El Respeto a la Dignidad Humana está en Crisis

Compartimos el comunicado de la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica (RJM CA&NA) sobre la situación humanitaria de los migrantes.

El desplazamiento forzado de miles personas en nuestro continente requiere acciones urgentes y duraderas. Las personas que huyen de la miseria y la violencia siguen siendo criminalizadas, agredidas o asesinadas en las rutas. Quienes han sobrevivido a abusos de toda índole, no pueden mantenerse abriendo trechos al margen del respeto a sus derechos humanos.

A menos de dos meses del 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el momento oportuno para reflexionar sobre avances y retrocesos. No es cierto que los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, las migraciones forzadas dan evidencia inobjetable de ello.

En el último año hemos atestiguado el surgimiento de nuevas crisis y el recrudecimiento de otras en el contexto migratorio de las regiones de Centroamérica y de Norteamérica. En el trabajo que impulsamos obras sociales, comunidades de base, parroquias, universidades y centros de derechos humanos que formamos parte de la RJM CA&NA, nos preocupan significativamente cinco escenarios:

  1. La crisis humanitaria en la frontera de México con Estados Unidos que se ha agravado producto de políticas orientadas a restringir el acceso a la protección internacional, lo que viola las leyes estadounidenses y va en contra de la normativa internacional en materia de derechos humanos. Estados Unidos está obligando a los solicitantes de refugio, que llegan con la intención de entregarse a las autoridades correspondientes, a esperar del lado de México tiempos prolongados y en condiciones precarias. En Nogales, Sonora, familias de México y Centroamérica, muchas con niños pequeños, aguardan hasta un mes, sufriendo frío, hambre y enfermedades u otros tipos de vejaciones como acoso y abuso sexual, extorsiones y robos. En varios puntos de ingreso, autoridades mexicanas están colaborando para frenar la entrada de solicitantes de asilo, práctica que agudiza la crisis.
  2. La crisis de separación familiar. No sólo en la frontera con México, también a lo interno del país, el gobierno de Trump ha concretado una de sus más brutales acciones antiinmigrantes: la separación de familias. En esta administración, la oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) está deteniendo y deportando cada día a más personas inmigrantes que viven dentro del país. En promedio, los que llegan a sus países de origen como deportados habían vivido al menos 20 años en Estados Unidos. La mitad de ellos no tenían ningún record criminal y fueron capturados mientras conducían, en redadas de lugares de trabajo o barrios. Pueden pasar meses en detención y la mayoría de estos casos terminan en deportación. Entre 2016 y 2017, el porcentaje de papás o mamás deportadas y separadas de sus familias aumentó en un 120%. En este año y sólo para el caso de Nogales, Sonora, cerca de mil personas sin sus hijos habían llegado como deportadas. Niños, niñas y adolescentes terminan viviendo en el país con un solo progenitor, con tíos o abuelos, o se tienen que mudar al país de origen con sus padres, cuando las condiciones del traslado son posibles, aún y cuando no conozcan nada del país de sus padres. Estas políticas no solo atentan contra los valores humanos, sino que generan traumas y supone una flagrante violación a los derechos constitucionales de las personas menores de edad.
  3. La crisis sociopolítica en Nicaragua que ha generado la salida de varias decenas de miles de nicaragüenses –en su gran mayoría jóvenes- que sobrevivieron a amenazas, asesinatos de familiares, persecuciones, torturas y detenciones arbitrarias por participar en las diferentes movilizaciones en contra de la política represiva y autoritaria del actual gobierno. Este desplazamiento forzado es la única opción para proteger sus vidas frente a un Estado –que como afirman organismos internacionales- ha cometido graves y sistemáticas violaciones de Derechos Humanos. Las necesidades de protección internacional de nicaragüenses, sólo en Costa Rica, han impactado de manera significativa el trabajo humanitario en el país vecino. Han generado un colapso institucional que limita la capacidad de una respuesta adecuada para procesos de regularización y otros servicios. Costa Rica es un país de 5 millones de habitantes, que para el año 2017 registró un total de poco más de 6 mil solicitudes de refugio, por lo que ha supuesto un desafío importante, atender las 20 mil nuevas solicitudes de refugio que han presentado personas nicaragüenses en los últimos 4 meses.
  4. La crisis cotidiana de subsistencia de hombres y mujeres centroamericanas, derivada de la imposición de sistemas políticos autoritarios y modelos económicos excluyentes obligan a las personas a huir de sus países para tener una vida digna y a veces para salvaguardar la vida. Sólo en 2017 se han registrado 298,387 personas centroamericanas refugiadas o solicitantes de refugio. Un doloroso ejemplo de esta realidad es la actual Caravana conformada por más de 2000 mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes, personas de la diversidad sexual y personas de la tercera edad procedentes de Honduras, quienes han tomado sus pocas pertenencias en mano y huyen de su país hacia una ruta larga y peligrosa.
  5. La crisis de violencias en México como país de tránsito y destino que impacta de manera directa en las personas migrantes centroamericanas y a la población mexicana de retorno al país. México ya es un país de destino, en la mayoría de las ocasiones forzado. Preocupa que entre 2013 y 2017 incrementaron 1026% las solicitudes de refugio y hay una falta de capacidad institucional para responder, ya que hasta 2017 había un rezago de casi el 60% de las solicitudes. Las crisis que se viven en la región son las mismas que están desplazando a miles de personas dentro el país. Se generan violencias que ponen en mayor vulnerabilidad a migrantes forzados: según lo informa la Red de Documentación de las Organización defensoras de Migrantes (REDODEM), los migrantes en tránsito sufren violencias por parte de agentes privados y del estado; continúa una política de detención y deportación como control migratorio que es violatorio a las necesidades de protección internacional, tan solo hasta agosto de 2018 se han detenido a 86431 personas y deportado al 83%. Todo es una muestra de hostilidad con que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha respondido y sigue respondiendo, un ejemplo claro es la respuesta de militarización de la frontera, que están dando las autoridades mexicanas frente a la caravana de migrantes que ya está en Guatemala.

