Reflexión del Evangelio – Domingo 19 de Septiembre

Evangelio según San Mc 9, 30-37.

En el evangelio de Marcos del día de hoy somos testigos de una escena frecuente entre Jesús y sus discípulos. Están de camino, compartiendo y el Maestro aprovecha de esta cercanía para anunciar una vez más su próxima muerte y su resurrección, pero ellos no lo comprenden.

Siguen absortos en sus conversaciones sobre temas secundarios, muy ajenos al contenido del discurso de Jesús.

Es como nos pasa habitualmente a nosotros, que estamos concentrados en las preocupaciones diarias, sin prestar atención a lo importante, a lo trascendente, a aquello que debería ser la razón y el centro de nuestras vidas.

Los discípulos, en vez de mostrarse empáticos y solidarios con el anuncio que Jesús les acaba de hacer, se distraen en discutir cuál de ellos es el más importante…

Pero Jesús, en pocas palabras, resume en qué radica el valor de las personas, tal como lo predica Él mismo, con su propio ejemplo: solamente el servicio, el darse a los demás, el poner a los débiles y a los desprotegidos en el centro de nuestro interés y como fin de toda nuestra actividad, es lo que hace valiosas a las personas a los ojos del Padre.

Y para ser más explícito y abrirles bien las entendederas, atrae hacia Él a un niño, que concentra quizás todo lo que en aquella época era despreciado y no tenido en cuenta y lo convierte en la clara imagen de hacia quiénes debemos dirigir y enfocar nuestras acciones. Nada es más importante a la mirada de Dios que aquellos vulnerables, frágiles, marginados y es hacia ellos hacia quienes debemos ponernos en actitud de servicio si queremos llevar a la práctica la Buena Noticia del Evangelio y ser así verdaderos discípulos del Maestro, que se hizo nuestro servidor y nos invita a imitarlo.

Dejémonos interpelar por este Jesús humilde y sencillo que dio su vida misma para salvarnos.

Que nuestra vida esté orientada a congregar a todos, sin diferencias. Que nadie se sienta excluido. Que nuestra mirada hacia el prójimo sea como la del Padre celestial, que protege y ama a cada uno de sus hijos y que reconozcamos en cada uno de nuestros hermanos el reflejo del Creador.

Que seamos constructores de fraternidad, saliendo al encuentro del otro y reconociendo en cada hermano al mismo Jesús que se nos regala.

Que dejemos de pensar sólo en nosotros mismos y de considerarnos el centro.

Que seamos misericordiosos, como el mismo Jesús, tendiendo la mano solícita y desinteresada al que camina a nuestro lado.

Ese es el verdadero camino del servicio y de la solidaridad.

Así seremos instrumentos del amor de Dios entre los hombres y estaremos colaborando con Él en la construcción del Reino.

Que así sea.

Matilde Canabal (Maranathá)

5 errores a la hora de comprender la sinodalidad

El 7 de septiembre se publicó el documento preparatorio del Sínodo sobre la Sinodalidad. Un texto breve, de 10 páginas aproximadamente, con una fuerte estructura. Tres palabras clave orientan la comprensión: comunión, participación y misión. Que, a mi modo de ver, relevan la claridad de quienes están detrás trabajando e impulsando esta reflexión en la Iglesia universal, allí donde haya una comunidad interesada en la eclesialidad.

Comunión. Antes que cualquier otro. Pero no una comunión forzada, obligada, restrictiva. No es un “ser parte de la Iglesia” y cuidado con no salirse de allí, con rozar los límites. Sino que es tomado como referencia y signo de la presencia de Dios. Allí donde está Dios hay comunión y donde hay comunión está presente Dios. Una fraternidad misericordiosa, cercana y vigilante. No es una asociación, es una comunidad. No es un grupo, es una comunidad. Una unidad diversa, plural, variada, rica, con vínculos fuertes y sostenibles entre hermanos.

Participación. Ya en un segundo escalón, no en primer plano. Lo que acompaña a la participación es la valentía. Es el tomar la palabra, el compartir -también eucarístico- y que de Dios nace, pues la persona se sitúa en primer lugar a la escucha. No es hablar por hablar, ni juntarse para contar cosas. Participar activamente en todos los sentidos.

