Reconocimiento de UNESCO a la UCC

El Observatorio Regional de Responsabilidad Social de América Latina y el Caribe (ORSALC) de UNESCO, otorgará a la Universidad Católica de Córdoba el reconocimiento Ojo de Plata 2018 por su trabajo en materia de Responsabilidad Social Universitaria.

Una vez por año y con el aval del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) se otorga esta distinción a las buenas prácticas y experiencias en Responsabilidad Social en la región.

Los temas capitales en los que se enmarca son: patrimonio, educación, gobernanza, equidad y medio ambiente. Además, el reconocimiento se basa en las características e indicadores sobre: buen gobierno; clima laboral; informes de gestión; voluntariado; medio ambiente y campus sostenible; aprendizaje servicio; investigación con vocación comunitaria; cultura juvenil; sector productivo y ética social; comités de ética; desarrollo local y regional; y rehumanización.

Después de un seguimiento y aplicación de indicadores, visitas técnicas y otros estudios referenciales comparados, se otorga al emprendimiento social que ha entendido la responsabilidad social territorial no como un bien de mercado sino como principio solidario de crecimiento equitativo de personas y comunidades.

La distinción se entregará en Ceremonia Solemne durante el Foro Regional América Latina y el Caribe Responsabilidad Social Territorial en la llamada Gala Blanca, un encuentro de reconocimiento fraterno y académico. Tendrá lugar en La Catedral Mayor en El Gobierno Autónomo descentralizado Municipal del Cantón Cuenca, República del Ecuador, el martes 23 de octubre 2018

Fuente: Universidad Nacional de Córdoba

Fe y Alegría: La Cultura del Trabajo

Un grupo de alumnas de la FP de Fe y Alegría, reflexionó sobre la importancia de aprender la «cultura del trabajo» como motor del desarrollo de la persona y construcción comunitaria de la sociedad que sirva a todos.

«El trabajo es oportunidad…»– nos decía Paola, mientras agregaba –«pensando en nuestro futuro y el de nuestros hijos»-.

Rocío sostenía que «es una responsabilidad que nos da la sociedad y que nos dignifica»-, mientras Marianela apuntaba: «trabajamos para ganar dinero y poder satisfacer nuestras necesidades y la de nuestros hijos, como la ropa y alimentos, salud y poder mandarlos a la escuela»-.

Así, todas fueron participando en este espacio significativo pensando en el mañana…-«trabajar es igual a valernos por nosotras mismas»-, concluía Beatriz, destacando también, esa igualdad de oportunidades y derechos que nuestra sociedad les debe a las mujeres.

Fuente: Fe y Alegría Argentina

Proyecto de la UCC distinguido por la ONU

Un proyecto iniciado por docentes de la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) fue seleccionado por la Organización de las Naciones Unidas como una de las 29 prácticas inspiradoras respecto del hábitat en América Latina.

Mónica Minoldo, Daniela Gargantini, Laura Basso y Verónica Greppi, son docentes y egresadas de nuestra Facultad de Arquitectura. Forman parte de dos instituciones muy ligadas a nuestra Universidad y en las que se desarrollan importantes proyectos relativos al hábitat. Se trata del Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE) y de la Asociación de Vivienda Económica (AVE).

Junto a otros profesionales de estas organizaciones desarrollaron en un proyecto para poner en marcha un circuito productivo local para la construcción de viviendas y la generación de trabajo en torno a ello. Su iniciativa fue seleccionada como una de las 29 prácticas inspiradoras respecto al hábitat de América Latina por la ONU y otros organismos internacionales. Cabe destacar que este trabajo fue seleccionado entre otros 290 presentados de distintos países.

La convocatoria se realizó desde la Plataforma de Prácticas de Hábitat Urbano bajo el título La Vivienda en el Centro de la Nueva Agenda Urbana. La finalidad fue identificar, documentar, difundir e intercambiar proyectos que promuevan la vivienda y el hábitat adecuado como motor del desarrollo urbano sostenible en América Latina y el Caribe enmarcados en la Nueva Agenda Urbana.

