Cardenal Czerny sobre Fratelli Tutti: «Una advertencia y una llamada a la esperanza»

El 4 de octubre de 2020 el Papa Francisco ha publicado un nueva carta encíclica dirigida a todos los fieles e incluso a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sobre la fraternidad humana. Desde la oficina de comunicaciones de la Curia General en Roma, entrevistaron a uno de los colaboradores más cercanos, el cardenal Michael Czerny SJ, para dialogar en torno al significado de este importante documento dentro de la enseñanza del Papa.

Después de escribir una encíclica sobre la ecología, en una época en la que era fuerte y claro el grito de alarma de la naturaleza..

¿Por qué el Papa elige este momento histórico para una encíclica sobre la fraternidad humana?

El grito de alarma de nuestra casa común sigue presente, y quizás resuena con más urgencia ante tanto desperdicio y enorme destrucción ambiental y humana, tal como lo está mostrando la COVID-19. Es probable que al escribir Fratelli tutti el Santo Padre nos llame a comprender que la única manera de vivir es reconocernos hermanos y hermanas todos, y actuar en consecuencia. Fratelli tutti puede ser un anuncio y un llamado a la esperanza, una luz que quiere disipar las sombras y abrir el mundo y nuestros corazones.

¿Por qué firmar una encíclica en Asís, en la tumba de San Francisco?

Al Papa Francisco le gusta de comunicarse no sólo con palabras, sino también con gestos que son señales que envía. Así que me gustaría devolver esta pregunta a cada lector: ¿Qué me comunica el Papa Francisco con la firma de este documento desde la tumba de Francisco, el santo, el reformador, el hermano de todos, de todas y de todo?

¿Cuál es la fortaleza de esta encíclica?

La encíclica invitará “a todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y la fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntas, para que sea una guía para las nuevas generaciones hacia una cultura de respeto recíproco, en la comprensión de la inmensa gracia divina que hace hermanos a todos los seres humanos”. Está en consonancia con su Documento sobre la Fraternidad Humana publicado con ocasión de la visita papal a los Emiratos Árabes Unidos en febrero de 2019.

Fratelli tutti, el mismo título, contiene ya la propuesta: ser una fraternidad, reconocernos hermanos y hermanas, responsables unos de otros, llamados a detenernos ante los que sufren. Es decir, llamados no sólo a reconocernos como “vecinos” (prójimos), sino hermanos y hermanas. Creo que su fuerza reside en una “universalidad” que no pierde el contacto con “la persona individual” concreta, real, de aquí y ahora, en la familia, en la comunidad.

Francisco de Asís, hombre de fraternidad. ¿Se trata de un nuevo gesto de Bergoglio para confirmar el nombre que eligió?

No es un secreto la inspiración que provoca san Francisco de Asís en el Papa Francisco. Dos de sus tres Encíclicas recogen en sus títulos las palabras de este reconstructor, el santo pobre y fraternal. Recuerden lo que la imagen de Cristo crucificado le dijo al joven caballero: “Francisco – lo llamó por su nombre -, ve y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas”. Más que un nombre, se trata de confirmar un modo de ser Iglesia que está en el corazón del Santo Padre, indicado varias veces como el camino sinodal. Es confirmar un horizonte de su pontificado trazado por el Concilio Vaticano II.

¿Cómo pueden las tres primeras visitas del Papa Francisco a Asís haber inspirado la redacción de la encíclica?

Encuentros con la gente, con los discapacitados y niños enfermos, con los pobres, con las religiones… Oración, paz y diálogo y silencio son quizás las notas características de las tres visitas anteriores a Asís del Santo Padre. No sé si puedo decir que estas visitas inspiraron la redacción de la encíclica, o si más bien, expresan lo que está en el corazón del Papa Francisco. Lo que es cierto es que Asís es un lugar donde el Papa va a menudo, tanto en persona como espiritualmente.

¿Deben considerarse los sucesos de Lesbos, el incendio de un campo de refugiados, y demás atrocidades en otros lugares como un insulto a la fraternidad humana?