¡Nuestra humanidad está en crisis! Estos y otros dramas que afectan tan profundamente a nuestros países, son consecuencia de problemas estructurales propios de la imposición de modelos económicos neoliberales y políticas de seguridad con enfoque militarizado para toda la región.

  • Como Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica trabajamos de manera decidida para dar respuesta a estas crisis y sus causas, y por ese motivo nos sentimos en el derecho también de demandar y reafirmar compromisos:

  • Exigimos el cambio de enfoque de seguridad nacional que criminaliza la migración por uno que priorice la seguridad humana y la garantía del respeto y promoción de los derechos de todas las personas migrantes.

  • Reclamamos a nuestros gobiernos que cumplan con su obligación de proteger y garantizar los derechos humanos, y de implementar los tratados de derechos humanos internacionales.

Exhortamos a todos los Estados de la región, en particular a los países de la región Norte de Centroamérica, así como a México y a Estados Unidos a que garanticen la protección y seguridad personal de las personas que integran la Caravana procedente de Honduras. Que en todas sus actuaciones, cumplan con sus obligaciones de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las personas que se encuentran en una situación de movilidad humana, reconociendo el derecho a migrar, a solicitar asilo y recibir protección internacional, así como a la seguridad e integridad personal, basando siempre su actuar en un plano de igualdad y no discriminación, sin importar la situación migratoria de las personas ni ninguna otra situación de vulnerabilidad.

Como RJM CA&NA nos comprometemos a seguir defendiendo los derechos y la dignidad de la población migrante forzada, a través del acompañamiento directo social y pastoral, la incidencia y la investigación para la transformación social.

Creemos firmemente en la articulación con otros movimientos para buscar alternativas a los modelos sociales y políticos que acaban con la vida.

Celebramos los múltiples esfuerzos de resistencia y transformación que nos contagian las personas que han sobrevivido a experiencias de desplazamiento forzado.

Y hacemos eco de las palabras de San Óscar Arnulfo Romero: “Es triste tener que dejar la patria, porque en la patria no hay un orden justo…”

Hoy más que nunca, el mensaje inspirador de San Romero, es el que nos da la fuerza necesaria para que sea la justicia nuestra única bandera y el respeto a la dignidad, la más grande aspiración compartida, esa que nos permita hacer florecer la vida en esta casa común que habitamos.

17 de octubre 2018. San Salvador.

Reunidas delegaciones de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá que forman parte de la RJM-CANA

Fuente: CPAL Social

 

Foro Latinoamericano de Voluntariado Universitario

Del 3 al 5 de Octubre pasados se llevó a cabo en la Univesidad Javeriana de Bogotá el Foro Latinoamericano de Voluntariado Universitario. El objetivo del mismo es establecer un diálogo entre las Universidades y el voluntariado en América Latina, dado que este último ha ido en aumento de manera considerable en la región, sobre todo entre la población universitaria.

Idea-Motor

En los últimos diez años el fenómeno del voluntariado ha crecido en gran magnitud, incorporándose en América latina como un sistema de cooperación de alta incidencia en el desarrollo social de la región. “El voluntariado es hoy un desencadenante de círculos virtuosos en valores éticos, educación ciudadana, conductas de asociatividad. Es un constructor de capital social” (Kliksberg, 2007)

En muchas universidades latinoamericanas el voluntariado sigue siendo visto como un espacio aislado, que no dialoga con el quehacer universitario y sus funciones sustantivas. De cara a este panorama, es importante generar una visión sobre el voluntariado universitario, siendo fundamental debatir sobre las diferentes concepciones que surjen, y desde ahí, presentar nuevos horizontes y perspectivas hacia los cuales puede y debe apuntar el voluntariado en las universidades de esta región del mundo.