El proyecto busca articular las necesidades de vivienda y trabajo a través de la creación y consolidación de un circuito productivo local que se materializó en la ciudad de Río Cuarto en donde se construyeron 53 casas nuevas. Fue impulsado por el Instituto Municipal de la Vivienda (IMV) de la Municipalidad de Río Cuarto, a partir de un proyecto DETEM financiado por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT ), con el apoyo y la transferencia tecnológica de AVE-CEVE-CONICET.

Conversamos con Daniela Gargantini (DG) y Mónica Minoldo (MM), directora del proyecto:

¿Cuál es la problemática actual de la vivienda en América Latina y el Caribe?

La problemática habitacional y urbana en la región, ha ido complejizándose y un porcentaje importante de nuestra población tiene serias dificultades de acceso a la ciudad y a un hábitat digno. Los mayores obstáculos están dados en el acceso a la tierra urbana, a los servicios, y la vinculación estas cuestiones con la problemática del empleo y la disminución de los ingresos de los hogares. En Argentina ese porcentaje ha rondado históricamente el 30 por ciento de hogares que padecen mayoritariamente déficit habitacional y requieren no sólo nuevas viviendas sino básicamente políticas de mejoramiento y ampliación desde abordajes integrales y participativos.

¿A qué otras problemáticas apunta este proyecto y en qué etapa se encuentra?

MM– El proyecto apuntó fundamentalmente a dos problemáticas: la provisión de un hábitat digno y la generación de trabajo para sectores vulnerables. La situación actual del Circuito productivo de componentes constructivos no tradicionales de CEVE-CONICET, puesto en funcionamiento a través del proyecto generó:

  • Una planta productora equipada que genera puestos de trabajo.
  • Cooperativas locales de trabajo capacitadas en tecnologías innovadoras y producción seriada, bajando los costos de los componentes de vivienda y favoreciendo la construcción.
  • Fortalecimiento y mejora del funcionamiento de la estructura municipal en cuanto al trabajo asociativo e interdisciplinario. Esto generó la formación de un quipo técnico capacitado en metodologías de gestión local del hábitat y constructivas.
  • Producción, montaje y autoconstrucción de 53 viviendas nuevas.
  • Construcción multiactoral de una política local integral de hábitat y trabajo
  • Estos alcances y resultados ocasionaron el interés de otros organismos y municipios vecinos que han solicitado la transferencia del modelo de gestión desarrollado.

¿Qué tipo de acciones son necesarias para implementar un proyecto de estas características?

DG–El proyecto contempló la implementación de instancias de capacitación y formación, la generación de puestos de trabajo y la transferencia del proceso productivo (“know how”) de patentes CEVE-CONICET contribuyendo a mejorar la capacidad técnica y de gestión de emprendimientos productivos locales vinculados a la construcción.

Junto con ello, se propuso implementar una fábrica de componentes y sistemas constructivos no tradicionales, que favorezca la creación de puestos de trabajo para personas desocupadas y cooperativas vinculadas al hábitat, pertenecientes a los sectores de menores recursos.

De esta manera, junto a la resolución del problema habitacional se buscó fortalecer capacidades técnicas y organizativas de las cooperativas y grupos de trabajo incipientes, incorporando productos y procesos innovadores.

¿Qué significa para ustedes estar entre las 29 prácticas más inspiradoras?

DG– Las prácticas seleccionadas son aquellas reconocidas regionalmente como inspiradoras del concepto “Vivienda en el Centro de la Nueva Agenda Urbana” y recibieron una beca para participar de los debates, exhibición y publicación del III Foro Latinoamericano y del Caribe de Vivienda y Hábitat en la República Dominicana, junio 2018. Allí, frente a autoridades nacionales, regionales y expertos en un espacio dinámico y participativo en donde confluyan los sectores público, privado, social y académico, podremos intercambiar experiencias innovadoras y estratégicas que favorezcan el desarrollo de la vivienda adecuada y los asentamientos humanos sostenibles.