Estos eventos trágicos son un escándalo, son la expresión de la miseria a la que podemos llegar cuando nos vemos como extranjeros. Son la expresión de la peor versión de la humanidad. Hay que darnos cuenta no sólo del dolor de nuestros hermanos y hermanas, sino de la pobreza de nuestra respuesta, de la vergüenza de nuestra indiferencia, de la incapacidad de los gobiernos. Ante tan miserable fracaso, expresado y simbolizado por las ruinas quemadas de un campo de concentración, hay que darnos cuenta de que, al igual que en Auschwitz, Dios escucha el clamor de todas estas personas y nos llama, nos llama a responder con Él a esta tragedia, así como a las muchas, demasiadas tragedias que caracterizan nuestro tiempo. Roguemos que Dios nos regale escucha, sensibilidad, penitencia, creatividad, misericordia, caridad y justicia para nuestros hermanos y hermanas.

Fuente: jesuits.global/es

Reflexión del Evangelio – Domingo 11 de octubre

Evangelio según San Mateo 22,1-14

Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: ‘Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas’.
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;
y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: ‘El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren’.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
‘Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?’. El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: ‘Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes’.
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

Por P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Diana, la condesa de Belflor y Teodoro, son los protagonistas de El perro del hortelano, comedia de Lope de Vega que Pilar Miró, directora de cine española, llevó a la pantalla pocos años antes de morir. Lope de Vega recoge en esta comedia una de las realidades humanas más paradójicas.

Diana se enamora perdidamente de Teodoro, su secretario, pero sabe que es un amor imposible, porque los separa una distancia insalvable de cuna: la una, perteneciente a la alta nobleza, y el otro, un simple plebeyo. La condesa de Belflor no se atreve a expresar, sino de modo muy sutil, su afecto. Pero cuando ve que Teodoro busca a una mujer de su estirpe para establecer un hogar, Diana manifiesta, sin manifestar, sus sentimientos por Teodoro y lo seduce. Sin embargo, cuando ha logrado que Teodoro abandone a su prometida, y abrigue la esperanza de un amor que parecía imposible, Diana vuelve a tomar la distancia que le signó su nobleza. No alargo el cuento, porque la comedia se desarrolla en el ir y venir de los afectos, que nunca se encuentran. Seducciones y rechazos, atracciones y distancias.

La parábola que Jesús cuenta a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos, en el templo de Jerusalén, refleja esta misma realidad humana. Los invitados a la fiesta de bodas no aceptan la convocatoria y desprecian la invitación a unirse a la alegría del rey el día del matrimonio de su hijo. Esto es lo que motiva al rey a ordenar a sus criados que vayan “a las calles principales, e inviten a la boda a todos los que encuentren”. Dice Jesús que “los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos; y así la sala se llenó de gente”. Pero, desde luego, es importante estar dispuestos para la fiesta; esto es lo que explica la reacción del rey con el que no iba vestido con traje de boda.

Los dueños de la religión y de la fe, en la época de Jesús, ni aceptaban ellos mismos la oferta de la salvación, ni dejaban que otros la aceptaran; en lugar de ser mediadores entre Dios y los hombres, se convertían en obstáculos para este encuentro. Por eso Dios se ve obligado a extender su invitación a todos los pueblos, a todas las gentes que quieran acoger este llamado, malos y buenos.

Tal vez hoy también nos pase un poco de lo mismo. Somos invitados por Dios al banquete del reino, pero muchas veces tenemos excelentes disculpas para no participar de la fiesta de Dios; y fácilmente nos podemos convertir en obstáculos para que otros se encuentren con Dios. No nos contentamos con despreciar la invitación, sino que, además, impedimos que otros vayan a la fiesta. Mejor dicho, nos pasa como al perro del hortelano, que ni come, ni deja comer…

Fuente: jesuitas.lat

Palabras de curación para el mundo de hoy

La Hna. Jolanda Kafka, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) y el P. Arturo Sosa, presidente de la Unión de Superiores Generales (USG) y General de la Compañía de Jesús, comentaron la nueva  carta encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti.

Pierre Belánger, jesuita y periodista para la Curia General de la Compañía de Jesús, llevó adelante este espacio de encuentro y de diálogo.

