El Problema de Interpretar a Francisco

Sin duda el Pontífice actual rompe con muchos esquemas que tenemos, no sólo sobre la figura del Papa, sino también sobre un modo de pensar y ser Iglesia. El jesuita Emmanuel Sicre comparte algunas claves para poder pensar e interpretar al Papa Francisco.

Por Emmanuel Sicre, sj

Sorprende a menudo la increíble ligereza y liviandad con la que se interpreta no sólo el magisterio de Francisco (es decir, los textos oficiales de la Iglesia como Evangelii Gaudium, Laudato Si’, y su reciente Amoris Laetitia), sino también, sus gestos y restantes discursos a nivel político y eclesial. Tanto los de derecha como los de izquierda, progresistas y conservadores, doctos e ignorantes… pareciera que todos tenemos algo que decir. Cuando hablo de ligereza y liviandad, no quiero referirme a los periodistas que no ejercen, por lo general, el oficio de interpretar, y que sólo comentan, y, la mayoría de las veces, lo hacen de forma corta y superficial. Quiero referirme a quienes llamamos cardenales, teólogos, obispos, sacerdotes, monjas, catequistas y profesores de religión.

Las tradiciones de comprensión

En el marco de la opinión como derecho de la subjetividad pareciera que las posibilidades son infinitas. Cada uno, sepa o no sepa sobre el tema, puede decir lo que le viene a la mente, juntando algunos pocos conceptos preconcebidos (cuando no prejuicios) y reformularlos con un ropaje nuevo pero con el mismo pensamiento de siempre. Como quien pinta con idéntico color todas las veces.

La cuestión de las tradiciones de comprensión resulta ser aquello que provoca la pluralidad de lecturas que se hacen de Francisco. Y esto pareciera que da para todo. ¿A qué se debe? Por un lado, al estilo simbólico y metafórico con el que a menudo se expresa el Papa, haciéndolo imposible de atrapar en un concepto único, claro y distinto. Los matices que ofrecen sus imágenes hacen justicia a la inagotable realidad siempre tan rica y preñada de sentidos, la de Dios y la nuestra. Y, por otro lado, resulta paradójico porque, mientras que a la mayoría de los fieles les queda muy claro lo que dice Francisco, a los de la academia o la cátedra les cuesta “aclarar” lo que expresa, enredados en sus tradiciones intelectuales y formativas.

Si redujéramos a dos las tradiciones, quedarían en intérpretes historicistas e intérpretes dogmatistas. Los primeros, más cercanos al espíritu que impulsó el Concilio Vaticano II (1959-1965), logran percibir en los textos y gestos de Francisco, la vida del Espíritu, dada su dinámica siempre en movimiento y en marcha en la historia, dispuesta a autocuestionarse y abrirse a lo que Dios pide a la Iglesia hoy. Por eso, los intérpretes historicistas, aman las posibilidades de cambio, aunque solo sean un preámbulo a algo que no se ha visto del todo.

Los intérpretes dogmatistas, en cambio, se sienten más afines al espíritu de las disposiciones venidas del Concilio de Trento (1545-1563) que aún sigue funcionando en la mayoría de las mentes y prácticas religiosas de la feligresía católica. Esta tradición ve algo irrefutable, infalible e intocable en las formulaciones de las verdades de la fe; como si fueran cosas almacenadas en un depósito de alguien que amábamos y al que solo vamos a reverenciar; como si fueran verdades caídas del cielo -todas juntas- y no como producto de una comprensión progresiva (¡después de dos mil años de cristianismo!) que se alcanzó en un momento de la historia de la Iglesia y que hoy no tienen, por lógica, la misma fuerza vital que hace, por ejemplo, un siglo. Así, los dogmatistas, parados sobre una concepción estática de la doctrina, festejan el nuevo impulso solo cuando desempolva sus viejos manuales de moral con los que juzgan los movimientos del Espíritu en la Iglesia. El depósito limpio y ordenado.

Y Francisco, al igual que un artista interpreta lo esencial del Evangelio pero con una música nueva (decía por allí el General de los jesuitas Adolfo Nicolás) que al ritmo de metáfora, símbolo y gesto, comienza a hacer crujir las viejas versiones de la misma partitura. Como cuando escuchamos un tango de Gardel interpretado por Piazzola. Ambos son geniales, pero es notable la diferencia, por muy valiosos que sean.

