Reflexión del Evangelio – Quinto Domingo de Pascua

Evangelio según San Juan 15, 1-8.

Por Mariano Durand SJ

Permanecer unidos al Señor, nutriéndonos de Su gracia, sostiene la Vida Nueva que estamos llamados a celebrar. Desde la experiencia pascual de los primeros cristianos, el testimonio de la Resurrección ha sido el fundamento de la fe. Este testimonio, convoca y fortalece el vínculo de los creyentes en torno a una raíz común. Progresivamente, la experiencia pascual va transformando a quienes se abren a ella –también nosotros-, y va creciendo en la medida en que la alimentamos.

La oración –cercanía con Dios-; las obras – el acercamiento al prójimo-; y la comunidad –los vínculos fraternos con quienes vivimos el amor y el servicio-, se vuelven pilares insustituibles que sostienen y animan nuestra progresiva conciencia y adhesión a la misión Jesús, la construcción del Reino de la que nos sentimos colaboradores.

No sólo porque caminamos con Él –o mejor, Él camina con nosotros-; ni porque, como en Emaús, le pidamos: “Quédate con nosotros”. Se trata más bien de que el mismo Jesús nos invita a permanecer en Él. Dispuestos a la poda, para quitar cuanto nos impida hacer fructificar la savia viva que nos conecta con Su Vida. Para que nuestra vida se configure con sus mismos sentimientos, unidos a Él por el amor, abiertos a los demás, sensibles a toda necesidad.

Unidos, superamos el ‘ensimismamiento’ de nuestro ‘propio amor, querer e interés’ (EE 189) que nos ciega y aísla. Podados –de nuestros apegos-, ofrecemos lo mejor del amor de Dios derramado en nuestros corazones.

Fuente: www.cvxuruguay.org

Serie 16 caminos hacia Dios: VI. «Las heridas» – Emmanuel Sicre SJ

Una propuesta secuencial de 16 caminos que podemos emprender desde lo cotidiano, para acercarnos cada día más a Dios. 

6. Camino hacia Dios: «Las heridas»

Las heridas son puertas entreabiertas al misterio de la vida. Allí donde el dolor abre la carne hay gritos de parto que advierten el deseo de vivir. Cada herida se torna, entonces, el anuncio de una reparación, el deseo de un alivio, la esperanza de una cicatriz. Las heridas de una cruz que Dios no da, sino que ayuda silencioso a cargar, nos revelan el ardiente anhelo de una pascua que nos murmure al oído que las lágrimas limpian los ojos para ver mejor el sentido de nuestra historia magullada.
Cuando las heridas son de muerte, cuando lo que es deja de ser, comienza la nueva vida, esa que verdea en los bordes de la herida y nos regala la esperanza de que es posible siempre reescribir la propia historia con el lápiz de Dios.
Emmanuel Sicre SJ

Joven, decídete

Reflexiones

El título de estas líneas lo tomo prestado de un artículo publicado hace muchos años. El título (y el artículo, por supuesto) llegaron en un momento muy oportuno de mi vida, de hecho me ayudó a decantar opciones que me han conducido hasta aquí. Pero no voy a compartir un testimonio de mi biografía, sino a recordar en voz alta el contenido de aquella lectura y a traducirlo para nuestros días.

 Sin duda lo que más caracteriza ese largo proceso que llamamos madurar es la toma de decisiones, tener que optar. Desde los pequeños escarceos adolescentes: fumar, salir (más que salir, es entrar, porque nunca parece buena la hora de volver a casa), los amigos, la forma de vestir, enamorarse, el verano, los suspensos… todas esas pequeñas conquistas que nos van indicando que el territorio para nuestras decisiones crece. Decisiones que cuando se producen nos parecen importantísimas, y que la perspectiva del tiempo nos muestra que no eran para tanto. Son “cosas de la edad”, que es como decir que le pasa a todos, que forman parte de un crecimiento normal , que por ser tan comunes no nos hacen diferentes, sino más bien nos hacen sentir iguales. Y eso provoca una gran seguridad, ser como todos, no disonar, es muy importante en algunos momentos.