¿Qué aspectos del mensaje los ha conmovido más?, fue la pregunta que dio inicio a la conversación.

«Lo que mas me ha conmovido en general es la parábola del buen samaritano, el modo tan amplio y tan polifacético que el Papa nos la interpreta pero también algunos verbos como el inclinarse, el ser compasivo, el ser amable, el abajarse, como una dinámica cristiana de Jesús y de la humanidad.», respondió en primer lugar Jolanda Kafka.

Por otro lado, Arturo Sosa detalló: «La centralidad de hacerse prójimo, que es el hilo conductor del camino para construir una vida digna para toda la humanidad  frente a las tendencias divisionistas. También, el deseo de seguir soñando es otra de las cosas que me conmovió, el deseo de seguir soñando en un mundo mejor, en que se reconozca la dignidad de todos en que son posibles las relaciones solidarias.«

Luego de esta primera pregunta disparadora, durante media hora fueron intercambiando respuestas, recuperando párrafos del documento y reflexionando en torno a la nueva encíclica. En el siguiente vídeo podrás ver la entrevista completa:

Fuente: www.jesuits.global/es

Ya está disponible la edición nº11 de la revista Aurora

El número correspondiente a la primera quincena de octubre ya está disponible para su descarga. Esta nueva edición se titula «Rupturas epistemológicas» y reúne un total de 12 artículos.

En el texto introductorio, Jorge Atilano González Candia, explica: «Recuperamos de lo nuevo que está surgiendo en la sociedad, la Iglesia y la Compañía de Jesús, intuiciones y experiencias que ayudan a imaginar nuevas epistemologías, surgidas desde el dolor de la pandemia, que harán posible una nueva convivencia.»

Podés descargarla aquí: Revista Aurora – Edición nº 11

 

José Luis Narvaja SJ: El evangelio de San Juan leído en tiempo de cuarentena

Una propuesta de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba, para reflexionar en este tiempo de cuarentena en torno al Evangelio de Juan.

«Leer la palabra de Dios en el contexto en el que fue escrito siempre es importante, porque ilumina su interpretación. Pero en este tiempo de cuarentena tiene un significado especial porque nosotros nos vemos privados de la vida comunitaria en nuestras iglesias locales, parroquias y capillas. Nos hará bien no perder de vista esta dimensión contextual, fijando nuestra atención a la comunidad de Juan y a la situación de tribulación que les tocó vivir.» Así presentan esta serie de vídeos guiados por el P. José Luis Narvaja, SJ.

El ciclo de catequesis que se propone, ofrece la lectura pausada del Evangelio de San Juan en su integralidad. No son clases de teología, tampoco son un retiro. Son, precisamente, catequesis.

«Elegimos el evangelio de San Juan por un motivo preciso. A la comunidad del apóstol San Juan, la destinataria de este evangelio, le tocó vivir una situación difícil, semejante a la que nos toca vivir a nosotros en este momento: fueron expulsados de la sinagoga con lo que eso significaba: perder el acceso a la palabra de Dios. Tal como varios de nosotros hoy, la comunidad de Juan quedó sin su alimento espiritual.», explican.

La idea detrás de la propuesta, es que esta catequesis no solo nos ponga en contacto con el evangelio, sino también con la comunidad concreta para la que Juan lo escribió: «Se trata de la última comunidad fundada por un apóstol a finales del siglo I que vive, en muchas oportunidades, las mismas preguntas que nosotros en torno a quién es Dios, cómo es, qué vino a hacer Jesús, cómo es que debemos comprender su mensaje, cómo interpretar sus palabras en nuestra vida concreta, qué sucede con la tradición y lo nuevo, cómo relacionarse con el nuevo comienzo que es Cristo para la historia del mundo.»

Los videos pueden seguirse de manera lineal o por capítulos, para acceder al contenido hacé click en el siguiente link: Catequesis P. José Luis Narvaja SJ

Reflexión del Evangelio – Domingo 4 de octubre

Evangelio según San Mateo 21,33-43.

