Encuentro “Casa de Todos”

 La Parroquia San Ignacio estuvo comprometida desde el inicio con la Misión Casa de Todos que se llevó adelante en la ciudad de Montevideo desde el domingo de Pascua y que finalizó con una serie de encuentros que se realizaron los días 10, 11 y 12 de mayo. Su Párroco, el P. Ignacio Rey Nores nos comparte cómo fue el encuentro ‘Casa de Todos’ que se llevó adelante en la Parroquia. 

Por Ignacio Rey Nores SJ

El pasado sábado 11 de Mayo vivimos, en la Parroquia San Ignacio (en Montevideo, Uruguay) , el Encuentro “Casa de Todos”. Empezamos con un rato de “animación musical”, en el atrio de la antigua capilla, hoy Salón Sagrado Corazón, gracias a los amigos de la banda “Kerigma” quienes le pusieron toda la onda con sus cantos. Luego, en el Colegio San Ignacio, tuvimos una actividad para ‘romper el hielo’, que hizo interactuar a todos los presentes.

Luego, me tocó como párroco, dar la bienvenida a todos los presentes, destacando el regalo del Encuentro, y la gracia de habernos consolidado como comunidad a lo largo del de preparación y de las jornadas de Misión. Una vez terminada la misión, la invitación es a conocerse más y a dar la bienvenida a la gente que hace tiempo que no viene o  no se suma a una actividad de la Parroquia.

Guillermo Lemos, el director general del Colegio (San Ignacio)  dijo algunas palabras respecto de la Misión ‘Casa de Todos’ y del espacio de encuentro. Cerró su discurso con una oración.

Al finalizar,  se explicó la dinámica del Encuentro: la totalidad de los presentes se separaría en grupos que irían rotando de lugar donde serían invitados a escuchar testimonios de la misión.  A las 19.00 se reunieron todos nuevamente en el templo para celebrar la Eucaristía. Mientras tanto, los niños y adolescentes se sumaron a las actividades del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ) en el patio del fondo del Noviciado.

En la acción de gracias, después de la Comunión, el “Chaca” Silva, además de invitar a las Catequesis ‘Casa de Todos’, que se llevarán adelante los días viernes de este mes de mayo, a partir de las 20.00hs, aprovechó para valorar cómo la Misión también nos había misionado a nosotros como comunidad. Dijo que, más allá de cuánta gente había venido al Encuentro, no nos quedan dudas que Jesús continuará trabajando en el corazón de cada persona con la que nos encontramos y en el barrio, y el número de los que vuelvan a casa seguirá creciendo.

Terminamos la Misa y el Encuentro con la certeza de que Dios nos ha bendecido muchísimo con todo este Programa Misionero Jacinto Vera, con los talleres, la misión, y el encuentro, y con la certeza de que las Catequesis que se nos vienen serán una excelente oportunidad para seguir enriqueciendo nuestra fe, y estrechando aún más nuestros vínculos y nuestra vocación misionera.

Emmanuel Sicre SJ: “Si buscamos el momento ideal para rezar, no vamos a hacerlo nunca”

Continúa el Ciclo de Oración y Discernimiento que se está llevando adelante en la noche de Radio María Joven, ocasión para la que han convocado al jesuita argentino, Emmanuel Sicre. A través de preguntas, tanto como de los locutores como de los oyentes, se va dando un diálogo en el que se va profundizando en los modos de orar y relacionarse con Dios en la vida cotidiana. Compartimos aquí algo del 2° encuentro.

¿Cómo  es este Dios con el que queremos entrar en diálogo en la vida cotidiana?

Esa es una muy buena forma de comenzar, porque si empezamos por las dificultades probablemente nos miremos mucho el ombligo y finalmente no estemos mirando para arriba o para adentro. Y creo que, en primera instancia, hacernos presentes a Dios más que traerlo a Él a algún lugar, es hacernos conscientes de con quién estamos dialogando en la oración, con quien es que entramos en ese momento de oración. Lo que primero que me sale es que es el Dios de Jesús. Veamos cómo Jesús en el Evangelio trata de mostrar las cosas que hace su Padre. Y entonces ahí vamos a empezar a mirarnos con la imagen de Dios que nos trae Jesús: el Dios de la Misericordia, el Dios de la Compasión, el Dios que libera al hombre, el Dios que está siempre cercano, que no juzga, que no condena, el Dios que ayuda a darse cuenta de las cosas que no van bien . Pero no es un dios tirano, que está en la vereda de enfrente esperando que nosotros lleguemos. Yo creo que eso nos hace bien cuando queremos ponernos en sintonía con él a la hora de rezar.

