Empresa y Doctrina Social de la Iglesia

En el punto nº 40 de la tercer encíclica publicada por el Papa Benedicto XVI, «Caritas in veritate», leemos: “Se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia.” 

La Doctrina Social de la Iglesia reconoce “la justa función de los beneficios”, pero al mismo tiempo afirma que “los beneficios no son el único índice de las condiciones de la empresa” (Centesimus annus, 35). Porque los beneficios son necesarios para que la empresa sea sostenible, pero no son el único indicador válido de la empresa ni el más importante.

El mismo punto de «Centesimus annus», afirma: “La empresa es una comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera”.

Tres son las dimensiones que toman fuerza aquí para describir la empresa

  • La primera es la dimensión humana. Es decir, la empresa es, ante todo, una comunidad de personas que trabajan con un fin común. Esta es la característica esencial de toda empresa.
  • La segunda es que este grupo de personas busca lograr lo suficiente para vivir. Es decir, que su trabajo en conjunto se realiza para poder lograr unos ingresos que les permitan vivir con dignidad. Por ello la Encíclica habla de necesidades y no de lograr unos ingresos máximos o de ganar cada vez más.
  • Por último, esto lo hacen a través de una actividad que se pone al servicio de toda la sociedad a través de la mejora del bien común. Los bienes y servicios producidos por la empresa buscan mejorar la vida de quienes los utilizan, por ello las empresas sirven al bien común logrando ingresos suficientes para las personas que las componen y aportando bienes y servicios útiles para los demás.

De hecho, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (338) indica: “La empresa debe caracterizarse por la capacidad de servir al bien común de la sociedad mediante la producción de bienes y servicios útiles”. La empresa tiene una función social que cumplir ante una sociedad que permite su propio desarrollo material a través de la producción y el ofrecimiento en el mercado de estos bienes y servicios.

Pero al mismo tiempo, como comunidad de personas, la empresa crea “oportunidades de encuentro, de colaboración, de valoración de las capacidades de las personas implicadas” (CDSI 338). La empresa no puede verse tan solo como una institución volcada en la producción de bienes y servicios, sino que también es un lugar de encuentro y trabajo conjunto que permite a las personas su total realización como tales.

Fuente: www.vidanuevadigital.com

Por: Enrique Lluch Frechina
         Doctor en Ciencias Económicas
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