En razón a ello, surge la inciativa en la Universidad Javeriana, a través de la Vicerrectoría del Medio Universitario y el Centro Pastoral San Francisco Javier, de acompañar el desarrollo de la concepción de voluntariado con reflexiones académicas que abran la posibilidad de hacerlo un campo de estudio y espacio de reflexión crítica y producción de conocimiento.

Ejes Temáticos

  1. El papel del voluntariado en la generación, difusión y apropiación social del conocimiento que se gesta en las Universidades
  2. Incidencia social del voluntariado universitario: análisis de su compromiso transformador
  3. Formación de los voluntarios: Cualificación para la lectura de la realidad social y la acción voluntaria
  4. Acompañamiento del voluntario en la experiencia de encuentro consigo mismo, con el otro y con el mundo

Quiénes Participaron

  • Directivos, gestores, profesionales que lideran la acción voluntaria en las diferentes Universidades Latinoamericanas.
  • Voluntarios de las Universidades interesados en reflexionar sobre el tema y compartir su experiencia
  • Académicos que han abordado como campo de estudio el Voluntariado

Fuente: Universidad Javeriana de Bogotá

 

Un lugar para los que se quedaron sin lugar – Venezolanos en Regina

Desde hace algunos meses la comunidad jesuita de Regina Martyrum, en el barrio Congreso,  decidió abrir un espacio para recibir a los migrantes venezolanos que llegaban a la ciudad de Buenos Aires buscando una nueva oportunidad para ellos y para sus familias. En busca de un nuevo hogar algunos escapan -literalmente- del régimen político; otros, agobiados también por el clima social, la situación de la economía y la falta de estabilidad, van tras la paz que anhelan para sus hijos. El novicio jesuita Marcos Maguna, que estuvo colaborando en esta comunidad, nos cuenta sobre esta iniciativa.

El viaje que los trajo hasta Buenos Aires, sea por aire juntando sus ahorros, recurriendo a amigos, vendiendo sus cosas; sea por tierra, haciendo mil transbordos, viajando muchos días, pasando por distintos países, significó experiencias muy diversas para todos. Hasta tuvieron que elegir qué cosas de su historia cargar consigo, cuánto de su vida conservar en una valija que no pagara sobrepeso. No sólo kilómetros tuvieron que atravesar hasta llegar.

La primera dificultad: la vivienda

“En Buenos Aires, el tema de vivienda es un poco difícil” –cuentan entre sí los miembros del grupo. Un poco por el costo, un poco por la zona que más oportunidades les brinde para ubicarse, moverse. Y sobre todo, porque un alquiler cien por ciento legal es casi imposible por las exigencias: recibo de sueldo, depósito, garante… – “alguien que viene de afuera no se lo puede costear a los inicios ¿cómo va a tener un recibo de sueldo alguien si va llegando recién?” –se preguntan.

Quien tiene suerte, puede conseguir un monoambiente amoblado, otros se sienten afortunados alquilando una habitación en un apartamento, ya que cuenta con lo necesario para las primeras semanas. “Nos compartimos mucha información para que así, los que vayan llegando no pasen la desesperación que otros sufrimos –confiesa una madre que reside aquí con su familia- sobre todo por la angustia de no saber dónde ir y tener que optar por alquileres temporarios que son más caros”

Un cambio radical de vida

La suerte, una vez instalados, suele ser dispar. Los empleos –habitualmente temporarios- son más inestables, informales –“en negro”- y no siempre fáciles de encontrar. “Parece que depende más de recomendaciones y de tener amigos que de capacidad y de las ganas de trabajar” –se lamenta una madre sola con su pequeño niño. Por otro lado, la escolarización de su hijo no presentó inconvenientes “gracias a que había venido con documentación y todo en regla”.

“Aunque sea es mediodía –no de escolaridad completa-, pero algo se complica porque en nuestro caso precisamos de dos trabajos como para cubrir nuestras necesidades”.

Si toca limpiar casas, se limpian casas

David y su esposa, aunque con títulos universitarios –en proceso de validación- sienten que, a pesar de las dificultades iniciales, podrán encontrar alternativas y oportunidades. Así como ellos, para la mayoría la opción de los empleos temporarios en casas de familia es la que han podido encontrar para defenderse mientras tanto.

El reto que sienten más importante, mientras se resuelven los papeles, es el de ir cumpliendo sus sueños paso a paso “Ya el hecho de ver que pudimos comprar una sartencita y unos cuchillos y unos tenedores es como decir: “mira, ya tenemos unos bienes, ya compramos algo que es de los dos”. Ya eso es una bendición para nosotros”- afirma  la esposa de David.

Un anhelo de esperanza

En el espacio que se les ofrece, de lunes a viernes, en Regina pueden usar internet para armar su currículum y buscar empleo, al igual quelas redes sociales para estar conectados con sus seres queridos. También se los recibe los domingos. Son ellos los que ya llevan el grupo porque están muy bien organizados. Hay distintas comisiones que se encargan de armar una cena para compartir comidas típicas. Lo principal es el compartir entre ellos.