Al son del discernimiento

Entre estas dos tradiciones -simplificadas aquí-, hoy nos encontramos tratando de oír el ritmo del papado. En mi opinión, la ambivalencia que se registra radica en el lento tránsito que hace la Iglesia para comprenderse a sí misma y su misión. Más allá de la personalidad inclasificable del Papa. Esto provoca incertidumbre, pues, estábamos acostumbrados a una Iglesia poderosa y bien definida. Pasar de ser príncipe en un palacio a un enfermero de hospital de guerra puede ser un poco traumático para algunos.

A nivel doctrinal, lo que está sucediendo es que, por primera vez, se hace tanto énfasis en el discernimiento. Esta es la categoría por la que parece jugarse Francisco, fiel a su tradición ignaciana. El caso de la comunión de los separados vueltos a casar lo muestra claramente. ¿Se les permite o no el acceso al sacramento? Los dogmatistas dicen que no, porque la doctrina lo impide y la doctrina no cambia (cosa falsa si nos acercamos a la historia de la Iglesia, por ejemplo). Los historicistas, en cambio, preguntan a los orígenes del cristianismo para saber cómo se hacía antes, entendiendo que volver a los inicios puede ser una manera de purificar la experiencia cristiana de tanta “crema pastelera”.

Francisco dice que hay que discernir a la luz del Espíritu, hay que ver con los ojos del Padre misericordioso, hay que evaluar y ayudar a las personas a que se hagan cargo cada vez más de su fe y dejen de delegar en el cura las decisiones de su conciencia. Porque este Papa confía más en el santo Pueblo fiel de Dios que en las doctrinas demasiado claras y distintas, que terminan cargando pesos insoportables sobre las espaldas de los creyentes.

Esta realidad descrita hasta aquí da la sensación de una división en la Iglesia. Pero esto no debe sorprendernos porque, a decir verdad, la Iglesia nunca estuvo unida, materialmente hablando. La diversidad de culturas desde los orígenes cristianos hasta nuestros días hace que sea algo imposible para nosotros. Sólo el Espíritu ha sido capaz de regalarnos el don de la unidad, pero no en el Papa, sino en Cristo. Por eso, algunos católicos tiemblan cuando les cuestionan la infalibilidad del Papa (al creer erróneamente que el papa nunca se equivoca) y rezan a diario para que el papa no meta la pata.

Ya es hora

Es momento de aprender a leer al Papa sin aprovecharse de desviar el agua hacia el propio molino. Agua con la que podríamos ahogar a quien busca honestamente saciar su sed en Dios, demostrando con eso que no nos importa la sed profunda del otro, ni tampoco la actitud de Jesús, quien no cayó en la trampa de las soluciones meramente jurídicas que le planteaban los fariseos. ¿Es lícito?, solían preguntarle. Pero Él no respondía con una ley o un mandamiento, sino, que se remitía a la voluntad del Creador. Jesús no legisla, enseña. Por eso se le reconoce como Maestro, me dijo un buen profesor.

Es necesario dejarse sorprender un poco para que por alguna grieta entre el Espíritu y nos bendiga con su vitalidad. Alguna vez, quizá, podremos abrir los ojos para sentir, como decía la sabia Simone Weil, que “uno no se compromete a amar a Dios, uno cede a ese compromiso operado en uno mismo sin uno mismo”. Incluso en cuestiones doctrinales.

 

I Encuentro de Delegados de Juventud y Vocaciones de la CPAL

Los delegados de Juventud y Vocaciones de todas las provincias que forman parte de la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL) se reunieron del 9 al 13 de mayo en la ciudad de Quito.

En esta reunión los delegados se dedicaron, en primer lugar, a presentar nuestras propuestas de Pastoral Juvenil. Luego, hubo un tiempo dedicado a la evaluación de nuestro seguimiento a los lineamientos del Plan Apostólico Común (PAC). Durante él, se habló de lo que con sentido de realidad y energía apostólica se está haciendo por y con nuestros jóvenes. Entre los temas importantes para revisar estuvo la cuestión Discernimiento Vocacional.

Al mismo tiempo, hubo una instancia dedicada a compartir y conocer las nuevas sensibilidades de los jóvenes de hoy; y los espacios socio – políticos en los que participan en medio de las realidades que mueven a casi todos nuestros países de América Latina.

Hacia el futuro, nos proponemos seguir trabajando en los grandes retos propuestos desde nuestro trabajo en Equipo, que consideramos un logro valioso desde la lógica CPAL. Al mismo tiempo seguiremos insistiendo en la consolidación de las Redes Juveniles Ignacianas en todas las provincias.

