Reflexión del Evangelio – III Domingo de Adviento

Evangelio según San Lucas 3,10-18.

La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer entonces?».
El les respondía: «El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto».
Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». El les respondió: «No exijan más de lo estipulado».
A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Juan les respondió: «No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo».
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías,
él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible». Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.

Reflexión por Emanuel Vega SJ

El Evangelio de hoy —casi como llevándonos de la mano— nos acerca al corazón de Juan el Bautista: un hombre apasionado, abocado por completo a la misión que Dios le encomendó; un hombre honesto, un hombre justo.

A cada persona que se le acercaba le ayudaba a trascenderse a sí misma y a ver la realidad desde la perspectiva de Dios: al que tiene dos túnicas le sugiere que regale una; al que tiene para comer lo invita a compartir su pan; al que cobra impuestos le recomienda no exigir más de lo estipulado; y a unos soldados que lo estimaban mucho les conmina a no hacer falsas denuncias ni extorsionar a nadie.

Juan ayuda a estas personas a pensar y obrar teniendo presente al hermano y así trascender los propios intereses mezquinos —intereses que son como polillas que corroen el tejido relacional de la comunidad—. Sacándolos de su propio amor abre a quienes le escuchan a un horizonte más amplio desde el cual asumirse: el del Reino de Dios, el de aquella fraternidad humana fundada en el amor a un único Padre.

Hay un dato no menor en el Evangelio de hoy que corresponde no dejar pasar: el relato no termina con Juan. El bautista anuncia que «vendrá uno» que es mucho más que él, uno que realizará en su propia carne el ideal de fraternidad amorosa: Jesús. Él bautizará con Espíritu y fuego, Él transformará por medio del amor a todo aquél que se deje seducir por su persona y por su mensaje. Esa sucesiva atracción y seducción moldeará a tal punto el corazón creyente y amante, que lo introducirá en la intimidad misma de su Padre, en quien se realizan todas las cosas, en quien se realiza la comunidad, en quien se realiza el Reino que —aunque sin nombrarlo— predicaba Juan.

«Ven y lo verás»: retiro ignaciano para comunicadores

«Ven y lo verás”, será el lema del retiro ignaciano para comunicadores a realizarse el sábado 11 de diciembre, de 9 a 11, y que por segundo año consecutivo volverá a desarrollarse a través de la plataforma Zoom.

«Esperamos que bien y andando con esperanza este tiempo en el que de a poco vamos recuperando espacios, retomando diálogos y encuentros», expresó el padre Guillermo Ortiz SJ junto al Equipo Kolbe de Comunicación.

«El año pasado decíamos que ‘estamos precisando más comprensión, más compasión, más misericordia’. Y reforzamos este año: precisamos también desborde de amor a nuestros hermanos en nuestras comunidades, viviendo sinodalmente nuestro carisma en comunicación», afirmó el sacerdote jesuita que estará a cargo de la predicación.

«Para discernir con compromiso cómo ser cada día más fieles a una verdad desbordante, es que los invitamos a compartir este retiro, que estará repartido entre la propuesta del tema de reflexión, momentos de oración personal y brevísimos diálogos en comunidad».

El padre Ortiz indicó que los datos puntuales de acceso a la “reunión Zoom” se los daremos media hora antes de la realización del retiro. Esta mecánica, explicó, requiere que cada uno confirme su voluntad de participar con una inscripción previa.

Con esta finalidad, precisó, en necesario que completen la ficha de inscripción (nombre y apellido, provincia o país, mail y número de celular con prefijo) y la envíen por correo electrónico a retiroignacianocomunicacion@gmail.com.

Inscripción previa y contacto: retiroignacianocomunicacion@gmail.com o por Whatsapp (únicamente textos) al 54 9 11 3180 9600.

Papa Francisco: nuevo humanismo para el mundo de hoy

Ante la revolución que afecta a «los nudos esenciales de la existencia humana», es necesario hacer un «esfuerzo creativo» y «repensar la presencia del ser humano en el mundo», expresó el papa Francisco en el videomensaje enviado a la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Cultura, dedicado al tema «Hacia un humanismo necesario».

En su mensaje el pontífice indicó la necesidad de responder a las múltiples preguntas que plantea la pandemia, en primer lugar las «fundamentales de la existencia: la pregunta sobre Dios y el ser humano».

