La Iglesia chilena, al final de una extensa cuaresma

Fragmento de una nota de opinión publicada en el portal Religión Digital en ocasión de la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati Andrello sdb, involucrado en acusaciones en torno a los abusos que asolaron a la Iglesia Chilena; y la asunción al cargo de Celestino Aós Braco, O.F.M. Cap.

Por Marco A. Velásquez

Se cierra un capítulo doloroso

Así, con la salida del cardenal Ezzati, se cierra un capítulo doloroso y complejo de la historia de la Iglesia chilena, donde la verdad podría tener más ribetes que los conocidos hasta hoy.

Ahora, con la llegada de don Celestino Aós Braco, O.F.M. Cap., a la Iglesia de Santiago, la esperanza resurge, como anticipo del final de una extensa cuaresma, donde la alegría acompaña la noticia de su nombramiento como Administrador Apostólico. La cantidad de reacciones que llenan la prensa y las redes sociales, delatan sutilmente que la suerte de la Iglesia importa, que sus caídas y vergüenzas, así como la penitencia pontificia impuesta a la jerarquía de la Iglesia chilena, golpeó también al Pueblo de Dios que, abatido, hoy parece despertar de una larga pesadilla. Aparecen entonces, indicios de una contrición largamente incubada en el espíritu de los cristianos de los confines del mundo.

Junto a los carismas personales de don Celestino, el espíritu capuchino de la alegría, de la vida sencilla y de la hospitalidad ayudarán a reconstruir la esperanza, conscientes que su instalación en la Iglesia de Santiago lo convierte en heredero de delicados y graves problemas, donde la colaboración leal y honesta, basada en la verdad y la justicia, junto con la corresponsabilidad, permitirán ir restableciendo paulatinamente la fraternidad.

Reconstruir desde las cenizas

Pero no hay que hacerse ilusiones baratas, la Iglesia de Santiago, junto a la Iglesia chilena debe ser reconstruida, desde las cenizas que dejan un extenso tiempo penitencial. De hecho, las desconfianzas han llegado a ser necesarias, por lo que la tarea de don Celestino será ardua, donde el sustrato de su encargo pastoral tendrá que ser diferente al de esos círculos de incondicionalidad que han rodeado, casi desde siempre, a los obispos chilenos. Don Celestino tendrá mucho que escuchar, tendrá que tejer vínculos de mutua colaboración con el laicado, donde las frustraciones han alejados a sus mejores contingentes.

En Santiago, como en Chile, hay muchas heridas que sanar, intensas esperanzas e impaciencias que atender, fieles menos incondicionales, un clero abatido y una vida religiosa golpeada por el abandono. Y afuera de los templos enormes contingentes humanos que ansían el Evangelio de la misericordia y de las bienaventuranzas. Así también, en Santiago, como en Chile, está ese servicio silencioso de la Iglesia que llega abundante a los más variados ambientes sociales, donde la Iglesia no ha dejado de servir, pese a tanto escándalo. Ésa también será tarea de don Celestino y de todos, porque es hora de visibilizar que mucho bien hace la Iglesia, precisamente ahí donde hay más necesidad.

Bienvenido sea don Celestino Aós a la Iglesia de Santiago.

Fuente: Religión Digital

Nuevos Rumbos, un mismo Camino… Marcos Alemán SJ

Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

Marcos Alemán SJ – ha sido nombrado Párroco de la Parroquia Virgen de los Pobres de Barrio San Martín, Mendoza.

Es la primera vez que vuelvo a un lugar donde ya había estado durante varios años. Después de 7 años es para mí un desafío el reconocer en qué estamos distintos el barrio, la parroquia y yo mismo. Significará un aprendizaje con la ventaja de conocer la gente a la vez que respetar y dar continuidad a lo que en estos años se fue trabajando.

Nos proponemos fortalecer la comunión en sus varias dimensiones: la dimensión comunitaria, con Juan Carlos, con quien compartimos este hogar común; la relación entre la parroquia y el colegio Llorens; y, la comunión con la comunidad del centro (de la ciudad) y la iglesia mendocina, golpeada por situaciones de escándalo concretos.

La parroquia cuenta con un consejo que viene trabajando con José María (a quien reemplazo como párroco) y su apoyo es invalorable para la misión. Me propongo dar continuidad a los proyectos que se desarrollan y promover el discernimiento de los nuevos desafíos que podemos ir encarando.

Personalmente, lo que más extrañé en los años de estar en Boquerón fue la pastoral carcelaria por lo que me sumé al Programa Caciques que promueve la práctica de rugby dentro de las unidades carcelarias. Me entusiasmó, sobre todo, la experiencia de compartir con internos en una cancha, al aire libre, con todo lo que representa de contradicción con su situación de reclusión.

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Decidir a Dios

Al arte de descubrir la manera que tiene Dios de hablarnos y hacerse presente en nuestra existencia lo llamamos discernimiento.

En la vida de toda persona hay una sed de sentido que puede llenarse de muchas maneras. Dios atrae a las personas y se hace presente en su vida a través de personas, situaciones o experiencias. Al arte de descubrir la manera que tiene Dios de hablarnos y hacerse presente en nuestra existencia lo llamamos discernimiento. Desarrollar esta capacidad implica conocer las propias potencialidades, gestionar mis límites, poder integrar todas las facetas de mi vida en un relato consonante con Dios y el Evangelio. Pero hay una decisión primera; y esta es Dios mismo. ¿Quiero que Él sea lo más importante en mi vida? ¿Creo que me propone un proyecto? ¿Que Jesús me llama a algo? Por eso, antes de preguntarse qué cosas de Dios elijo en mi vida, o qué proyecto concreto quiere Dios para mi vida, tengo que preguntarme si elijo a Dios.