Saber que es un amigo, un compañero, un Padre, un hermano. Esas imágenes familiares que nos ayudan a sintonizar de una manera más cotidiana, más habitual, más común. Y que nuestra reverencia sea la del encuentro, como cuando nos encontramos con alguien que amamos, que deseamos… decía San Alberto Hurtado que teníamos que esperar a Dios como una mascota, como un perrito espera a su amo: con la alegría de saber que está llegando. Todos los que tienen mascotas saben que cuando uno abre la puerta o lo ve desde lejos, salen a recibirlos, mueven la cola… Esa analogía nos puede servir para sensibilizarnos a la hora de entrar en oración.

A veces podemos tener esta sensación de que le estoy haciendo un favor a Dios disponiéndome para ir a rezar.

Si, a veces creemos que es una cuestión de mérito ¿no? Que tenemos que ir a presentarle todas las cosas que hicimos bien en el día, como si fuéramos a rendirle cuentas. De esta manera, cuando no tengamos algo para presentarle no vamos a rezar. En cambio, si pensamos que es una relación cotidiana, una relación de amistad, de ir al  encuentro con alguien con quien le gusta compartir lo que está viviendo, aunque esto sea muchas veces doloroso, o que cueste compartirlo… Pensar que es ira estar con ese Dios de Jesús. A mí me gusta ponerle ‘Dios de Jesús’, porque a veces cuando decimos ‘Dios’ nos sabemos muy bien qué decimos.

Pensaba, Emma,  en la sencillez de la oración. A veces, quizás ni hacen falta palabras como decir ‘aquí estoy Señor’, o como decía aquella gran santa ‘yo lo miro y él me mira’.

Si, es como si Dios tuviera una embajada en mi propia interioridad y nosotros vamos a ahí, a esa casa que Dios tiene dentro de nosotros. Entonces, entrar en esa dimensión que es el encuentro con él nos ayuda a ir dando pasos en la relación. A sentir que hay un ida y vuelta. Y  que no hay que hacer más. Hace unos días, que me tocó ayudar a rezar a unos chicos, les decía que en vez de ‘ponerse en presencia de Dios, como si fuéramos a traer a Dios que está lejos en nuestra oración; más vale hacernos presentes nosotros a un Dios que está siempre.’ Somos nosotros los que tenemos que despertar. Dios está siempre acompañándonos.

Un cambio de perspectiva. Por ahí también pienso que podemos llegar a relacionar la oración con ‘tener algo para presentar’. Aunque en general, son más las cosas que necesito pedir que las que agradecemos ¿Qué te parece que nos puede ayudar a entrar en la oración como en una relación con alguien con quien me junto seguido a conversar, a pasar tiempo?

Creo que hay un paso que tenemos que dar en relación a cómo nos comunicamos nosotros con las personas que amamos. No nos vamos a comunicar de una manera distinta con Dios a cómo nos comunicamos con alguien de nuestra familia o con un amigo o amiga muy íntimo. Dios también forma parte de nuestras relaciones, no tenemos otra forma de relacionarnos que siendo nosotros mismos. Entonces, nos podemos preguntar cómo es que habitualmente nos relacionamos con las personas que amamos. Y ahí podría aparecer una punta del ovillo para pensar esto. A veces, nos encontramos muy superficialmente, o sólo con emoticones, no nos animamos a ahondar, o contamos lo mínimo e indispensable como para que no se nos quiebre la relación. No es que esté mal, pero muchas veces vamos a necesitar comunicarnos un poquito más allá. Y con Dios esto también se torna algo cotidiano, algo familiar. Bien ¿Cómo podríamos relacionarnos con él también atendiendo a la etapa de la vida en la que estamos?

Hay momentos en los que estamos muy silenciosos y nos sabemos bien qué es lo que nos está pasando y no sabemos qué decir. En esos momentos, la invitación es a presentarnos a Dios con ese silencio medio mudo que nos viene de no saber qué nos pasa. A veces estamos super verborrágicos y queremos contarle todo a Dios, entonces se da un momento de diálogo. Hay tiempos en los que queremos conocerlo más y entonces ahondamos en el Evangelio. Creo que, en eso, la vida de oración es mucho más dinámica de lo que a uno le parece y nadie tiene ‘la vaca atada’ con la oración. No es que hay una forma que yo ya aprendí a rezar y chau. Siempre se va aprendiendo, porque Dios es dinámico.