En efecto, en esta coyuntura histórica, no sólo necesitamos nuevos programas económicos o nuevas recetas contra el virus, sino sobre todo una nueva perspectiva humanista, basada en la Revelación bíblica, enriquecida por la herencia de la tradición clásica, así como por las reflexiones sobre la persona humana presentes en las diferentes culturas.

Sin ceder a la crítica y a la negación, Francisco indica además que es el momento de pensar: “Más bien se nos pide que repensemos la presencia del ser humano en el mundo a la luz de la tradición humanista: como servidor de la vida y no como dueño suyo, como constructor del bien común con los valores de la solidaridad y la compasión”. Mientras junto a la pregunta sobre Dios, hoy surge otra que se refiere al ser humano y su identidad.

“La Sagrada Escritura –expresó Francisco- nos brinda las coordenadas esenciales para perfilar una antropología del ser humano en su relación con Dios, en la complejidad de las relaciones entre el hombre y la mujer, y en la conexión con el tiempo y el espacio en que vive”.

Tal como dice el Santo Padre, “esta fusión entre la sabiduría antigua y la bíblica sigue siendo un paradigma fecundo”. Sin embargo, “el humanismo bíblico y clásico hoy debe abrirse sabiamente para acoger, en una nueva síntesis creativa, también los aportes de la tradición humanista contemporánea y de otras culturas”.

Todo esto, concluye el Papa, se convierte en «la mejor herramienta para abordar las inquietantes cuestiones sobre el futuro de la humanidad», ya que el mundo, hoy más que nunca, «necesita redescubrir el significado y el valor de lo humano en relación con los desafíos que hay que afrontar.

Fuente: aica.org

Reflexión del Evangelio – II Domingo de Adviento

Evangelio según San Lucas 3,1-6.

El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos.
Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.

Reflexión por Oscar Freites SJ

El Evangelio de este segundo domingo de Adviento nos llama a: rellenar, aplanar, enderezar, allanar, nivelar… Parecería que, en este Adviento se nos invita a una audaz “obra de ingeniería” sobre nuestras vidas. O más bien, a una artesanal tarea de albañilería para “preparar el camino” de nuestro corazón al Dios hecho niño que ya llega. Preparar el camino para que Dios llegue sin tropiezos ni pérdidas.

La narración del evangelio según san Lucas vuelve a comenzar. Se nos presentan años, lugares y nombres de quienes gobernaban la tierra. Surge un espacio y un tiempo nuevo, en los cuales la novedad de Dios puede emerger sin miramientos.

Sin embargo, Dios no hablará a los poderosos de aquella lista sino a un hombre sencillo que se reconoce pequeño. En el desierto, Juan el Bautista recibe y se hace eco de la Palabra de Dios; él es la voz que nos señala la obra de albañilería que necesita nuestro corazón.

En el peregrinar de la vida, nuestros internos caminos se van tornando sinuosos y desparejos, aparecen baches, levantamos barreras, cavamos zanjas y surgen lugares pantanosos imposibles de atravesar. Los problemas, las dificultades, los enojos, el agotamiento, las crisis y las heridas, muchas veces no nos dejan avanzar o impiden que el Amor crezca cada vez más en nosotros.

Ante esta realidad, el Adviento llega como un tiempo para “discernir que es lo mejor” para cada uno de nuestros. Mirar con atención nuestro hoy para nivelar aquello que está un poco desequilibrado, enderezar lo que se encuentra torcido, allanar y aplanar lo desparejo. La Buena Noticia es que no estamos solos en esta tarea, nuestro Padre Dios nos acompaña. Tal como nos dice Baruc: Dios se acuerda y camina con nosotros, nos acompaña y nos sostiene con su misericordia y su justicia.

Es tiempo de preparar el corazón para y con nuestro Dios que siempre viene, encaminando nuestros pasos bajo aquella voz que grita en nuestros desiertos.

San Francisco Javier y la fuerza de los deseos

Reflexión

San Ignacio de Loyola decía que San Francisco Javier fue la pasta más dura por él jamás manejada, difícil de moldear y más difícil aún de llegarle al corazón. Ignacio sabía bien lo que decía pues, siendo ya un hombre maduro, en 1529, le tocó compartir habitación en el Colegio de Santa Bárbara de la Universidad de París, con el joven Francisco Javier, quien contaba tan sólo con 23 años; en esa misma habitación también residía Pedro Fabro, estos tres hombres posteriormente serían de los padres fundadores de la Compañía de Jesús.

