas de ética pública con funcionarios y profesionales de diversas instituciones, en Lima y en otras ciudades del país. A través del área de formación continua, ofrece diversos cursos y conferencias sobre temas éticos, ambientales y de interculturalidad con el objeto de fortalecer la conciencia ciudadana y de generar una opinión pública mejor informada.

Finalmente, en el último año ha crecido tremendamente la inmigración venezolana. Según datos de ACNUR, en el Perú hay 240 mil venezolanos distribuidos en muchas ciudades del país, y el número sigue creciendo. El gobierno ha dado algunas facilidades de residencia y trabajo, pero el país no tiene mucha capacidad para absorber una masa grande de inmigrantes. En medio de esa urgencia, la Compañía en el Perú viene trabajando en alianza con ACNUR para ofrecer asistencia legal a través de tres oficinas ubicadas en las fronteras de Tacna y Tumbes, y en Lima. También la Conferencia de Religiosas y religiosos del Perú está coordinando esfuerzos para ayudar a los inmigrantes venezolanos. La Universidad Ruiz de Montoya, por su parte, está ofreciendo investigaciones relevantes sobre la inmigración, sus alcances y necesidades.

De este modo, la Compañía de Jesús en el Perú, a través de sus diversos ministerios y obras apostólicas, sigue intentado llevar adelante su misión apostólica en fidelidad creativa a su propia historia y carisma.

 Fuente: CPAL SJ 

ESEJOTAS, el blog de los jesuitas en formación de Perú, Bolivia y Ecuador

Los jóvenes estudiantes en formación en el Perú se hicieron cargo del rediseño de los contenidos de una plataforma que ya tiene varios años.

Hace varios años, un grupo de estudiantes jesuitas que realizaban su formación en el Perú tuvieron la iniciativa de crear un blog al que bautizaron ESEJOTAS, para reflexionar sobre la realidad nacional y regional, partiendo desde la fe y la espiritualidad ignaciana.

Hoy, una nueva generación de jóvenes jesuitas mantiene la tradición y la mejora, empleando también las redes sociales para compartir sus experiencias. Participan principalmente jóvenes de Perú, Bolivia y Ecuador en las etapas de Juniorado y Filosofía. En sus artículos, comparten su experiencia de vida y opinan sobre diferentes temas según las necesidades de sus países, convirtiendo al blog en un espacio de propuesta, experiencia y reflexión.

Tanto en el blog como en redes sociales plantean un diálogo constante entre la fe y la cultura, lo cual supone el abordaje de temas políticos, sociales, artísticos, de teología, de actualidad, entre otros.

“Nuestro proyecto ESEJOTAS pretende reflexionar sobre el mundo contemporáneo. Deseamos mostrar que la fe es importante para la sociedad de hoy y que Dios actúa constantemente en ella. Queremos escribir como un amigo habla con un amigo: de manera divertida, pero sin perder profundidad, y a la vez, de manera ligera y accesible, como lo hacemos en nuestra vida cotidiana”, señalan los jóvenes jesuitas en su blog.

ESEJOTAS ha sido rediseñado en su totalidad y pueden visitarlo a través del siguiente enlace: www.esejotas.jesuitas.pe. Asimismo, los invitamos a ver el video promocional en Youtube, y a seguirlos en redes sociales:

Facebook: esejotas

Instagram: @esejotas 

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Venezuela: Asamblea de Provincia SJ Fortalece Unión de Ánimos

La provincia jesuítica de Venezuela comparte un breve comunicado en el que cuenta lo vivido durante la Asamblea de la Provincia de Venezuela que se llevó a cabo del 7 al 9 de febrero.

Del 7 al 9 de febrero de 2018 en la casa Monseñor Ibarra de la Conferencia Episcopal Venezolana se realizó la Asamblea de la Provincia de Venezuela. Una oportunidad para dialogar como compañeros sobre cómo la situación nacional impacta nuestra vida espiritual y comunitaria, así como en la Misión que nos ha sido confiada.

Celebramos el encuentro fraterno, el buen ánimo y la esperanza que nos acompaña, reconocemos los riesgos y las dificultades; compartimos las múltiples iniciativas y programas desarrollados en respuesta a los desafíos que nos plantea la situación.

La Asamblea dedicó espacio para pensar cómo impulsar el trabajo conjunto entre nuestras obras y con otras instituciones del país, se realizaron propuestas al Gobierno Provincial que serán retomadas por el Equipo de Discernimiento y Planificación Apostólica; también se abordó el tema de la colaboración y la situación de los laicos.