Y ahí también qué bueno prestar atención y no sentir que lo estoy haciendo mal si de repente rezo diferente a como rezaba en otro tiempo de mi vida o quizás unos meses atrás.

Exactamente, la oración cambia con mi propio crecimiento también. Y hay momentos en los que estoy aprendiendo, entonces, quizás lleva más sacrificio. Y hay momentos en los que ya me voy dando cuenta de cómo es la oración y entonces voy entrando con más facilidad. Otras veces, resulta que creo que ya se rezar y me como el fiasco de no saber cómo sigue la cosa, o me la creo y finalmente, no pasa nada.

Qué bueno también pensar que, cualquiera sea la circunstancia que esté atravesando de mi vida, que está ahí el Dios de Jesús a la mano que siempre viene conmigo, y que es un Dios-Amor que está dispuesto a recibirme como esté. Qué lindo saber que siempre tenemos un lugar a disposición para entrar en diálogo, descansar, hacer preguntas o simplemente estar en silencio.

Ciertamente. Es alguien que está siempre y es algo que hace mucho bien. Incluso cuando no queremos hablar con Él, que también nos pasa.

Seguimos profundizando en torno a la oración, las dificultades que aparecen, y llegan algunas consultas por Instagram . Una oyente nos idce dice ‘Me cuesta mucho empezar la oración. No se cómo empezar, cómo entrar en ese lugar de encuentro con el Señor’ ¿Qué le podemos decir a ella?

Quizás lo primero pueda ser hacer como un paréntesis de lo que estamos haciendo, hacer silencio, y  algo que ayuda muchísimo es respirar. El Espíritu de Dios se manifiesta a través del oxígeno. Entonces, tomar contacto con nuestra propia respiración es una forma de aquietarnos y de hacernos presentes a Dios.

Yo empezaría así: respirando, tomando conciencia de la respiración, de cómo está mi cuerpo dispuesto a ese encuentro, y lentamente, encontrar alguna frase, alguna palabra que me ayude a relacionarme de manera simple, sencilla. Quizás ‘hola, señor ¿cómo estás?’ ‘quiero comunicarme con vos’ ‘quiero contarte algo’. Hay gente a la que le puede ayudar una oración que ya conoce, que puede empezar con un padrenuestro o cualquier oración de algún salmo que quizás uno recuerde. Lo importante es que esa quietud nos lleve al encuentro. Entonces, la respiración puede ser un buen canal y además, alguna palabrita que me ayude a entrar en oración, a presentarme a través de esa palabra.

Hay otra inquietud que nos hicieron llegar muchos chicos a través de Instagram y de youtube es la cuestión del tiempo. Viste que a veces, entre muchas actividades, ir al colegio, a la facu, tal vez con largas distancias entre un lugar y otro, volver a casa, donde me imagino que algunas personas tendrán muchas tareas también, les cuesta encontrar un lugar para la oración . ¿Qué podemos responderle a estos chicos Emma?

Y, en realidad vivimos como en una época de zapping. Estamos buscando el momento oportuno para rezar y corremos el riesgo de no encontrarlo , y entonces no ir a rezar nunca. Cuando uno anda muy movedizo en la vida yo creo que conviene sumarse al movimiento con la oración. Y hay una oración que puede ser ‘por goteo’. Una oración que uno hace cada vez que está por empezar una actividad, al levantarse o al acostarse. Una oración que nos ayude a conectarnos un minuto aunque sea de nuestro trajín cotidiano; cuando estoy viajando, en colectivo, o si me toca manejar, o si me están llevando para algún lugar; hacer algún momento de silencio o tocar algún objeto que me recuerde mi vida de oración. Puede ser una cruz que llevo en el pecho, un rosario. También a veces hay algunas app que nos pueden ayudar a hacer oración en movimiento. Yo creo que no es excusa el estar moviéndose para rezar. Lo que sí puede ser es que necesitemos tarde o temprano una mayor quietud. Pero pensemos que Dios está acompañándonos en nuestro trajín cotidiano.

Y qué bueno también poder sumarlo a nuestras actividades. Que quizás ya viene con nosotros cuando uno va de camino, en el colectivo, tenemos algunos espacios donde, en vez de hablar nosotros con nosotros mismos podemos, al menos por goteo, tomar consciencia de la presencia del Señor que me acompaña todas partes.