Además, los proyectos serán parte de la Plataforma Interactiva Digital de Prácticas del Hábitat Urbano: un espacio regional de intercambio para la gestión del conocimiento y de las mejores prácticas en vivienda y desarrollo urbano, promovida por una coalición de actores regionales del sector organizados bajo el Urban Housing Practitioners Hub (UHPH).

Fuente: Universidad Nacional de Córdoba

En la Selva Boliviana, Amor a la Música y un Legado Jesuita

En algunos países de América Latina, las misiones jesuíticas han marcado fuertemente la identidad cultural, marcando una impronta en muchos aspectos, entre ellos, las expresiones artísticas.

Por Nicholas Casey

La vieja partitura no era fácil de leer. Era una copia de una copia de una misa latina compuesta en el siglo XVIII por Domenico Zipoli que cruzó el Atlántico y la mayor parte de América del Sur, solo para quedar guardada en una caja durante tres siglos en una ruinosa iglesia selvática, donde la humedad ha hecho de las suyas.

Además están las termitas. Los insectos se comieron una buena parte de la misa, incluyendo los compases 22 y 23.

Aunque gran parte de la obra de Zipoli ha desaparecido en su nativa Europa, al este de Bolivia ha logrado sobrevivir  junto a su vasta tradición musical barroca, que resuena por las tierras bajas tropicales.

Aquí, cerca de la frontera entre Brasil y Paraguay, es posible encontrar clavecines y laúdes en los pueblos más pequeños. Los lauderos han construido violines con cedro local durante siglos.

Tesoros de manuscritos antiguos, redescubiertos recientemente en archivos parroquiales, han revivido a Zipoli y otros compositores del periodo, cuya música se toca en escuelas primarias y por la radio. “El barroco es nuestra tradición aquí”, dijo Juan Vaca, un archivista de Concepción, que pasaba las hojas a punto de desmoronarse de la misa de Zipoli con un par de guantes y una pequeña vara.

Esa música es uno de los legados de los misioneros jesuitas, quienes dejaron una cápsula del tiempo musical en Bolivia. En el siglo XVIII, partes de lo que ahora es Paraguay, el este de Bolivia y el sur de Brasil eran vastas selvas donde había pueblos nativos seminómadas y comerciantes de esclavos que los cazaban. Los imperios español y portugués rodeaban estas selvas.

Los jesuitas descendieron a la selva con la doble meta de convertir a las tribus indígenas y protegerlas de la esclavitud. Durante el proceso, formaron un Estado dentro del Estado, gobernado por los sacerdotes y los caciques locales.

Este oscuro rincón de la historia latinoamericana tuvo su breve aparición en los reflectores de Hollywood con el lanzamiento en 1986 de la película La misión, protagonizada por Robert De Niro.

“Se trataba de construir una sociedad diferente, una especie de utopía con educación, autosuficiencia y, por supuesto, música, que era la manera en que los jesuitas evangelizaban”, dijo el padre Piotr Nawrot, un sacerdote católico de Polonia que vive en Bolivia y participó en la recuperación de algunas de las partituras barrocas originales.

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En general, el historial de la Iglesia católica en la zona fue ambiguo. Aceptó sacar a muchos grupos indígenas de las misiones que habían construido para resolver una disputa territorial entre España y Portugal. Como se negaron a irse, algunos de los pueblos indígenas tuvieron que pelear en una guerra sangrienta y muchas de las iglesias cayeron en desgracia.

Sin embargo, entre los bolivianos de las tierras bajas, el legado de la música barroca sobrevivió, incluso siglos después de que las comunidades indígenas perdieron la tradición de leer música y comenzaron a aprenderse las piezas de oído.

Para comprender la fuerza con la que esa tradición permanece hoy en día, basta con observar lo que sucede en Urubichá, un pueblo campesino al noroeste de Concepción, al final de un camino de terracería que bordea un pantano y al que se llega solo después de cruzar diez puentes a través de la densa selva.

