Hacia la Congregación General 36…

 La llamada de nuestro Rey Eterno

Preámbulo

El P. General invitó a las Congregaciones Provinciales y Regionales a “meditar sobre la llamada del Rey Eterno, y a discernir cuáles son las tres llamadas más importantes que el Señor dirige hoy a toda la Compañía”. El Coetus Praevius, tras revisar las 242 aportaciones remitidas por las Congregaciones, percibe que se repiten algunas llamadas principales.

Contexto

Como jesuitas miramos nuestro mundo a través de la lente de los Ejercicios Ignacianos como experiencia fundacional. Sobre esta base ofrecemos la meditación que sigue, sobre las llamadas entendidas como forma de sintonizar con el espíritu del Evangelio y de formular una respuesta apostólica.

La contemplación del mundo conmueve nuestras entrañas. Con Jesús, llevado por el Espíritu, somos enviados en misión a dar la buena noticia a los pobres, libertad a los cautivos, vista a los ciegos y liberación a los oprimidos. Somos enviados a ser y proclamar con nuestras vidas la buena noticia (Lc 4,18-19).

Preludio

Contemplamos la mirada de la Santísima Trinidad hacia nuestro mundo: Vemos una juventud vibrante con ansias de una vida mejor. Vemos gentes que gozan de la belleza de la creación y se esfuerzan por encontrar a Dios en su quehacer diario. Observamos el rápido crecimiento científico, tecnológico y económico; advertimos el enorme potencial que existe para mejorar la vida en la Tierra.

Pero a la vez somos testigos de violencia, de brutal explotación y de injusticia. La intolerancia religiosa y étnica, el fundamentalismo y la discriminación corren al asalto de la dignidad humana, exacerban la desigualdad y arrojan a la marginalidad especialmente a las mujeres y los niños. El severo desequilibrio y degradación del medio ambiente, agudizados por una cultura del usar y tirar, apuntan hacia un planeta contaminado y envenenado.

El Padre quiere poner a los jesuitas con su Hijo, llevando su cruz. Jesús nos invita y nos llama, “bajo el estandarte de la cruz y bajo el Vicario de Cristo en la Tierra”, a servirle en transformar nuestro mundo en un hogar para todos, en el que las generaciones presentes y las futuras puedan vivir en paz, con dignidad y con justicia.

Llamadas

• Estamos llamados a ser testigos gozosos del Evangelio, y a cuidar de su Iglesia.

• Estamos llamados, como individuos y comunidades, como peregrinos y amigos, a ser embajadores del mensaje de reconciliación de Cristo (2 Cor 5,20); constituyéndonos así en agentes de su paz, su misericordia y su justicia.

CG36. Meditación “La llamada de nuestro Rey Eterno” 2

• Estamos llamados a caminar por un sendero de renovación espiritual – en cuanto individuos y comunidades – apropiándonos de manera nueva del patrimonio común de la espiritualidad ignaciana.

• Otra llamada, que expresan muchas congregaciones, es a fomentar un diálogo inclusivo y a la vez crítico sobre el futuro de nuestro planeta, implicando en esta búsqueda a naciones, culturas, religiones y sistemas económicos y políticos.

• Encontramos también una llamada urgente a que los jesuitas y sus colaboradores estén presentes hoy entre aquella abrumadora multitud de personas que se ven angustiosamente arrancadas de sus hogares. En concreto estamos llamados a acompañar a los migrantes vulnerables, los indígenas y las personas sin hogar.

• Finalmente, muchas congregaciones transmiten la fuerte convicción de que estamos llamados a ocuparnos de nuestro ambiente, tanto humano como natural, para desarrollar prácticas ecológicas y sociales sostenibles, capaces de sanar nuestro mundo roto, tanto dentro de nuestras comunidades y obras como en el entorno ciudadano al que pertenecemos.