Francisco Javier era un joven líder, talentoso, deportista, aventurero, atractivo, conquistador y con mucho arrojo; también, hay que decirlo, era un joven arrogante, vanidoso y un tanto orgulloso. Se cuenta que, antes de su conversión, no soportaba la presencia de Ignacio y muy a menudo se burlaba de él, de su edad y de su cojera. No obstante, Ignacio como buen maestro, supo ser paciente, trabajar, esperar y confiar hasta que, en 1534, finalmente, el joven del Castillo de Javier se decidió a hacer sus Ejercicios Espirituales de mes bajo la orientación del mismo Ignacio de Loyola. Esta experiencia sería fundamental para nuestro joven navarro pues, en estos Ejercicios vería caer una a una las costras de su ego herido que le impedían ser quien realmente estaba llamado a ser y vivir con mayor plenitud su propia vida. En estos Ejercicios Espirituales, Francisco Javier pudo palpar con certeza “la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo que excede todo conocimiento” (Ef 3, 18-19).

Como todos los jóvenes solemos ser, Francisco Javier tenía un corazón deseoso y anhelante de mucha vida: quería experimentarlo todo, ganarlo todo y saberlo todo; pero sin renunciar a nada, sin apostar nada, y sin arriesgar nada. Un día, cuando escuchó una frase nacida de la viva voz del buen Ignacio, todo su pequeño mundo se le desajustó: “¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?” (Mc 8,36). ¿De qué sirven la fama y los aplausos si al final nos quedamos solos? ¿De qué sirven nuestras compras compulsivas si al final nos dejan más vacíos? ¿De qué nos sirven todos nuestros viajes, experiencias y conocimientos si no nos hacen más humanos y cercanos? ¿De qué nos sirven todos nuestros dones y talentos si no los ponemos al servicio de los demás? ¿De qué nos sirve el dinero cuando nos aleja del amor? Seguramente, preguntas muy semejantes a éstas surgieron en el inquieto corazón de nuestro santo y, muy probablemente, le dejaron enmudecido y sin respuesta alguna… ¿quién podrá colmar todos sus ambiciosos deseos?

Francisco Javier nunca renunció a sus deseos de grandeza, sino que los hizo aún más grandes, aprendió a desear más y mejor. Por gracia comprendió que sus deseos serían más fecundos si lograba enfocarlos y ubicarlos en las entrañas del único que los podía acoger con inmenso amor y aceptación: el corazón de Jesucristo. Como buen compañero de Jesús, intuyó que en Él podía encontrar la fuente inagotable de compasión que lo movía en consolación. En Jesús descubrió su Principio y Fundamento y al tierno modelador de su carácter y sensibilidad. En Jesús abrazó la inspiración de su modo de proceder: de en todo amar y de servir. Nuestro joven jesuita jamás abandonó la fuerza dinámica de sus deseos, sino que aprendió a desear más intensamente hasta irse, a pesar de sus miedos, a inflamar el mundo con el fuego de su ardiente corazón.

Mensaje final de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe

La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe se realizó del 21 al 28 de noviembre en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano conocida como “Casa Lago” en Cuautitlán Izcalli, a unos 30 kilómetros al norte de Ciudad de México. Después de una semana de trabajo, se dio a conocer su Mensaje Final con una lista de doce puntos con los principales desafíos que enfrenta la Iglesia del continente.

El documento fue elaborado por dos grupos, el primero sintetizó y redactó las propuestas de los participantes y el segundo enfocó su análisis con mayor discernimiento.

La Asamblea ha sido vivida, recoge el escrito, como “una verdadera experiencia de sinodalidad, en la escucha mutua y en el discernimiento comunitario de lo que el Espíritu quiere decir a su Iglesia”. Desde la “poliédrica diversidad”, los participantes de la Asamblea se han “vuelto hacia las realidades que vive el continente, en sus dolores y esperanzas”.