Exacto. Otra vez esta lógica de ‘hacernos presentes’ a él en nuestra vida cotidiana, en nuestro trajín, en lo que tenemos que hacer.

Por acá nos dice otra oyente: ‘Mi dificultad al momento de la oración  es lograr la concentración para rezar todos los días’.

Bueno la perseverancia es un don ¿no? Si nos hace bien y por lo tanto más buenos y más bellos, vamos a tener más ganas de hacerlo. El problema va a ser medir nuestra perseverancia con los dones que recibimos en la oración es como una tentación muy común pensar que ‘merezco de Dios tal cosa’ o me tendría que pasar tal cosa porque soy una persona de oración diaria. Esa tentación está muy presente. Y como nosotros vivimos en una lógica permanente de retribución, de hacer cosas para obtener algo con la oración no pasa. Y entonces viene también aquello que dijimos la otra vez de que ‘Dios me clavó el visto’. Tenemos una especie de impaciencia que nos hace vivir así. Entonces la oración cotidiana (me parece a mí) recibirá el don de la perseverancia cuando dejemos de estar buscando un retribución. Y quedarnos simplemente con Dios, en vez de con las cosas de Dios.

Si, es algo que pasa. Y qué bueno poder descubrir que en la medida que voy dejándome encontrar con el Señor, el corazón también empieza a tener como ‘deseos de más’. De más encuentro, de un poco más de tiempo, de mayor dedicación y como si fuese un músculo, también se va entrenando.

Sí, es el deseo de poner la vida a la luz de la velita de Dios , o del incendio que Dios es a veces; arrimarse al fogón y no andarse muriendo de frío al costadito.

La música también es una gran herramienta para acercarnos  a Dios.

Sin duda, el arte también es una gran gran vía para acercarnos a Dios: la escritura, tocar un instrumento, el canto…

¿Sirve establecer algún lugar físico u horario fijo para hacer oración?

Como toda disciplina puede servir. Lo que nosotros tenemos que discernir es si nos ayuda. Si nos ayuda hay que tenerlo. Hay gente que tiene su altarcito, yo de hecho tengo el mío en mi cuarto pero ha habido épocas en las que el altarcito no era el lugar y tenía que moverme. Entonces tengo que buscar lo que más me sirve en el momento de mi vida en el que estoy para encontrarme con Dios. Esto es dinámico. Tener un lugar nos ayuda a hacerlo más familiar, como tener un  lugar para dormir y el lugar para rezar también. Esto también ayuda bastante.

Otra oyente nos dice: ¿cómo hacer para que la oración cotidiana no sea monótona o una rutina o una costumbre? Entiendo que se debe referir a esto de incorporar a la oración como algo más en mi vida pero, que al final la termine viviendo como una actividad y no un lugar de vida.

Exactamente, ella ya tiene el criterio puesto ahí. Cuando sienta que se le haga una rutina tendrá que moverse. Hay algo que moverse o encontrar otras formas. Porque en épocas de estudio lo que nos suele pasar con los textos es que le sacamos las ideas principales y les ponemos demasiada cabeza. Y no estamos atentos al corazón, que es donde Dios habla también, de manera especial a través de las emociones y de los sentimientos. Entonces, insisto, en que es algo dinámico. No vamos a poder ‘atar’ el misterio de la oración. Hay muchísimos métodos, y los grandes maestros de la vida de oración nos enseñan un montón de cosas de cómo rezar. Igualmente cada uno tiene que hacer el camino y recorrer el momento de la vida en el que se encuentra cómo es que mejor se encuentra con Dios, cómo es que mejor se relaciona con él en este momento del día. Eso es dinámico. Entonces, si un método termina ahogando mi oración, es que en verdad no estoy prestando atención a lo que el espíritu está haciendo en mí.

La mayor dificultad en la oración ( y esto lo repiten incansablemente todos los que saben) es el YO. El YO ocupa un lugar muy grande. Y entonces si no lo corremos, Dios no puede entrar. El YO se manifiesta como si la oración fuese un espejo al que voy y solo me encuentro conmigo mismo: empiezo a mirar los defectos que tengo, lo que hice  bien: ¿y dónde está el otro? ¿Dónde está el misterio de Dios? Hay que hacer chiquitito el YO para que Dios crezca .