Agradecemos a Papá Dios su compañía en medio de la Asamblea.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Votos del Bienio 2018 en Argentina-Uruguay, Chile y Paraguay

Los primeros días de marzo, 10 jóvenes jesuitas de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay finalizaron el noviciado con la profesión de los votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia en la Compañía de Jesús.

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El 28 de febrero, los chilenos Ignacio Castro, Tomás Browne, Ignacio Palacios, y César Tapia profesaron sus votos de bienio. Los días previos a la eucaristía, los novicios estuvieron haciendo 8 días de ejercicios en la Casa Loyola, en Chile.

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Por su parte, el Sábado 3 de marzo,, Juan Luis Panizza (uruguayo) y Alejandro Gómez Brúa (argentino) profesaron sus votos de pobreza, castidad y obediencia en la Parroquia Sagrada Familia de Montevideo, Uruguay.

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El mismo 3 de marzo, en la Parroquia S. Ignacio Guazú (Paraguay), hicieron lo propio los novicios jesuitas Wilson Bladimir Delgado, José Manuel Lescano, Francisco Ariel Paniagua Portillo y Vidal Martín Sánchez Chiuzano.

Todos ellos seguirán su formación en la ciudad de Córdoba (Argentina),en la etapa de Juniorado y Filosofado. Durante este período, los jesuitas profundizan en las humanidades, las artes, la literatura, la filosofía y otras áreas de las ciencias sociales que les permitan enriquecer su mirada sobre la humanidad.

 

Nuevo Grupo de Teólogos en el Centro Interprovincial de Formación de Bogotá

Un nuevo año comenzó y nuevos jesuitas han comenzado su formación en Teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, por lo que han tenido que mudar su residencia al Centro de Formación Interprovincial de esa ciudad. Entre ellos está Oscar Freites SJ (el segundo a la derecha) de ARU, quien comparte su experiencia en esta nota.

Con el propósito de iniciar estudios de Teología en la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá, el Centro Interprovincial de Formación San Francisco Javier y la Provincia Colombiana dieron la bienvenida el pasado mes de enero a diez nuevos jesuitas jóvenes provenientes de diversas provincias de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe.

Los teólogos que inician su primer año en el CIF son: Jorge Luis Cervantes (MEX), Juan Carlos Colala (PER), Pedro Guido Coronel (PAR), Oscar Alfredo Freites (ARU), Roberto Antonio López (CAM), Cristian Miranda (PER), Daniel Alberto Mora (PRI – UCS), Omar Fredy Pabón (COL), Juan Carlos Sierra (VEN) y Juan Pablo Vásquez (CAM).

Actualmente, 31 jesuitas hacen parte de la comunidad del CIF San Francisco Javier de Bogotá: 27 jesuitas en formación de diversos países y 4 formadores. En el tercer año de teología hay 5 jesuitas, en segundo 12 y los 10 que llegaron en este 2018.

Los nuevos teólogos, iniciaron su formación con un retiro espiritual dirigido por el superior del CIF y un tiempo de vacaciones comunitarias en la ciudad de Cali. “Esta fue una excelente oportunidad para conocer algunos sitios representativos de la capital del Valle del Cauca, compartir con los teólogos de segundo año y conocer los compañeros. Como un primer contacto en Colombia. Ya de regreso, dedicamos tiempo a los trámites migratorios y las semanas de inducción en la Universidad Javeriana”, aseguró Juan Pablo Vásquez, S.J. (CAM).

Por su parte Oscar Freites, S.J., de la Provincia ARU, dice estar muy agradecido por la recepción hecha en el CIF y por los compañeros colombianos, y agrega: “Estamos aprendiendo acerca de la Provincia Colombiana y haciendo la introducción a los estudios de teología en la Universidad Javeriana, que es un mundo por conocer y por sacarle provecho.”

Formación y compartir

Las expectativas de los jóvenes jesuitas apuntan en una doble dirección. Por un lado, asegura Oscar: “Seguir en la formación de la Compañía -después del magisterio- y acá particularmente vincular el estudio de la teología con la realidad latinoamericana. Eso es una virtud de estar en una casa internacional”.

“Por otro lado, ponernos a disposición de las obras de la Provincia, para poder colaborar y aportar, desde lo que hemos capitalizado en la formación desde cada una de nuestras provincias”, puntualizó.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica