Servicio Jesuita a Migrantes: Jornadas de trabajo itinerante en localidades fronterizas

Testimonio de María Eugenia Torres, voluntaria del Servicio Jesuita a Migrantes en Córdoba, sobre la experiencia del trabajo realizado en la frontera entre Argentina y Bolivia, a mediados del mes de septiembre.

Testimonio

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) tiene como misión acompañar a las personas migrantes en su proceso de reincorporación social, promoviendo y protegiendo la dignidad y los derechos de las personas que deciden migrar.

Un equipo del SJM en Argentina-Uruguay (ARU) integrado por Julio Villavicencio SJ (Director), Laura Herrera Álvarez (Coordinadora de la Oficina CABA), Manuel Ruiz Durán (Investigación e Incidencia), y por mí, María Eugenia Torres (voluntaria de la Oficina Córdoba), realizamos una serie de jornadas de trabajo itinerante en localidades fronterizas.

Nuestro punto de destino fue la frontera que conecta a la localidad de La Quiaca (Argentina) con la localidad de Villazón (Bolivia). El objetivo era conocer las dinámicas migratorias de la población caminante en zona fronteriza e identificar qué otros fenómenos acompañan la movilidad humana, como la inseguridad, la pobreza, la desigualdad social, entre otras.

Durante las jornadas pudimos observar la asistencia y el acompañamiento de diversas organizaciones sociales que, a través de sus acciones, se centran en atender las necesidades humanitarias básicas – salud, higiene, alojamiento y alimentación- al ingresar al territorio y de esta manera articular trabajo en conjunto, crear vínculos fraternos orientados a alcanzar una sociedad más inclusiva y  acompañar a las personas migrantes más vulnerables.

Durante nuestra estadía en La Quiaca, conocimos personas migrantes que nos compartieron su testimonio y conocimos el trabajo que realizan las organizaciones que tiene presencia en esta zona fronteriza. Estas entrevistas fueron posibles gracias a la buena disposición de las personas que encontramos y la relación de confianza que se fue generando con los días. 

Encontramos situaciones difíciles por las que atraviesa una persona que deja su propio hogar -muchas veces sin retorno-, por las restricciones impuestas por la pandemia en contextos de frontera que generan desprotección, acompañado de múltiples estresores como el miedo, ansiedad y la inseguridad ante lo desconocido. En sus historias de vida –que tan amablemente y con profundo dolor compartían-, hacían hincapié sobre la imagen hostil que se tiene sobre el migrante y que genera prejuicios a la hora de poder integrarse a la sociedad por falta de sensibilización social.

                                  

Estas jornadas de trabajo, como voluntaria generaron muchos sentimientos, por un lado me conmovieron los relatos de vida, la valentía con la que llegan las personas migrantes a nuestro país y encontrar en algunas personas la capacidad de no perder la alegría y la fuerza para seguir caminando hacia adelante y por otro lado aparecieron sentimientos que llevaron a cuestionarme en muchos momentos: ¿Qué puedo aportar yo? con gente que tiene los mismos objetivos que yo, que tiene también las ganas de intentar hacer algo positivo,  buscando constantemente la manera de construir una sociedad de acogida, más justa y resiliente, que no deje a nadie atrás.

En esta misión, cada día que paso se fue convirtiendo en una lección para mí y así también decidí transitarla, salirme de mi misma, ponerme en el lugar del otro, cada día he aprendido muchas cosas, he descubierto nuevas realidades. En las situaciones difíciles comprendí que es importante saber quién soy, quien es el otro y quienes somos, para lograr más apertura y disponibilidad para poder acompañar situaciones que son complejas. 

Me siento agradecida y como voluntaria de este servicio, que forma una parte muy especial de mi elección de vida, tengo la certeza de que siempre podemos sacar lo mejor que tenemos en el lugar que nos encontremos ya sea en nuestro trabajo, profesión, como parte de una comunidad, para construir una sociedad que este más en armonía, donde sigamos llevando a la práctica los valores de la generosidad, la solidaridad, el compromiso y la implicación por el otro que realmente nos necesita y  por supuesto sin dejar atrás la invitación a la que nos convoca el Papa Francisco en el marco de la 107º Jornada Mundial del Migrante y Refugiado un llamado a la construcción de un “nosotros” cada vez más grande.

María Eugenia Torres. 

Oficinas SJM en Argentina: sjmargentina.org

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Celebración del Día del Migrante y Refugiado

El Papa Francisco declaró “Día Mundial del Migrante y Refugiado” el último domingo del mes de septiembre. Este año se celebra el 26 de septiembre bajo el lema “Hacia un nosotros cada vez más grande”. El Santo Padre nos dice “En realidad, todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad.

La Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes nos invita a comprometernos con la causa migratoria de nuestro país, compartiendo actividades, comunicaciones y celebraciones. sí, los invitamos a todos a sumarse también realizando actividades, comunicaciones y celebraciones.

Además nos acercan una propuesta litúrgica, a la cual se puede acceder haciendo click aquí: Propuesta litúrgica.

Fuente: episcopado.org

 

Cáritas Argentina: acciones para la contención social

Teniendo en cuenta la vulnerabilidad de muchos jóvenes de los barrios más carenciados del país, Cáritas Argentina propicia el deporte y las actividades creativas como espacios de prevención y contención social.

A través de tres protagonistas de los barrios (capilla, colegio y club) acompañan la vida de las familias y de los grupos, promocionando y protegiendo los derechos de los menores, y previniendo eventuales adicciones y delitos.

Este trabajo fue asumido por el área de abordaje de adicciones de Cáritas, en forma conjunta con la Comisión de Pastoral de Drogodependencia de la Conferencia Episcopal Argentina y los Hogares de Cristo.

La capilla, el colegio y el club se convierten en los recursos que la comunidad utiliza para contener, desarrollar y capacitar a los jóvenes de los barrios postergados donde la Iglesia cuenta con mucho protagonismo.

Emergencia social 

La emergencia sanitaria y social que se vive a partir de las consecuencias de la pandemia dejó sin contención a muchos sectores. Esta iniciativa se transforma, entonces, en una herramienta de valor para acompañar esta difícil situación de las comunidades.

La respuesta a esta crisis es a través de un proyecto integral que se efectiviza con:

  • encuentros de capacitación para los referentes del barrio;
  • acompañamiento de los clubes y espacios asociados;
  • entrega de material cultural y deportivo de acuerdo a las actividades;
  • entrega de indumentaria deportiva para fortalecer la pertenencia y la identidad;
  • el acondicionamiento de espacios y la promoción de acciones que generen la inserción laboral de los jóvenes.

El desarrollo de estos programas se traduce en encuentros y vinculación con las instituciones educativas y de salud, y con organismos nacionales y provinciales especializados en menores. Esta coordinación es muy necesaria, no sólo para impulsar el proyecto sino también para conseguir subsidios en orden a la compra del equipamiento necesario.

Fuente: caritas.org.ar

Cardenal Czerny: La hospitalidad genera vida

Ofrecer hospitalidad abre la posibilidad de un encuentro con Dios: lo afirmó el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al recibir a la Pequeña Amal, una marioneta itinerante que representa idealmente a todos los niños refugiados y que, como parte de su recorrido por diversas ciudades europeas, se detuvo en la plaza de San Pedro.

Asegurando que “la acogida transforma”, evidenció además el testimonio de comunidades y familias que “han asumido el cuidado del ‘extranjero’, especialmente las que se ocupan de los menores desarraigados de sus familias, de sus comunidades, de sus aspiraciones, que tienen que confiar en extraños de buena voluntad para que les protejan a fin de llegar a ser las personas que Dios quiso que fueran y ocupar el lugar que les corresponde en las comunidades que les acogen”.

La integración es un proceso bidireccional, con reconocimiento mutuo, derechos y deberes, que es también un camino complejo, a veces accidentado, pero cuyo objetivo debe ser siempre lograr el desarrollo humano integral de los recién llegados como de quien acoge, especialmente de los más vulnerables.

El cardenal Czerny recordó además la celebración, el domingo 26 de septiembre del  107º Día Mundial del Migrante y del Refugiado y el Mensaje del Papa para ese Día, en el que indica “un claro horizonte para nuestro camino común en este mundo” y en el que el Pontífice afirma: “Todos estamos en la misma barca”.