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos.
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: «Respetarán a mi hijo».
Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia».
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»
Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»
Reflexión por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

 

Les presento hoy algunos datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que me parece que pueden ayudar a pensar algunas cosas. En primer lugar, algunas cifras sobre la evolución de la distribución de los ingresos en los últimos dos siglos:

En 1820: el 20% más rico ganaba 3 veces más que el 20% más pobre.

En 1870: el 20% más rico ganaba 7 veces más que el 20% más pobre.

En 1913: el 20% más rico ganaba 11 veces más que el 20% más pobre.

En 1960: el 20% más rico ganaba 30 veces más que el 20% más pobre.

En 1990: el 20% más rico ganaba 60 veces más que el 20% más pobre.

En 1997: el 20% más rico ganaba 74 veces más que el 20% más pobre.

En un informe del Banco Mundial (2016), se afirma que “La aritmética es brutalmente simple. Si menos de 100 personas controlan la misma cantidad de riqueza que los 3.500 millones más pobres del planeta, el resultado puede expresarse con una sola palabra: Desigualdad”.

Y podríamos ofrecer alguna información adicional sobre la situación general de los países: De los casi 7.800 millones de seres humanos que habitamos el planeta, aproximadamente 1.300 millones viven en el norte, en países industrializados, mientras que 6.500 millones vivimos en el sur en países pobres, o como eufemísticamente se les llamó durante algunos años, países en ‘vías de desarrollo’. Se calcula que el 25% de la población mundial, es decir 1.950 millones de personas viven por debajo de los niveles de pobreza. 670 millones son analfabetas y cerca de 2.000 millones de personas carece de agua potable. Mas de 2.800 millones de personas sobreviven con menos de 2 dólares al día, de los cuales la mayoría habitan en América Latina, Asia y África.

Junto a esto, anualmente, las empresas japonesas gastan 35.000 millones de dólares en recreación. 50.000 millones de dólares se gastan en cigarrillos y 105.000 millones en bebidas alcohólicas los europeos. En el mundo se gastan 400.000 millones de dólares en drogas estupefacientes y 780.000 millones son los gastos militares en el mundo. Junto a esto, contrastan las tres cifras siguientes para garantizar el acceso universal a los servicios básicos en todos los países pobres: Bastarían 6.000 millones de dólares para garantizar la enseñanza básica. 9.000 millones para dar agua potable y saneamiento. 13.000 millones para ofrecer salud y nutrición básicas.

Aunque la parábola que nos cuenta Jesús este domingo está dirigida a los jefes de los sacerdotes, a los que Jesús quería cuestionar sobre su responsabilidad en el manejo de la obra de Dios, comparándolos con los labradores de una finca que les había alquilado un señor, estas cifras nos cuestionan como seres humanos, en la medida en que también a nosotros nos corresponde administrar correctamente este mundo, según la voluntad del Padre, que quiere que todos sus hijos tengan vida, y la tengan en abundancia.

En este contexto de desigualdad creciente, en el que los pobres han dejado de ser importantes para los dueños de este mundo, levantar la voz para reclamar justicia y denunciar el desorden establecido es un verdadero peligro. Como a los enviados por el dueño de la viña, los profetas de ayer y de hoy han sido asesinados, como fue asesinado el mismo Hijo de Dios. ¿Cuándo le daremos a Dios la debida cosecha?

Fuente: jesuitas.lat

 

Emmanuel Sicre SJ: ¿Qué sería lo central del cristianismo?

Una reflexión en torno al amor que Jesús nos enseña y su invitación a hacerlo vida en nuestras vidas.

Por Emmanuel Sicre SJ

Una vez le pregunté a Mateo el evangelista: ¿cuál es el centro del mensaje de Jesús? ¿Qué es aquello que si mi memoria fuera del tamaño de un maní no debería olvidar para poder ser cristiano? Y entonces me respondió con unas palabras que le escuchó a Jesús:

“Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo[a] y odia a tu enemigo[a]”. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace salir el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes les aman, ¿qué recompensa recibirán?” (Mt 5, 43-45).