Misión. Y el tercero, que cierra el círculo, vuelve a recordar a la Iglesia que la Iglesia en sí misma es sacramento y servicio en medio del mundo. Por lo tanto, lejos de convertir la sinodalidad en una vuelta hacia sí misma, en un pliegue y en un refugio, impulsa claramente la misión. De ahí que, en su misma apertura, la sinodalidad sea relevante. Dicho de otro modo, por repetir lo que está dicho: es la Iglesia entera la que está en misión, no es algo que corresponda a unos pocos.

Voy, después de lo dicho, con 5 errores a la hora de comprender la sinodalidad, que muy probablemente todos hayan pensado:

  1. Sinodalidad como mundanización de la Iglesia, como democratización de la Iglesia. La Sinodalidad, en los términos que viene expuesta, es querida por Dios, propiciada por Dios y Jesús mismo es el primero que sale al encuentro de los caminantes igual que el Espíritu es quien impulsa decisivamente la unidad.
  2. Sinodalidad no es igualitarismo, es participación integrada, es participación activa, es implicación. La reserva que impone la necesidad de comunión para que la asamblea sea Iglesia necesita diversidad de dones y carismas, de situaciones, de inquietudes. La vida misma, lo más familiar del mundo, que no puede segarse.
  3. Sinodalidad no es impostura, artificio, ni puede quedarse en un barniz estético. Venimos de donde venimos y la historia nos recuerda fácilmente que, en el desarrollo mismo de la Iglesia, hay siempre asuntos por purificar. La intención del documento está expuesta con claridad meridiana y es fundamental recordarlo: la iglesia es sinodalidad, se trata por tanto de recuperar su rostro genuino.
  4. Sinodalidad no es para unos pocos. Nada en la Iglesia lo es, propiamente hablando. Pero no se trata de algo que unos cuantos han pensado, como pueda parecer, al hilo de las filosofías sociales de la segunda mitad del siglo anterior, sino de reconocer un signo propio de los tiempos, que ha madurado en este momento, al menos en una parte del mundo y que quiere impulsarse para todos. El recorrido, que se puede seguir desde antes del Concilio Vaticano II y, evidentemente, con posterioridad en su recepción, no culmina aquí, sino que este tiempo es para fortalecer su impulso.
  5. Sinodalidad no es una cuestión estructural, de organización de la Iglesia, sino de configuración de la vida cristiana. Una llamada, por tanto, a la responsabilidad única e intransferible de cada cristiano y un recuerdo para todos. Si se quedara simplemente en impulsar modos y formas comunitarias de organización, la pobreza sería enorme. Si no se consigue que esto cale en cada cristiano, se sienta interpelado y dé una respuesta con su fragilidad y con su don, entonces la inercia y las resistencias dejarán todo como está.

Ojalá hagamos el esfuerzo de desacomodarnos y emprender camino juntos, en Compañía. Ojalá no esperemos a que digan y empecemos a compartir. Ojalá no nos cerremos en nuestra realidad más inmediata y cultivemos la fraternidad social y universal. Aquellos que podemos agradecer el sincero reconocimiento de hermanos en muchas partes del mundo, en muchas situaciones, en muchas comunidades y misiones, en muchas y muy diversas formas de vivir su fue sabemos que es uno de los regalos más grandes que Dios nos ha dado y que son fundamentales para situarnos a la escucha de la Palabra con sinceridad y apertura, y nos hacen participar de la Eucaristía de otro modo. Adelante.

José Fernando Juan

www.vidanuevadigital.com

Reflexión del Evangelio – Domingo 12 de Septiembre

Evangelio según San Marcos 8,27-35.

Por Vicky Irigaray

Hermanos y hermanas, seguir a Jesús no significa seguir haciendo lo que hasta ahora: seguir viviendo de la inercia o de la rutina, sino de comprometernos con una vida en clave de servicio y entrega

Que apostemos como tú, Jesús: por los que siempre pierden.

• Nos comprometemos con “una Iglesia en salida”, que está del lado de los más desfavorecidos, que se empeña en trabajaren favor de una humanidad unida y hermanada. Que apostemos como tú, Jesús: por los que siempre pierden.