Fuente: vaticannews.va

Droga y Exclusión

La problemática de las adicciones es padecida por todas las personas afectadas, independientemente de su condición económica o social. Pero si al problema del consumo se suma un contexto de exclusión, la complejidad es mayor. Así lo refleja un estudio realizado por la Familia Grande del Hogar de Cristo, una organización parroquial que acompaña desde el año 2008 a las personas de los barrios más vulnerables con problemas de adicción.

Ana Campoli es referente de la región centro de Hogar de Cristo y nos cuenta sobre la complejidad de la vida cotidiana de quienes consumen en contextos de exclusión y de la imperiosa necesidad de una atención especialmente adaptada.

  • ¿A qué se refieren con atención especialmente adaptada?

Desde la Familia Grande del Hogar de Cristo, acompañamos con un «método» que se comparte y que supone, primero, comprender que lo que acompañamos es, antes que nada, una persona, no alguien que es «adicto», o que sufre violencia. Es alguien que tiene una historia y que dicha historia personal está atravesada por una complejidad de situaciones, de allí que el acompañamiento es «artesanal», uno a uno, o como le decimos: «atención especialmente adaptada». En el Hogar decimos que intentamos ser respuesta ante las necesidades que se presentan y no propuesta que podrían ser prefabricadas, es decir que no tienen que ver con esa comunidad o con esa persona.

  • De acuerdo a la realidad que describen en el video, ¿cómo afectó el actual contexto de pandemia?

Desde los diferentes centros barriales de la Familia Grande del Hogar de Cristo a lo largo de todo el país podemos dar cuenta del agravamiento de la situación de vulnerabilidad que produjo la pandemia. Las redes que colaboraban en el sostenimiento de las situaciones de mayor vulnerabilidad se redujeron (o cerraron) y entonces se multiplicaron las necesidades. Se vio un gran aumento de personas en situación de calle. Y se agravaron las condiciones de riesgo social que se producen a partir de la irrupción producto de la pandemia, porque supone un impacto en las relaciones con el consumo problemático, las violencias intrafamiliares y comunitarias, entre otras situaciones de dolor.

¿Cómo podemos colaborar como sociedad?

Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, presentamos un documento en conjunto con Cáritas y la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia de Argentina. En él compartimos nuestras reflexiones basadas en el cotidiano encuentro con este dolor que asoma cada vez que llegamos a una comunidad, donde encontramos relatos de desgarro, desesperación, impotencia o vivencia de desamparo. Es necesario llamar la atención sobre el agravamiento de la pandemia de las drogas y las adicciones en tiempos de COVID-19.

  • De acuerdo a ese documento, ¿qué es lo que más preocupa?

Por nuestra experiencia en barrios populares vemos que es urgente tomar conciencia de que las drogas y las adicciones es una problemática que se ignora. La sociedad y el Estado están cada vez más fragmentados en sus respuestas, lo cual demuestra que no se comprende la complejidad y gravedad de este flagelo.

Vimos como con las restricciones por la pandemia quedaron huérfanos nuestros barrios. Muchos jóvenes se encuentran sin espacios de contención, ni referentes del mundo adulto o pares con los que interactuar en los clubes, las escuelas e incluso la mayoría de nuestras capillas que quedaron cerradas.

Todos los días comprobamos cómo las adicciones y sus consecuencias van rompiendo los lazos sociales de nuestras comunidades y detonan los valores fundamentales que nos unen como comunidad. Hoy el problema ya no se resuelve con trabajo y vivienda porque no existe la red de apoyo de la comunidad organizada y se vive en el desesperado «sálvese quien pueda».

Nos inquieta la post pandemia y el aumento del HIV, la tuberculosis y otras enfermedades asociadas al consumo de paco y otras drogas dado que no hay controles ni respuesta terapéutica.

También es necesario reconocer y entender los padecimientos mentales de las personas en contexto de exclusión. Lo percibimos antes de la pandemia y, ya atravesándola, hizo saltar por los aires la cuestión de la Salud Mental, tan lejana para recibir atención y no pensada para la realidad de nuestros barrios.