Este pueblo de ocho mil habitantes tiene una escuela de música con quinientos alumnos: casi todos los niños del lugar. A la hora del almuerzo, los niños caminan por la plaza del pueblo cargando estuches de instrumentos en la espalda. Hablan guarayo, el idioma nativo.

“Los guarayos viven con esta música en el alma”, dijo Leidy Campos, de 32 años, quien enseña música en el pueblo. “La gente aquí dice que nace con un violín en las manos”.

Cruzando un campo desde las aulas, Ideberto Armoye, un maestro de carpintería, estaba en un taller rodeado de violas y violines a medio hacer, que se fabrican con cedro y caoba locales. Son las únicas maderas que pueden soportar el calor tropical, según comentó.

Para demostrar su argumento, sacó un violín llegado recientemente de una fábrica china.

“A este instrumento puede pasarle cualquier cosa, mire esta gran cuarteadura”, dijo.

Pese a que muchas de las piezas de esa época se han transmitido de manera oral en las familias bolivianas, se pensaba que las orquestaciones y obras corales se habían perdido. Durante años permaneció como uno de los misterios de la época: aunque la música barroca había sido el puente entre los jesuitas y los bolivianos, nadie sabía exactamente cómo sonaba.

“Tuve que hacer un gran esfuerzo mental para imaginar cómo habría sido”, dijo Ennio Morricone, quien compuso la banda sonora de La misión años antes de que las partituras se descubrieran, usando una combinación de influencias europeas e indígenas.

En la década de los noventa, Nawrot llegó en busca de lo que podría haber quedado de la música escrita, lo que lo llevó a la zona de los moxos, mucho más al oeste. Les preguntó a los ancianos del pueblo sobre manuscritos de aquellos tiempos pero, según contó, ellos tenían preguntas que hacerle a él.

“Me cuestionaron durante tres horas sobre mi fe y mi religión”, recuerda Nawrot. “Los papeles se cambiaron por completo”.

Finalmente, los líderes moxos le revelaron algo que lo dejó atónito. Miles de páginas de manuscritos, incluyendo desde música de óperas barrocas hasta conciertos para un solo instrumento, algunos de los cuales se habían copiado apenas en 2005, habían sobrevivido.

Los copistas incluso firmaron algunas de las partituras con la leyenda “Maestro capilla”, un título de la época del barroco usado por compositores como Johann Sebastian Bach.

“El manuscrito nunca se perdió, solo no sabíamos que existía”, dijo el sacerdote.

Durante gran parte de la década de los noventa, Nawrot trabajó con Vaca, el archivista de Concepción, para reunir otra colección de partituras que se habían encontrado en la década de los setenta, incluyendo los manuscritos de Zipoli que se habían comido las termitas.

El cuerpo de la obra, que incluye tanto copias de piezas conocidas como otras desconocidas y escritas en Bolivia, ahora se conoce en los círculos de música clásica como Barroco Misional.

Esta música cuenta con admiradores más allá de las tierras bajas bolivianas. Uno de ellos es Ashley Solomon, profesor del Royal College of Music de Londres, quien viajó a la ciudad de Santa Cruz el pasado abril para dirigir un festival de música barroca celebrado cada dos años en las antiguas misiones jesuitas.

“Tomaron esta música y la hicieron suya; es más alegre, más optimista, dijo Solomon. “Su música eleva el espíritu en lugar de ser una autoflagelación, que es lo que se observa en mucha de la música clásica occidental de la misma época”.

Además, las piezas son más cortas, dijo Solomon, y están escritas en incrementos pequeños que capturan más fácilmente la atención, que ahora tiende a distraerse más que antes.

Una noche reciente, no mucho después de la puesta de sol, César Cara, el director académico de la escuela de música de Urubichá, condujo a su orquesta de estudiantes en un ensayo de la “Sonata XVIII”, una partitura de un compositor anónimo que la escribió en algún lugar de los cerros circundantes en el siglo XVIII.