La comunidad jesuita se ha organizado para proveerles en muchos casos de ropa de abrigo. Ellos llegan de un clima muy cálido y a los que les ha tocado el invierno argentino la han pasado un poco mal. Así que la comunidad les ha provisto también de esto: frazadas, buzos, zapatos, zapatillas. Gracias a Dios, la generosidad de la comunidad de Regina, de los laicos, ha estado muy presente. Han estado muy atentos y colaborado muchísimo.

Lo que sorprende es que ellos también se han integrado rápidamente a la comunidad, tanto al participar en las celebraciones eucarísticas como para celebrar sus propias fiestas. Nos acompaña en el salón en el que compartimos una imagen de Nuestra Señora de Coromoto, que es patrona de Venezuela. Se han incorporado a la vida más cotidiana de la Iglesia y colaboran en algunos servicios sociales, en actividades en favor del Hogar de San José. Están atentos.

La comunidad venezolana se sostiene a sí misma gracias a los testimonios. Los que ya están instalados le dan fuerza a los que recién llegan. En un grupo de Whatsapp mandan distintas entrevistas de trabajo que consiguen y que a lo mejor a esa persona no le sirve, pero piensa en los otros, y eso es también un gesto muy lindo.

 

¿Una «app» Para los Derechos Sociales?

“Por supuesto, que todos somos consumidores. Pero también todos somos trabajadores. Eso complejiza la situación porque, en ocasiones, las reformas que benefician a los (algunos) consumidores, perjudican a los (algunos) trabajadores.”

Por Luis Fernando Medina Sierra

Todos somos consumidores. Esta ha sido la consigna para vender todas las reformas liberalizadoras de los últimos treinta años, ya sea la reducción de aranceles, la desregulación de las hipotecas inmobiliarias, la privatización de las infraestructuras públicas, o tantas otras. La idea es que mientras más operen los mecanismos de mercado, más valor pueden generar y, en condiciones de libre competencia, los productores no pueden apropiarse de este valor sino que tienen que pasárselo a los consumidores en forma de bienes y servicios mejores y más baratos.

Por supuesto, que todos somos consumidores. Pero también todos somos trabajadores. Eso complejiza la situación porque, en ocasiones, las reformas que benefician a los (algunos) consumidores, perjudican a los (algunos) trabajadores. Mientras más presión competitiva se aplique sobre las empresas, reducirán estas los derechos laborales tales como la negociación colectiva, la cobertura de riesgos y pensiones, etc. Así pues, las mismas políticas que nos permiten acceder a artículos importados de calidad, a buen internet, a marcas lujosas, pueden ser las mismas que debilitan nuestra seguridad social, nuestro acceso a vacaciones remuneradas o a la estabilidad laboral.

Pero, ¿y si ahora resultara que no somos trabajadores sino empresarios? ¿Qué tal si todos fuéramos nuestros propios jefes, decidiendo a qué horas trabajamos, dónde y cuándo nos tomamos vacaciones? ¿No sería esa la manera de tener el mejor de todos los mundos posibles, es decir, de beneficiarnos como consumidores y, simultáneamente, como empresarios?

Esa es la visión que nos proponen los defensores más entusiastas de las nuevas plataformas digitales. Es decir, de servicios como Uber, AirBnB?, Deliveroo, entre otros. Estas plataformas permiten utilizar la tecnología de internet para conectar de manera instantánea la demanda por un servicio con su oferta. Así, en lugar de tener choferes de taxi dando vueltas por la ciudad (o haciendo huelgas) podríamos tener unos cuantos conductores esporádicos que se ofrecen a llevar a alguien cuando lo necesite. En lugar de tener unos pocos hoteles concentrados en algunas zonas, podríamos alojar turistas en prácticamente cualquier parte de la ciudad en cualquier momento. Todos ganaríamos como consumidores. Y no tendríamos jefes. La utopía.

En la práctica, las cosas no son tan sencillas. Primero, las plataformas digitales no son simples facilitadoras de transacciones. Por lo menos, no siempre. Aunque algunas sí. Por ejemplo, Blablacar se limita a poner en contacto viajeros ocasionales con gente que va con su propio vehículo en la misma dirección. Pero muchas otras plataformas juegan un papel determinante en decidir qué servicio se presta y bajo qué condiciones. Un repartidor de Deliveroo no es simplemente un ciclista que decidió entregar algunas comidas mientras hace ejercicio. Por el contrario, tiene que repartir pedidos de comida en una hora, un lugar y bajo condiciones específicas. Así que cuando algunos se refieren a las plataformas digitales como parte de una nueva «economía colaborativa» se está abusando del lenguaje.