El texto destaca la urgencia de “la promoción de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural” y constata y denuncia dolores “de los más pobres y vulnerables que sufren el flagelo de la miseria y las injusticias”; también “el grito de la destrucción de la casa común” y la “’cultura del descarte’ que afecta sobre todo a las mujeres, los migrantes y refugiados, los ancianos, los pueblos originarios y afrodescendientes”.

La sinodalidad es el camino, algo que pertenece a la esencia de la Iglesia, por lo que se insiste en que “no es una moda pasajera o un lema vacío”. Es algo que ha hecho aprender a caminar juntos, involucrando a todos.

Ahora se trata de llevarlo a las comunidades, a las bases, por lo que se muestra el compromiso a seguir el camino, aprendiendo y creando, en un itinerario pastoral que busca la conversión misionera y sinodal. Podemos decir que la ruta está marcada, ahora queda la valentía para enfrentarla, sin olvidar algo que es innegociable: tiene que ser juntos.

Fuente: aica.org

María Luisa Berzosa anima a transformar la Iglesia

Con el título «Transformar la Iglesia. Sínodo, escucha y misión en salida», el martes 2 de noviembre se llevó a cabo un encuentro virtual convocado por Factor Francisco, que contó con la presencia de la religiosa española María Luisa Berzosa FI, nombrada consultora del Sínodo por el papa Francisco.

En este «caminar juntos» de la Iglesia universal animado por el Santo Padre, la hermana María Luisa analizó el camino que hoy recorre la Iglesia católica para profundizar, conocer y poner en perspectiva el proceso de escucha que sigue avanzando de la mano de Francisco.

En su intervención, la religiosa cuestionó el clericalismo y advirtió sobre la necesidad de una participación más amplia y plural: «La Eucaristía es el centro de la comunidad cristiana, pero hoy todo depende de una vocación sacerdotal que existe cada vez menos. ¿Cuáles son los ministerios no ordenados que tienen que aparecer en la Iglesia por la urgencia pastoral de las personas?».

Además, animó a un nuevo modo de ser Iglesia, sin miedo a la libertad y sin aferrarse a los roles, apuntando más al desarrollo de cada persona: «La pastoral debe cuidar que la persona tenga pensamiento propio, que se ponga de pie, que no viva doblado. Que la persona sea persona, es una tarea de la Iglesia. Más allá de la misa y la comunión, se trata de compartir la vida y la fe al nivel más cotidiano», consideró.

Reflexión del Evangelio: Primer Domingo de Adviento

 Evangelio según san Lucas 21,25-28.34-36

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación».
Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre».

Reflexión por Francisco Bettinelli SJ

Comenzamos el Adviento. Siempre decimos, tiempo de preparación y espera. Pero ¿acaso no vino ya Jesús? ¿acaso no conocemos ya el final de la historia? ¿acaso no lo hemos recibido ya? ¿qué esperamos realmente? ¿volver a celebrar la Navidad? ¿o qué? Pienso que precisamente eso es el Adviento, un tiempo para volver a hacerme esta pregunta, ¿qué espero en mi vida? ¿qué busco, qué deseo? ¿qué enciende mi corazón?

El Evangelio nos da un ejemplo de qué se esperaba en los tiempos de las primeras comunidades cristianas. Simbólicamente, nos describe lo que se estaba viviendo. En medio de persecuciones, de amenazas y de grandes riesgos, se esperaba la liberación, la justicia. En la desesperación, esperaban que Dios no los abandonara.

Pero el Evangelio no habla sólo de qué esperar. Sino también de cómo esperar. Que aquél día no venga de improviso sobre ustedes. Esperan ser libres, vivan hoy según esa libertad. Que aquel día no los encuentre distraídos, perdidos en lo no importante, en lo que no llena, en lo que los oprime. Es que eso es la esperanza cristiana. Consiste en vivir hoy según aquello que esperamos. Vivir hoy enlazado a aquello que es importante. Vivir hoy con la alegría de que Dios viene a mi encuentro.

Por eso, estén en vela, estén atentos, estén vigilantes. Porque la salvación de Dios ya viene hoy a mi encuentro. O ya vino. No vaya a ser que venga y yo no la vea. Y pase de largo. Y que pierda aquello que busco. A veces damos tantas vueltas para terminar dándonos cuenta que no hacía falta alejarse tanto para encontrar lo que buscaba. Que aquello que espero y busco no está allá lejos sino aquí cerca, al lado mío, incluso dentro de mí.