¿Cuáles son las condiciones para ponerse en camino? Honestamente sólo es necesario lo que San Ignacio llama ánimo y liberalidad. Hace falta generosidad e ir a por todas. Si interiormente tienes la intuición de que Dios te pide que ordenes tu vida o, quizás, te llama a plantearte la manera cómo le vas a seguir en tu vida, pues conviene poner medios y, por encima de todo, empezar el camino desde la disposición a que sea Él quien lleve la iniciativa.

Decidir a Dios, pues, implica apostar por tres cosas principalmente: la primera es encontrar un espacio permanente en tu vida para el encuentro con el Señor (la oración y, sobretodo, el examen del día). La segunda apuesta es por el acompañamiento, abriendo el corazón a tu acompañante para poner palabra a cómo el Señor está haciéndose presente en la propia vida. Es un espacio de comprensión del lenguaje de Dios en tu vida. ¿En qué situaciones te encuentras al lado del Señor? La última apuesta es a la vida comunitaria, ya que el Señor nos encuentra en nuestra vida cotidiana, y encontrar compañeros de camino con los que vivir la relación con Dios no es accesorio.

Fuente: jesuitas.es

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 7 de Abril

Evangelio según San Juan 8, 1-11

Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y Tú, ¿qué dices?”. Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra”. E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?”. Ella le respondió: “Nadie, Señor”. “Yo tampoco te condeno –le dijo Jesús–. Vete, no peques más en adelante”.

Reflexión del Evangelio – Por Emmanuel Vega SJ 

El Evangelio de este 5º Domingo de Cuaresma, nos sitúa en una escena potencialmente dramática: una mujer es presentada en medio del pueblo y ante Jesús (por escribas y fariseos) para que sea apedreada por su pecado. La muerte misma, con todo su potencial destructor, se hace presente asumiendo el ropaje de trampa y engaño. Y nadie parece advertirla; a nadie parece conmover. Una persona está a punto de ser asesinada y, la maldad naturalizada en el pueblo y en sus referentes, les impide percibir tal suceso como una locura.

Detengámonos un poco en los personajes presentes en el texto evangélico, a fin de poder “sacar algún provecho” para nuestras vidas [EE 106].

En primer lugar, nos encontramos con los escribas y fariseos. Estos se acercan a Jesús con aire adulador: lo primero que le dicen -al verlo- es “Maestro”. ¿Cuántas veces, nosotros -presos de adulaciones fútiles- negociamos nuestros valores por unas pocas caricias a nuestro ego? Por otro lado, vemos que estos escribas y fariseos, cegados por su obstinado cumplimiento de leyes muertas, se llevan por delante la vida humana: su única preocupación es poner a prueba los criterios y valores que mueven a Jesús. La mujer, para ellos, es un mero útil: necesario sólo en la medida en que les sirve para arrinconar a Jesús. Ante esta realidad triste, cabe preguntarnos, ¿uso a los demás como ‘medios’ para dar cumplimiento a mis intereses personales? ¿Qué cosas me roban el corazón, al punto de convertirse en ídolos demandantes de sacrificios?

En este relato, a su vez, aparece un personaje un tanto peculiar: el pueblo. Una muchedumbre que, por momentos, pareciera vender su curiosidad y adhesión al mejor postor. Una muchedumbre que no toma partido, sino que -con los mismos escribas y fariseos- se marcha (tal vez con sus piedras en las manos) dejando solo a Jesús con la mujer acusada. En muchas ocasiones la indiferencia nos acecha como un mal inadvertido, pero raudo y eficiente en sus conquistas. Tiene el gran poder de secarnos el corazón, de convertirnos en piedras o autómatas insensibles a la vida del Reino que florece en todas partes. El pueblo, aquí, se comporta como los tibios descritos en el Apocalipsis (Ap. 3, 15 – 19).

Finalmente, nos encontramos con Jesús y la mujer acusada. Ella no musita palabra alguna durante casi todo el relato. Su pasividad abruma: es llevada por otros y sólo habla cuando Jesús le dirige la palabra -para decir apenas: “nadie Señor”. El Señor se muestra, en todo momento, como dueño interior de la situación: no se desespera ni se irrita, no entra en discusiones inútiles… se limita a reescribir la Ley anquilosada en el suelo cambiante y a ofrecer un espacio en donde todos puedan reconocerse -desde lo hondo- pecadores.

Ojalá escuchemos hoy, como en aquellos tiempos, que Jesús -mirándonos con ternura a los ojos- nos dice: “Yo tampoco te condeno”. Y que la paz que surja de esa experiencia nos conduzca a compartirla con los hermanos; que la alegría sea en nosotros el modo como Dios se hace presente en la historia; que el amor que nos suscite su mirada, nos lance con pasión y ternura a la aventura de construir un mundo nuevo. Un mundo más justo, un mundo de hermanos. Un mundo donde “Dios sea todo en todos” (1 Cor 15, 28).  ¡Ojalá pintemos de colores -con nuestras acciones y palabras- este mundo muchas veces gris!

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

34° Asamblea Internacional de Fe y Alegría en Montevideo

La ciudad de Montevideo recibió, entre el 4 y 5 de abril, la 34ª Asamblea de la Federación Internacional de Fe y Alegría (FIFyA), que reunió a representantes de las distintas Federaciones Nacionales de Fe y Alegría.

Fe y Alegría es un movimiento de educación popular que lleva adelante la Compañía de Jesús en América Latina, con presencia en Europa y África.

En el transcurso de la Asamblea se presentó el tema: «Desafíos educativos y respuestas pertinentes en contextos de pobreza», moderado por Carlos Vargas, director de Fe y Alegría Ecuador.

En su participación, el P. Carlos Fritzen sj, Coordinador General de la FIFyA, nos invitó a «salir de la escuela y en el encuentro con las comunidades, releer los contextos a la luz de nuestros aprendizajes para dar respuestas pertinentes para lo local con vocación global. Y a dejarnos inspirar en esta tarea por la Preferencias Apostólicas Universales de la SJ».