Y junto con nosotros vienen los que forman parte de nuestro corazón y nuestra vida.

Ciertamente. Pero cuando nosotros podemos romper ese espejo y convertirlo en una ventana podemos mirar para el otro lado.

Fuente: Radio María

Reflexión del Evangelio – Domingo 12 de mayo

Evangelio Juan 10, 27-30

Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa”.

Reflexión del Evangelio – Por Oscar Freites SJ

En este cuarto domingo de Pascua, domingo del “Buen Pastor”, la Iglesia nos invita a rezar por las vocaciones. El Papa Francisco nos propone como tema para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de este año: “La valentía de arriesgar por la promesa de Dios”. Riesgo, promesa, seguimiento, pertenencia, identidad: son las llamadas que golpean a nuestro corazón en este domingo del Buen Pastor.

El evangelio que se nos propone es bien breve, cuatro intensos versículos que hacen síntesis de este capítulo 10 del Evangelio de San Juan. Allí, Jesús se nos ha presentado como el Buen Pastor que da su vida por las ovejas.

Miremos esta imagen con la cual Jesús nos revela algo de sí: “Yo soy el buen pastor”.

En la cultura “campesina” de la Galilea de Jesús, los pastores eran uno de tantos trabajadores, de aquellos que conocían de largas y duras jornadas de trabajo. Hombres sencillos que saben de desvelos, de noches frías, de incomodidades, de mirada atenta y agiles reflejos. Con estas personas que saben perderse en medio de sus rebaños se quiere identificar Jesús. Con aquellos que saben valorar del vínculo del uno a uno; que conocen con cariño el nombre de cada una de sus ovejas; que saben caminar en comunidad acompasándose al ritmo de los más débiles.

Con ellos se identifica Jesús. Él quiere conocernos, quiere que escuchemos su voz, nos quiere invitar a su seguimiento. Esa es la relación que Jesús quiere tener con cada uno de sus discípulos, con cada uno de nosotros. Compartir la vida, recorrer juntos los caminos, abrazar juntos las promesas de Dios que van jalonando nuestra historia.

Seguirlo, ser parte, pertenecer a su rebaño. Descubrir que no vamos solos en ese camino de seguimiento, sino que los otros son muy importantes. Pues si alguno se pierde, nuestro rebaño ya no será el mismo.

El rebaño, la comunidad, tiene gran importancia porque es el lugar donde aprendemos a discernir las promesas de Dios. Formar una familia, vivir la fecundidad del matrimonio, transformar el mundo y servir a los hermanos desde una profesión, abrazar la fraternidad de la vida consagrada, saberse pan partido y repartido en el sacerdocio. Un crisol de vocaciones que brotan de la vida en comunidad. Unas promesas que vamos aprendiendo a leer en medio del diálogo comunitario sincero y transparente. Unos miedos que también aprendemos a compartir y a enfrentar justos. Unos riesgos asumidos personalmente, pero acompañados comunitariamente.

Lanzarse a vivir aquellas promesas que tienen sabor a Vida Eterna, exige la valentía de arriesgarse a transitar por nuevos caminos junto al Buen Pastor. Pide reconocernos en camino con y por otros que también buscan, arriesgan y sueñan. Nos invita a transparentar la identidad de aquel Buen Pastor que se desvela, que cuida, que da su vida por los demás.

Pidamos entonces, en este domingo, la valentía de creer en las grandes promesas del Padre; el coraje de arriesgarnos con y por el Hijo a hacerlas realidad en nuestras vidas; y la gracia del Espíritu para sentirnos parte de una comunidad que nos acompaña por estos arduos caminos.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Algunas Novedades sobre el Sínodo de la Amazonía

El sínodo Pan amazónico, fue lanzado en el 2017 por el Santo Padre. Desde la visita del papa Francisco a la Amazonía en enero de 2018, la secretaría del Sínodo comenzó a colaborar con la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM), conformada por representantes de diferentes diócesis de este territorio; junto con otros expertos que están al servicio del trabajo pastoral y de promoción humana del territorio amazónico.

“El Instrumentum laboris, será presentado en junio próximo, como se sabe estará en las manos de los padres sinodales, durante las tres semanas de duración del sínodo. Los padres sinodales, dijo el cardenal, vendrán de todo el territorio Pan Amazónico, además de los auxiliares, estarán presentes también los presidentes de las 7 conferencias episcopales del territorio, y otros representantes de los cinco continentes. El Papa luego escogerá otros participantes, en particular, los pueblos originarios serán bien representados”, explicó el cardenal Lorenzo Baldisseri.