Pero el tiempo pasa, no se detiene. Y las decisiones van creciendo en importancia; especialmente porque comprometen el futuro: estudios, profesión, pareja, vivir como pienso y para ello pensar cómo vivir. Y van surgiendo los dilemas: de las letras no se vive; en música sólo triunfan tres; prepara una buena oposición; si no lo intento ahora, ¿cuándo?; tú acaba la carrera y después haces lo que quieras; sólo se vive una vez; no dejes pasar tu oportunidad; cuando tenga trabajo entonces…. Este sí que se va convirtiendo en un momento crítico, las decisiones que tomemos estarán destinadas a dejarnos tranquilos, a contentar a los que están a nuestro lado, o a dar salida a nuestras convicciones más profundas.

La tentación de este tiempo es querer salvarlo todo. Nos gustaría ser astronautas, funcionarios y rastas caribeños a la vez, nos gustaría que nuestros sueños de éxito, de seguridad y de “ir de alternativos” pudiesen sobrevivir todos juntos. Y sin embargo no es posible. Tan sencillo y tan complicado: no es posible. Así que decídete, no se puede ser todo. Prolongar estos tiempos de vocaciones-múltiples sólo sirve para retrasar lo inevitable e impedirnos vivir a fondo las verdaderas opciones. Primero porque no se puede servir a dos señores. No optar, querer mantener todas las puertas abiertas, significa no profundizar en ninguna. Siempre habrá una excusa, santa y convincente, para no comprometerse del todo, para no asumir las consecuencias de los compromisos. Segundo, porque si es cierto que elegir es cerrar opciones, también es cierto que optar significa abrirnos a un nuevo mundo de posibilidades. Nos da miedo perder, pero no podemos olvidar que cuando optamos delante de nosotros se abre un nuevo horizonte que nos espera. Pero que nos espera enteros, no divididos, escindidos. Elegir, optar, no es sencillo pero o te anticipas, o te llevan. O tomas tú las decisiones (y asumes las consecuencias), o te dejas llevar por las situaciones, y aunque te quedará el consuelo de que siempre podrás echar la culpa a otros de lo que te pasa, no vivirás la experiencia profunda de ejercer la libertad.

José Ignacio García Jiménez, sj

Fuente: pastoralsj.org

Mujeres e Iglesia: fuerza y generosidad en la Amazonía

 

Una reflexión en torno al rol primordial que ocupan las mujeres en la iglesia amazónica. «Mujeres que escuchan, curan heridas, reparten el pan, siembran esperanza, llevan en su regazo a las ovejas heridas y hambrientas.» 

En el día en que celebramos el Domingo del Buen Pastor, nuestra reflexión nos lleva a decir que el Buen Pastor es el que cuida de las ovejas, imagen de Jesús el Buen Pastor. A lo largo del tiempo el Magisterio de la Iglesia ha identificado esta imagen con los hombres ordenados, pero poco a poco esta visión se va ampliando. No se trata de excluir, sino de abrir horizontes, de reconocer que las mujeres también son buenas pastoras, buenas cuidadoras del rebaño.

Querida Amazonía dedica los números 99 a 103 a reflexionar sobre «La fuerza y el don de las mujeres«. En esos párrafos, el Papa Francisco reconoce abiertamente que «En la Amazonía hay comunidades que se han sostenido y han transmitido la fe durante mucho tiempo sin que algún sacerdote pasara por allí, aun durante décadas. Esto ocurrió gracias a la presencia de mujeres fuertes y generosas: bautizadoras, catequistas, rezadoras, misioneras, ciertamente llamadas e impulsadas por el Espíritu Santo. Durante siglos las mujeres mantuvieron a la Iglesia en pie en esos lugares con admirable entrega y ardiente fe. Ellas mismas, en el Sínodo, nos conmovieron a todos con su testimonio”.