A través de un audio, el P. Alfred Kiteso SJ, director de FyA en la RD del Congo y Coordinador de la Comisión África y Madagascar, compartió «una visión desde esta nueva frontera africana, la educación es la base para desarrollar a las personas y las comunidades. Sin educación no hay progreso ni autonomía. Debe ser por igual para niñas y niños comenzando por la alfabetización.»

Por su parte, Beatriz Borjas, Consultora de la FIFyA, cerró la ronda de ponencias haciendo énfasis en que «en contextos vulnerables la gente sigue creyendo y apostando por la escuela.» En el contexto global nos invitó a  «resignificar la educación popular criticando el modelo de desarrollo depredador para la creación de una ciudadanía global y de la inclusión… con capacidad de ponerse en los zapatos del otro revisando nuestra propuesta educativa que en mucho reproduce el sistema imperante … pasar de la reproducción del sistema a la creación de una nueva forma de relaciones cuidando los espacios seguros de la escuela y los ambientes educativos».

 

España – Comunidades de Hospitalidad

Las comunidades de hospitalidad son comunidades jesuitas en las cuales se comparte vida y proyecto con personas necesitadas.

En España existen comunidades que conviven con migrantes, refugiados y personas que salen de la prisión. A quienes huyen de la miseria y los conflictos se les facilita, además de una morada, un entorno para que den sus primeros pasos en nuestro país, aprendan la lengua y regularicen su situación; a quienes salen de prisión se les ofrece un hogar que los aleje de antiguas compañías, y se les ayuda a recuperar confianza y autonomía. Juntos, en la comunidad, se elabora un proyecto común en el que participamos y nos sentimos corresponsables tanto en el cuidado, como en las tareas comunes. En la mayor parte de casos la convivencia dura unos meses, hasta que las personas consiguen destrezas para salir adelante por sí mismos, evitando dependencias indeseadas.

 Esta nueva expresión de la opción preferencial por los pobres actualiza la experiencia de las comunidades de inserción que tras el Concilio Vaticano II llevó a muchos jesuitas, al igual que a otros religiosos, religiosas y a muchos curas obreros, a vivir en barriadas y favelas junto a los excluidos. En la Compañía de Jesús fueron principalmente las provincias europeas y latinoamericanas las que se lanzaron con mayor entusiasmo a esas experiencias.

El contexto ha cambiado respecto a aquellos tiempos de efervescencia social y eclesial. Los barrios en muchos países se han ido transformando, al igual que la vida vecinal. En nuestro país el fuerte éxodo del campo a la ciudad, ha sido relevado en las últimas décadas por la incorporación de comunidades migrantes a nuestros barrios. La Compañía de Jesús sigue comprometida en estos ámbitos de frontera, aunque con una tendencia a agruparse comunitariamente en núcleos más grandes e institucionalmente más estructurados, que les ha ido alejando de las periferias.

 En este contexto, las comunidades de hospitalidad quieren adaptarse a los nuevos tiempos, y ser espacio de acogida y encuentro, allí donde se los jesuitas nos sentimos llamados. En muchos de los contextos donde han ido surgiendo comunidades de hospitalidad se ha producido una vida renovada dentro de nuestra familia ignaciana. De hecho, este estilo de vida y cercanía son un referente para la misión de la Compañía de Jesús en sus contextos locales.

 En algunas ciudades, las comunidades de hospitalidad han generado un germen de acogida y hospitalidad que ha impregnado a familias, comunidades parroquiales, comunidades de vida cristiana (CVX), recursos de acogida en nuestras obras sociales (especialmente el SJM España), con otras compañeras y compañeros de camino, y también dentro de la vida religiosa. Hospitalidad.es ha impulsado una red de comunidades de hospitalidad que son fuente de esperanza e insuflan aire fresco en nuestros ritmos comunitarios.

 La CG34 señaló que las estructuras injustas del mundo solo pueden ser cambiadas a partir de un cambio más profundo en el corazón de las personas y las culturas en las que vivimos. ¿Cómo podemos convertirnos hoy en signo de anuncio del Evangelio y germen de esas transformaciones? Las comunidades de hospitalidad introducen, a partir del encuentro con el Señor, nuevos valores en su modo común de vida, contagiando a su alrededor la pasión por el Reino. Sin duda, las comunidades de hospitalidad son una de las propuestas que están abriendo nuevos caminos para la revitalización de nuestra vida en común.

 El Padre General Arturo Sosa SJ, en su carta Nuestra vida es misión, la misión es nuestra vida, recordaba que «acercarnos a los pobres y a su estilo de vida es una de las más exigentes dimensiones de la conversión a la que somos llamados». Es en definitiva una vuelta a las raíces: como decía Ignacio en una carta a los compañeros de Padua, «la amistad con los pobres nos hace amigos del rey eterno».

Fuente: jesuitas.es

‘En la vida espiritual nunca dejamos de crecer’ – Emmanuel Sicre SJ

Compartimos parte de una ‘entrevista’ realizada al P. Emmanuel Sicre SJ, durante el programa ‘Noche Joven’ de Radio María Joven que se emite por Radio María Argentina los miércoles por la noche. La temática de la conversación giró en torno a la vida de oración, el descubrir la propia interioridad  y el diálogo con Dios. 

En lo que respecta a la oración o el discernimiento es una novedad para todos: para los que tienen muy poca idea o aún no hayan podido encontrarle el gusto dentro de su camino será toda una novedad. Para los que ya hayan dado algunos pasitos, siempre hay mucho más por dar; osea que está todo por decirse y todo por hacerse.

Me imagino. Ciertamente, en la vida espiritual, nunca terminamos de crecer: es como un Misterio porque uno nunca se gradúa en esto. Siempre hay hilo para seguir tirando del ovillo.

En tu experiencia con jóvenes, acompañando: ¿cómo introducís a quien está dando sus primeros pasos? ¿Cómo les presentas la oración como un camino importante para la vida de cualquier persona?

