Nuevo Superior Provincial Jesuita en Argentina y Uruguay

El Superior General de los jesuitas, P. Arturo Sosa SJ designó al P. Luis Rafael VELASCO SJ, como nuevo Superior Provincial de la Provincia Argentino-Uruguaya de la Compañía de Jesús. El P. Rafael sucederá al jesuita uruguayo Alejandro Tilve sj, quien ocupa el cargo desde el 8 de diciembre de 2012.

El P Rafael, de 51 años, nació en la ciudad Córdoba el 31 de mayo de 1967, e ingresó al noviciado jesuita el 11 de marzo de 1985 Cursó sus estudios de Filosofía y Teología en las Facultades de San Miguel (Provincia de Buenos Aires). Fue ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1997 en la diócesis de San Miguel y es Licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Comillas (Madrid).

Sobre el Discernimiento Personal y Comunitario

Compartimos algunos fragmentos del Artículo de Espiritualidad de la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) del Mes de Noviembre.

(…) El discernimiento personal, si no se comparte, tiene el riesgo de que se convierta en un proceso totalmente subjetivo. Por eso es importante compartirlo con alguien que nos conozca, que sepa ser imparcial con la persona, que pueda ayudarle a esclarecer la presencia del Espíritu (o del mal Espíritu) en su vida. Como un acompañante espiritual. Sin embargo, en muchos casos es difícil tener un acompañante espiritual. En su lugar, hay un grupo, varias personas, que me pueden ayudar a clarificar/objetivar mi discernimiento. Para un grupo como éste la puesta en común del discernimiento personal puede ser un método para que, entre varias personas, se puedan ayudar en la objetivación de los discernimientos personales.

(…)

El Discernimiento Común

No se trata sólo de poner en común el discernimiento personal. Es cuando un grupo se convierte en el sujeto mismo de discernir. Este sujeto puede ser la comunidad entera o una parte de ella o un grupo que trabaja en un apostolado o misión especial, o un grupo de laicos y religiosos que trabajan juntos…

El discernimiento en común tiene la finalidad de preparar las desiciones, ayuda a tomar la más conveniente, la que sienta como voluntad de Dios.

Es necesario, también, distinguir entre discernimiento común con un procedimiento democrático. El discernimiento en común tiene el peligro de pretender ser una práctica democrática, mientras que en la vida religiosa el obispo, superior, superiora, párroco, etc. tienen la última palabra y son ellos quienes toman las decisiones. Al discernimiento comunitario se llega por consensos espirituales y no por mayoría de facciones y de grupos de influencia.

Colegios Jesuitas Innovadores en América Latina

La Compañía de Jesús sigue apostando a la renovación e innovación en materia de educación.

Del 15 al 24 de octubre el Delegado de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) para la Educación, Luis Fernando Klein SJ visitó los colegios San Gabriel en Quito (Ecuador) y San Francisco Javier en Pasto (Colombia), para conocer el proceso de transformación educativa que están realizando desde hace tres años.

En estos centros se está realizando una reconfiguración sistémica de la escuela, los roles de los alumnos y de sus padres, de los educadores, directivos y colaboradores con el objetivo de capacitar a los alumnos para situarse y trabajar en un mundo en acelerado cambio.

Ese proceso es uno de los acuerdos del Encuentro de Delegados de Educación Básica realizado en octubre de 2017 en Río de Janeiro cuando se comprometieron a participar de un proceso de discernimiento ignaciano que conducirá a un plan de innovación para cada escuela y a una revisión periódica que responda al contexto local y a nuestra tradición.

Si quieres conocer más sobre las visitas del P. Klein puedes leer Colegios Jesuitas Innovadores en América Latina

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Reconciliarnos con lo que Somos

“Somos ese amor que buscamos, somos la aceptación que anhelamos, somos la compresión que mendigamos.”

Por Javier Rojas SJ  

Reconciliarnos con lo que verdaderamente somos no es una tarea sencilla, tal vez nos lleve toda la vida, pero es esencial transitar por ese camino. ¿En qué consiste esta reconciliación? Todos imaginamos que somos un poco «más» o un poco «menos» de lo que somos. Para decirlo de una manera más sencilla, pensamos que somos o genios o inútiles, y estamos convencidos que esto que pensamos de nosotros mismos es real; en consecuencia, terminamos «siendo lo que pensamos». La verdad es que podemos pensar muchas cosas de nosotros mismos, pero eso no quiere decir que sea nuestra verdad. Imaginamos que somos buenos, personas abiertas al diálogo, que somos el hombre araña, la mujer maravilla, o algunos de los héroes de las historietas infantiles. O, por el contrario, que somos malas personas y en todo ello, nos equivocamos. En realidad, somos mucho más que eso, simplemente «somos».