Además, el Papa Francisco hizo oficial el nombramiento del Cardenal Claudio Hummes, Presidente de la Red Eclesial Pan Amazónica  (REPAM), como relator general del Sínodo para la Amazonía. También han sido nombrados dos secretarios especiales, Monseñor David Martínez de Aguirre Guinea, Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Perú, y el Padre Michael Czerny, SJ, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados para el Servicio de Desarrollo Humano Integral.

Fuente: Vatican News

Un regalo impensado para venezolanos y argentinos: la Procesión del Nazareno de San Pablo

Parte de la comunidad de migrantes venezolanos en la ciudad de Córdoba (Argentina) pudo celebrar el pasado Miércoles Santo, junto con la comunidad de la Parroquia Sagrada Familia, una devoción tradicional de su país: la procesión del Nazareno de San Pablo. Esta procesión se realiza con una imagen de Jesús con la cruz a cuestas y otra de la Virgen dolorosa.

La celebración estuvo marcada por una profunda emotividad. Los venezolanos presentes expresaron que sentían la experiencia de celebrar de esta forma al Nazareno en Córdoba como “un regalo impensado”, pues nunca imaginaron que sería posible. Junto con eso, fue una ocasión y un espacio sumamente propicio para una sincera cultura de hospitalidad puesta en práctica de parte de la comunidad parroquial que se sintió muy conmovida con la piedad y devoción de los venezolanos..

La iniciativa de organizar la procesión tuvo dos orígenes principalmente. El primero, la búsqueda desde la Parroquia de abrir un espacio del SJM, concretamente a través de una actividad propia de la religiosidad popular de los migrantes. El segundo, una petición expresa de algunos migrantes venezolanos que pertenecientes a la comunidad parroquial.

Se realizó una convocatoria a una primera reunión de organización, a partir de la cual se conformó un equipo que llevó adelante la organización de la fiesta junto con el párroco Leonardo Amaro SJ y el estudiante Javier Hernández SJ. Se contó además con la colaboración de diversas instituciones, como la Pastoral Migrante de la Arquidiócesis de Córdoba y  Museo Tejeda, este último que prestó las imágenes que se utilizaron.

Después de la procesión, se celebró la misa en el templo parroquial y el encuentro culminó con un compartir donde no faltaron las famosas ‘arepas’, alimento tradicional en Venezuela. Para cerrar se presentó un ensamble venezolano, que interpretó algunos temas musicales propios de aquella región.

Testimonio de Johana, animadora de la celebración

«Lo más emocionante fue que, gracias a Dios y a la Virgencita, esta celebración se pudo dar aquí en Córdoba. No hay nada más gratificante para mí como venezolana, que esta tradición religiosa propia de mi país se haya podido llevar a cabo acá en Córdoba. Ver argentinos y venezolanos unidos por una misma fe y por una misma oración es muy emotivo, todas esas personas acompañando al Nazareno y a la Virgencita.

Que el Nazareno entrara a la iglesia con el canto del himno nacional de Venezuela, cantado y tocado con guitarra por el coro… no hay palabras para describirlo, fue una emoción y un sentimiento nacional indescriptible. Y además, durante la ceremonia, ver las dos bandera, la de Argentina y la de Venezuela, unidas por una sola fe y por una sola petición: la paz de todos los pueblos. Eso es lo más emocionante que pudimos haber vivido, yo, y nuestra comunidad venezolana. Y que, a su vez, la propia comunidad de la parroquia se sintiera afortunada de haber compartido esta tradición con nosotros.»

La Parroquia San Ignacio inauguró su sitio web

La Parroquia San Ignacio de Montevideo, Uruguay, ha inaugurado su sitio web los días previos a la semana santa.

La página contiene información sobre la Parroquia, como los horarios de las celebraciones y las actividades que se llevarán adelante en ella a lo largo de este año.

Para conocer el sitio web haz click en este link

 

 

 

Somos Encuentros: Campaña de comunicación sobre la Migración Forzada

La Red de Oficinas Provinciales de Comunicación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (RED de OPC) y el equipo de Hospitalidad de la Red Jesuita con Migrantes para América Latina y el Caribe (RJM-LAC), se han unido para gestar y lanzar una campaña de comunicación sobre la migración forzada en nuestro Continente bajo el nombre “Somos Encuentros”.