La misión de pastoreo, de cuidado de las comunidades, ha sido asumida, como bien reconoce la exhortación postsinodal del Sínodo para la Amazonía, por «mujeres fuertes y generosas». Hay muchas mujeres en todos los rincones de la Amazonía que pueden ser reconocidas entre las que el Papa Francisco destaca por su «admirable entrega». Recorriendo algunas regiones de la Amazonía, adentrándome en los ríos y arroyos, a menudo hasta las comunidades más alejadas, he descubierto la presencia de estas mujeres, imagen de Jesucristo que cuida, y por tanto buenas pastoras.

De hecho, el texto de Querida Amazonía, en una forma de expresarse muy propia del Papa Francisco, directa, sin rodeos, al hablar de la Iglesia, dice abiertamente que «sin las mujeres ella se derrumba, como se habrían caído a pedazos tantas comunidades de la Amazonía si no hubieran estado allí las mujeres, sosteniéndolas, conteniéndolas y cuidándolas. Esto muestra cuál es su poder característico». Esto es algo que también ocurre en muchas comunidades de las ciudades amazónicas, especialmente en las periferias, donde la presencia femenina se vuelve decisiva en la mayoría de los casos. Muchas comunidades de las ciudades se habrían derrumbado si las mujeres no hubieran dado su vida a diario.

En este tiempo de pandemia, las mujeres han sido una fuerte expresión de la Iglesia samaritana, un ejemplo de cuidado en una región donde las consecuencias del Covid-19 han causado, están causando y causarán mucho dolor y sufrimiento. Son una extensión de «la fuerza y la ternura de María«, como nos recuerda Querida Amazonía. Mujeres que escuchan, curan heridas, reparten el pan, siembran esperanza, llevan en su regazo a las ovejas heridas y hambrientas.

Todo esto ocurre en una Iglesia sinodal, donde el Papa Francisco reclama el protagonismo de las mujeres, pudiendo «expresar mejor su lugar propio». El Documento Final del Sínodo, que el Papa asumió, pide la creación del ministerio de «mujer dirigente de la comunidad», y junto a ello «el Motu Propio de San Pablo VI, Ministeria quaedam, para que también las mujeres adecuadamente formadas y preparadas puedan recibir los ministerios de lectorado y acolitado», algo que ya ha sido recogido en el Motu Proprio «Spiritus Domini», promulgado en la última Fiesta del Bautismo del Señor, donde se reconoce el acceso de las mujeres al ministerio instituido del lectorado y el acolitado.

El Santo Padre ya advirtió de esta posibilidad en Querida Amazonía, donde dijo que «cabe recordar que estos servicios implican una estabilidad, un reconocimiento público y el envío por parte del obispo. Esto da lugar también a que las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades”.

Reconocer esta Iglesia pastoreada por mujeres, bien pastoreada, es hacer justicia con la historia y abrir nuevos caminos para el futuro de la Iglesia en la Amazonía, que fue uno de los objetivos del Sínodo para la Amazonía. No alimentemos polémicas que dividen y enfrentan, sino tengamos una actitud de aceptación y reconocimiento de tantas experiencias positivas, protagonizadas por mujeres, que han ayudado a la Iglesia a perseverar y ser luz en la vida de los pueblos amazónicos. Que las buenas pastoras que dieron su vida por el pueblo sigan inspirándonos y guiándonos en los caminos de Dios.

Fuente: religiondigital.org

Serie 16 caminos hacia Dios: V. «Los ateos» – Emmanuel Sicre SJ

Una propuesta secuencial de 16 caminos que podemos emprender desde lo cotidiano, para acercarnos cada día más a Dios. 
V. Camino hacia Dios: «Los ateos»
Pocas veces aprendo tanto sobre lo que creo como cuando me encuentro honestamente con quien no comparte mi fe. Es una hermosa oportunidad de redescubrir lo que vivo, el modo de expresarlo y de sentirlo. Dialogar con quien no pareciera haber recibido el don de la fe, pero se hace las preguntas fecundas de toda vida sincera, me conmueve al punto de reconocer que no pude hacer nada para creer en esto que me sostiene y me da vida. No hay méritos.
Quien cree que no cree en Dios -al menos en el de Jesús a quien intento seguir- me obliga, desde su propia experiencia de búsqueda, a conectarme con ese misterio olvidando supuestos.
¿Será en ese encuentro de buscadores donde Dios nos busca y termina por encontrarnos?
Emmanuel Sicre SJ