El primer paso para iniciar este camino de reconciliación es desmontar las «pretensiones» de parecernos a lo que imaginamos en nuestra fantasía. Debemos vaciarnos interiormente del «todo poderoso» que jamás comete errores y que siempre tiene la razón, o del «inútil» que no puede nada, para descubrir que somos mucho más que esa caricatura de nosotros mismos. Con el tiempo me fui dando cuenta de que los seres humanos jugamos a «ser alguien», disfrazamos nuestro verdadero ser de muchas maneras, con roles, tareas, trabajos, o profesiones, en lugar de reconciliarnos con nosotros mismos y amarnos de verdad. Nuestras mentiras nos hacen más daño a nosotros mismos que a los que pretendemos engañar. Nos alejan de nuestro ser más profundo y nos mantienen a merced del agrado y aprobación de los demás.

El segundo paso es abandonar la ignorancia e iniciar un camino de conocimiento interior. Ir a lo profundo de nuestro ser y descubrir quiénes somos en realidad. Como ignoramos nuestra verdadera identidad, buscamos ser alguien a los ojos de los demás, queremos presentar una imagen para ser aprobados por ellos. Imaginamos que seríamos mucho mejores personas si lográramos satisfacer las pretensiones que los demás tienen sobre nosotros. Ser lo que no somos, desconociéndonos, es una de las mayores pobrezas del ser humano, ya que significa vivir sin apreciar el tesoro escondido en nuestro propio campo.

El tercer paso de esta reconciliación y valoración de nosotros mismos es tomar en serio la pregunta «¿Quién soy?». Hemos sobrevalorado la opinión de los demás sobre nosotros. Puede que no lleguemos a tener otra referencia, pero el problema es que para los demás podemos llegar a ser muchas cosas, y ninguna de ellas se acerca a la verdad. Depositar la propia identidad en el parecer de los otros es errado, es vender la propia identidad al mejor postor. Para responder a la pregunta «¿Quién soy?» hemos de alejarnos de las opiniones ajenas, vaciarnos de las etiquetas con las que nos identificaron, y realizar el gran salto que significa ponerse ante uno mismo en una total desnudez espiritual. Debemos quitarnos los harapos detrás de los que hemos ocultado nuestra belleza interior. La falta de confianza en nuestra propia riqueza impide desarrollar lo más genuino de nosotros mismos y desplegar la dinámica expansiva y plena de nuestro ser. Somos algo maravilloso que aún no terminamos de apreciar los suficiente. La reconciliación con nosotros mismos pasa por dejar de identificarnos con los mandatos que vienen de afuera y comenzar a vivir desde la fuente de Sabiduría que existe en nuestro interior.

Somos ese pedacito de eternidad en el tiempo destinado a crecer y desplegar toda la maravilla que llevamos dentro nuestro. Somos ese amor que buscamos, somos la aceptación que anhelamos, somos la compresión que mendigamos. Cree en esa Voz que viene de lo alto y que anida en tu interior. Somos más, somos de lo alto.

 

Una Década en Carrera

La carrera de Odontología cumple 10 años de existencia en la Universidad Católica de Córdoba.

A 10 años de sus inicios, la carrera de Odontología de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) ha recorrido un camino de crecimiento sostenido. Desde las perspectivas institucional, contextual y académica, la propuesta formativa se desarrolló en un sentido de construcción de identidad, pertinencia y consolidación en el medio educativo, profesional y social.

Un grupo de personas que trabaja desde los diferentes espacios con compromiso y pasión, llevó adelante una carrera que logró inserción y reconocimiento entre las instituciones profesionales, educativas, y de la comunidad de la ciudad de Córdoba, la provincia, el país e incluso a nivel internacional.