Creo que la vida de oración empieza cuando podés hacerte una pregunta y cerrar los ojos. Todos los seres humanos estamos habitados por muchas preguntas, por cuestiones por responder, por inquietudes, por dudas existenciales, y cuando esas preguntas llegan a nuestro interior, a nuestro corazón, es lindo cerrar los ojos y encontrar adentro las voces que van tratando de dar respuesta a las cosas que nos pasan adentro.

Hay algo que nos sirve mucho en el trabajo cotidiano que nosotros hacemos en el Colegio y también con los jóvenes universitarios, que es la ‘Pausa Ignaciana’. Es como un pequeño ‘parar la pelota’ para ver ‘cómo va el partido’, qué está pasando… cuando te animás a hacer esa pausa, a parar un poco , respiras hondo, cerrás los ojos y empiezan a emerger, desde lo más profundo, lo que estamos viviendo. Cuando dejamos que aparezcan estas cosas que nos vienen pasando dentro, podemos ‘conversar’ con ellas.

¿Qué es esto que me está pasando? ¿Qué es esto que estoy sintiendo? ¿Qué son estas personas que están habitando mi interioridad? Que pueden ser las personas más cercanas, las que más amamos, o aquellas con las que tenemos algún conflicto ¿no? De esa manera, la oración se convierte en algo que habla de la propia vida, de esto que vamos viviendo: qué es lo que quiero, a quiénes tengo que querer, quiénes me cuestan más. Y todo esto, hecho con los ojos cerrados, y tratando de preguntarle a Dios, nos trae como un eco desde el fondo de nuestro corazón que hace que sintamos que estamos hablando con alguien. Nos sentimos escuchados. Y al sentir eso, ya estamos ante la presencia de Alguien que no somos nada más que nosotros con nuestro mundo interior.

Nuestro mundo interior está siempre habitado por Dios. Entonces, cuando nos animamos a cerrar los ojos, a respirar profundo y a dejar que broten desde dentro las cosas que vivimos, Dios también las toma para darnos algún mensaje, para traernos paz, para decirnos algo que puede ser importante en ese momento de la vida que estamos atravesando.

A veces hay situaciones complejas, crisis familiares, o dificultades con el estudio, preguntas sobre la vocación, como ‘¿qué voy a hacer de mi vida?’; o sobre el noviazgo, si me quiere o no me quiere, o cómo querer más a una persona, cómo quererla bien… Todas esas preguntas pueden ser llevadas a la oración. Y nosotros, los seres humanos, somos los únicos, en toda la creación, capaces de hacer este ejercicio de mirar para adentro. Y eso es hermoso, porque cuando podemos mirar para adentro descubrimos que no estamos solos, aunque a veces experimentemos sensaciones de vacío o de soledad muy grandes . Si nos animamos a permanecer con los ojos cerrados, tratando de que Dios se haga presente, o nosotros, estando presentes para él en nuestro propio corazón, verdaderamente vamos a sentir que no estamos solos. Y que lo que estamos viviendo puede ser contenido, escuchado por esa presencia de Dios.

Pensaba Emma en esto que dijiste primero en torno a intentar hacer esta pausa y cerrar los ojos lo difícil que es para nuestra cultura, y para el ritmo que llevamos los jóvenes , en el que pareciera que es todo ‘para afuera’: con mucha energía e intensidad, cuánto nos cuesta generar estos espacios de pausa, donde poder conectarse con lo que uno vive, siente y piensa.

Ciertamente. A veces da esta sensación de que estamos viviendo ‘para afuera’. Justamente, una vez hablaba con alguien que decía: ‘yo vivo haciendo cosas para los demás y descubro que los demás no hacen cosas por mí’. Entonces, claro, se sentía como buscando afecto pero, en realidad, no conseguía nada. Y siempre estaba así, como para afuera.

A veces estamos muy para afuera porque no nos animamos a mirar para adentro. Y porque muy pocas veces valoramos lo que somos, o no estamos tan acostumbrados. Pensamos que valorarnos por lo que somos es un acto de egoísmo o de soberbia. Y en realidad, valorar lo que somos, es darle gracias a Dios porque nos ha dado la vida. Tenemos que hacer ese ejercicio de hablarnos y de reconocernos a nosotros mismos como a una persona que queremos. Si vos pensás en alguien que querés mucho, en un amigo una amiga, o alguien de tu familia, nunca lo tratarías mal. Te podés pelear, como con todo ¿no? Pero no lo tratarías mal si tuvieras una charla en serio.DSCN8570

Y con nosotros a veces no nos pasa eso. Nos pasa que hablamos con nosotros mismos pero somos un poco toscos, un poco bruscos para decirnos las cosas. A veces cuando nos equivocamos o sentimos que hemos hecho algo mal o tenemos una pequeña culpa, nos cuesta ser comprensivos. Nos autoexigimos o nos dejamos llevar sin pensar en las consecuencias y quedamos como entrampados. Si pensamos que no vamos a poder cambiar nunca, nace en nosotros cierta la pereza y nos entregamos a lo que nos ofrecen las pantallas sin hacer nada. Como que el mundo va pasando al lado nuestro en paralelo y nosotros lo vamos deslizando en la pantalla. Y, finalmente, nos da miedo enfrentarnos a nuestros propios deseos, a nuestras propias búsquedas; a veces porque nos parecen muy grandes, a veces porque no las conocemos tanto y no nos llegamos a entusiasmar… yo creo que vale la pena que, en este día, al cerrar los ojos, y al conectarnos con nosotros mismos, podamos vernos a nosotros como a alguien a quien queremos mucho.