Jesuitas en el mundo: nuevo espacio web para el intercambio y el diálogo

El Servicio de la Fe de la Compañía de Jesús lanza un nuevo sitio web llamado ‘Faith Dimensions’ (www.dimensions.faith), diseñado para reunir en diálogo a una comunidad de fe. Su objetivo es presentar un abanico de reflexiones, puntos de vista, maneras de entender y pensar, y preguntas sobre cualquier aspecto de la cultura, secular o religiosa, desde la perspectiva de la fe.

La fe en Jesucristo es el centro de la vida de todo jesuita.

Toda obra de la Compañía lleva en su entraña la fe y el servicio, que son lo que inspira y da forma a todo lo que hace la Compañía. Para la Compañía de Jesús, el servicio de la fe no puede separarse del trabajo por la justicia y los derechos de los pobres y marginados que existen en toda sociedad. Si el Reino de Dios se funda en la fe en Jesucristo, Señor y Salvador, crece luego con la acción en pro de la justicia. La Compañía de Jesús ha enunciado recientemente cuatro preferencias apostólicas que expresan este servicio apostólico adaptándolo a nuestro tiempo. El secretario para el Servicio de la Fe es uno de los cuatro secretarios que asesoran al P. General en aspectos centrales de la misión apostólica de la Compañía. Los otros son el secretario para la Educación Superior, el secretario para la Educación Secundaria y Pre-Secundaria y el secretario para la Justicia Social y la Ecología.

¿Por qué un sitio web?

Aunque el secretario para el Servicio de la Fe tiene a su cargo coordinar algunas áreas específicas, como los Ejercicios Espirituales, el Ecumenismo o el Diálogo Interreligioso, y forma parte de su responsabilidad ayudar a la Compañía a crecer en lo que toca a su misión de llevar el evangelio a la cultura contemporánea y de trabajar desde dentro de la misma para procurar la maduración humana. El secretario fomenta la reflexión teológica acerca del anuncio del Evangelio, para que su misión de estar al servicio de la fe aparezca más clara en todos los compromisos apostólicos que adquiere la Compañía. Para lograrlo quiere facilitar la reflexión sobre los procesos y dimensiones que implica la reconciliación.

Dimensiones de la fe

El sitio web “Faith Dimensions” está diseñado para que una comunidad de fe pueda reunirse a conversar. Su objetivo es presentar un abanico de reflexiones, puntos de vista, maneras de entender y pensar, y preguntas sobre cualquier aspecto de la cultura, secular o religiosa, desde la perspectiva de la fe. La fe en sí misma no es sólo don, es también búsqueda. Búsqueda en última instancia, de un más profundo amor y servicio a Dios, “nuestro creador y Señor”, y servicio al bien del ser humano perdurable. La fe es, por tanto, una realidad dinámica vivida en relación con Dios, con el mundo y con los demás. El sitio web, tanto en su contenido como en su estética y diseño, pretende reflejar esto. Esperamos que constituya una comunidad de fe comprometida, atenta y en sintonía con la reflexión. Y que sirva asimismo de recurso útil para la Compañía y sus diversas formas de apostolado. Para cualquier persona que esté también en búsqueda.

Escrito por James Hanvey SJ, Secretario del Servicio de la Fe de la Compañía de Jesús

 

Fuente: jesuits.global

La dificultad para dar el primer paso

Reflexiones

Aunque poco tengan que ver el paracaidista austríaco Felix Baumgartner y el atleta estadounidense Jesse Owens, lo cierto es que ambos consiguieron que el planeta contuviese la respiración ante lo extraordinario de sus saltos infinitos. Baumgartner, con aquel salto estratosférico a más de 39.000 metros de altura. Y Owens, atravesando el tiempo y fijando por entonces el récord mundial de salto de longitud en 8,13 metros; una proeza insuperable durante 25 años.