Todo esto se consiguió mediante el trabajo articulado en iniciativas de proyección social, investigación acción; vinculación tecnológica; participación en campañas y acciones de promoción de la salud, visibilización y sensibilización de problemáticas relativas a la salud bucal y su cuidado, formación profesional y movilidad estudiantil. Además, la firma de convenios con universidades extranjeras permitió el desarrollo de proyectos de investigación multicéntricos, intercambio de docentes y estudiantes de grado y posgrado.

La construcción de la identidad institucional de la carrera ha sido y sigue siendo objeto de fuerte trabajo en función del desarrollo de una propuesta académica de particularidades y características propias.

Se destaca la formación integral, humanística y antropológica: reflexiva y sensible de la realidad social contextual del país y de la región. En este sentido, el propio cuerpo docente, ha transitado un camino de inserción e identificación institucional en sintonía con los lineamientos de una Universidad Jesuita.

El contexto de la Facultad de Ciencias de la Salud promovió el trabajo y desarrollo de propuestas interdisciplinarias tanto a nivel de acciones docentes como estudiantiles. Asimismo, la Universidad Católica de Córdoba ha propiciado la articulación entre unidades académicas diversas, transdisciplinarias, para el desarrollo de proyectos con excelentes resultados.

Una de nuestras líneas fuertes de trabajo es la inclusión, en particular, de personas con discapacidad, tarea que se refuerza a partir del último cambio en el plan de estudios de la carrera que contempla la creación de un espacio curricular clínico de atención a estos pacientes.

Nuestros estudiantes participan en iniciativas de proyección social e investigación, y en los espacios de integración curricular para el trabajo de interrelación de los contenidos, diálogo y socialización de saberes y aprendizajes.

El creciente desarrollo en propuestas de posgrado de odontología, ha permitido la articulación grado-posgrado con aportes que permiten mejoras en calidad educativa y continuidad en la especialización de los egresados.

A su vez, el trabajo con nuevas tecnologías ha registrado crecimiento sostenido, y sigue constituyendo un gran desafío en la actualidad.

La Clínica Odontológica Sixto Castellano sj, infraestructura propia de nuestra Universidad, donde los estudiantes de la carrera realizan la mayor parte de su actividad de práctica clínica, se ha consolidado como un espacio de referencia para la atención de pacientes y cuenta con el reconocimiento de los vecinos de la zona y de la ciudad en general.

Los proyectos de responsabilidad social universitaria se sostienen desde los inicios de la carrera con continuidad en el tiempo en numerosas escuelas de barrios en situación de vulnerabilidad social de la ciudad de Córdoba y el interior provincial. Las problemáticas que surgen del trabajo en estos contextos son analizadas en el desarrollo de contenidos de las asignaturas, líneas de investigación y aportan a la reflexión sobre las buenas prácticas docentes y estudiantiles y las del futuro profesional comprometido con la realidad social.

Nuestro equipo de trabajo ha logrado consolidar una propuesta pedagógica fortalecida en sus aspectos institucionales, académicos, técnicos como humanos.

Estos diez años de labor han aportado mucho aprendizaje. El desafío es grande. El trabajo comprometido de cada uno desde su lugar, sin duda, seguirán siendo un importante aporte que permitirá a la carrera un desarrollo superador.

FUENTE: UCC Oficial

 

El P. Pedro Arrupe SJ ya es considerado Siervo de Dios

“Tengo la Alegría de comunicar a todo el Cuerpo Apostólico de la Compañía de Jesús que ha comenzado oficialmente el proceso hacia una posible beatificación del P. Arrupe, 28° Superior General de la Compañía de Jesús. Desde ahora, por tanto, ya es considerado ‘siervo de Dios’. La marcha se ha puesto en marcha en el Vicariato de Roma, lugar de su muerte. Después de haberlo orado y considerado atentamente, la Compañía ha pedido el inicio de este discernimiento eclesial sobre la heroicidad de sus virtudes”.

El miércoles 14 de noviembre de 2018, al cumplirse 111 años del nacimiento del Padre Arrupe (antiguo superior general de la Compañía), el actual Padre General Arturo Sosa SJ ha enviado a toda la Compañía de Jesús una carta sobre la causa de beatificación de Arrupe.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Dios es Plural

No es imaginable siquiera, porque no tiene sentido, es incompatible hablar de Dios sin hablar de más de uno, de humanidad, de relaciones, de afectividad.