• Nos comprometemos a crear espacios de acogida y escucha en nuestras comunidades religiosas y de fe, con actitudes que incluyan siempre, que ofrezcan paz y esperanza. Que apostemos como tú, Jesús: por los que siempre pierden.

• Nos comprometemos a ser descanso y aliento junto a todos los crucificados de este mundo, a no girar la cabeza ni a hacer oídos sordos ante el grito desesperado y desalentado de tantos y tantas. Que apostemos como tú, Jesús: por los que siempre pierden.

• Nos comprometemos como creyentes en Jesús de Nazaret, optando cada día y en lo de cada día a ser colaboradores y constructores del Reino. Que apostemos como tú, Jesús: por los que siempre pierden.

Padre Madre buena, que cultivemos nuestra vida por dentro para que seamos capaces de vivir escuchando la llamada a salir de nosotros hacía los demás, a vivir una vida en clave de entrega y compromiso. Te damos las gracias por tu Hijo Jesús, nuestro Hermano y Maestro.

Fuente: cvxuruguay.org

Caminos que marcan

Reflexiones

¡Cuantas veces me acuerdo de mi experiencia del Camino de Santiago! ¿A ti también te pasa?

El Camino es austero y te hace preocuparte y ocuparte en cosas que te vienen dadas en la vida diaria por la rutina: un poco de chocolate para la fatiga, un almuerzo inolvidable en un bar, dónde vamos a dormir… cosas que te acercan al trabajo por cubrir las necesidades diarias y vitales; te acerca al mundo de los pobres. El Camino es un mundo de relaciones; relaciones libres porque no sabes si te encuentras con un director general, un yonqui, un cura, un cristiano, un vasco o una vasca; hablas de igual a igual, compartes tu alegría, tu conversación, tu ayuda; no hay prejuicios en el trato, ayudas y eres ayudado, cargas con la mochila de tu hermano que no puede, o le curas las ampollas; te acerca a las personas, sin barreras. El Camino es obsesivo-apasionante. Te centra en una única preocupación que es hacer la etapa, llegar a Santiago; sólo eso te acaba preocupando y te olvidas de tantas cosas otrora importantes, ahora accesorias (hasta de las evoluciones del Real Madrid, del móvil, del trabajo, de tu coche, de la cuenta corriente…); te da una meta que alcanzar y un horizonte que merece la pena. El Camino te pone en contacto contigo y te ayuda a conocerte (viaje interior). Sientes dolor que has de superar para seguir caminando, sientes cansancio y no te puedes parar… sientes tus límites físicos, pero a la vez como esos límites dan de sí hasta donde no te podías imaginar; nos acerca a nuestra capacidad de sufrimiento, pero también a nuestra capacidad de superación. El Camino, elijas la ruta que elijas, es Naturaleza con mayúscula. Ves unos paisajes naturales y humanos increíbles y en continua variación, entrando en comunión con la naturaleza de un modo que no es habitual en la vida urbana de la mayoría; nos acerca a nuestra capacidad de admiración y nos acerca a la creación. El Camino es la experiencia de una gran libertad por vía del desprendimiento (cosas, prejuicios, esclavitudes…) y ahí se abre la posibilidad de un encuentro con lo trascendente, con Dios; raro es que una persona haga ese camino exterior e interior y alce los ojos a lo alto, no se retire a orar, no dé gracias…

Todo esto se asemeja algo o mucho a aquellos caminantes de Emaús «¿no ardía nuestro corazón…?» Y te recuerda a la vida de aquel grupo de trece amigos que caminaban por Galilea con un tal Jesús a la cabeza. O a ese peregrino llamado Ignacio que surcó los caminos de Europa. Si el Camino marca, igual teníamos que ir más a las fuentes de ese gozo. ¿No hay también una llamada a tener una vida más austera, compartida, apasionada, natural, libre, trascendente, intensa, comprometida?