Queremos visibilizar la creciente cantidad de personas en situación de calle, que fueron y siguen siendo vulneradas todos sus derechos. La calle no es un lugar para vivir, ni morir. No hay tiempos de espera, no se pueden dilatar más las respuestas.

Redes sociales

Fuente: ucc.edu.ar

Afrontar y combatir las desigualdades

75 años del Hogar de Cristo, bajo la luz de las Preferencias Apostólicas Universales.

Por José Francisco Yuraszeck Krebs, SJ para la publicación “Jesuitas 2021 – La Compañía de Jesús en el mundo”

Cuando, en 1944, Alberto Hurtado creó el Hogar de Cristo, el principal dolor que quiso aliviar fue el de las personas que vivían en las calles. Además, por cierto, de la indiferencia. En una carta escrita en su lecho de muerte, en agosto de 1951, señalaba: «A medida que aparezcan las necesidades y dolores de los pobres, que el Hogar de Cristo, que es el conjunto anónimo de chilenos de corazón generoso, busque como ayudarlos como se ayudaría al Maestro». 75 años después, podemos afirmar que este mandato del fundador sigue más vigente que nunca: con presencia en todo el territorio nacional, abarcamos ocho líneas de acción, correspondientes a diversos ámbitos de dolor y la exclusión social.

Precisamente el día que celebrábamos este aniversario en Santiago, la capital de Chile, el viernes 18 de octubre de 2019, comenzó un estallido social de grandes proporciones. Señalado como un ejemplo en el concierto latinoamericano, parecían no bastar la estabilidad macroeconómica ni las buenas cifras de las últimas décadas en materia de reducción de la pobreza, aumento sustantivo de la esperanza de vida y mejoramiento considerable del bienestar subjetivo. La persistente desigualdad en diversos ámbitos de la vida cotidiana y el sobreendeudamiento, entre otras infinitas y sutiles cosas, llevaron a que un leve aumento en el pasaje del tren subterráneo de Santiago encendiera la mecha que se extendió como reguero de pólvora a todo el país. En este contexto, que aún nos tiene algo perplejos, hago esta breve reseña del quehacer del Hogar de Cristo en su 75 aniversario.

Desde hace un tiempo hemos comprendido la pobreza como la más grande vulneración de los derechos humanos. Esto nos ha llevado a profundizar en las diversas líneas de atención social directa que nos movilizan: personas en situación de calle (PSC), con discapacidad mental, adultos mayores, quienes sufren el consumo problemático de alcohol y otras drogas, jóvenes expulsados del sistema escolar, personas desempleadas, entre otras. Hablamos de promover trayectorias de inclusión con perspectiva de egreso: que quienes participan en nuestros programas puedan, al concluir su paso entre nosotros, desplegar sus capacidades, ponerse de pie por sí mismos. El año 2019 atendimos a más de 32.000 personas. En el último tiempo ha aumentado la población migrante que asistimos, sobre todo haitianos y venezolanos: tanto en nuestras hospederías y programas para PSC, como en nuestros 38 jardines infantiles y salas cunas, los migrantes desde otros países latinoamericanos han ido cambiando el rostro de nuestros acogidos.

Junto con la atención directa, en modalidades residenciales y ambulatorias, nos proponemos incidir en la cultura y en las políticas públicas. Hemos desarrollado diversas iniciativas piloto, tanto en residencias para niños y adolescentes como en escuelas de reingreso, también en el trabajo con personas en situación de calle, buscando innovar, crear conocimiento y ayudar a transformar las prácticas habituales que, en contextos que cambian, no siempre son las más adecuadas. Somos interlocutores y colaboradores de las instituciones del Estado y de muchas otras organizaciones de la sociedad civil: aprendemos también de ellas.

Bajo la doble misión de acoger y convocar, comprendemos el voluntariado como un instrumento de transformación de las personas para modificar las estructuras de la sociedad, provocando encuentros que cambien vidas. Aunque contamos con voluntarios de todas las edades, un foco importante está puesto en la invitación a escuelas, colegios y centros de formación superior: no solo involucrándolos en nuestros propios programas, sino también ofreciendo espacios formativos dentro de las salas de clase. Convocamos también al pedir apoyo a personas y empresas para que se asocien con nosotros y sostengan nuestro quehacer. Tenemos más de 300.000 socios, que con sus aportes financian cerca del 50% de nuestro trabajo.