Un gran insecto se arrastró por el suelo mientras el coro esperaba su turno. Una de las sopranos lo aplastó con el pie y lo pateó hacia los violines.

“Queremos que la gente nos aplauda por nuestro nivel”, dijo Cara, y señaló que sus alumnos tocaron hace poco con un grupo visitante de la Escuela Juilliard en uno de los conciertos del festival.

Solomon, el músico británico, dijo que hay mucho talento en Bolivia y que los habitantes del pueblo tienen una conexión con la música que es inusual en Europa, donde la música clásica tiende a vivir separada de la cultura popular.

Solomon recordó que hace años dio un concierto en San Javier, al oeste de Concepción, donde hay una misión jesuita de gran extensión cuya fachada de madera da a la plaza principal.

Cuando su grupo, Florilegium, comenzó a tocar un concierto para flauta del siglo XVIII, “Pastoreta Ychepe Flauta”, quedó sorprendido al escuchar a miembros de la audiencia, gente del pueblo que conocía la pieza, tarareándola también.

“Podríamos tocar ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi en Londres y nadie la seguiría”, dijo Solomon. “Pero en Bolivia la gente se apropió de la música, y así llegó a la esencia de aquello de lo que se trata”.

Una versión anterior de este artículo identificaba a la obra de Zipoli como Misión Barroca; el nombre correcto es Barroco Misional.

Fuente: New York Times

 

Educar para la Reconciliación y la Justicia

Una selección de textos para profundizar en la Educación para la Reconciliación y la Justicia.

Las instituciones educativas de la Compañía de Jesús responden a la misión de “reconciliación y justicia” (CG 36: Decreto nº 1), con propuestas pedagógicas que afirman la formación de hombres y mujeres para los demás, responsables de sí mismos y del mundo que les rodea, conscientes, compasivos, competentes y comprometidos en la construcción de una sociedad fraterna y justa. Este es el ideal de la educación jesuita, sello de la educación de calidad que se aspira y reto permanente para la búsqueda innovadora.

¿Se educa, se puede educar y Educar para la Reconciliación y la Justicia cómo educar para la reconciliación y la justicia en las obras de la Compañía? El debate lo inició el P. Pedro Arrupe en 1973, cuando en el X Congreso Europeo de las Asociaciones de Antiguos Alumnos formula la célebre pregunta: “¿Los hemos educado para la justicia? Y responde: “creo…con toda humildad que no”, y pasó a explicar la idea de justicia a la luz del Evangelio y de los signos de los tiempos, para luego exponer sus consideraciones sobre el tipo de persona que sirve a ese ideal: el hombre para los demás.

Esta línea de pensamiento sobre el deber ser de la educación en los colegios de la Compañía la prosiguen los sucesivos Padres Generales en diversos escritos.

También los Padres Generales se han referido específicamente a la educación universitaria.

El Centro de Pedagogía Ignaciana ha hecho una selección de textos que pueden ayudar a profundizar en la cuestión de la educación en la Fe y la Justicia en las Instituciones de la Compañía. Compartimos aquí esa selección:

Fuente: Centro Virtual de Pedagogía Ignaciana

 

Doctorado Honoris Causa a Jesuita que se ha dedicado a estudiar la Cultura Guaraní

El P. Bartomeu Melià SJ, jesuita español que ha dedicado su vida a estudiar la cultura guaraní y el contacto de esta con las misiones jesuíticas, ha sido investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Pontificia Comillas (España).

Bartomeu Melià, es un jesuita, antropólogo y lingüista reconocido por sus estudios sobre los indígenas de Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia y se ha convertido en uno de los máximos expertos mundiales en cultura guaraní. El Pa’i Melià al hacer uso de palabra mencionó “No se puede convivir con un pueblo sin hablar su lengua, sin danzar y cantar con ellos”.

¿Quién es Bartomeu Melià?