Estemos atentos, que no se nos pase de largo todo lo que tenemos para agradecer. Estemos atentos, porque quizá no sabemos lo que buscamos. Estemos con los ojos abiertos, porque quizá Dios venga a superar mis expectativas.

«Escucha y desborde»: mensaje de Francisco a la Asamblea Eclesial

El domingo 21 de noviembre, se publicó el mensaje del Papa Francisco dirigido a los participantes de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, reunidos en Ciudad de México del 21 al 28 de noviembre de 2021.

En su mensaje (firmado en San Juan de Letrán, Roma, el 15 de octubre de 2021), el Pontífice agradece a todos por su presencia en esta Asamblea, «que es una nueva expresión del rostro latinoamericano y caribeño de nuestra Iglesia, en sintonía con el proceso preparatorio de la XVI Asamblea general del Sínodo de los Obispos que tiene como tema ‘Para una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’».

En base a estas claves que «vertebran y orientan la sinodalidad», es decir, comunión, participación y misión; el Papa reflexiona brevemente sobre dos palabras que exhorta «a tener en cuenta de modo especial en este camino que están haciendo juntos: escucha y desborde».

Procuren escucharse mutuamente

La primera palabra propuesta por Francisco es escucha:

«El dinamismo de las asambleas eclesiales está en el proceso de escucha, diálogo y discernimiento», escribe el Obispo de Roma, destacando que en una Asamblea, «el intercambio facilita escuchar la voz de Dios hasta escuchar con Él el clamor del pueblo, y escuchar al pueblo hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama».

Les pido -se lee en el mensaje del Papa- que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de nuestros hermanos y hermanas más pobres y olvidados.

Que esta Asamblea «desborde” el amor creativo de su Espíritu

La segunda palabra es desborde:

«El discernimiento comunitario requiere mucha oración y diálogo para poder hallar juntos la voluntad de Dios, y también requiere encontrar caminos superadores que eviten que las diferencias se conviertan en divisiones y polarizaciones», escribe Francisco manifestando que, en este proceso, pide al Señor que esta Asamblea sea expresión del “desborde” del amor creativo de su Espíritu, «que nos impulsa a salir sin miedo al encuentro de los demás, y que anima a la Iglesia para que, por un proceso de conversión pastoral, sea cada vez más evangelizadora y misionera».

Por ello, el Pontífice alienta a todos a vivir estos días «acogiendo con gratitud y alegría este llamado al desborde del Espíritu en el Pueblo fiel de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe».

«Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide con su protección maternal. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí», concluye Francisco.

Fuente: vaticannews.va

Jornada Mundial de la Paz 2022

«Educación, trabajo, diálogo entre generaciones: herramientas para construir una paz duradera», es el título propuesto por el papa Francisco para la próxima Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1° de enero de 2022, según anunció el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

El organismo vaticano puntualiza que tras la «cultura del cuidado», un camino propuesto en 2021 para erradicar la cultura de la indiferencia, el descarte y la confrontación, imperante hoy en el mundo, para el próximo año el pontífice propone una lectura innovadora que responda a las necesidades de los tiempos actuales y futuros.

La invitación a través de este tema, subraya, es por tanto -como ya dijo el Papa en su discurso a la Curia Romana con motivo de las felicitaciones de Navidad del 21 de diciembre de 2019- «leer los signos de los tiempos con los ojos de la fe, para que la dirección de este cambio despierte nuevas y viejas preguntas con las que es justo y necesario enfrentarse».

«Así pues, partiendo de los tres contextos identificados, podemos preguntarnos cómo pueden la educación y la formación construir una paz duradera. ¿El trabajo en el mundo responde más o menos a las necesidades vitales de justicia y libertad del ser humano? Y por último, ¿son las generaciones realmente solidarias entre sí? ¿Creen en el futuro? ¿En qué medida, el gobierno de las sociedades consigue fijar un horizonte de pacificación en este contexto?», plantea el dicasterio.

La Jornada Mundial de la Paz fue establecida por el papa Pablo VI en su mensaje de diciembre de 1967 y se celebró por primera vez en enero de 1968. En el trasfondo estaba la guerra de Vietnam y el llamamiento a un alto el fuego en el conflicto que se prolongaba desde 1955.

Fuente: aica.org