Los responsables de la campaña son: Natalia Salazar, Luis Gómez y Javier Cortegoso por parte de la RJM-LAC, y por parte de la RED de OPC: Enilda Ruiz, encargada de comunicación de la provincia de Centroamérica, Schirley Echenique, encargada de comunicación de la provincia de Venezuela, y Fernanda Falcone, coordinadora de la RED OPC y de la Oficina de Comunicación Institucional de la CPAL. Para llevar adelante el proyecto contamos con el apoyo de las oficinas de comunicación de todas las provincias y sus equipos de trabajo.

La campaña quiere ser un espacio de participación amplia, en la que los miembros de los equipos de comunicación de las provincias puedan aportar sus trabajos y suscitar otros esfuerzos que visibilicen las angustias y tristezas, las alegrías y las esperanzas de tantas personas que se ven forzadas a migrar entre países de nuestro Continente o hacia otros rumbos más allá de nuestras fronteras.

Los trabajos y aportes deben ser un canal para compartir historias de encuentro y de hospitalidad, que nos permitan ayudar a reconstruir la humanidad de aquellos que han sido vulnerados en su dignidad en medio de las tragedias del desplazamiento forzado, así como de aquellos con quienes entran en contacto.

“Creemos que la Migración Forzada es una realidad que nos cruza más allá de los países, provincias y obras; se trata de un drama de nuestra sociedad latinoamericana que nos interpela día a día y que nos llama a responder de manera compartida. Las obras, instituciones y personas que colaboramos en la Compañía de Jesús tenemos el desafío de articularnos y tejer juntos conversaciones y acciones en los diferentes procesos y ámbitos de nuestra misión”.

“Son más las cosas que nos unen que las que nos separan y sin importar en qué lugar de Latinoamérica y el Caribe nos encontremos, la movilidad humana y el encuentro humano hacen parte de nuestras vidas. Queremos contar historias que nos lleven a reconocer en nuestros propios ámbitos de actuación la manera en que estamos respondiendo a los retos de la migración forzada, a través de los protagonistas que viven y tejen esta realidad en cada Provincia.”

Quienes deseen sumarse a esta iniciativa pueden escribirnos a: oficina.comunicacion@cpalsj.org solicitando las pautas a seguir y las orientaciones correspondientes.

Fuente: Jesuitas Lationamérica

 

Palabra de CPAL de Mayo – Pensar y Actuar como un Solo Cuerpo Apostólico

«¡Cuánto más y cuán mayor bien podríamos hacer los jesuitas si pudiéramos pensar y actuar como un solo cuerpo apostólico!»

Compartimos la Palabra de la CPAL para el mes de mayo. 

Por Roberto Jaramillo SJ 

¿Qué nos pasa a los jesuitas que en tantas ocasiones tenemos una grande voluntad -y no sin frecuencia la capacidad- para colaborar y trabajar con otros especialmente laicos y laicas, pero que al mismo tiempo demostramos tan poca capacidad para interesarnos e involucrarnos en iniciativas comunes?

 Sin duda que generalizar no es correcto; y que muy probablemente los compañeros que se interesen por leer este texto y compartan mis reflexiones viven no sólo preocupados por esta situación, sino que hacen esfuerzos por cambiar personal y comunitariamente. No tengo duda, tampoco, de que muchos laicos y laicas, religiosos y religiosas (sacerdotes) y otras personas no creyentes que se unen a nuestra misión perciben con claridad y no sin estupor -y a veces con escándalo- esta realidad.

 Soy consciente de que este problema no es, tampoco, patrimonio jesuítico. No sin frecuencia los católicos somos luz de la calle y obscuridad en la casa. Respondemos más natural y fácilmente a los patrones individualistas y “protagonistas” que a las invitaciones evangélicas de pensar y actuar como un solo cuerpo (1ª Cor 12, 14ss); nos dejamos convencer por los argumentos mundanos de la eficiencia en lugar de creer y apostar por la eficacia del evangelio (la de la levadura); confundimos nuestra vocación a seguir y a servir a Jesucristo crucificado con una función, en la cual terminan imponiéndose -bajo las más refinadas razones posibles- los intereses personales o institucionales. Y cada uno termina trabajando por su lado.