Nació en 1932 en Porreras, Islas Baleares (España). Fue enviado al Paraguay en 1954, donde inició sus estudios de la lengua y de la cultura guaraní con el padre Antonio Guash. En 1969, obtuvo un doctorado en la Universidad de Estrasburgo con la tesis: “La creación de un lenguaje cristiano en las misiones de los guaraníes en el Paraguay”. Fue discípulo y colaborador de León Cadogan (1899-1973).

Colaboró como profesor de etnología y de cultura guaraní en la Universidad Católica de Asunción. Fue presidente del Centro de Estudios Antropológicos de esa misma universidad. Estuvo como Director de las revistas Suplemento Antropológico y de Estudios Paraguayos, hasta 1976. Ese mismo año fue expulsado del país por Stroessner por repudiar públicamente la masacre del pueblo Ache-Guayaki.

Estuvo en el Brasil desde 1977 donde alternó investigaciones científicas entre los indígenas Enawene-nawé de Mato Grosso do Sul y después con los Kai-ngang, de Rio Grande do Sul. Regresó a Paraguay con la caída del régimen en 1989.

Sus trabajos se centran en los guaraníes; con investigaciones en etnohistoria y en etnolingüística. Participa activamente de diversos programas de educación intercultural bilingüe, tanto en Paraguay como en Bolivia, Brasil y Argentina.

El pa’i Melià recibió el Premio Bartolomé de las Casas, vigésima edición: por su entrega a las causas de los pueblos indígenas de Paraguay, Brasil, Argentina y de Bolivia, así como por su defensa de la lengua guaraní. Es Miembro de la Comisión Nacional de Bilingüismo de Paraguay. Además es Miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua Española.

Ha recibido la Condecoración “Orden Nacional al Mérito Comuneros”, por la Cámara de Diputados de Paraguay por su defensa a pueblos Guaraníes de Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay y por la Defensa del idioma Guaraní.

Recibió el título de Doctor Honoris Causa, por la Universidad Católica de Asunción, en reconocimiento a su prodigiosa labor como lingüista y su compromiso con el pueblo indígena y campesino. Hoy se le suma a su curriculum el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Pontificia Comillas-España.

Fuente: Jesuitas Paraguay

 

UCA: Los Desafíos para el Desarrollo en la Argentina

El Departamento de Educación y la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina (UCA) realizó la Jornada Académica “Desafíos para el desarrollo en la Argentina” el jueves 3 de mayo.

La apertura de la jornada estará a cargo de la doctora Liliana Pantano, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA y de la magister Gabriela Azar, directora del Departamento de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA.

El primer panel será sobre políticas para el desarrollo científico tecnológico y expondrán el ingeniero Sergio Kaufman, la licenciada María Apolito y el ingeniero Jorge Aguado; y contará con la moderación del doctor Martín Parselis.

El segundo panel Política económica para el crecimiento. Desafíos y Amenazas, tendrá como disertantes al doctor Jorge Colina, al doctor José Espert y al doctor Roberto Cachanosky y será moderado por la doctora Alicia Caballero.

Héctor “Toty” Flores y el licenciado Gustavo Segré hablarán en el tercer panel sobre políticas sociales, desafíos para un futuro mejor. Contará con la moderación de la licenciada María Lourdes Puente, directora de la Escuela de Política y Gobierno de la UCA.

Por último, el cuarto panel llamado Políticas para una educación de calidad, innovación y equidad, estará a cargo del doctor Diego Golombek, el licenciado Sergio Siciliano y la magister Gabriela Azar y será moderado por el doctor Carlos Torrendell, Departamento de Educación de la UCA.

Fuente: AICA

 

Hacia una Escuela Verde

El Colegio del Salvador ha solicitado su incorporación al Programa de Escuelas Verdes del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires que busca fomentar el desarrollo sustentable a través de la educación y de la gestión ambiental en las escuelas.

Coincide con una de las metas de nuestro Proyecto Educativo expresado en el MAFI (Mapa de aprendizajes para la formación integral) en las diferentes dimensiones de la formación integral y expresa uno de ejes actuales de la propuesta educativa de la Compañía de Jesús: el respeto y cuidado de nuestra casa común a través de una formación acorde con la dimensión ecológica de la reconciliación.