Por Lola Vegas

¿Quién puede imaginar un club de fans o una asociación deportiva compuesta por el cantante en cuestión, o los jugadores del equipo, y yo? ¿Duraría? ¿Con quién compartir la vibración del momento en que, por privilegio especial nos (me) permiten el acceso a camerinos a por un autógrafo en persona? ¿A quién abrazar en el momento del esperado o sorprendido GOL? ¿A quién mirar transmitiendo el brillo en los ojos que expresa todo lo que bulle sin necesidad de palabras? ¡Qué tontería! No es ni imaginable porque no tiene sentido, es incompatible hablar de club de fan sin ellos, el plural lo dice por sí mismo.

No soy fan de Alejandro Sanz, aunque me gusten algunas de sus canciones, ni socia del Cádiz club de fútbol pero… ¿cuánto tiempo duraría apasionada por el Señor acudiendo sola a estar con Él, celebrando sola una Navidad o Pascua de Resurrección sin nadie que entienda las lágrimas que brotan por la emoción, o los bostezos por el sueño en alguna que otra oración…? ¡Qué tontería! No es imaginable siquiera, porque no tiene sentido, es incompatible hablar de Dios sin hablar de más de uno, de humanidad, de relaciones, de afectividad de… pues ¿qué estamos celebrando sino el regalo y la sorpresa de encontrarle, unidos, en la encarnación? Es incompatible hablar de Dios y no hablar al mismo tiempo de Iglesia.

¿Quién soy? Desde la encarnación «el nosotros de Dios»… y el plural vuelve a hablar por sí mismo. ¿A quién pertenezco, cuales son mis raíces? No hay que inventarlas, sólo recordar que bajo tierra están, y desde ahí dándonos vida, manteniendo y sosteniendo nuestro ser, nuestra identidad. Ese es su sitio, y como la cabeza la solemos llevar bastante alta, vemos que hay horizonte sí, pero porque hay tierra, hay esperanza sí, pero porque hay raíz, hay sueños sí, pero porque hay savia. Sólo hay que parar, escuchar y reconocerlo: Iglesia. Sé que soy Iglesia, siempre lo he sabido ¿experiencias de Iglesia? las que me hacen sentir en casa, las que hacen vibrar, templar y sonreír a mi raíz ¿A quién pertenezco? A la Iglesia. Lo sé.

Y es que tiene su lógica. «Cuando dos o más se reúnen…» (deporte, asociación, peña de carnaval o de caza) da gusto pasar cerca y respirar la vibración que desprenden, el olor, el sabor, el ruido, la música… porque comen y beben juntos, ríen y cantan juntos, celebran y sufren juntos, luchan juntos, buscan y encuentran juntos (la lotería la han jugado juntos, la repartirán juntos si les toca y seguramente la gastarán juntos). Y es que tiene su lógica. Ese juntos es el Señor, el que moviliza y hace VIDA desde la raíz. Siempre nos han exhortado a levantar la cabeza, llevarla alta y no como un avestruz (pobre animal… qué nos ha hecho él). Hoy te invito a imitarle de vez en cuando, agacha la cabeza hasta que se hunda en la tierra y ahí encuéntrate con tu raíz, nuestra raíz ¡es el Señor! Y déjate sorprender porque ahí, abajo, hay un núcleo, un centro, sólo uno, y para todos. Descúbrelo, o haz memoria y RECREALO.

Fuente: Pastoral SJ

 

CPAL: Artículo de Espiritualidad de Noviembre

Compartimos un fragmento del Artículo de Espiritualidad de la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL) para el mes de Noviembre. Para leer el artículo completo haz click aquí 

Por José Luis Serra Martínez SJ

1. Discernimiento: en cuanto a búsqueda de lo que agrada a Dios (Rom 12, 2; Fil 1, 18; 1 Jn 4, 1; etcétera) es una actitud espiritual constitutiva de toda la vida verdaderamente cristiana. “Buscar y hallar la voluntad de Dios”; “Que su majestad, por su infinita y suma bondad nos quiera dar su gracia cumplida, para que su santísima voluntad sintamos y aquella enteramente la cumplamos” (Ignacio de Loyola). El discernimiento toca más a la asunción de actitudes que, posteriormente, favorecerán el afrontar los hechos de la vida cotidiana desde el proyecto de Jesús.