Félix Revilla, sj

Fuente: pastoralsj.org

P. Arturo Sosa SJ: serie «En camino con Ignacio»

De septiembre 2021 a julio 2022, el P. General Arturo Sosa SJ dará un mensaje especial cada mes, como complemento de su libro «En camino con Ignacio», presentado en mayo de este año en el contexto del inicio del Año jubilar Ignaciano.

El libro, a través de sus 11 capítulos, invita a reflexionar sobre la Iglesia y el mundo de hoy (con sus necesidades y retos), teniendo como punto de partida la espiritualidad ignaciana de la Compañía de Jesús. Al final de cada uno de sus capítulos se presentan Puntos para la Oración y algunas sugerencias para la Conversación Espiritual.

Los videos del P. General son una invitación (e introducción) a la oración, personal y comunitaria, desde lo reflexionado en cada capítulo del libro.

Los capítulos (y temas) que se abordarán en estos videos son:

  1. San Ignacio de Loyola. Convertirse en peregrino
  2. Arturo Sosa. Un peregrino hoy
  3. Vivir con audacia en el mundo de hoy
  4. Un nuevo sueño para la Iglesia
  5. La Compañía de Jesús hoy
  6. Mostrar el camino hacia Dios
  7. Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo
  8. Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador
  9. El despertar a una mayor sensibilidad con la Casa Común
  10. Educación jesuita: fuente de liberación y esperanza
  11. La misión compartida. Una escuela de diálogo y apertura

Compartimos el primer capítulo: «San Ignacio de Loyola. Convertirse en Peregrino»

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 5 de Septiembre

Evangelio según San Marcos 7, 31-37.

La lectura de este domingo relata cómo Jesús sana a un sordomudo. Es un hombre que está entreverado en la multitud, imagino contemplando la situación, quizás un poco distante, probablemente sin entender mucho lo que está sucediendo.

Hay un par de imágenes que me impactan de este pasaje. Por un lado, el encuentro. La multitud le trae a este hombre para que lo sane y Él lo separa del gentío, y propicia un encuentro personal, cara a cara, en un espacio apartado.

Por otro, todo el momento de la sanación se me hace, para ser honesta, un poco vehemente. Los dedos en los oídos, saliva en la lengua, mirar al cielo… y una orden “¡Effetá!” “¡Ábrete!”. Los oídos se abren, y se suelta la lengua…

No puedo dejar de conectar con el desconcierto de este hombre, ¿qué habrá pensado? ¿qué habrá sentido? ¿cómo habrá experimentado ese choque repentino con el afuera?

Esa orden lo sacudió de su silencio vacío, lo conectó con el mundo. Seguramente esto le traiga alegrías y dolores Escuchará risas, conversaciones, historias que lo conmuevan, palabras de amor… También escuchará gritos, llantos, relatos llenos de dolor, injusticias, palabras hirientes… Ahora está conectado, ya no puede mirar de afuera.

Podrá por opción volver al silencio, pero sus silencios ya no estarán deshabitados.

Hay encuentros que sanan y desconciertan. A veces necesitamos sacudones que nos muevan de las parálisis, de las sorderas… A veces necesitamos de la vehemencia de un Cristo que nos mire de frente y nos despabile.

Las preguntas se hacen evidentes, ¿a qué somos sordos? ¿Qué palabras de amor, qué gritos de dolor no estamos pudiendo escuchar? ¿A qué tenemos que abrirnos? Hay una invitación a salir al encuentro del otro, a confiar, a amar, a dolernos con el otro.

Y a que se nos suelte la lengua, a hacer que nuestra vida hable de Él.

Hace algunos años fui parte de una comunidad con ese nombre, “Effetá”, en ella recibí sacudones que me abrieron los oídos y me soltaron la lengua. Que nuestras comunidades sean para nosotros lugares de profunda intimidad con Cristo y que de tanto en tanto nos peguen algún sacudón.

Majo Casiraghi (Ixtys)

Fuente: cvxuruguay.org

¿Dónde nos llevan las cuatro Preferencias Apostólicas Universales?