Las acciones del programa están integradas en cuatro ejes temáticos de trabajo: gestión integral de residuos, salud ambiental, eficiencia energética y energías renovables y cambio climático. El programa propone estrategias de mejora de los procesos de enseñanza de la educación ambiental. Asimismo realiza apoya acciones de gestión ambiental en el colegio como herramienta pedagógica para lograr un entorno propicio para el aprendizaje y en consonancia con los conceptos que se transmiten. Como parte del programa desarrolla recursos pedagógicos para docentes y alumnos, acciones de capacitación y apoyo al uso eficiente de recursos y desarrollo de prácticas sustentables.

En este camino, estamos construyendo el “lazo ambiental I” para ser reconocidos como “Escuela comprometida”. Hemos recibido recientemente la visita de dos miembros responsables del Programa en una reunión con el Rector, directores de nivel, intendente, responsable del laboratorio y coordinadores de aprendizaje en servicio. Las docentes del Programa recorrieron el colegio y valoraron nuestros programas de Aprendizaje en Servicio en clave ambiental. En las próximas semanas, se designarán los referentes ambientales por niveles al igual que un comité de alumnos y docentes. Realizaremos un diagnóstico y fijaremos algunas metas en un acuerdo ambiental para evaluar a fin de año.

Fuente: Colegio del Salvador

Brasil sede del Encuentro Federativo de Fe y Alegría 2018

Del 9 al 14 de abril se llevó a cabo el Encuentro Federativo de Fe y Alegría en Brasil.

El objetivo fundamental de la reunión fue generar una reflexión profunda acerca del nuevo modo de proceder de la Federación y el compromiso que debe asumir cada país.

Dentro de los temas relevantes que se tratan en este encuentro, están algunos relacionados con el gobierno federativo, la prioridad de la Educación popular y la política de protección de menores que se viene trabajando desde hace algún tiempo.

Participaron del encuentro los Directores de los 21 países, líderes y representantes de todas las regiones del mundo en donde actúa Fe y Alegría.

Fuente: CPAL SJ

Misión de Pascua en S. José de Boquerón

Durante la Semana Santa, un grupo de 133 misioneros del Colegio del Salvador integrado por alumnos de 4° y 5° año, exalumnos, docentes y jesuitas, participó de la Misión en la parroquia jesuita de San José del Boquerón. Distribuidos en 7 comunidades, compartieron encuentros profundos con la gente del monte, donde se hizo presente el Dios de la vida. Por la mañana se visitaron casas de familias y por las tardes se realizaron talleres de Catequesis para niños, jóvenes y adultos.

Algunos misioneros comparten la experiencia vivida durante esos días:

Patricio Penna | Camada 149

Fue una linda semana en lo profundo del monte santiagueño, allí en Boquerón. De los pueblos en que nos ubicábamos esparcidos en grupos, yo estaba en Boquerón Centro, probablemente el destino más urbanizado de los que andábamos. Un pueblo humilde, atravesado por una ruta entre los barrios, y poblado de una hermosa gente que nos recibió todos los días a lo largo de las distintas visitas, dispuestos a escucharnos y contar sus historias, abriendo sus puertas a los misioneros con una tortilla de pan caliente y un mate (dulce), para hacernos sentir bienvenidos. En esas mañanas caminando entre las calles de tierra y tocando la puerta de los vecinos se escondía el cariño y la natural hospitalidad con que nos recibían, que durante los días se iba acumulando, entre felices sonrisas, invitaciones a comer.

Las tardes se basaban en tomar este cariño acumulado para darlo y potenciarlo con los niños que siempre a partir de las 17.00 iban hasta la puerta del club donde parábamos cómodamente (El Ceibal), para revolcarse entre juegos, canciones, fuertes abrazos, una catequesis interactiva, y cerrando siempre con una celebración de la palabra.

