Sínodo sobre Amazonía: ‘Buscar caminos realmente nuevos’
La Dra. Birgit Weiler, docente de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, entrevistó al cardenal Claudio Hummes, presidente de la Red Eclesial Panamazónica (Repam), sobre la relevancia de prestar atención a la Amazonía y escuchar a los pueblos originarios.
En octubre del presente año se realizará en Roma el Sínodo de los Obispos para la Región Amazónica ¿Podría comentarnos quiénes participarán?
Van a participar todos los obispos de la región Panamazónica, residentes y auxiliares, no solo delegados elegidos como normalmente lo es en otros sínodos. Seremos un poco más de cien obispos. La convocatoria ha sido amplia pues el papa quiso que, en primer lugar, participen los pueblos originarios, como interlocutores fundamentales; y también, otros sectores de la población amazónica.
Cuando el papa visitó Puerto Maldonado en el Perú, quiso encontrarse con los pueblos indígenas y les dijo: “Hoy está comenzando el proceso sinodal. Ustedes son participantes esenciales en este proceso”. En octubre estarán en Roma representantes de los pueblos indígenas y de otros sectores de la sociedad. Muchas personas han participado en la fase de investigación, de recolección de información, opiniones, sugerencias, problemas y sueños de toda la población de la Panamazonía.
Es un momento histórico. Nunca antes hubo un Sínodo panamazónico. ¿Por qué se ha convocado justo en este tiempo?
Es un momento muy especial, es el fruto, una expresión de lo que llamamos un kairós, un tiempo especial de gracia y de iluminación de parte de Dios quien nos concede este tiempo que estamos viviendo. Eso empieza con la elección del papa Francisco. Él significa un gran cambio dentro de la Iglesia: un argentino que no era de Europa, un jesuita que toma el nombre de Francisco. Y él inmediatamente mostró que está muy consciente de la gran crisis ecológica y climática y que por ello – eso va en la línea de Francisco de Asís, el gran inspirador del cuidado de la naturaleza –en este contexto escribe la encíclica Laudato si’.
Entonces el papa, también dentro de este contexto grande de una Iglesia que está en necesidad de reformarse internamente para ser una Iglesia más misionera, más misericordiosa, más pobre con los pobres y que cuida la naturaleza, que cuida la casa común, empezó a destacar mucho la Amazonía como un territorio fundamental para el equilibrio ecológico.
¿Por qué es importante la Amazonia para la Iglesia?
La Amazonía también es esencial para nosotros como Iglesia porque nos recuerda que Dios creador nos entregó el planeta para que obtengamos de él lo que necesitamos como sustento pero sin destruirlo. Actualmente, el planeta está amenazado y explotado más allá de sus posibilidades. En la medida en que destruimos la Amazonía, destruimos las condiciones de un planeta saludable y viable en el futuro.
Es necesario reflexionar y abrir nuevos caminos para ver cómo cuidar más este planeta que Dios nos entregó y que también nosotros queremos entregar a las generaciones futuras. Entonces estamos en un momento muy central del ministerio del propio papa Francisco. Él está muy presente, nos da coraje, ánimo, nos entusiasma. Por eso tenemos tanta esperanza en este Sínodo.
¿Puede decirnos cuáles son los frutos principales que se espera de este Sínodo?
Se quieren encontrar caminos realmente nuevos, y no solo renovar o reactivar los caminos antiguos, que también es importante, sin embargo, algunos de los antiguos caminos tienen que ser abandonados, porque son más un impedimento que una ayuda para salvar el planeta y ser realmente, una Iglesia que cuida la casa común. Esto se va a definir en este primer momento de la escucha, a medida que la Iglesia escuche a las propias poblaciones de la Amazonía y quiera oír de ellas cuáles serán los nuevos caminos.
Esperamos caminos que nos ayuden a defender la naturaleza, a preservar los bosques, a lograr que los pueblos indígenas tengan sus derechos reconocidos y sean sujetos de su historia, protagonistas de su historia y ya no objeto colonial de nuestros proyectos, un rol que les hemos forzado a cumplir y que continuamos haciendo. Con los pueblos indígenas tenemos que construir un futuro con el que sueñan y que ellos merecen. Como Iglesia también tenemos que preguntarnos, ¿cómo conseguir que esas comunidades tengan sus pastores próximos, conviviendo y celebrando con ellas la eucaristía y los demás sacramentos, tan importantes para la vida de las comunidades católicas?
Ud. ha recalcado que el tiempo postsinodal es muy importante ¿En qué deberían contribuir las universidades católicas en general y las universidades jesuitas en particular, en la fase de la implementación del Sínodo?
Durante nuestra reunión en Río de Janeiro, entre los representantes de universidades jesuitas y de la REPAM, convocados por AUSJAL se empezó a formular de qué manera las universidades jesuitas en América Latina, sobre todo en esa región de la Panamazonía, pueden colaborar en lo que dice el papa. Es muy importante que nuestras decisiones del Sínodo y todo lo que viene después tenga un buen fundamento teórico, de fuerza científica. La Iglesia tiene necesidad de esta presencia de las universidades y de esta fundamentación básica. Tuvimos la alegría de ver cómo las universidades jesuitas están realmente abrazando con mucho coraje, con mucha lucidez y con mucha voluntad la participación en el proceso del Sínodo
Las universidades en general –no solo las católicas o jesuitas– están invitadas porque aquí hablamos del interés por el planeta en bien de la humanidad. Tenemos la certeza de que las universidades estarán presentes haciendo un gran e importantísimo trabajo que la Iglesia necesita para la implementación del Sínodo.
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