Dos organizaciones relacionadas son la Funeraria Hogar de Cristo y el Fondo Esperanza. La Funeraria presta servicios gratuitos a acogidos y con los servicios de pago sostiene parte de los programas sociales del Hogar. El Fondo Esperanza es la organización de microfinanzas más grande de Chile: tiene 120.000 socios, la mayoría mujeres, que participan en bancos comunitarios, fomentando el emprendimiento para poder sostener a sus familias.

Me alegra constatar que mucho de lo que hemos estado haciendo en el Hogar de Cristo, se encuentra en buena sintonía con las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús. Algunos desafíos particulares que tenemos en adelante son: desde la constatación de la crisis socioambiental y de que los más pobres son los más afectados por ella, queremos contribuir a la reconstrucción del tejido social en territorios y comunidades; también nos desafía promover en todos nuestros programas buenas prácticas medioambientales; una tarea permanente es adecuar nuestra oferta de servicios a las nuevas necesidades de los pobres; en el contexto de una profunda crisis eclesial, nos urge renovar la vivencia de la espiritualidad que nos legara san Alberto Hurtado, que siguiendo al maestro Ignacio nos señalaría que el amor hay que ponerlo más en obras que en palabras. ¿Qué haría Cristo en nuestro lugar?

Redes de la CPAL: la participación en el Proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial

La Conferencia de Provinciales jesuitas de América Latina y el Caribe – CPAL reconoce y valora el proceso de preparación a la I Asamblea Eclesial LAC, por lo que ha motivado a sus diversas redes del área social a la participación activa en el Proceso de Escucha, a fin de dar a conocer la voz y la problemática que se trabaja a nivel Latinoamérica.

A continuación, se presenta un breve informe sobre la participación de las Redes Sociales de CPAL en la sesión de Escucha de la Asamblea Eclesial:

1. Delegados Sociales

Los Delegados Sociales realizaron un sondeo virtual sobre los temas a priorizar para participar en el Proceso de Escucha. Luego realizaron un grupo focal, dialogando sobre los temas priorizados: Renovación eclesial, Fortalecimiento de las Democracia, Ecología Integral, Mujer en la iglesia.

El contenido de las reflexiones fue incorporado en el cuestionario de la sesión de Escucha de la página web de la Asamblea Eclesial. Además, se adjuntaron 3 documentos: (1) “Desafíos de la Misión Justicia y Reconciliación en América Latina” (Delegados Sociales de la Compañía de Jesús); (2) “Marco de orientación para el estudio y el trabajo en Ecología Integral” (Grupo de Homólogos de Ecología Integral); (3) “Renovación eclesial y participación de las mujeres” (Luis Távara).

2. Red de Apostolado Indígena (RSAI) y Equipo de Reflexión de Culturas y Religiones Indígenas de LA (ERCRILA)

Luego de un proceso de consulta temática se realizó un taller virtual en donde se reunieron los integrantes de la RSAI y ERCRILA, jesuitas y laicas/os, algunos pertenecientes a pueblos originarios. Participaron representado a la Región Cono Sur (P. Mapuche); Región Andina (P. Aymara y P. Quechua-Quichua); Región Amazonía (Triple frontera Colombia, Perú Brasil) y Venezuela; y la Región Mesoamérica (Pueblos Maya Quiché, Tseltal, Ch’ol).

En el taller se trabajaron os siguientes temas: Espiritualidad indígena, Ministerialidad e interculturalidad, Mujer indígena, Migración indígena, Juventud indígena.

3. Grupo de reflexión y acción sobre el papel de la mujer en la vida y misión de la Compañía de Jesús – GLM

El GLM está conformado por 34 personas (30 mujeres y 4 varones, que incluye a 2 jesuitas). Se realizó un proceso de consulta en línea al interior del grupo involucrando a sus participantes y a otras personas invitadas. En el formato virtual se presentaron las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que más me duele? ¿Qué es lo que más me da esperanza?
¿Cuáles son los compromisos que asumimos? ¿Cuáles son las temáticas más relevantes asociadas a género que la iglesia debe priorizar? La consulta se realizó durante 15 días (entre el 1 y 15 de julio 2021).