Un artículo de Edmund Ryden, SJ para la publicación “Jesuitas 2021 – La Compañía de Jesús en el mundo”

El profesor pregunta: «Bien, chicos. ¿Habéis hecho las cuatro tareas que os pedí?». Algunos responden: «Yo he hecho, más o menos, sus cuatro tareas, así que he cumplido». Otros dicen: «Yo he hecho un poco de cada una, pero puedo hacer más». La actitud de los chicos es la de intentar estar a la altura de una tarea difícil, intentar demostrar al profesor que pueden superar la prueba.

Nosotros podríamos adoptar la misma actitud hacia las cuatro Preferencias Apostólicas Universales, algunos intentando probar que realmente las ponemos en práctica todo el tiempo, otros reconociendo que tenemos cierta necesidad de mejorar. Esta forma de ver las cosas tiene algún fundamento. Si yo nunca doy Ejercicios, en ninguna de sus formas, o si no me importa nada que haya pueblos afectados por la sequía, entonces las Preferencias pueden ayudarnos a despertar de nuestro sopor. Sin embargo, no es esto realmente lo que la Compañía nos demanda.

Las Preferencias están pensadas como una nueva forma de expresar la Fórmula del Instituto y, por tanto, solo pueden entenderse en el contexto de nuestros documentos fundacionales. Además, el Padre General ha subrayado que las cuatro funcionan en conjunto. Como respuesta a esta sugerencia, ofrezco las siguientes observaciones, consciente de que se podría decir mucho más.

Empecemos por la meditación de las Dos Banderas (EE 136-147) y consideremos cómo Satanás incita a sus demonios a «tentar de codicia de riquezas (…). El primer escalón sea de riquezas, el segundo de honor, el tercero de soberbia» (EE 142). Estas son las preferencias del mundo/Satán. Las imagino en el centro de un círculo hacia dónde somos atraídos como una mariposa a la luz. La atracción fundamental de este camino reside en que «Yo» estoy al mando. «Yo» soy el centro y tengo el poder.

El camino de Cristo es el contrario. Lleva a la pobreza, insultos o desprecios y humildad (EE 146). Estos valores están lejos de los focos, no en el centro. Es como si fuéramos arrojados del alegre carrusel y expulsados hacia la periferia. Necesitamos luchar continuamente contra la corriente del mundo que nos arrastra hacia el centro, y cuanto más cerca estamos del centro más difícil resulta resistir su fuerza. Las Preferencias son, precisamente, maneras de describir la contracorriente que representa la atracción del camino de Cristo. Nos invitan a «contemplar… toda la planicie o redondez de todo el mundo, llena de hombres» (EE 102).

Una piedra que ha empezado a rodar cuesta abajo no está interesada en pararse a pensar. Una polilla que es atraída hacia la luz ignora a quien le aconseja que se aleje. Tendemos a no discernir, a pensar solo lo que nos han enseñado, a ser reacios al cambio. El discernimiento hace que nos detengamos, que permitamos que Dios haga algo nuevo en nosotros, y por ello evita que nos quedemos encerrados en la prisión que nos hemos construido para nosotros mismos con nuestros miedos, ignorancia y limitaciones (EE, 59). Somos como Adán escondiéndose entre los árboles. Cristo nos invita a una «exclamación admirativa» que nos dirige hacia una nueva vida (EE 60).

Muchos jóvenes sufren a causa del desempleo, la incertidumbre y la duda. Se ven impotentes. Lo hemos visto hace poco en la breve intervención de Greta Thunberg en las Naciones Unidas. Los líderes están preocupados por el dinero y por los números, pero en realidad no tienen voluntad de cambiar las cosas. La preferencia por la juventud no significa que tengamos que comportarnos de manera paternalista hacia los jóvenes, sino que permitamos que ellos nos inspiren. Delante del Niño Jesús y de sus padres «me hago como un esclavito indigno (…) sirviéndolos en sus necesidades (…) con todo acatamiento y reverencia posible» (EE114).

Una sociedad y unos medios de comunicación globales podrían llevar una mejor cobertura informativa de todo el mundo. De hecho, a menudo ocurre lo contrario. Dominan los medios en inglés. Cada tweet y cada desplante del presidente Trump se convierte en un titular en Delhi y Tokio. Nosotros estamos llamados a ir contracorriente, a buscar los lugares que quedan en la sombra, olvidados, a acudir a los márgenes de la selva amazónica y los barrios pobres de nuestras ciudades. Debemos «estar contentos de comer, y así de beber y vestir» como lo hacen los pobres (EE 93).