Dejando de lado este equívoco, ¿son verdaderamente «empresarios» estos trabajadores? Las plataformas digitales han dicho repetidas veces que no, que son contratistas. Es decir, que la relación entre, por ejemplo, un repartidor y Deliveroo, es la misma que la puede existir entre la pizzería a la que va dicho repartidor y la litografía que le vende las cajas de cartón. El repartidor es, por tanto, un empresario, el dueño de una empresa cuyo único empleado es él y cuyo único capital es la bicicleta.

Muchos trabajadores se han unido a estas plataformas con esa misma idea. Les atrae la posibilidad de trabajar bajo sus propias condiciones. Y, a decir verdad, en muchos casos están satisfechos con los resultados. Pero esta autonomía individual tiene un costo. Así como se ganan derechos individuales, se pierden derechos colectivos. Al fin y al cabo, la pizzería no es responsable por las vacaciones del litógrafo, ni por su seguro médico, ni por ahorrar para su pensión. Del mismo modo, Deliveroo no tiene por qué responder si este «contratista» tiene un daño en su bicicleta o se ve envuelto en un accidente.

Ese es el problema de estas utopías que tratan a todos como miembros de una misma categoría universal. Todos somos consumidores, sí. Pero algunos consumimos más artículos importados de lujo y tenemos más ahorros para nuestra vejez que otros. Todos podríamos ser empresarios en una plataforma digital, sí. Pero algunos ofreceríamos servicios altamente calificados (como contaduría o diseño de páginas web o traducciones) y por tanto podríamos negociar buenos términos de salario con nuestros clientes, mientras que otros son mano de obra fácilmente reemplazable y, por tanto, no pueden como «empresarios» recuperar las garantías que han perdido como trabajadores.

Como ocurre con todas las nuevas tecnologías, las plataformas digitales vinieron para quedarse. No hay ninguna duda de que pueden facilitar mucho la vida diaria, reducir costos de operación e incluso, como dice Cabify, ofrecer alternativas de movilidad que reduzcan la contaminación en la medida en que la gente deje de utilizar su vehículo particular. Por tanto, la pregunta que hay que hacerse ahora es cómo adaptarnos a ellas.

Históricamente, el Estado del Bienestar se había articulado en torno al trabajo. Como los trabajadores tenían más capacidad de acción colectiva que muchos otros segmentos de la sociedad, fueron ellos (y a veces, enfrentándose a muchos más obstáculos, ellas) quienes lucharon para obtener salarios dignos, vacaciones, derecho al ocio y a la jubilación. Por eso, no hay muchos ejemplos en el mundo capitalista moderno de derechos sociales que sean absolutamente universales sin estar para nada ligados al trabajo. El servicio de salud británico (y sus semejantes) es tal vez la excepción más famosa. Pero no hay muchas más. Los sistemas de salud en Europa, inclusive los públicos, suelen estar financiados por impuestos a la nómina (como en Francia) o ser gestionados por juntas de empresas y trabajadores (como en Alemania). Las pensiones, aunque tienen un componente universal, suelen estar atadas a la historia salarial del jubilado.

El modelo contractual de las plataformas digitales pone todo este sistema en cuestión. Si todos somos empresarios, nadie tiene derechos laborales. Pero entonces, la única forma de garantizar los derechos que hasta ahora hemos dado por sentados (el derecho a la salud, al tiempo libre, a la seguridad social, a la jubilación) tendrán que venir de otra fuente y tendrán que ser financiados de otra manera.

En principio, la solución es fácil: reemplazar los componentes contributivos de nuestro actual Estado del Bienestar por componentes universales. Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Existen propuestas en tal sentido. Por ejemplo, la idea de una renta básica universal, de la cual se habla cada vez más, apunta en esa dirección. Se trataría, en ese caso, de crear un sistema en el que todo individuo recibiría transferencias de ingreso que podría utilizar para garantizar sus propios derechos (por ejemplo, protección frente a riesgos laborales, jubilación) independientemente de si está trabajando como empleado o no. Análogamente, podría pensarse en replicar el modelo de salud británico, rompiendo los lazos entre cobertura médica y empleo. O mecanismos como «créditos de atención a la infancia» para madres trabajadoras que no tengan un empleador que les dé acceso a guarderías.

Todas estas y muchas otras ideas se han venido planteando. Pero, por supuesto, no se implementarán de un momento a otro. El problema es que los tiempos de la política y los de la tecnología casi nunca coinciden. Un país puede tomarse años o incluso décadas, en reorganizar su sistema de salud. Sirva como ejemplo los más de cuarenta años que han pasado desde que en Estados Unidos se propuso por primera vez la cobertura de salud para todos sus ciudadanos. Aún hoy es el único país industrializado que carece de ella. Sin embargo, la generación de nuevas plataformas y aplicaciones, no se detiene. La revolución informática ha ido a un ritmo mucho más rápido que cualquiera de las revoluciones productivas anteriores. Las dislocaciones sociales que la tecnología puede crear ocurrirán a un ritmo mucho más rápido que el que nuestros sistemas políticos pueden absorber.

Tenemos, eso sí, una gran ventaja a nuestro favor: ya estamos advertidos.