A su vez, se ha marcado el 2018 como el año en que se sueña que la Red Juvenil Ignaciana de América Latina sea una realidad.

Los asistentes agradecieron profundamente a la Provincia Ecuatoriana por el recibimiento de los 23 compañeros de todo América Latina. Y se ha comprometido a seguir en oración por todos los hermanos ecuatorianos en medio de la difícil situación causada por el terremoto de hace unas semanas.

Fuente CPALSJ

 

#YoSoyTierradeAcogida

El año pasado, la trágica muerte de un pequeño refugiado sirio en el mar sacudió al mundo. En ese momento, los medios incluyeron en su agenda la cuestión de los refugiados y le dieron una amplia cobertura. Varios meses después, quizás la problemática ya no sea parte de la agenda mediática. Pero no por eso ha dejado de ser real. La Compañía de Jesús tiene, desde hace años, un gran compromiso con las personas que se han visto empujadas a desplazarse fuera de su lugar de procedencia, sobre todo a través del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y Servicio Jesuita a Refugiados.

Desde ese compromiso, se generan iniciativas en todo el mundo para promover la acogida a las personas que se ven empujadas a vivir este tipo de situaciones. Aquí te contamos una de ellas, que tiene lugar en España.

En Madrid se ha presentado la iniciativa #YoSoyTierraDeAcogida con el objetivo de sumar apoyos al manifiesto “Las personas refugiadas deben ser bienvenidas” y exigir a los representantes políticos que emprendan políticas de acogida y de respeto de los derechos humanos. La iniciativa la ha lanzado la campaña HOSPITALIDAD, promovida por el conjunto de las obras sociales jesuitas en España, con motivo del Día Mundial de las personas refugiadas y desplazadas, que se celebra el 20 de Junio. La campaña también quiere apoyar proyectos concretos de cooperación internacional que simbolizan “tierras de acogida” y reforzar una educación que prevenga el racismo y la xenofobia.

Frente al rechazo de Europa hacia las personas refugiadas, la iniciativa ha puesto rostros y varios refugiados y solicitantes de asilo que viven en España han narrado de forma testimonial por qué abandonaron su país, cómo y cuándo llegaron y por qué decidieron ir.

La presentación consistió en una mesa redonda en la que han intervenido jesuitas y laicos que trabajan en relación con Servicio a Jesuita a Migrantes en España, y cinco refugiados de diferentes países que viven en España.

En el transcurso de la presentación se han esbozado algunas razones para acoger a la población refugiada:

a) Primero, por justicia y por derecho (por el derecho de asilo)

b) por fidelidad a los valores europeos;

c) por memoria a la historia del continente europeo,

y d) porque es beneficioso para el país receptor , como han explicado ya numerosos economistas y demógrafos.

También se ha puesto énfasis en que frenar los movimientos migratorios implica trabajar en las causas que llevan a las personas a desplazarse. A lo largo de la jornada, se ha insistido en la necesidad mirar más allá de las fronteras y ser conscientes de que hoy existen más de 60 millones de personas refugiadas y desplazadas en el mundo, es decir, casi 1 de cada 100 habitantes en el planeta es refugiado o desplazado. De esos 60 millones 19,5 son refugiados, 38,2 desplazados internos y 1,8 solicitantes de asilo. Las regiones en desarrollo o los países cercanos a otros en conflicto acogen al 86% de los refugiados del mundo, siendo países mucho más pobres que los europeos.

También se han mencionado situaciones coyunturales como la guerra o la inestabilidad que provocan el desplazamiento masivo de personas como en países como Siria, Sudán del Sur, o República Democrática del Congo. Al mismo tiempo, se dio cuenta de que hay otras causas más globales y estructurales que las generan: el cambio climático, la pobreza y la desigualdad.

Al finalizar estas exposiciones se dio lugar a dos personas que han vivido la experiencia de ser refugiados en primera persona. Uno de ellos es Mohannad Doughem, ingeniero y músico sirio-palestino se ha visto obligado a separarse de su familia y quedarse en España. El otro testimonio fue el de Amina Al Zein, refugiada siria, quien debido a la guerra se vio obligada a desplazarse al Líbano.