4. RJM – Red Jesuita de Migrantes

Se ha motivado y brindado información para la participación en el período de Escucha de la Asamblea Eclesial a todos los contactos de la RJM. Algunos integrantes del equipo central de la RJM participaron también de manera individual.

Para la participación grupal en el proceso de Escucha, la RJM se unió a la convocatoria de la Red CLAMOR, que es la Red del CELAM vinculada a la migración forzada y trata de personas.

Organizaron tres foros temáticos en torno a la migración, uno de ellos con la participación directa de personas migrantes y refugiadas.

5. Grupo de homólogos de ecología integral

El GH de Ecología Integral se unió a la Red de Iglesia y Minería para participar en el proceso de Escucha de la A.E. Se ha organizado un espacio de participación y escucha que se realizó el día 21 de agosto, en donde se le pretende dar la voz a las poblaciones afectadas por los grandes proyectos extractivos en América Latina.

«Planeta Sano, Gente Sana»: una petición por el cuidado de la Creación

El Movimiento Laudato Si’ (anteriormente Movimiento Católico Mundial por el Clima) lanzó la petición católica “Planeta Sano, Gente Sana”, que invita a los católicos del mundo a firmar para alzar su voz ante la crisis climática y de biodiversidad.

Con motivo de las próximas “Conferencias de las Partes” (COP) organizadas por Naciones Unidas, la COP 15 en China sobre biodiversidad, y la COP 26 en Glasgow, Escocia sobre clima, el MLS convoca a los católicos a manifestarse y firmar esta petición, acompañando al papa Francisco.

El objetivo de la campaña “Planeta Sano, Gente Sana” es reunir al menos 500.000 firmas alrededor del mundo, para ser presentadas a las autoridades de las COPs, instándolas a tomar acción y un mayor compromiso con el cuidado de la creación.

La petición puede ser firmada tanto de forma individual como representando a una institución (parroquia, colegio, movimiento o institución).

“Serán dos conferencias de la ONU y una oportunidad única para alzar nuestras voces a través de la voz del papa Francisco, porque la humanidad no puede estar sana en un planeta enfermo”, anunciaron en la campaña.

El Movimiento Laudato Si’ es una red mundial de más 700 organizaciones miembro y 9.000 Animadores Laudato Si’, cuya misión principal es inspirar y movilizar a la comunidad católica para cuidar nuestra casa común y lograr la justicia climática y ecológica, guiados por la encíclica Laudato si’.

Leé y firmá la petición “Planeta Sano, Gente Sana” haciendo click aquí.

Fuente: aica.org

Pastoral Villera: Segunda temporada de la serie «Ser Esencial»

‘Ser Esencial’ es una serie documental testimonial que retrata momentos específicos de una persona o de un grupo que vive determinadas problemáticas en los barrios populares de nuestro país.

El domingo 15 de agosto a las 18:30 salió la segunda temporada de Ser Esencial, que consta de 13 capítulos. La producción estuvo a cargo de la Pastoral Villera, y fue realizada especialmente para la Televisión Pública.

La idea de este documental nació para reflejar el protagonismo de la población de emergencia en tiempos de pandemia por el COVID-19 y de vacunación. Esta segunda temporada se filmó íntegramente durante este año.

Las historias

Las historias son narradas por los mismos protagonistas, los más humildes que entrelazan y reconvierten sus carencias en solidaridad y sus angustias en esperanza: los voluntarios de los comedores, los religiosas y religiosos, los laicos, los curas villeros, los agentes sanitarios, jóvenes en recuperación. Historias de quienes dan todo, de luchas, de pérdidas, de obras que sufren, pero continúan y siguen presentes.

El escenario de este documental son los mismos lugares donde la gente vive y se relaciona con los demás: hogares para abuelos, la calle misma, residencias para discapacitados, la parroquia, los centros y granjas de recuperación de adicciones, instituciones educativas, unidades de salud, espacios de cultura y arte, la radio, entre otros.