Fuente: CPAL Social

 

Mes de la Solidaridad en Chile: ¿Y hoy qué hacemos?

Agosto ya está consagrado como el mes en honor al santo chileno, San Alberto Hurtado.

Múltiples son las actividades que se han venido desarrollando, entre ellas una especial campaña a través de redes sociales que invita a reflexionar sobre los contundentes y visionarios mensajes que el sacerdote jesuita dijo hace más de 50 años y que siguen 100% vigentes. Además de la publicación de un libro inédito.

“Qué haría Cristo en mi lugar es la pregunta cuando la desigualdad e inequidad social sigan marginando y arrinconando a los pobres a las cárceles, mientras que los que estafan y se coluden a manos llenas no van a cárcel, con el Padre Hurtado me pregunto y los invito a que nos preguntemos: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?”, dijo la hermana Nelly León, capellana de la cárcel de mujeres de San Joaquín (Chile), en la ceremonia de inicio del Mes de la Solidaridad que se realizó en una Catedral de Santiago atiborrada de jóvenes, trabajadores, voluntarios y fieles.

¿Qué haría Cristo en mi lugar? Fue la pregunta central y que siguieron respondiendo otros representantes de la sociedad civil, como el padre José Yuraszeck, capellán del Hogar de Cristo, Benito Baranda de América Solidaria, miembros de la Pastoral de la Diversidad Sexual de la CVX, del comedor San Antonio de Padua de la Iglesia San Francisco de Alameda, entre otros. Y todo armonizado por el canto del reconocido músico y padre jesuita Cristóbal Fones.

Siguiendo con la reflexión y en un nuevo Mes de la Solidaridad, el pasado 7 de agosto se publicó el libro “Lo que dijo el Padre Hurtado”, una recopilación de sus mensajes más destacados en sus libros, recortes de prensa y discursos. La presentación fue realizada en el museo del Santuario del Padre Hurtado y contó con la participación del ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, el abogado y empresario, José Said, y la periodista Matilde Burgos.

En el libro se pueden leer frases como: “Nada más deprimente que el espectáculo de nuestra cárcel pública… Es un verdadero campo de concentración. En celdas estrechas, húmedas, malolientes, vegetan aprendiendo nuevos vicios”. Y hoy, ¿qué hacemos?

Precisamente, el Hogar de Cristo junto con otras entidades jesuitas desarrollan durante agosto una campaña a través de redes sociales que tendrá como nombre y hashtag #LodijoelPadreHurtado ¿Y hoy qué hacemos? El objetivo es resurgir el mensaje del santo chileno, cuyas palabras de hace más de 50 años, hoy resuenan y son completamente atingentes.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

‘La Ruta’ Guía para Migrantes Venezolanos

El Servicio Jesuita al Refugiado (SJR) ha publicado una guía para migrantes venezolanos.

‘La Ruta’ es un mapa diseñado para viajeras y viajeros venezolanos. En él se encuentran datos que facilitan el tránsito y la planeación de los trayectos que decidan tomar.

Datos como el costo de los transportes y los tiempos de viaje, los trámites y documentos necesarios en los puntos de migración, además del tiempo de espera y el costo de comidas, son parte de la información que se encuentra, diferenciada y señalizada por colores, lugares y estrategias de movilidad.

Adicional a lo anterior, se da una guía para el paso, establecimiento y regularización de los venezolanos y venezolanas migrantes en América Latina, exponiendo los requisitos necesarios en cada país para llevar a cabo el proceso de manera legal.

Para acceder a ‘La Ruta’

 

Tachos, Algodón y Clavos para Filtrar Arsénico en el Agua

Docentes y alumnos de la Universidad Católica (UCC) de Córdoba enseñan la técnica en un humilde poblado de Santiago del Estero. Allí utilizan el sistema para procesar agua con niveles muy altos de contaminación.

Reducir los niveles de arsénico y de fluoruros del agua de pozo, mejorar la calidad de vida de un poblado santiagueño que no tiene otra fuente de provisión, investigar y desarrollar nuevos dispositivos de filtración.

Esos objetivos se juntan y complementan en el proyecto Misk’i Yacu (agua dulce en quechua), a través del cual un grupo de estudiantes y de docentes de la carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) desarrolla un filtro de fabricación casera para que sectores rurales y humildes de Santiago del Estero puedan beber y cocinar con agua dentro de los niveles aceptables para el consumo humano, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El contacto con los pobladores de San José del Boquerón se inició en 2012, a partir del trabajo conjunto entre la UCC y una parroquia jesuita local, en el que alumnos de Ciencias Agropecuarias investigaron el estado del agua.

“Es uno de los cuatro lugares del mundo con mayor nivel de contaminación de arsénico en las napas de agua”, cuenta Guillermo Blasón SJ, docente de la UCC y exdirector del programa.

A partir de allí, estudiantes de Ingeniería Industrial idearon un sistema de filtros caseros, construidos con elementos sencillos, que se han ido perfeccionando en capacidad y durabilidad.