Hoy en día la mayoría de la gente vive en ciudades concebidas como entornos aislados del clima, que funcionan sin parar, 24 horas al día, donde el ritmo de la salida y la puesta del sol, los cambios de las estaciones, el calor del verano o el frío del invierno, son solo detalles menores, a solventar por medio de la inventiva humana. Nos hemos construido un capullo en el que ya no sentimos el viento ni olemos las flores, «ni puede el pie sentir, al estar calzado» (G. M. Hopkins, en «Grandeza de Dios»). El Papa Francisco nos ha invitado a volver a la creación, a vivir una vida en alegría, en la que tenemos el encargo de cantar las alabanzas del Creador.

Las PAU apuntan a áreas de la vida en las que podemos encontrarnos con la pobreza, insultos y humildad. Nos conducen a la cruz, a ver «cuánto ha hecho Dios nuestro Señor por nosotros » (EE 234). La colaboración a la que nos llaman es ante todo con Dios, y después con otros, allí donde son Dios y los otros quienes están al mando.

Fuente: jesuits.global/es

Beatificación de Fray Mamerto Esquiú

El próximo 4 de septiembre se realizará la beatificación del franciscano Mamerto Esquiú, en su tierra natal, Piedra Blanca (provincia de Catamarca). Por cuestiones sanitarias, el acto no será masivo, pero se transmitirá a través de los medios de comunicación y redes sociales.

La ceremonia central será en el Campus de la Beatificación, en la explanada del templo de San José de Piedra Blanca, y se utilizará la plaza central y calles aledañas. Además, el municipio habilitó un kartódromo, donde se ubicarán pantallas para poder seguir la transmisión.

Cronograma

  • El viernes 3, el Cardenal Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, presidirá la Misa de las 19, en la Catedral Basílica.
  • El Sábado 4 a las 10hs se celebrará la Misa de la Beatificación.
  • El domingo 5, en El Suncho, el lugar donde falleció el religioso, se celebrará otra misa de Acción de Gracias

Participación virtual

Como la presencialidad será reducida por las medidas sanitarias que impiden la concentración masiva, la celebración será transmitida por una señal satelital gratuita para todos los canales, y también por streaming para radios y redes sociales, a través de los canales oficiales: Fray Mamerto Esquiú Beatificación, Prensa Iglesia Catamarca y Santuario Virgen del Valle.

El gobierno provincial y el municipio ofrecen el kartódromo, otro espacio para la participación de hasta 1200 personas, y el recurso de las pantallas para seguir la ceremonia. Al finalizar la Misa, se trasladarán las reliquias del beato hasta este lugar.

Velada y vigilia

Al finalizar la misa del viernes, la organización preparó un momento cultural, con un acto con la presencia de la imagen de la Virgen del Valle y de Fray Mamerto, en el que se ofrecerá un acto con cantos, danzas y relatos propios de la provincia, con la colaboración de artistas y academias locales y la banda de música municipal.

A las 22.30 comenzará un momento de oración con la figura del fraile franciscano para disponerse, de corazón y desde la fe, a la celebración del 4. Todo esto va a culminar a las 00.00, con el repique de campanas y la bendición con el Santísimo Sacramento.

Fuente: vidanuevadigital.org

Con lo bien que se vive sin Dios

Reflexión por Dani Cuesta, sj

A menudo escuchamos, o nosotros mismos pronunciamos discursos sobre la fe que afirman que necesitamos creer en Jesús para alcanzar la felicidad más plena. Sin embargo, dichas proclamaciones muchas veces chocan contra una realidad bien diferente. Por un lado la de aquellos cristianos que parecen vivir la vida con un carácter entristecido, agobiado y apesadumbrado. Y por otra la de muchos ateos y agnósticos que, lejos de dar la impresión de faltarles una pieza clave en su vida, parecen vivirla de una manera totalmente feliz, siendo además en muchos casos muy buenas personas.