A veces parece que Baumgartner y Owens estén detrás de algunas de las metáforas más recurrentes cuando se trata del seguimiento de Jesús: nos invitan a cerrar los ojos y a dar saltos al vacío como signo de confianza en el Señor, o a tomar la carrera necesaria para pegar un salto e ir tras Él. Y así, va calando en nuestro corazón que tal vez eso de ir detrás de Cristo esté reservado a unos pocos valientes, capaces de realizar grandes proezas áreas. Por lo que acabamos no dando el primer paso y nos apeamos del seguimiento del Señor antes siquiera de comenzarlo. Sin embargo, ir tras Jesús tiene poco de grandes saltos, y mucho menos de los del calibre de Baumgartner y Owens; porque el salto de la fe no es hacia al vacío, sino saltar hacia Jesús. Claro que la fe conlleva incertidumbres y pide grandes dosis de confianza, pero reconociendo que sabemos de quién nos hemos fiado. Cuando Pedro, Santiago, Juan y compañía lo dejaron todo y lo siguieron, desconocían a dónde les iba a conducir todo aquello, pero tenían una seguridad mayor: la de saberse en las mejores manos. A un vacío que es siempre tenebroso, abismal y sin coordenadas, se contrapone un Jesús que es Camino, Verdad y Vida y en el que uno cae siempre de pie. Esa fue también la experiencia del ciego Bartimeo, que tras las huellas de Jesús recobró la vista y todas las cosas se le hicieron nuevas, recordándonos que con los ojos cerrados no se le puede seguir.

Salvado el salto al vacío, todavía nos queda ahora salvar las distancias. El Señor se sitúa tan cerca de nosotros, tanto, que basta un solo paso para alcanzarle. Y una vez alcanzado, se acompasa a nuestro ritmo. La dificultad del primer paso viene muchas veces por adelantarnos a los acontecimientos; entonces el futuro nos abruma y ansía. Sin embargo, el Señor nos pide dar solo el siguiente paso posible; ni uno más, pero tampoco menos. Esa fue la experiencia de la virgen María, a la que el Señor no le pidió de golpe todos los síes de su vida: el primero y esencial vino con la visita del ángel Gabriel, pero después seguirían otros, cada uno a su tiempo, en los que Dios fue capacitándola a cada paso posible hasta llevarla a los pies de la cruz acompañando a su hijo. Como a ella, el Señor nos va exigiendo a poquitos y capacitando siempre, y como ella somos invitados a dar ese primer paso que haga posible que el Señor obre milagros en nosotros.

Hay un dicho que dice que la vuelta al mundo se da con un solo paso, porque después de uno, siempre puedes dar otro. Por eso, no conviene abrumarse por lo mucho que tendremos que andar, por los vericuetos que a veces nos tocará recorrer, o por las cotas que tendremos que alcanzar. Preocupémonos solo de dar el primer paso, el único necesario para ponerse en la senda del Señor, y dejemos los grandes saltos para los más avezados, porque para nosotros un paso más siempre es posible.

José Luis Olea, sj

Fuente: pastoralsj.org

Serie 16 caminos hacia Dios: «Los creyentes» – Emmanuel Sicre SJ

4. Camino hacia Dios: «Los creyentes»

Cada creyente se parece mucho al dios al cual le ‘reza’. De hecho, a dios-juez, creyente-juez. A dios-castigador, creyente-castigador. A dios-permisivo, creyente laxo. A dios-Ley, creyente legislador. A dios-mágico, creyente iluso. A dios-templo, creyente de sacristía. A dios-sacerdote, creyente clericalista. A dios-sacrificio, creyente negociante. A dios-obsesivo sexual, creyente reprimido. A dios-culposo, creyente culpógeno. A dios-triste, creyente de cara larga. ¡Qué panteón Dios mío!
Pero qué distinto es un creyente alegre, fecundo, audaz, servidor, orante, amigos de los pobres y humildes, libre de estructuras asfixiantes y cuestionador de la sociedad en favor del bien común. Qué lindo es conocer a un creyente amante de conocer más a su Dios, que no condena los errores ajenos porque reconoce su propia debilidad, que no juzga como dueño de la verdad, sino que se declara buscador de ella como todos, capaz de sufrir con el que sufre y gozar desinteresadamente con quien goza, comprometido a amar a todos sin distinción, dispuesto a entregar vida por lo que cree y experimenta en el corazón propio y de su comunidad. ¿Te suena en qué Dios cree alguien así? Sí, el Dios de Jesús.
Emmanuel Sicre SJ