“El primer diseño fue hecho con botellas de plástico, algodón y virulana, y surgió tras un año y medio de desarrollo, de ensayo y error”, recuerda Blasón. Luego, comenzaron a probar con clavos y con recipientes de mayor capacidad, y con elementos más duraderos.

“En el último viaje que realizamos en mayo llevamos el modelo de filtro con tachos, con carbón y clavos, que tiene no sólo mayor capacidad, sino mucha más vida útil que el de botellas y virulana”, precisa Hernán Santa Cruz, actual director del proyecto.

Después de las primeras experiencias en 2014, advirtieron que eran muy pocas las familias que, efectivamente, implementaron la filtración de agua para el consumo.

Un poco por desconocimiento de los efectos del arsénico en la salud y otro poco por falta de costumbre, los habitantes de El Boquerón seguían tomando el agua de pozo tal como la extraían.

Héctor Zanoni, titular de la cátedra de Operación y Procesos Químicos, cuenta que se abrió ahí un camino de educación y de concientización para modificar la conducta de consumo del poblado. “Apuntamos a los niños, a dar charlas en colegios, porque a los adultos les cuesta muchísimo más cambiar un hábito”, dice y aclara que esa es tarea de los alumnos de la carrera.

Aprendizaje social

Para los estudiantes, la experiencia de viajar al norte santiagueño es una usina de aprendizajes. “A veces, uno piensa en Ingeniería Industrial como una carrera para innovar, y este proyecto nos baja al desafío de hacer algo sencillo que puede ser inmensamente útil para personas con necesidades”, describe Nicolás Sánchez Acosta, uno de los involucrados en el proyecto.

Sebastián García y Matías Alonso, alumnos de 5° año de la carrera de Ingeniería Industrial, sostienen que compartir varios días con los habitantes de El Boquerón les significó un gran aprendizaje. “Viendo lo que es vivir sin recursos, sin agua corriente, sin acceso a la tecnología, uno toma conciencia de las facilidades que tenemos quienes vivimos en grandes ciudades”, aporta Sebastián.

Todos coinciden en que los niños son el público más fértil para introducir nuevos hábitos de consumo del agua y para iniciar una modificación cultural, más difícil de conseguir entre los adultos.

En septiembre, el equipo viajará a Santiago del Estero para monitorear el funcionamiento del sistema de filtro con tachos. Llevarán también los resultados de análisis que se hicieron a más de 40 personas.

“La idea de llevarles los resultados de los análisis que hicimos es mostrarles los efectos del arsénico, que tal vez no ven, pero que tienen una importante incidencia en enfermedades como el cáncer de pulmón y de piel, la diabetes; en tanto que el fluoruro produce malformaciones óseas”, aclaró Blasón.

El proyecto depende de la Secretaría de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) y de la de Investigación de la UCC. A los docentes les sirve para investigar y desarrollar nuevos métodos, y a los alumnos como trabajo final de grado o como créditos RSU.

“No sólo desde la formación es importante, sino que los chicos que viajan vuelven con otra cabeza”, valora Zanoni y subraya el carácter sostenido de su participación en ese humilde poblado, que siempre necesita mayor financiamiento.

Mientras siguen evaluando la implementación del filtro de tachos, ya trabajan en el desarrollo de un dispositivo continuo para una próxima etapa del proyecto.

Paso a paso

La preparación del filtro consta de cuatro tachos de 20 litros: uno con 16 agujeros en la parte central del fondo; otro, con 16 agujeros en la parte periférica del fondo; un tercero, con tres agujeros centrales en el fondo y un cuarto, que será el colector, con un hueco de 10 centímetros de diámetro en la tapa.

  1. Se coloca el balde sin agujeros, con la tapa ahuecada.
  2. Sobre la tapa, hay que colocar el tacho con tres agujeros que tendrá en el fondo una capa de algodón y luego, una capa de carbón de huesos de unos 10 centímetros de alto.
  3. Colocar el balde con los agujeros en la parte externa del fondo, con una capa de algodón, y otra de clavos mezclados con arena gruesa (previamente lavados) de unos 10 centímetros de alto.
  4. Dentro del balde, con arena y clavos, colocar el otro, que funciona como “colador” para echar el agua que se necesita filtrar. Dejar tapado.
  5. En minutos, el agua atravesará los tachos con los filtros, y caerá en el último tacho con niveles aceptables de arsénico y de fluoruros.

Fuente: UCC

Recursos en Web para el Discernimiento Apostólico

La Curia General ha dispuesto un sitio web para compartir diversos materiales a propósito del discernimiento de las nuevas Preferencias Apostólicas Universales.

Con el nombre de ‘Recursos Ignacianos Esenciales’, se podrán compartir contenidos para el discernimiento que toda la Compañía Universal está llevando adelante.

