El P. Sosa a los jóvenes ignacianos: ‘Sean soñadores, creativos y confiados en Dios’

La tarde del sábado 21 el P. General se reunió con los jóvenes en el Encuentro Juvenil Ignaciano (EJI), en el que se encuentran más de 300 jóvenes a partir de edad universitaria que pertenecen a los diversos núcleos de la Red Juvenil Ignaciana (RJI) de Argentina y Uruguay. El P. Sosa dio una breve charla, respondió preguntas de los jóvenes y presidió la eucaristía.

Primero nos habló sobre los dos sínodos que se están preparando: el de los jóvenes y el de la Amazonia. Dijo que la Iglesia se dispone a reconocer dónde estamos, cómo está el mundo. Esto es más que hacer un análisis, puso el ejemplo del fenómeno de las migraciones y explicó que una cosa es saber que existe y otra reconocer que cada persona es una historia. Respecto a la Amazonía señaló cómo la diversidad de la cultura humana expresa la inmensa capacidad que tiene el hombre de crear, porque es imagen y semejanza de Dios, y a través de esto también conocemos a Dios. A modo de ejemplo, en un encuentro reciente en la chiquitanía boliviana entre 100 asistentes pudieron contar más de 30 lenguas diversas. Pero esta riqueza –cultural, étnica, lingüística – de los pueblos indígenas se ve amenazada.

Los jóvenes preguntaron sobre cómo ser fieles a Dios en una sociedad que puede resultar tan adversa, cómo anunciarlo y cómo crecer en la espiritualidad ignaciana. El P. General nos respondió que confiemos en que Dios está presente y actuando en el mundo, Él cumple su palabra, no estamos solos. Que reconozcamos lo bueno, la gente que vive y vive con fe, y que nos pongamos de esa parte. Nos alentó a ser realmente jóvenes, a no tener miedo de crear nuevos caminos y soñar. Y a que nos tomemos el tiempo necesario para la oración (y no cualquier tiempo, el mejor); para conocernos a nosotros mismos sobre todo desde la gratitud a Dios por los regalos recibidos; para el encuentro con el otro, mejor todavía si es en el servicio.

Durante la homilía de la misa tomó el episodio del joven que no se animó a seguir a Jesús porque era muy rico y señaló el contraste entre seguir a Dios por los ritos o seguirlo en libertad. La ley no sustituye ese seguimiento personal. Solamente el que es libre puede seguir al Señor. El desapego y la indiferencia, sobre los cuales San Ignacio insiste en los Ejercicios Espirituales, son un regalo que Dios nos quiere dar y la primera condición para poder discernir.

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