Me pareció realmente imposible de practicar por mucho empeño que le pusiera. ¿Cómo es posible amar a quienes consideramos como enemigos? Pensé en tanto hater (odiador) de las redes sociales que se tiran bombas de un lado y del otro del bando político, ideológico… pensé en tantas familias divididas, en sociedades en guerras, amistades que se terminan, en las personas que más me cuestan y me generan los peores sentimientos… en fin, estas palabras de Jesús me resultan muy difíciles.

Me fui entonces a preguntarle a Lucas, el otro evangelista, que dicen que es menos duro que Mateo algunas veces, y que es más abierto porque les escribe a quienes no vienen del judaísmo. Y, ¡sorpresa!, encontré esto:

“Pero yo les digo a ustedes que me escuchan, amen a sus enemigos. Hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen y oren por los que los maltratan. Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra. Si alguien te quita la capa, deja que también tome tu camisa. A todo el que te pida algo, dáselo. Si alguien toma de ti lo que no es suyo, no le pidas que te lo devuelva. Traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes.

Si ustedes solamente aman a los que los aman, ¿qué gracia tiene? Hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien sólo a aquellos que les hacen el bien, ¿qué gracia tiene? Hasta los pecadores son así. Si sólo prestan para recibir algo a cambio, ¿qué gracia tiene? Hasta los pecadores se prestan unos a otros para recibir unos de otros. Más bien, amen a sus enemigos y háganles el bien. Presten sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Dios Altísimo, porque Dios es bueno aun con los desagradecidos y perversos. Sean compasivos como su Padre es compasivo”. (Lucas 6, 27-49)

Otra vez lo mismo, pero más ampliado. Más exigente todavía en su formulación. Parece que no basta -aunque por lo menos a este ideal llegara- con ser solidarios, justos, honestos, cumplir con lo mandado, ir a misa, ser “buena gente”, digamos, hay que amar a quienes nos odian, nos hieren, no nos darán nada a cambio… Ahí está lo distintivo y la locura de Jesús.

Entonces, antes de declarar a mi ego en quiebra y decir que el cristianismo es un imposible, me pregunté: ¿pero de dónde sale un amor así de extenso, de fuerte, de abierto para amar de este modo? Y hasta ahora sólo puedo pensar en ese amor de Jesús y de tantos/as que me han amado aun cuando odio,

aun cuando persigo con mis prejuicios,

aun cuando soy desagradecido e injusto,

aun cuando actúo sólo por conveniencia,

aun cuando doy para recibir,

aun cuando trato como no me gustaría que me traten,

aun cuando prefiero que unos sean los malos y yo la víctima…

Es ahí cuando comienzo a percibir que el sol que ha salido y está calentándome, viene a dar luz a todas las personas de la Tierra, incluso a esta pequeñez que soy y que desea amar y ser amada.

Fuente: Blog Pequeñeces

La Virgen de Luján llegará a los fieles en la peregrinación juvenil virtual 2020

“Madre, abrázanos. Queremos seguir caminando”, es el lema de la Peregrinación Juvenil a Luján prevista para el sábado 3 de octubre y que este año será en modalidad virtual, por las restricciones de la pandemia.

La Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular, junto con la basílica de Luján y la Conferencia Episcopal Argentina, destacaron que en esta manifestación de fe, la número 46, es la Virgen de Luján la que llegará a los hogares de sus fieles a través de las redes sociales y los medios de comunicación.

“Dada la instancia sanitaria que estamos atravesando por la pandemia ocasionada por el Covid, es que estamos preparando una transmisión por las redes sociales”, anticiparon.

Asimismo, explicaron cómo será la transmisión: “Se trata de una programación ómnibus que será transmitida por nuestras redes sociales desde las 6 de la mañana del sábado 3 de octubre y hasta la medianoche del mismo sábado”, puntualizaron.

“Los peregrinos virtuales podrán vivenciar el trayecto que une el santuario de San Cayetano y la basílica de Luján como si estuvieran ahí. Y también participar en sincronía de la misa central que será presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli en la Basílica de Luján a las 19”, detallaron.

La programación incluirá entrevistas, música, reflexiones, bendiciones virtuales y gestos que ya se vienen repitiendo en las peregrinaciones a Luján. Por ejemplo, a las 18 se rezará el Rosario desde la basílica de Luján y a las 19 se invitará a encender una vela al iniciarse la misa central, para “permanecer unidos por el espíritu peregrino”.