2. Deliberación: toma de decisiones de importancia, sea de una persona, sea de un grupo, en función de su proyecto de vida, su Principio y Fundamento, su misión. Por ejemplo, la deliberación de un estado de vida, la decisión de asumir o dejar algún apostolado o trabajo importante, de cerrar una obra… Toda deliberación supone un proceso de discernimiento.

3. Personal: Es la persona quien busca en su vida, en su oración, en su contexto familiar, laboral, social como sumarse al proyecto de vida de Dios, esto es, ser consciente del influjo del Espíritu Santo en la persona, que desde el propio carisma edifica la comunidad desde el amor y la caridad.

4. Puesta en común del discernimiento personal: es cuando una persona comunica a un grupo, a una comunidad de hermanas o hermanos su discernimiento personal, para que ayude a cada a uno a confirmar la manera de ir haciendo el discernimiento y los frutos que se van consiguiendo.

5. Discernimiento en común: No se trata sólo de poner en común el discernimiento personal. Es cuando un grupo se convierte en el sujeto mismo de discernir. Este sujeto puede ser la comunidad entera, o una parte de ella, o un grupo que trabaja en un apostolado o misión especial o un grupo de laicos y religiosos que trabajan juntos…

El discernimiento en común tiene la finalidad de preparar las decisiones, ayuda a tomar la más conveniente, la que sienta como la voluntad de Dios.

Necesario distinguir entre discernimiento en común con un proceso democrático. El discernimiento en común tiene el peligro de pretender ser a una práctica democrática, mientras que en la vida religiosa, el obispo, el superior, la superiora, el párroco, tienen la última palabra y son ellos quienes deben tomar las decisiones. Al discernimiento comunitario se llega por consensos espirituales y no por mayoría de facciones y de grupos de influencia

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Mónica Larrosa, graduada de la UCU y la “Psicología Positiva”

Una ex-alumna de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), Licenciada en Psicología cuenta de la perspectiva que usa para trabajar con sus pacientes.

“La Psicología Positiva establece que no solo hay que trabajar en lo que no está funcionando, en el déficit, sino sobre todo en la promoción, en la prevención de la salud mental y en potenciar las fortalezas del carácter de las personas”, explicó Mónica Larrosa, graduada de Psicología, quien utiliza ese enfoque para buscar el bienestar de las personas.

Actualmente trabaja en varios proyectos, todos ellos apuntan a brindar herramientas a poblaciones de contexto vulnerable.

En la organización civil Jóvenes Fuertes, trabaja en tres de sus proyectos. Uno de ellos es Creciendo Fuertes “en donde trabajamos las 24 fortalezas de Psicología Positiva en liceos e instituciones educativas de contexto socioeconómico vulnerable; yo trabajo específicamente en el Liceo Jubilar”. Otro de los proyectos es el Programa de Educación al Carácter (PEC), que consiste en “brindar talleres de fortalezas específicas de Psicología Positiva y estrategias saludables para tomar y encauzar decisiones, para niños y adolescentes de colegios de Montevideo”. Mónica además coordina en Jóvenes Fuertes la segunda edición de la diplomatura en Psicología Positiva que formar agentes para el cambio social.

Además, está vinculada al Centro de Atención al Desarrollo Integral (CADI), en el colegio para niñas Los Rosales, donde trabaja como profesora de inglés y como preceptora, “que vendría a ser el vínculo entre el colegio, las niñas y la familia”. También realiza una suplencia como psicóloga en el CAIF que gestiona CADI.

Mónica siempre tuvo una gran vocación por la Psicología. “Me gustan mucho las conversaciones, las charlas, escuchar, el saber la historia de las personas, por qué toman las decisiones que toma. Ahora que trabajo en un contexto socio-económico vulnerable, es lo que más pongo en práctica, sobre todo cuando uno está hablando con personas que tuvieron vidas difíciles”.

Además de tener ciertas aptitudes personales para ejercer la profesión, destaca la impronta de la formación que brinda la carrera, “la búsqueda permanente, estar siempre informada, saber buscar la evidencia científica, conocer las últimas herramientas o diagnósticos, el saber escuchar, el saber analizar, sí creo que me los dio la Católica”.

Por otra parte, señaló que la carrera “me dio cierta flexibilidad para entender diferentes corrientes y para saber buscar más allá de las teorías cuál es la herramienta necesaria para cada caso”.