Mientras te escuchaba, pensaba ‘qué misterio, qué regalo el tener al alcance de la mano la posibilidad de entrar en contacto, en diálogo con Dios, en algo tan sencillo como frenar un ratito en mi casa, tratar de reconocerme, tratar de entrar en contacto conmigo mismo, en ese momento empezar a escuchar, a sentir una moción en la que no estamos solos; pienso qué misterio que en esto tan sencillo, el hombre entre en diálogo con Dios.

Lo que pasa es que Dios está más cerca de lo que nosotros pensamos. Me pasó una vez que descubrí que la experiencia de Cristo no está tan afuera. Está más bien, adentro. No por un intimismo, sino porque, en las experiencias que tenemos de contacto con los demás, se nos despierta algo a nosotros interiormente.

Muchos de los que tienen experiencias de misión dicen la famosa frase de que ‘fuimos a misionar o a compartir, y nos misionaron a nosotros.’ Es como si el Cristo propio despertara el Cristo del otro. Como si cada uno fuéramos como María, que estamos embarazados de Cristo. Este Cristo se despierta en nosotros con el contacto, en las relaciones, en el modo en que vivimos. Y en la oración, lo que hacemos es hacernos presentes a ese Cristo que habita en nosotros. Y ese Cristo tiene una voz. Escuchar esa voz en la interioridad es hacer el discernimiento.

Es decir, descubrir cómo Dios me está hablando a mí de manera personal en este momento de mi vida. Y me habla a través de la creación, de las cosas que me maravillan, de las cosas que me espantan; me habla a través de los demás, con las cosas que me atraen, con las cosas con las que siento rechazo; me habla a través de mis propios actos, de las cosas que hago y de las que provoco. Muchas veces hacemos cosas y no las evaluamos, no las examinamos, no pensamos en sus consecuencias…y no hacemos el ejercicio de decir ‘¿qué me pasó con esto?’ después de que lo dije.

Por ejemplo, que tuve una charla importante con alguien y tuve que decirle algo fuerte. Y bueno… a veces queremos olvidarnos de las cosas que decimos, pero podemos hacer el ejercicio de decir ‘a ver ¿qué me pasó acá?’, ¿Qué sentí? ¿qué me costó?¿a qué le tuve miedo? Y ahí van a empezar a emerger las voces importantes para escuchar. Hay veces que tenemos que decir cosas difíciles, pero cuando las decimos sentimos una gran paz. Esa paz, viene de Dios.

Todo lo que venga con paz, con esperanza , con alivio, con cierto dejo de suavidad, viene de Dios, del Buen Espíritu.

Y todo lo que deja como un remordimiento feo, una conciencia de culpa dañina, que comúnmente nos martilla, que nos rompe el autoestima, ahí yo dudaría, porque ¿qué hace Dios? Si alguien dijera: ‘vamos a descubrir cómo Dios habla’ , ¿dónde tendríamos que ir a buscar? En el evangelio ¿no?. ¿Y qué hace Jesús en el Evangelio? Sana, cura, enseña, dialoga, corrige, restaura, explica, es como una persona que nosotros no podemos dejar de mirar.

Entonces, en el discernimiento, en la oración, en la vida cotidiana, cada vez que cerramos los ojos y nos animamos descubrir esas voces, tendríamos qué preguntarnos cómo es que Cristo nos está hablando hoy, cómo habrá sido su voz hoy. Por la noche, podríamos irnos a dormir preguntándonos ¿cómo habrá estado Cristo hoy?

Por lo pronto partimos de la base de que, esto que nos invitabas de hacer una pausa, cerrar los ojos, no es para hablar con nosotros mismos sino que hay otro con quien entro en diálogo.

Si, porque nuestra interioridad está habitada. Estamos ahí con Dios. Dios como que está desde antes, como esperándonos a que vayamos hacia allá.

Y que Dios tiene ganas de encontrarse con nosotros.

Y a veces nos pasa que tenemos la sensación de que Dios nos clavó el visto. Porque vamos a la interioridad, cerramos los ojos , hacemos el ejercicio de hablarle y parece que del otro lado nada. Por un lado tiene que ver con que nos hemos acostumbrado a las comunicaciones excesivamente inmediatas. Viste que hay muchos que nos ponemos ansiosos cuando no nos responden, o cuando nos clavaron el visto y decimos ‘bueno, por qué no me responde, qué pasa’. Esa sensación de una especie de ansiedad en la que estamos como ‘presos’, porque nos acostumbramos a que todo tiene que ser ‘ya’.

Dios no funciona en ese ‘ya’. Porque el vive fuera del tiempo. Y entonces, cuando sentimos que no tenemos respuestas viene una especie de angustia o de deseo de abandonar la oración, o de decir ‘bueno pero esto no me sirve para nada’, o que me sirvió una vez pero ya no me sirve más. Quizás en esta ‘espera’, de ir siempre al pozo a buscar agua y no siempre sacarla, puede ser que se nos esté enseñando el valor de esperar lo importante.

El sentido de las cosas no lo podemos poner nosotros, es algo que ‘llega’, ‘aparece’. Muchas veces, hay cosas en la vida que parece que no tienen sentido. Después con el correr del tiempo decimos ‘ah, era por esto’. Es en la oración donde te das cuenta de eso. Cuando no nos damos ese tiempo para poder unir las cosas que nos pasan, nos amargamos con nuestra vida, con nuestra historia, y queremos borrarla o armarla a nuestro gusto y ahí yo creo que nos perdemos una gran oportunidad, que es, en la espera, encontrarle sentido a las cosas.

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También se me ocurre esto: a veces tenemos una mirada muy utilitarista de las cosas que hacemos o delas cosas en las que invertimos tiempo . En realidad, cuando vamos al encuentro con un amigo la invitación no siempre es a estar tratando de sacar algo, sino que con sólo estar nosotros y compartir la vida, ya es algo muy valioso.