Las mañanas y el final de las noches eran para una pausa en el día, esencial momento espiritual para ubicarse en las sensaciones de uno y motivarse para continuar con esa viva energía que nos movía cada día en este raro circuito del cariño que se daba en estos barrios.

Como exalumno del colegio, encaré todo esto en una primera experiencia de la que nada sabía más que cómo, todos los que la vivían volvían de alguna manera transformados y estoy feliz de poder decir que puedo sentirme identificado con esa experiencia, esperando nunca olvidar nada de lo aprendido durante esta semana en donde la misma frase que uno escucha siempre sobre cómo “es más feliz quien menos necesita que el que más tiene” realmente vive en cada mirada. Ni una ducha en cada casa, ni señal en todos lados, pero las sonrisas que perduran son las que nos han dejado emocionados.

Agustín Pagliere | Camada 150

Pasada ya casi una semana desde la vuelta de la Misión, luego de haber procesado la experiencia en mi mente y, principalmente, en mi corazón, teniendo en cuenta todo lo que eso significa, toca hacer un testimonio escrito. Se me hace muy difícil poner en palabras todo lo vivido en la semana y, seguramente, deje atrás alguna que otra cosa. Más difícil es elegir las palabras correctas para expresar esto. Voy recordando, a medida que escribo, las mejores anécdotas de esta experiencia. Las risas, las compartidas, los silencios, los llantos, los juegos; en fin, todo aquello que me hizo feliz. A mí me tocó nuevamente ir al pueblo de Chañar Bajada, hecho del cual estoy muy agradecido. Al llegar allí, sentí una tranquilidad en mi interior que nunca había experimentado. Fue como estar seguro de haber vuelto a un lugar muy querido, el cual extrañaba demasiado. La gente, al igual que el año pasado, nos recibió con mucha alegría. Se notó que nos estaban esperando hace mucho tiempo, así como también nosotros esperábamos la vuelta al pueblo. Llegué a la Misión con un objetivo muy claro y relacionado con mi fe en Dios. Siento que cumplí con esa meta propuesta y espero poder mantenerla todo el año. Una vez más, la gente de Chañar Bajada me volvió a sorprender y me dejó sin palabras para describirlos. Aprendí de ellos muchas más cosas que el año pasado, supongo que mi madurez a lo largo del año influyó en eso. Volví a ver en ellos la esperanza, la fe en que siempre se puede salir adelante, que no hay problema alguno que pueda ser más fuerte que nosotros si tenemos amor y personas que nos quieran alrededor nuestro; en ellos volví a ver a Dios. Porque eso es lo que encontré allá. Personas que, a pesar de todas las dificultades que puedan haber, se tienen el uno al otro y se ayudan mutuamente, con cariño, respeto y amor. Como bien dijo un compañero de 4to año, ellos son muy ricos en su pobreza mientras que nosotros somos muy pobres en nuestra riqueza. Creo yo que esa es la principal diferencia entre ellos y nosotros. En cuanto al grupo, se dejó muy en claro que fuimos muy unidos y sólidos como tal. Reforzamos muchos vínculos y, por suerte, forjamos algunos nuevos. Pasamos la semana entre risas, compartidas y llantos (algunos de alegría y otros de tristeza por la despedida), pero siempre sosteniéndonos el uno al otro, tratando de imitar así al máximo a la gente de Chañar. Lo único que me queda por hacer ahora es agradecer a Dios, a mis padres, al Colegio y al grupo, pero especialmente a la gente de Chañar Bajada. Ellos hacen que cada año aprenda algo nuevo y crezca como persona de forma integral. Porque aprender se aprende de todos, de los más viejos hasta de los más chicos. Y eso es algo que por suerte he tenido muy presente en este último tiempo. Dejé el pueblo con mucha tristeza pero a la vez muy contento de saber que lo que fui a hacer allí dio muchos frutos. Espero poder volver el año que viene, con la esperanza de encontrarme con los mismos rostros, los cuales nunca en mi vida voy a olvidar.

Fuente: Colegio del Salvador