 Pero ¡cuánto más y cuán mayor bien podríamos hacer los jesuitas si pudiéramos pensar y actuar como un solo cuerpo apostólico! ¡Cuánto más y mayor sería el impacto de nuestras acciones si pudiéramos trabajar juntos, colaborar no sólo con otros o abrirnos a la colaboración de otros, sino c-o-l-a-b-o-r-a-r entre nosotros, con una aceptación humilde de que el bien hecho juntos -cordialmente unidos- es bien mayor, sin distraer nuestras fuerzas y dispersar nuestra acción! Mucho tenemos que aprender no sólo y principalmente del evangelio (fuente original de nuestra diaria inspiración) sino también de tantas otras iniciativas y organizaciones que aseguran lo corporativo como una manera de SER que garantiza sus objetivos. Los nuestros son infinitamente más dignos, más altos, más santos… y merecen toda nuestra religiosa sumisión en aras de Su Misión (la del Cristo).

 La primera de las preferencias Apostólicas promulgadas por el P. General es un campanazo de alerta que nos dice que esa conversión no sucederá si no vivimos el espíritu de los Ejercicios y la práctica cotidiana del discernimiento. Este tiempo de Pascua es La Ocasión propicia para dejarnos interrogar por Dios y por la realidad, y abrir nuestra manera de entender y de proceder a los impulsos de El Espíritu que nos invita a Ser un Cuerpo: el que tiene a Cristo por Señor y a nosotros, todos, llamados a co-laborar en Su misión.

Experiencia La Storta en La Huella: Inserción y Radicalidad Evangélica

Desde septiembre de 2013 se lleva adelante en el Hogar “La Huella” la experiencia La Storta. Esta experiencia tiene como objetivos fundamentales la vida en inserción y la radicalidad evangélica, además de dar luces en el discernimiento del proyecto de vida. Hay tres pilares que articulan toda la experiencia: la comunidad, el apostolado y la oración.

 La vida comunitaria

Los jóvenes son invitados a vivir en comunidad. La comunidad que se forma para la experiencia es mixta. El número de miembros ronda entre las 5 y 8 personas. Cada integrante se compromete a poner su tiempo, su agenda, sus energías, a disposición de las necesidades de su comunidad. Es no implica que cada integrante de la experiencia renuncie a su vida y agenda personal, pero ésta queda supeditada a las necesidades e instancias comunes. Se espera que ambas agendas, la personal y la comunitaria, puedan coexistir desde un discernimiento compartido que ayude a todos a vivir los objetivos de la experiencia, sin descuidar la propia vida, espacio y tiempo vital.

 Vida apostólica

Se promueve que cada uno continúe con los apostolados que llevaba antes de ingresar a la experiencia, siempre y cuando disponga de tiempo para atender a las necesidades de los chicos/as que viven en el Hogar La Huella. Durante el tiempo de la experiencia, esos chicos/as son la prioridad apostólica.

 Vida espiritual

Será vital en esta experiencia, tener una vida intensa de oración y discernimiento espiritual. Por ello, los que participen, serán invitados a vivir en comunidad un espacio de oración al final de cada día, a la manera de un “examen-pausa ignaciana”. A esto se le suma la pauta semanal de oración que a la luz de los Ejercicios Espirituales es rezada individualmente y se concreta en una reunión semanal de la comunidad y con la guía espiritual del equipo asesor. Así la comunidad en general y cada uno en particular, podrá vivir en tiempo real, de cara al Señor, lo que va sintiendo, pensando, viviendo. El Señor es un actor fundamental en esta experiencia, que ha de tener un espacio diario de relación especial con Él.

 Fuente: CVX Uruguay

Escuela Especial ‘Padre Juan Carlos Constable SJ’ en San José del Boquerón

El pasado 8 de abril, en dependencias del Espacio para la Infancia (EPI) San José del Boquerón, se realizó el lanzamiento del proyecto de Escuela Especial ‘Padre Juan Carlos Constable SJ’, una institución oficial, de enseñanza, contención y estimulación para niños con capacidades diferentes.

Este proyecto abarca las poblaciones comprendidas en la zona del Salado Norte, Departamentos Copo y Pellegrini, con el objetivo de integrar jóvenes y niños, mientras se cumplan los plazos de creación oficial y definitiva de la Escuela Especial.

En el acto, entre otros, estuvieron presentes el P. Juan Carlos, la Srta. Mary Quadri, las Hermanas Dominicas de Nueva Esperanza, profesores y personal de la institución, así como autoridades locales.