Una vez leí en un librito que me gustó mucho que nosotros nos relacionamos con Dios como nos relacionamos con las personas, con la realidad y con la naturaleza. Si a nosotros nos pasa que sentimos con las personas demasiada envidia, celos, bronca, o somos muy irritables, también lo somos con Dios. O si no nos interesa nada de la realidad o estamos muy metidos en nuestro propio mundito, encerrados en un frasco y que no nos conmueve nada, tampoco nos conmueve Dios. Y con la naturaleza también. Si no tenemos contacto con la naturaleza, tampoco tenemos contacto con el autor. Esos son 3 espacios que nos pueden dar pistas de cómo está nuestra relación con Dios.

Entonces, podemos revisarnos en función de nuestra relación con estas cosas, y empezar a destapar algunas arterias que se nos pueden haber tapado, de canales que están haciendo ruido, y cuando empecemos a explorar por ahí puede que nos encontremos con un Dios que nos espera del otro lado.

Fuente: Radio María 

Pablo Barrios nSJ: “Descubrí que Jesús me llama a seguirlo en esta Iglesia herida”

Pablo Barrios se encuentra hoy transitando su segundo año de noviciado en Chile, pero es argentino. En esta nota comparte su experiencia vocacional y cómo es vivir esta etapa de formación como jesuita en otro país.

Cuando Pablo Barrios tenía 28 años y pasaba sus días trabajando en el campo argentino jamás hubiera pensado que una década después estaría dando esta entrevista, que tendría un logo de “Jesuitas” en el pecho y que estaría viviendo en Chile. Pero algo pasó. “Hubo un llamado”, dice hoy.

Actualmente está iniciando su segundo año en el Noviciado, donde supera con holgura en edad a sus compañeros Diego Salinas y Felipe Vicuña. Su vocación, cuenta, la descubrió tarde, pero hoy la vive con más intensidad que nunca.

Con esa realidad sobre la espalda nos recibe para conversar sobre su primer año dentro de la Compañía de Jesús, abordando los costos de haber dejado su país y también relatando el impacto que le produjo llegar a un país que vive un escenario eclesial muy difícil.

Tras un año en el Noviciado, ¿qué ha sido lo más importante de esta etapa?

El Noviciado es una etapa muy fuerte e importante de nuestra formación, es un régimen que nos va adaptando a lo que vamos a vivir como jesuitas. Para mí lo principal ha sido la experiencia apostólica. Lo que a uno lo hace buen sacerdote es el contacto con la gente, el contacto con el mundo, con la pobreza. También ha sido muy lindo poder conocer la Compañía a través de la formación. Aquí hay un modo de vivir distinto.

¿Cómo y en qué momento nació tu vocación por ser jesuita?

Mi experiencia de vocación surge de grande, a los 29 años. Hasta ese momento llevaba una vida que uno podría catalogar como “normal”. Estudiaba, trabajaba en el campo. Hasta entonces no había nada que indique esta vocación. A los 29 sentí este como “llamado”, esto que Dios me empieza a pedir que lo siga. Cuando empecé a discernir esto de la vocación conocí a un jesuita. Yo no sabía nada de la Compañía y cuando llegué a nuestro primer encuentro vi que estaba trabajando, que estaba cargando tierra, con una pala, en el camión. Ese mismo cura que confesaba, que daba misa, que acompañaba espiritualmente estaba trabajando y yo me sentí llamado a eso. Sentí una paz muy profunda al verlo. Poco a poco he ido confirmando esta vocación en la experiencia del Noviciado. Ha sido una tremenda experiencia de confirmación.

Tuviste que venir a Chile para realizar esta etapa, ¿fue muy difícil dejar Argentina?

Cuando uno entra al Noviciado deja todo, la familia, los amigos, el trabajo. Lo que más me ha costado es dejar mi país, vivir otra cultura, con otra gente. Yo cuando me planteé la vocación ya me habían dicho que era probable que lo hiciera en otro país, que podría ser Paraguay o Chile. Mi oración era “Señor, donde vos quieras”, pero me puse contento cuando me dijeron que sería Chile, incluso sin conocer mucho del país. No sabía, por ejemplo, el contexto eclesiástico que había en Chile. Eso fue fuerte.

¿Por qué el mundo sigue necesitando jesuitas?

Una característica del jesuita es el tema de la misión, que el jesuita tiene una formación que lo capacita para ir a las fronteras, ahí donde otros no llegan, para transmitir la experiencia de Dios. El mundo necesita de esa experiencia, de ese Dios que habla en nuestra vida todos los días, del ser contemplativos en la acción. Ese es un gran aporte que hacen los jesuitas. Como deseo, me gustaría ser jesuita por esto, por tener los ojos siempre puestos en Jesús, pero las manos y el corazón metidos en la misión. Eso es lo que quiero vivir, lo que sueño como jesuita.

¿Cómo te afectó llegar a un país que vive una situación eclesial tan compleja?

Es algo que me desafió. Conocer la situación eclesial a mí me cuestionó, pero no me afectó en cuanto a la vocación. Sentí que era como una invitación de Dios a una entrega más generosa en mi vida. Dios llama y da la fuerza para trabajar en este contexto en que hay tanto por hacer. Entonces desde mi sencillez, mi humildad y desde la experiencia de vida que ya tengo a mis años puedo transmitir eso. Aquí en el Noviciado vamos a la cárcel los sábados por la mañana. La segunda vez que fui un recluso me dijo “¿vos querés ser cura con lo que está pasando en la Iglesia? Eso me hizo cuestionarme fuerte. Luego, pensando más profundamente, descubrí que en definitiva Jesús me llama a seguirlo en esta Iglesia herida, en esta Iglesia que no necesita que nos apartemos de ella, sino que necesita que pongamos nuestras manos y empecemos a construir una Iglesia nueva.

Fuente: Vocaciones Chile

La Compañía de Jesús y el ‘Derecho Universal a una Educación de Calidad’

Las tres redes de educación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe – FLACSI, Fe y Alegría y AUSJAL – reunidas en una alianza más amplia (EduRed), han decidido hacer suyo el reto de pensar y actuar, más allá de las instituciones y alumnos de la Compañía de Jesús, junto con otros, en la promoción y actualización del Derecho Universal a la Educación de Calidad (DUEC).