Como pudimos escuchar del propio P. General en Córdoba, este proceso se encuentra en marcha y se espera que pueda concluir en enero del próximo año cuando, en Roma y con su Consejo Ampliado, sea el mismo P. General quien las defina y presente al Papa.

El sitio web dispuesto ofrecerá materiales en torno a tres temas: Liderazgo, Discernimiento y Planificación Apostólica. Esta página web, dinámica y ágil, se actualizará regularmente y ofrecerá materiales diversos para poner en práctica entre nosotros y con nuestros colaboradores más cercanos.

Para dirigirse al sitio [Ingresa aquí]

 

Asamblea de la Red de Centros Sociales Culmina con Éxito

Desde el lunes 18 hasta el jueves 21 de junio, la Casa Loyola en Padre Hurtado (Chile) recibió cerca de 60 miembros, entre jesuitas, laicos y laicas provenientes de las redes: Centros Sociales de la CPAL, delegados del Apostolado Social en las provincias, y coordinadores de países y regiones de la Red de Jesuitas con Migrantes.

En una primera instancia, durante los dos primero días del encuentro, cada una de estas organizaciones se reunió por separado para discutir el contexto latinoamericano en el que se desenvuelve el sector social de cada país, los flujos migratorios del continente -en especial la realidad del pueblo venezolano- y se trabajó en ajustes al modo de proceder y la estructura de la red de centros.

El tercer día, se realizó en conjunto un taller sobre discernimiento, dirigido por el P. Hermann Rodríguez SJ, delegado para la Misión de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL).

Mientras que, el último día del encuentro, el Presidente de la CPAL, el P. Roberto Jaramillo SJ realizó una presentación en donde habló de los avances del trabajo articulado en red. Invitó a la participación en los espacios, para ayudar a elegir las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús y contó cómo va el trabajo que se está realizando desde la CPAL en Honduras, Nicaragua y Venezuela.

Luego, le siguió la presentación del P. Xavier Jeyaraj SJ, Secretario para la Justicia Social y la Ecología de la Curia General de los Jesuitas, quien destacó los 10 años de la GIAM y los 50 años del Secretariado Social de Roma.

Por último, se presentaron tres informes: Corrupción e Impunidad, a cargo de Mario Serrano SJ; Migraciones por parte de Mauricio García SJ; y desde Nicaragua por Skype estuvo José Alberto Idiáquez, rector de la Universidad Centroamericana (UCA) hablando sobre la situación de este país.

La próxima reunión de la Red de Centros Sociales será para el 2019 en Guadalajara, México.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Refugiados: Acoger, Proteger, Promover e Integrar

El pasado 20 de junio se celebró en todo el mundo el Día Mundial de los Refugiados. Esta fecha conmemorativa fue establecida por la ONU con la finalidad de sensibilizar a la opinión pública sobre el drama de millones de personas que huyen de la violencia y las guerras, y también como una expresión de solidaridad y responsabilidad con todas las personas refugiadas.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

“En este Día Mundial del Refugiado, desde el Servicio Jesuita para los Refugiados, estamos pidiendo que la comunidad global y cada uno de nosotros estemos abiertos para acoger a los refugiados”, dijo Amaya Valcárcel, del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (JRS), en el Día Mundial de los Refugiados.

“Utilizando las cuatro palabras del Papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar a los refugiados – señaló Amaya Valcárcel – cuatro palabras que abren el mundo. En especial estamos haciendo hincapié en la educación, la educación de los refugiados es protección. Los niños y jóvenes refugiados, cuando van a la escuela no solamente disfrutan de su derecho a la educación formal, sino que también son espacios donde ellos pueden vivir protegidos, espacios donde se les protege del reclutamiento forzoso, se les protege del abuso sexual, o se les protege del trabajo forzado. Por esta razón estamos pidiendo a los Jefes de Estado a través de los Pactos Globales que se celebran este año, que pongan mucho hincapié en la necesidad del acceso a la educación de los niños y jóvenes refugiados en todo el mundo”.

Los cuatro verbos del Papa

El Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018 ha recordado que, “cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia”.

El Santo Padre señala que ante este drama de millones de personas que son obligada a salir de sus tierras a causa de la guerra, la pobreza y la violencia, nuestra respuesta común se podría articular entorno a cuatro verbos: “acoger, proteger, promover e integrar”.

De acuerdo con su tradición pastoral, la Iglesia está dispuesta a comprometerse en primera persona para que se lleven a cabo todas las iniciativas mencionadas, afirma el Pontífice, por ello los invito, pues, a aprovechar cualquier oportunidad para compartir este mensaje con todos los agentes políticos y sociales que están implicados en este proceso y nos encomendamos a la Virgen María, “a su materna intercesión confiamos las esperanzas de todos los emigrantes y refugiados del mundo y los anhelos de las comunidades que los acogen, para que, de acuerdo con el supremo mandamiento divino, aprendamos todos a amar al otro, al extranjero, como a nosotros mismos”.

Fuente: Vatican News