Una experiencia que tuvo como estudiante y que la marcó, fue el intercambio que realizó a la Universidad de Málaga. “Te abre la cabeza, conoces otras culturas y a partir de las diferencias se conoce más lo que uno es y lo que quiere. Realmente aprendí muchísimo en cuanto a lo profesional, especialmente en lo congnitivo-conductural. Allí me di cuenta que esa corriente era la que realmente me gustaba. Y cuando volví acá empecé a tomar decisiones para seguir en esa línea”.

En cuanto a lo estrictamente académico, Mónica integra una línea de investigación de “Un programa de autocompasión en docentes”, liderada por la Mag. Tamara Liberman. También está de ayudante en la cátedra de Psicología Positiva.

Se nota que a Mónica le apasiona su trabajo. “Hoy en día te puedo decir que la satisfacción que me da trabajar en un contexto así me llena el alma”, expresó. “Uno se siente realmente útil, se siente herramienta, se siente que está trabajando con personas que pueden alcanzar mayor bienestar para ellas y sus familias”.

Fuente: ucu.edu.uy

El Don que Somos

“Solo triunfa quien fue alguna vez vencido”.

Por Javier Rojas SJ

Cuesta entender por qué hay momentos en que para alcanzar algo importante en la vida tenemos que pasar por la experiencia de la derrota, del fracaso y hasta de la humillación. Cuando conocemos la vida de muchos hombres y mujeres que hicieron historia en todos los ámbitos, encontramos que han atravesado situaciones muy, muy difíciles. Personas que tocaron fondo, hasta llegar casi al extremo de enloquecer, pero luego fueron grandes visionarios que dieron a la humanidad entera un legado que dura hasta hoy.

Ninguno de nosotros quiere fracasar. No queremos sentirnos de ese modo. Queremos ser triunfadores. Deseamos lograr lo que queremos y no tener que pasar por el dolor que ocasiona el fracaso o la derrota. Pero ¿Qué tiene esa experiencia de derrota, de fracaso, de tocar fondo y sentirse humillado, que parece estar en la base de quienes verdaderamente han logrado sus sueños? Me pregunto esto cada vez que descubro que detrás de esos individuos que admiramos (porque han contribuido a que la humanidad sea mejor), hay un pasado de luchas, de fracasos, hasta que dan el gran salto.

Como afirmé antes; no nos gusta fracasar y no queremos sentir que hemos perdido. Pero hay algo que no podemos negar, y es el hecho de que existe en esos momentos difíciles de crisis, una fuerza, una energía, un poder, que nos impulsa desde dentro para alcanzar lo que anhelamos. Este es un misterio fascinante y desconcertante a la vez: solo triunfa quien fue alguna vez vencido.

Pero ¿Quién es vencido? En realidad la derrota que experimentamos es la del ego, ya que su deseo es sobresalir buscando la propia gloria, y esto empaña todo el bien que se pueda hacer por los demás. Esta aparente perdida es la victoria del yo profundo llamado a la plenitud. Creo firmemente que Dios anhela una vida plena para nosotros, no plagada solamente de sensaciones agradables, sino fecunda y que tenga experiencias vitales. En ocasiones, los sueños que queremos alcanzar, las metas que queremos lograr, o los lugares en los que queremos estar, no responden precisamente al anhelo profundo que hay en todos nosotros de plenitud, sino más bien a los deseos del ego que busca su “autoglorificación” personal.

Cada uno de nosotros somos un don de Dios porque somos el fruto de su amor, pero también un don para los demás. No somos personas para nosotros mismos y no fuimos creados para enroscarnos en torno a nuestros logros, sino para que todo lo que alcancemos en la vida tenga una repercusión bondadosa hacia lo que nos rodea, en cualquier ámbito y a cualquier nivel. Nuestra vida es plena, nuestra felicidad es auténtica, y nuestra sonrisa es duradera cuando descubrimos el don que somos. Un don para el mundo, llamado a embellecer la historia y la vida de los demás. Pero nada de ello será posible sino derrotamos antes al ego que carece de un amor verdadero y gratuito.

No necesitamos el aplauso de los demás, las ovaciones de las masas, ni el reconocimiento de nadie para ser plenos y felices. Lo que necesitamos es descubrir el regalo que somos y lo que estamos llamados a ser para los demás. Solo el reconocer esta maravilla hará que todo lo que logremos, sea una conquista personal y una riqueza que beneficie nuestro entorno.