Unidas, las tres redes han acordado emprender una campaña orientada a la formación de su personal, la concientización de las comunidades educativas y la acción pública, en defensa de este derecho para todos los seres humanos, sin distingo de raza, cultura, nacionalidad o condición social.

En este número del Boletín de Selecciones del Centro Virtual de Pedagogía Ignaciana, la lectura del documento publicado recientemente por la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL) titulado “La Compañía de Jesús y el Derecho Universal a una Educación de Calidad”.

En esta publicación se ofrecen, en una misma edición, las palabras explicativas de los padres Roberto Jaramillo Bernal y Luiz Fernando Klein sobre este importante reto apostólico, el texto elaborado por la Global Ignatian Advocacy Network (GIAN), los discursos que el P. General Arturo Sosa ha dirigido a las tres redes de educación de la CPAL con destaque del tema, acompañados por una selección de los más importantes textos del magisterio de la Compañía sobre el derecho a la educación de calidad.

Al final de cada capítulo, se sugiere una ruta para estimular el estudio personal y proporcionar la oportunidad de reflexiones grupales, orientadas a la formación de los equipos directivos y docentes. Pero, más allá, lo que se desea es que en cada institución se acuerden estrategias y acciones concretas que incidan, por una parte, en la formación de los estudiantes como personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas para aportar en la defensa de este derecho; pero también, en la animación de una acción pública sistemática, entre las instituciones de las tres redes y junto con otros, que incida en la atención de los excluidos y en la mejora de la calidad de los sistemas educativos de la región.

Las “Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús”, recientemente promulgadas, vienen a dar orientación y foco al compromiso apostólico por el DUEC: mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento; caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia; acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador; y colaborar en el cuidado de la Casa Común.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Palabra de CPAL – Abril 2019

Tres días atrás terminamos nuestra reunión anual del Equipo Ampliado de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe –  CPAL desarrollada en esta ocasión en la ciudad de Panamá, Provincia de Centroamérica. Ha sido una bendición de Dios poder encontrarnos y compartir los esfuerzos que cada red está haciendo, en un clima de fraternidad y compromiso con la Misión de la Compañía. Nos reunimos para procurar la mejor manera de en-red-darnos para multiplicar fuerzas, alcanzar objetivos y resultados comunes y potenciar así los impactos de nuestra vida y misión.

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Algunos de ustedes se preguntarán de qué equipo se trata y qué es lo que hacen; tal vez no hayan recibido información suficiente sobre cuál es la misión de la CPAL y la de este “equipo ampliado”. Por eso quiero ahora presentar a sus miembros y las redes que cada uno de ellos anima:

De pie, de izquierda a derecha:

  • Álvaro Idárraga (COL), Secretario Ejecutivo de la red COMPARTE. Se trata de 16 centros sociales que trabajan con productores campesinos en pequeñas parcelas y con habitantes periurbanos con iniciativas económicas, apostando a construir sistemas de calidad en producción, transformación y comercialización asociativa, con el fin de mejorar las condiciones sociales de familias y territorios. La red COMPARTE beneficia más de 40.000 personas en todo América Latina. Participó en representación del P. Oscar Rodríguez s.j. (MEX) que es el coordinador de COMPARTE (coordn.comparte@gmail.com).
  • Carlos Canillas, s.j. (PAR) (invitado especial en esta ocasión). Es el animador continental de la Red Mundial de Oración del Papa y del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), misiones encomendadas por el Sumo Pontífice a la Compañía de Jesús. Presentó todo el elenco de materiales producidos por la RMOP y el MEJ, ofreciéndolos para las acciones de las 15 redes de la CPAL (carlosrcl@gmail.com).
  • Claudio Solís (GT), Coordinador de los Delegados Provinciales de Colaboración; director del colegio Liceo Javier de la ciudad de Guatemala. Animador del trabajo de formación humana, cristiana, ignaciana y social de los colaboradores de nuestras obras a nivel de la CPAL. Lidera las acciones en torno al Plan de Formación para la Colaboración (cvsc44@liceojavier.edu.gt).
  • Franz Bejarano, s.j. (BOL). Párroco de las parroquias de Jesús y San Andrés de Machaca en el altiplano boliviano. Coordinador de la Red de Solidaridad Indígena, y parte del Equipo de Reflexión sobre Culturas y Religiones indígenas Latinoamericanas (ERCRILA). Tiene una secretaría ejecutiva en la persona de María Teresa Urruelo (umaluve2@gmail.com).
  • Javier Cortegoso (MX), Coordinador General de la Red de Jesuitas con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe (RJM/LAC). La red despliega sus acciones con migrantes forzados en todo el continente a través de más de 60 equipos de atención en diversos niveles: jurídico, información de rutas, atención humanitaria, refugio temporal, etc. Se organiza en cuatro nodos regionales (Centro América-Norteamérica, Andes, Caribe y Sur) en que confluyen los esfuerzos de aproximadamente 45 obras que trabajan al servicio de los migrantes (director.rjmlac@gmail.com).
  • Roxana Gutiérrez (BO), Coordinadora de la Red Latinoamericana de Parroquias Jesuitas y Delegada de Parroquias en la Provincia de Bolivia. Roxana acaba de asumir su misión como coordinadora de la RELAPAJ. En América Latina tenemos más de 130 parroquias encargadas a la Compañía, alrededor de 80 templos, y más de 270 jesuitas trabajando en ellas (parroquias@cpalsj.org).
  • Sergio Cobo, s.j. (MEX), Director de la Fundación Loyola en México y Coordinador de la Red Claver; en ella están organizadas las Oficinas de Desarrollo de las provincias de la CPAL para apoyarse en tareas y metodologías comunes, y además para construir planes conjuntos de acción en favor de las redes de la CPAL. En este momento están trabajando en una campaña especial de apoyo al SJ-PAM (direccion@fundacionloyola.mx).
  • Ernesto Cavassa, s.j. (PER), Rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en Lima, Perú, y Presidente de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), una red integrada por 30 universidades y cuya misión es desarrollar proyectos comunes según sus prioridades estratégicas, en función de buscar una mayor contribución al crecimiento de la sociedad (ernesto.cavassa@uarm.pe).
  • Carlos Fritzen, s.j. (BRA), Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría, que tiene su sede central en Bogotá (COL). La Federación Internacional Fe y Alegría educa a más de un millón cuatrocientos mil estudiantes en América Latina, y ahora también en África (fi.coordinador@feyalegria.org).
  • Luiz Fernando Klein, s.j. (BRA), Secretario de la CPAL y Delegado para las redes educativas. Lico, bien conocido entre muchos de nosotros, acompaña de cerca el consorcio de las tres redes educativas de la CPAL llamado EduRed (AUSJAL, FIFyA y FLACIS). Gracias a EduRed, y en particular a los esfuerzos del delegado, hemos podido lanzar, en la reunión de Panamá, el libro sobre el DERECHO UNIVERSAL A UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD, que es como la chispa que enciende el fuego de esta misión que abrazamos todas las redes de la CPAL como propia: el que todas las personas puedan gozar efectivamente de ese derecho y bien público fundamental (secretario@cpalsj.org).
  • Jorge Ochoa, s.j. (MEX) Director del CIE de Guadalajara y Coordinador de la Confederación latinoamericana de Centros Ignacianos de Espiritualidad (CLACIES), que convoca 16 instituciones de las provincias de América Latina. Jorge es también miembro del grupo “Jesuitas Acústico” (j8asj@hotmail.com).