Además, cada una hora se rezará por una intención puntual que será anunciada por peregrinos de distintos puntos del país. También los fieles podrán dejar sus intenciones particulares y comunitarias en las páginas www.peregrinacionlujan.org.ar y en www.santuariodelujan.org.ar Estas intenciones serán puestas a los pies de la Virgen en la misa central de las 19.

“Tal como lo viene haciendo desde el inicio de la pandemia, el Santuario Nacional de la Fe, el santuario de nuestra Virgen de Luján, permanecerá cerrado”, sostuvieron.

Invitación del cardenal Poli

“Le pedimos a la Nuestra Madrecita del Cielo que nos libre de este flagelo que estamos padeciendo los argentinos y toda la familia humana”, rogó el cardenal Poli al referirse a las circunstancias especiales de esta edición de la peregrinación juvenil a Luján.

“Este año es distinto. Sabemos que muchos de ustedes, a pesar de las circunstancias, seguramente tienen alguna promesa que cumplir por una gracia recibida de la Virgen y también para pedir por una cuestión especial que está atravesando la familia, o algún familiar, o algún amigo. Nosotros creemos que la Virgen escucha en cualquier lugar. En este tiempo tenemos que pedir muy especialmente para que Dios, por medio de la Santísima Virgen, nos libre de este flagelo que estamos padeciendo los argentinos y toda la familia humana. Tenemos muchos motivos para pedirle a nuestra Virgen de Luján, Nuestra Madrecita del Cielo”, concluyó.

Podes seguir la transmisión en vivo por el canal de youtube: LaPereLujan

Fuente: aica.org

Reflexión del Evangelio – Domingo 28 de septiembre

Evangelio según San Mateo 21,28-32.

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: ‘Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña’.
El respondió: ‘No quiero’. Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: ‘Voy, Señor’, pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?». «El primero», le respondieron. Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él».
Reflexión por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Una caricatura de Justo y Franco, dos personajes de las tiras cómicas publicadas en un periódico colombiano, traía alguna vez cinco escenas que me impactaron. En el primer cuadro aparecen dos hombres de las cavernas en lo alto de un barranco tallando una enorme rueda de piedra. El segundo cuadro muestra cómo, en medio de su trabajo, se les suelta la rueda, que cae al vacío; al fondo del barranco hay otro hombre que va saliendo de una de las cavernas, justo debajo del barranco por donde cae la enorme rueda de piedra. En el tercer cuadro la piedra cae encima del hombre que salía de la caverna. Los dos personajes contemplan la escena desde lo alto del barranco. El cuarto cuadro muestra cómo el hombre que es golpeado insulta a los dos cavernícolas que están en lo alto del barranco contemplando el daño que han hecho sin querer… Por último, en el cuadro final, mientras la víctima se aleja y sigue insultando a sus agresores, los dos hombres en lo alto comentan: “Esta moda del idioma es una linda invención, pero las palabras nunca reemplazarán a los palos y las rocas”.

Efectivamente, esta moda del idioma, como llaman estos cavernícolas a los insultos del afectado por el accidente de trabajo, nunca reemplazará la contundencia de las acciones. Comúnmente se dice que las palabras lo aguantan todo, y es verdad. Hablar, prometer, jurar, asegurar, y aún orar, si no se traducen en acciones muy concretas que sirvan de autenticación de lo que se ha hablado, prometido, jurado, asegurado o, incluso, orado, nos quedamos a la mitad del camino.

Conozco a muchas personas a quienes les gusta conversar sobre sus dificultades para vivir la fe; tienen serias dudas sobre muchos de los dogmas de nuestro credo, no comparten muchas de las orientaciones disciplinarias de la Iglesia, les cuesta mucho vivir una práctica ritual sin acabar de entender del todo su contenido… Sin embargo, viven con bastante coherencia su propia existencia. Tratan de ser fieles a su propia conciencia que les va indicando el camino que deben tomar en circunstancias complejas y confusas.  Conozco también, y sobre todo porque me conozco a mi, a personas que afirman todos y cada uno de los dogmas, hacen gala de seguir milimétricamente las orientaciones disciplinarias de la Iglesia y se ufanan de ser fieles a los ritos y prácticas religiosas a los que obliga la fe; sin embargo, a la hora de las definiciones, nos quedamos cortos en nuestra respuesta generosa y entregada.

“¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?” Es la pregunta que Jesús le lanza a los Jefes de los sacerdotes y a los ancianos de los judíos en pleno templo de Jerusalén, después de contarles la parábola de los dos hijos; uno que dice “¡No quiero ir! Pero después cambió de parecer, y fue”. Y el otro que dice “Si, señor, yo iré. Pero no fue”. Desde luego, sus interlocutores no podían quedar tranquilos. De alguna forma se explica la pasión y muerte del Señor. Porque decirle a los Jefes que “los publicanos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de Dios” es una manera de utilizar esa moda del idioma de la que se burlaban los cavernícolas de la tira cómica.

Fuente: jesuitas.lat

Reflexión del Evangelio – Domingo 20 de septiembre

Evangelio según San Mateo 20,1-16a.

Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo’.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?’.
Ellos les respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’. Entonces les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
diciendo: ‘Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’.
El propietario respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
Reflexión por Hermann Rodríguez Osorio, S.J

“El Reino de los cielos es semejante a dos hermanos que vivían felices y contentos, hasta que recibieron la llamada de Dios a hacerse discípulos. El de más edad respondió con generosidad a la llamada, aunque tuvo que ver cómo se desgarraba su corazón al despedirse de su familia y de la muchacha a la que amaba y con la que soñaba casarse. Pero, al fin, se marchó a un país lejano, donde gastó su propia vida al servicio de los más pobres de entre los pobres. Se desató en aquel país una persecución, de resultas de lo cual fue detenido, falsamente acusado, torturado y condenado a muerte. Y el Señor le dijo: «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de mil talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!».

La respuesta del más joven fue mucho menos generosa. Decidió ignorar la llamada, seguir su camino y casarse con la muchacha a la que amaba. Disfrutó de un feliz matrimonio, le fue bien en los negocios y llegó a ser rico y próspero. De vez en cuando daba una limosna a algún mendigo o se mostraba bondadoso con su mujer y sus hijos. También de vez en cuando enviaba una pequeña suma de dinero a su hermano mayor, que se hallaba en un remoto país, adjuntándole una nota en la que le decía: «Tal vez con esto puedas ayudar a aquellos pobres diablos». Cuando le llegó la hora, el Señor le dijo: «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de diez talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!».

El hermano mayor se sorprendió al oír que su hermano iba a recibir la misma recompensa que él. Pero le agradó sobremanera. Y dijo: «Señor, aún sabiendo esto, si tuviera que nacer de nuevo y volver a vivir, haría por ti exactamente lo mismo que he hecho». Esto sí que es una Buena Noticia: un Señor generoso y un discípulo que le sirve por el mero gozo de servir por amor” (Anthony de Mello, El canto del pájaro, pp. 151-152).

Desde una perspectiva mercantil, es un absurdo que el que trabaja desde el comienzo del día hasta la tarde, reciba lo mismo que el que llegó a la viña casi al caer el sol. Esto no nos cabe en la cabeza y le reclamamos a Dios: “Estos que llegaron al final, trabajaron solamente una hora, y usted les ha pagado igual que a nosotros que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día”. Pero Dios, como el dueño de la viña, nos responde: “Amigo, no te estoy haciendo ninguna injusticia. ¿Acaso no te arreglaste conmigo por el jornal de un día? Pues toma tu paga y vete. Si yo quiero darle a éste que entró a trabajar al final lo mismo que te doy a ti, es porque tengo el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O es que te da envidia que yo sea bondadoso?”

Tal vez haya personas que, sabiendo de la generosidad de Dios, habrían sido menos bondadosas… Pero también las hay que se alegran y gozan de tal manera con esta magnificencia divina, que no les queda otro remedio que desbordarse en generosidad.

Fuente: jesuitas.lat