Metodología

Responder a llamadas de esta categoría requiere conversión. Dejemos de lado el egoísmo y el propio interés, salgamos de la rutina y de actitudes defensivas para lanzarnos a lo profundo; salgamos con hondura al encuentro de Dios, del mundo, de los demás y de nosotros mismos.

Con hondura afectiva

Buscamos descubrir el rostro de Jesús entre su pueblo, con amor ardiente. El arrojo y la fuerza nos vienen de los que sufren y a la vez viven con esperanza. Como compañeros de Jesús acompañamos a aquellos entre los que a Él le gusta ser hallado, y a los que Él ama hasta el punto de dar su vida.

Con hondura intelectual

Non consagramos al estudio de las ciencias y de otras disciplinas académicas, incluyendo en ellas nuestras propias fuentes ignacianas, en busca de respuestas y de nuevas preguntas que puedan arrojar luz sobre las últimas causas de la explotación humana y de la creación herida, y guiarnos en el servicio del bien común.

Con hondura eficaz

Queremos afrontar los impresionantes desequilibrios en lo que toca a ecología, economía y justicia, buscando renovar nuestro entorno social en bien de las generaciones presentes y las futuras. Buscamos, con humildad y solidaridad, en unión con muchos otros, un mundo de paz y armonía.

Con hondura en la colaboración

Como amigos y peregrinos, recorremos juntos caminos nuevos, buscando y cultivando auténticos compañeros para nuestra común misión; alentando una genuina cultura de la atención de unos por otros y por el medio ambiente.

CG36. Meditación “La llamada de nuestro Rey Eterno” 3

Coloquio

Al contemplar la belleza y las heridas de la creación de Dios, vemos un ‘pueblo crucificado’ que cuelga de la cruz con Jesús. Vemos personas heridas por la pobreza, la opresión, el fundamentalismo, la violencia y la discriminación en sus múltiples formas; vemos familias separadas y muchas mujeres a las que se niega su legítimo lugar. Tantas personas desplazadas a la fuerza y arrojadas brutalmente de sus hogares. Ellos nos motivas a unirnos a la misión redentora de Jesús. Dios nos confía los unos a los otros.

Con la mirada puesta en el rostro de Cristo, contemplando el dolor que padece en este mundo y en sus gentes, nos formulamos las clásicas preguntas ignacianas:

¿Qué hemos hecho por Cristo?

¿Qué hacemos por Cristo?

¿Qué debemos hacer por Cristo?

¿Qué hemos hecho, qué estamos haciendo, que vamos a hacer para dar profundidad a nuestro espíritu, para vivir con alegría el Evangelio, para superar el egoísmo, buscar la paz, enderezar la injusticia, promover un diálogo inclusivo, ocuparnos de nuestro hogar común y para acompañar al pueblo de Dios en solidaridad?

Dar con nuestro camino de avance

Como peregrinos y amigos en el Señor, lo encontraremos en el partir el pan y en el compartir ese pan con otros hermanos y hermanas. Descubriremos al Señor según vayamos esforzándonos por dialogar con los que miran el mundo a través de cristales diferentes. Su luz resplandecerá en el rostro de los pobres a los que tenemos el privilegio de acompañar, y guiará nuestros pasos a través de los desiguales peldaños que conducen a la reconciliación de los que viven una inveterada enemistad. Nuestra búsqueda conllevará a la solidaridad con los movimientos populares, a escuchar el lamento de la tierra y a preocuparnos por nuestro hogar común. La entrega renovada al estudio orante y a la meditación de nuestras fuentes ignacianas y del discernimiento que ellas enseñan, nos servirán de guía para recorrer este camino.

El siguiente paso

Ofrecemos este sumario de las voces que llegan de la Congregaciones Provinciales y Regionales para que sirva en las primeras reuniones de la Congregación General que se tendrán en las Conferencias. Puede servir como contexto para el estudio y discernimiento de los postulados y otras cuestiones presentadas por los miembros de la Compañía hasta ahora.

Roma, 8 de septiembre de 2015 Fiesta de la Natividad de María

P. General Adolfo Nicolás SJ

 

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