Realización

El programa fue una idea de Walter Peña, así como también los guiones. Cuenta con el asesoramiento de contenido del P. José María Di Paola y la dirección de Nicolás Cuiñas. El actor Diego Alonso es el encargado de adentrarnos en las historias de vida y en los lugares donde se va acuñando el ‘Ser Esencial’.

Se trata de una serie que incluye e integra. Y durante este segundo año de pandemia nos enseñará cómo la vacunación nos brinda una nueva normalidad en el vivir.

La nueva normalidad que trae la vacuna nos hará comprender la importancia de cuidar y cuidarse, siempre y en todo lugar. En el primer capítulo de esta temporada conoceremos a Matute, con su liderazgo positivo y su muerte por Covid tan reciente como imprevista.

Fuente: vidanuevadigital.org

Emergencia sanitaria en Haití luego de sufrir un terremoto de 7.2

Un terremoto de magnitud 7.2 sacudió el suroeste de Haití el sábado 14 de agosto a las 8:29 am (hora Haití). El Servicio Geológico de Estados Unidos dijo que el terremoto se produjo a 8 km de la ciudad de Petit Trou de Nippes en la parte occidental del país, a unas 128 km al oeste de Puerto Príncipe. Los sismólogos dijeron que tenía una profundidad de 11 km y se sintió tan lejos como a 321 km en Jamaica.

Según el New York Times, al menos dos ciudades informaron de una gran devastación: Les Cayes y Jeremie. Las líneas telefónicas estaban caídas en Petit Trou de Nippes, el epicentro del terremoto.

A fecha del 15 de agosto de 2021, el portal de noticias NPR informó que la Agencia de Protección Civil de Haití había confirmado 1.297 muertes, más de 5.700 heridos y más de 7.000 personas que ahora están sin hogar. Se espera que estas cifras aumenten en los próximos días y semanas. El actual primer ministro ha declarado un estado de emergencia de un mes.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, los informes iniciales de Protección Civil de Haití indican que más de 700 edificios han colapsado, incluidos hospitales iglesias y escuelas. Al menos 3.778 viviendas fueron destruidas y se han reportado daños importantes a la infraestructura y las carreteras.

Los problemas que complican los esfuerzos de ayuda humanitaria en este momento, según el Superior Jesuita Jean Denis Saint Félix son: (1) la falta de infraestructura médica en la región afectada; (2) seguridad: el acceso a la región afectada ha sido controlado por bandas armadas; y (3) la tormenta tropical Grace, que podría traer fuertes lluvias y vientos a principios de la semana.

Jesuitas en Haití

Jean Denis Saint Félix, superior jesuita en Haití, envió una comunicación el sábado 13 de agosto por la noche describiendo la situación en Haití como aterradora. Hasta el momento no se reportan fallecidos entre jesuitas, colaboradores o familias que se encuentren en esta región. Uno de los mayores desafíos sigue siendo la seguridad, ya que el control de las pandillas ha restringido el acceso a la región sur. A pesar de este nuevo impacto,

«La prioridad número uno en este momento sigue siendo los servicios de emergencia de atención médica. No hay forma de que podamos brindar la atención que las personas necesitan en este momento debido a la inexistencia de infraestructura médica. Por supuesto, en las próximas semanas sin duda enfrentaremos el problema del agua potable y los alimentos.»

SJM – Haití

Michaud Levelt, S.J., Director Nacional del Servicio Jesuita con Migrantes – Haití, compartió un mensaje de urgencia. Desde el terremoto del 12 de enero de 2010, Haití ha visto grandes oleadas de migración. Aquellos que tienen poco o nada han tratado incansablemente de salir del país. Comparte que después del terremoto de este fin de semana, “aunque todo el país sintió temblar la tierra, solo el sur está de rodillas”, una región muy afectada por el huracán Matthew hace cuatro años.

El equipo de SJM-Haití está en movimiento. Uno de sus representantes viajará hacia el sur con el fin de recabar información que permita evaluar la situación y posibles estrategias de respuesta inmediata y de largo plazo.

Fuente: magisamericas.org