Sentados:

  • Gerardo Lombardi (VEN), Coordinador de la Red de Radios de la CPAL y coordinador general de comunicación de la Federación Internacional de Fe y Alegría. La red de radios de la CPAL convoca más de 100 emisoras en todo el continente para trabajar juntas en la producción y emisión de contenidos radiales y educativos de acuerdo a la misión de la Compañía. Trabaja en estrecha colaboración con las Oficina de Comunicación de la CPAL (comunicacion@cpalsj.org).
  • Marco Tulio Gómez, s.j. (CAM), Secretario Ejecutivo de la Federación internacional de Fe y Alegría con sede en Bogotá. Miembro del Grupo de Trabajo de EduRed (fi.secrejec@feyalegria.org).
  • Alfredo Ferro, s.j. (COL), Coordinador del Servicio jesuita a la Pan Amazonia. Miembro del comité ejecutivo de la REPAM. El SJ-PAM es el proyecto que congrega las voluntades y acciones de obras jesuitas en la región (y más allá de la pan amazonia) en favor de la misión de la Iglesia y de la Compañía, para atender mejor el llamado a cuidar de la casa común (alferrosj@gmail.com).
  • Roberto Jaramillo, s.j. (COL), Presidente de la CPAL (presidente@cpalsj.org) Coordina, articula, facilita las conexiones, brinda orientación y visión.
  • Juan Felipe Carrillo (COL), Secretario ejecutivo de FLACSI y líder del Grupo de Trabajo de EduRed (secretaria@flacsi.net).
  • Saul Cuautle, s.j. (MEX), Presidente de FLACSI, Delegado de Educación en la provincia Mexicana y coordinador de EduRed. En la FLACSI se organizan cerca de 100 instituciones educativas de nivel primario y secundario en América Latina y El Caribe (presidencia@flacsi.net).
  • Marcelo Amaro, s.j. (ARU), Coordinador de la Red Juvenil Ignaciana, encargado de animar la pastoral juvenil y vocacional en las provincias de la CPAL. Ha sido nombrado recientemente superior de la comunidad jesuita de Tacuarembó (Uruguay) (vocaciones@cpalsj.org).
  • Galo Bogarin (PAR), Coordinador de la Red de Centros Sociales de la CPAL, y miembro del equipo de la oficina de desarrollo de la provincia del Paraguay. La Red de Centros Sociales congrega alrededor de 43 instituciones en todo el continente, en-red-dados en tres grupos de homólogos que trabajan la incidencia política, las industrias extractivas y sus consecuencias y temas de democracia y participación popular (rcscoord@cpalsj.org).
  • Fernanda Falcone (ARU), Coordinadora de la Oficina de Comunicación Institucional de la CPAL (Lima) y de la Red de Oficinas Provinciales de Comunicación en América Latina y El Caribe que agrupa a las 12 provincias jesuitas del continente (oficina.comunicacion@cpalsj.org).
  • Mario Serrano, s.j. (ANT), Delegado de la CPAL para acompañar y animar las redes socio-pastorales: centros sociales, migrantes, Comparte, solidaridad indígena, parroquias y radios (social@cpalsj.org).
  • Hermann Rodríguez, s.j. (COL), Delegado de la CPAL para acompañar la formación de los nuestros, el trabajo con jóvenes y vocaciones, la formación para la colaboración y los trabajos de espiritualidad. Además, es el ecónomo de la CPAL (formacion@cpalsj.org).

Próximamente estaremos publicando todos los lunes en la página de la CPAL (www.jesuitas.lat) un relato descriptivo del trabajo realizado en el úlitmo año por cada una de las redes con el fin de ampliar el conocimiento sobre éstas y el impacto en nuestra misión.

Los invitamos a seguir con interés y a divulgar entre sus contactos esta información; y si alguno de ustedes estuviera interesado en “en-red-darse”, lo invitamos a entrar en contacto con los responsables a través de los e-mails compartidos en la nota.

ROBERTO JARAMILLO, S.J.

Presidente de la CPAL