 Fuente: InfoSJ 

Los desafíos en común de la Red AUSJAL

El rector de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina) y vicepresidente de la Asociasión de Universidades Jesuitas en Amércia Latina, Alfonso Gómez Boulín, S.J., comparte en una entrevista realizada para la CPAL (Conferencia de Provinciales de América Latina) sus apreciaciones sobre la labor de la Red de Universidades Jesuitas en América Latina (AUSJAL ). Además, da cuenta del esfuerzo que realiza la institución para aprovechar la potencialidad de convivir en un continente que tiene una lengua en común, una historia similar y, sobre todo, desafíos comunes.

Destaca la participación de los homólogos en las Redes y Grupos de Trabajo de AUSJAL. “Sus miembros tienen los mismos intereses dentro de la universidad, ellos se encuentran con las mismas dificultades en su área de servicio (…) allí encuentran un lenguaje en común”, dice.

También resalta que el éxito de la Asociación puede medirse por la creación y ejecución de más de 30 proyectos. “Queremos colaborar juntos (…) crear espacios de participación hacia dentro de la universidad”. De los que adelanta la Red, menciona con especial interés la ejecución del Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano que concibe a toda persona como un líder. “Algunos líderes más sociales, queremos descubrirlos temprano, ayudarlos a crecer en su condición, a ser líderes positivos para afrontar situaciones incómodas”, dijo.

El Rector de la Universidad Católica de Córdoba también mencionó algunos desafíos para la comunidad universitaria: “Todavía nos faltan acercamientos interdisciplinarios”, afirma, y cree que la academia, generando espacios de diálogo, puede hacer un gran aporte a la sociedad.

Piensa que asumir nuevas tecnologías en las universidades según sus necesidades y su capacidad técnica también implica un desafío. Además de la oportunidad de generar diálogo dentro de la sociedad. “Los problemas que no eran tan notorios son más visibles en materia de Derechos Humanos, la inserción laboral de personas mayores, la convivencia de diversas culturas”, entre otras dificultades.

Finalmente, concluye que AUSJAL es una oportunidad para compartir preocupaciones en común, atendiendo a los contextos de cada una de las universidades. “Tenemos que descubrirnos entre nosotros. Podemos sacar muchos frutos del intercambio dentro de América Latina”.

Fuente: AUSJAL

 

Fe y Alegría: veinte años cumpliendo un sueño

El 3 de junio pasado se cumplieron veinte años del día en que 42 niños del barrio Alberdi, en la ciudad de Resistencia, Chaco, comenzaron sala de 5. Fue la primera escuela de Fe y Alegría en Argentina. En este país, la red de colegios ofrece educación gratuita desde 1996 y cuenta con 6000 alumnos y más de 350 docentes en localidades con altos índices de pobreza y analfabetismo de las provincias de Salta, Jujuy, Chaco, Corrientes y Gran Buenos Aires.

Con la idea de compartir esta fiesta desde sus protagonistas, la Revista Sophia entrevistó Nélida Meza, una docente que trabajó los primeros años de este primer establecimiento de la Fundación.

Hoy Nélida es directora de nivel inicial de la UEP Fe y Alegría Argentina N° 78 y sus primeros alumnos ya son papás y mamás que mandan a sus hijos al mismo jardín donde todo comenzó.

“Todavía estoy transitando este sueño, lo estoy caminando–comparte emocionada-.En aquel momento, al inicio, mi sueño era que mis alumnos y alumnas llegaran a la universidad, o que sacaran a sus familias de la precaria condición de vida en la que vivían. Al ver el crecimiento de lo que es Fe y Alegría hoy, me doy cuenta de que lo estoy cumpliendo. Hoy somos un movimiento reconocido en Argentina, muchos saben de nuestra labor en Salta, Jujuy, Chaco, Corrientes y Buenos Aires, sin hablar del resto del mundo. Hoy veo la escuela, la cantidad de alumnos y alumnas, el equipo de maestras… y no me cabe duda: alcancé mi sueño”.

Primeros pasos

Un día, la directora la llamó para contarle de un nuevo proyecto en la zona, para el que le habían pedido recomendaciones de maestras jardineras. “Se trataba de la primera escuela de Fe y Alegría en Argentina; un Movimiento Internacional de Educación Popular y Promoción Social que pertenece a los Jesuitas. El plan de acción estaba explicado en dos hojitas”. La directora le advirtió: “Es un proyecto diferente; no va a ser un colegio como el nuestro”.

 Había que comenzar una escuela en una comunidad muy carenciada en las afueras de Resistencia, ciudad capital de la provincia de Chaco. “No tenía idea adónde estaba yendo” confiesa entre risas hoy.

Nélida Meza, primera maestra de Fe y Alegría.