Fuente: emmanuelsicre.blogspot.com

Reflexión del Evangelio – Domingo del Buen Pastor

Evangelio según San Juan 10,11-18

Reflexión por Mariano Durand SJ

Israel es, desde sus orígenes, un pueblo de pastores. Las tribus semitas recorrían las costas orientales del Mediterráneo en busca de sustento para el ganado menor: esta trashumancia pautaba mucho más que su lugar de residencia. Se establecieron los ritmos de acuerdo a las estaciones del año, fijaron el calendario y las celebraciones que marcaban comienzo y fin de cada etapa.

Asociar a Dios con el ‘Buen Pastor’ –perfecto, excelente-, es tan antiguo como el mismo Israel. Moisés y David, por ej., son llamados “desde detrás del rebaño”. Ambos relatos de vocación ocurren mientras se ocupaban de algún rebaño.

La primera confesión de fe que se lee en la Biblia: “Mi padre era un arameo errante…” (Dt. 26,5) no es una definición doctrinal de Dios sino una memoria de las bendiciones en favor del pueblo elegido, el recuento agradecido de los favores recibidos. Es el reconocimiento cómo Dios los ha ido conduciendo a través de la historia y cuánto ha actuado en su favor (la liberación de Egipto, conducirlos por el desierto, llevarlos a la tierra prometida, etc…).

Hoy, en cada misa, se nos invita a celebrar de la misma manera: actualizando la memoria agradecida de la bendición de Dios en favor de cada uno y de toda la humanidad: es el gran memorial de la salvación.

Y en nuestra historia: ¿qué momentos brotan como hitos de la relación con Dios? ¿qué personas agradezco a Dios haber conocido? ¿a quiénes siento que Dios ha puesto en mi camino? ¿para quiénes puedo ser yo signo de Dios? ¿qué situaciones marcaron un antes y un después en mi vida y cómo Dios se hizo presente?

Habrá habido momentos en los que me he sentido sostenido por su fortaleza, otros en que habré sido consolado por su cercanía. Habrá situaciones en la que precisé ser impulsado por su ánimo, y otros en lo que me sentí perdonado por su misericordia.

Cargados por Él sobre los hombros –como la tradicional imagen del Buen Pastor-, volvamos una y otra vez a sentir y gustar, con memoria agradecida, Su favor y Su gracia. Pues estamos HOY llamados a ser testigos del Resucitado, del Pastor de los pastores.

Fuente: cvxuruguay.org

Serie 16 caminos hacia Dios: «La basura» – Emmanuel Sicre SJ

3. Camino hacia Dios: “La basura”  

 Tan propensos a tirar rápidamente lo que no ya no sirve, lo que estorba, lo descartable, lo desactualizado, convertimos en basura lo que no siempre lo es. La magnitud de los residuos humanos ha alcanzado dimensiones desorbitantes. Y así nos vamos acostumbrando a poblar el mundo de basureros, las calles de exclusiones, la mente de “bienes” de consumo y el corazón de liviandad. Algún día nos sorprenderemos basureando algo valioso no sólo del mundo, sino también de la propia interioridad. Desecharemos la piedra angular.
Quizá la basura pueda hablarnos de aquello que no se consume, ni desaparece, ni caduca tan precipitadamente y de la cual sobreviven muchos pobres dejados a la buena de Dios. La cuestión: aprender a discernir mejor qué desechar y qué conservar para que lo descartado sólo sea lo que no nos lleva a amar lo que Dios ama, y a descubrirlo convertido en el humus del que brotan las flores color justicia.
Emmanuel Sicre SJ

Fuente: emmanuelsicre.blogspot.com