Delante de esa realidad puede que nos hagamos la siguiente pregunta: «¿necesita la gente a Jesús?» o tal vez puede que sea mejor que vivan su vida felices sin él. Creo que dicha pregunta es en realidad una trampa, si nos quedamos tan solo en ella y no somos capaces de darle la vuelta. Es decir, tal vez la cuestión no sea tanto preguntarse si la gente necesita a Jesús, cuanto hacerme a mí mismo la pregunta: «¿necesito yo a Jesús?»

Y es que, muchas veces convertimos a Jesús y el Evangelio en una pesada carga en nuestra vida. En una especie de losa que nos aplasta, en un arma arrojadiza o en un producto que tenemos que vender si queremos evitar que la Iglesia desaparezca… Y sin embargo Jesús no pretende ser nada de eso. Él quiere ser nuestra felicidad, llenar nuestro corazón y movernos hacia actitudes que nos saquen de nosotros mismos y nos hagan constructores de su Reino. Él no pretende ser una carga ni una amargura, sino más bien aquel que nos ayuda a llevar nuestra carga y amargura.

Si no lo vivimos así, puede que nos estemos engañando, puesto que no estaremos viviendo desde la felicidad que él nos promete y puede que ni siquiera hayamos conocido al verdadero Jesús. Y ciertamente entonces no seremos capaces de contagiar alegría, sino más bien todo lo contrario. Pero si vivimos habiendo descubierto de verdad que Jesús llena nuestro corazón y que su proyecto merece la pena y hace vivir de la esperanza (incluso contra toda esperanza), entonces ciertamente contagiaremos un «algo más», una semilla que posiblemente germinará entre la gente de nuestro alrededor, cuando haya llegado su momento.

Reflexión del Evangelio – Domingo 29 de Agosto

Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23.

Reflexión por Paco Arrondo SJ

Un “equipo” de fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercan a Jesús, miran, ven quiénes están y qué hacen, y preguntan a Jesús: ¿por qué no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados?”

Como Jesús sabe que estos acusadores “oficiales” enseñan doctrinas que son preceptos humanos y tradición de los hombres, les replica que con qué razón dejan de lado el mandamiento de Dios”.

La cosa empezó porque los del “equipo” destacaban que los discípulos no se hubieran lavado las manos antes de comer. Eso podía haber ocurrido solamente ese día, por los motivos que fuera; pero los que han venido para observar lo ven. En general, cada cultura tiene sus consejos, recomendaciones y normas de limpieza, de salubridad. Parece prudente lavarse las manos antes de comer (sin necesitar una norma que lo obligue), y con mayor razón si la suciedad está en el ambiente. Ya no digamos si se vive en tiempos y lugares de algún tipo de infección o pandemia.

A Jesús le pudo doler que representantes de la religión de Israel, y algo “expertos” en la interpretación de la Ley (la Torá), se expresaran con esas pretensiones de juzgar y pedirles explicaciones. Jesús tiene en su interior, y no sólo en su mente, sino también en su corazón, con máxima profundidad humana, lo que Dios ha ido expresando como regalo de su mismo ser para su pueblo. Para muy desde lo más íntimo de la dignidad y sabiduría de cada persona, los hijos de Israel tuvieran acciones y palabras rectas, sabias, justas y misericordiosas (así son la Ley y los Profetas); sin actitudes hipócritas.

Jesús sí se explica en clave de absoluta prioridad de la verdad de Dios. Y en el conjunto de las verdades, y consiguiente jerarquización de ellas, Jesús quiere lo que Dios más quiere, y nos lo dice para que esté más visible y claro que otras cosas; así, podamos asumirlo y encarnarlo.

Cundo Jesús llama a discípulos y a la gente, y les dice: “Escúchenme todos, y entiéndanlo bien”, es para que así lo hagamos. Pero nos gusta, lamentablemente con frecuencia, disponer de las palabras de Jesús según nuestras intereses, gustos e interpretaciones. Esto no puede ser así. Si no vamos a escuchar a Jesús, que es Palabra del Padre, y no vamos a dinamizar fuertemente nuestra capacidad de entenderle, comprenderle, para seguirle, ¿a qué vamos?

Paco Arrondo, SJ.