El lugar elegido para el desembarco de Fe y Alegría fue el barrio Juan Bautista Alberdi, conocido como el más peligroso de la ciudad.

Nélida cuenta de la precariedad de las condiciones de vida en el barrio y la situación de marginación que vivían sus habitantes: “Las viviendas eran de chapa y cartón. Era una zona de esteros, repleta de barro… No entrabas ni por casualidad. No existían servicios públicos. Si querías agua, había una sola canilla en una esquina y ya. Con padres y vecinos se armó una comisión y ellos nos fueron compartiendo su realidad cotidiana. Contaban cómo sus hijos eran discriminados en las escuelas estatales; muchos de ellos por la sola razón de no contar con un documento de identidad”.

El inicio fue difícil. “Comenzamos un mediodía, el 3 de junio de 1996, con 42 nenas y nenes en una sala de 5 años. Usábamos un espacio de la capilla Santa Rita. Todo era muy precario. Llegaba fin de año y los chicos tenían que pasar a un segundo grado o un tercer grado… pero no había aulas”. A medida que crecían, había que conseguir más y más salones donde educar. De a poco, Fe y Alegría empezó a comprar los terrenos de los vecinos y esas mismas casas se convirtieron en aulas.

Veinte años después

Hoy, por ese mismo barrio, el centro educativo se impone con un edificio para cada nivel: jardín, primaria y secundaria. Más de 600 alumnos y alumnas asisten cada día de manera gratuita.

Cuando Nélida, hoy con 47 años, se remonta al año 1996 y ve el camino recorrido comparte algunas lecciones aprendidas. “Todos los días hay algo nuevo: a veces feo, a veces lindo. Uno planifica para aprovechar bien la jornada, pero siempre surgen emergencias. No hay un día igual a otro. Somos un movimiento de educación popular; un desafío diario. No es algo rutinario donde uno ya sabe lo que va a pasar. Es un movimiento y se trabaja en eso que va sucediendo”.

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Además, Nélida cuenta que en Fe y Alegría aprendió a ser más reflexiva a la hora de actuar: “con los años aprendí a no atropellarme, a frenar a tiempo y a pedir ayuda cuando es necesaria”.

Un equipo de Docentes y Familias

Cuando Nélida habla acerca de las maestras de la escuela, se le nota el orgullo. “Me costó mucho armar el equipo de trabajo con las docentes. Fueron muchos años de trabajar la escucha, el respeto por el otro y dar lugar a cada uno, a cada una. Cuando las chicas se engancharon con eso, la tarea se alivianó”.

Las maestras son las líderes en la sala, y la comunidad las percibe como un equipo bien armado. Además, explica que “se trabaja alumno por alumno, alumna por alumna. Los conocemos como en una radiografía. Cada uno es una personita única y especial”.

Para Nélida, la docencia se trabaja desde el servicio y desde lo humano. “Un actor clave en la dinámica educativa es la familia. Esta comunidad de padres y madres, esta comunidad barrial ¡me ha enseñado tanto! –cuenta orgullosa y emocionada-. “Entre lo que ellos ofrecen y lo que ofrezco yo, construimos juntos. Hoy soy lo que soy, gracias a ellos”.

Un enorme desafío

“Antes el drama era el chico que tenía hambre y su familia que salía a trabajar para ganar el pan día a día. Hoy, ese nene que va al jardín está en un ambiente de droga y violencia”. Esta nueva realidad impulsa a la docente a pensar en que hay que reformular el modo de trabajar con los pequeños y con su familia.

Nélida se entusiasma con cada nueva camada que egresa del jardín, y con cada egreso de la secundaria. Los frutos del trabajo y del amor de tantos años la colman de alegría. Al pensar en todo el camino recorrido en la fundación, expresa: “no sé si alguna vez caeré en la cuenta; me parece algo hermoso, sublime. ¡Cuánta vida ha pasado y cuánta vida seguirá pasando por acá!”.

Fuente: Revista Sophia Online

 

El Discernimiento Espiritual

“El único camino para ser felices en la vida, es elegir ese camino que me lleve a Dios”.

Así comienza el Padre Gerardo Aste SJ a introducir una plática en la que habla sobre el discernimiento espiritual como la elección del camino que Dios nos pone como medio para llegar a la felicidad.

Ya hemos publicado varios artículos sobre el discernimiento espiritual, que es, sin duda, uno de los principales rasgos de la espiritualidad ignaciana. Te invitamos a seguir profundizando en esta herramienta espiritual que tanto nos identifica.

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