El Problema de Interpretar a Francisco

Sin duda el Pontífice actual rompe con muchos esquemas que tenemos, no sólo sobre la figura del Papa, sino también sobre un modo de pensar y ser Iglesia. El jesuita Emmanuel Sicre comparte algunas claves para poder pensar e interpretar al Papa Francisco.

Por Emmanuel Sicre, sj

Sorprende a menudo la increíble ligereza y liviandad con la que se interpreta no sólo el magisterio de Francisco (es decir, los textos oficiales de la Iglesia como Evangelii Gaudium, Laudato Si’, y su reciente Amoris Laetitia), sino también, sus gestos y restantes discursos a nivel político y eclesial. Tanto los de derecha como los de izquierda, progresistas y conservadores, doctos e ignorantes… pareciera que todos tenemos algo que decir. Cuando hablo de ligereza y liviandad, no quiero referirme a los periodistas que no ejercen, por lo general, el oficio de interpretar, y que sólo comentan, y, la mayoría de las veces, lo hacen de forma corta y superficial. Quiero referirme a quienes llamamos cardenales, teólogos, obispos, sacerdotes, monjas, catequistas y profesores de religión.

Las tradiciones de comprensión

En el marco de la opinión como derecho de la subjetividad pareciera que las posibilidades son infinitas. Cada uno, sepa o no sepa sobre el tema, puede decir lo que le viene a la mente, juntando algunos pocos conceptos preconcebidos (cuando no prejuicios) y reformularlos con un ropaje nuevo pero con el mismo pensamiento de siempre. Como quien pinta con idéntico color todas las veces.

La cuestión de las tradiciones de comprensión resulta ser aquello que provoca la pluralidad de lecturas que se hacen de Francisco. Y esto pareciera que da para todo. ¿A qué se debe? Por un lado, al estilo simbólico y metafórico con el que a menudo se expresa el Papa, haciéndolo imposible de atrapar en un concepto único, claro y distinto. Los matices que ofrecen sus imágenes hacen justicia a la inagotable realidad siempre tan rica y preñada de sentidos, la de Dios y la nuestra. Y, por otro lado, resulta paradójico porque, mientras que a la mayoría de los fieles les queda muy claro lo que dice Francisco, a los de la academia o la cátedra les cuesta “aclarar” lo que expresa, enredados en sus tradiciones intelectuales y formativas.

Si redujéramos a dos las tradiciones, quedarían en intérpretes historicistas e intérpretes dogmatistas. Los primeros, más cercanos al espíritu que impulsó el Concilio Vaticano II (1959-1965), logran percibir en los textos y gestos de Francisco, la vida del Espíritu, dada su dinámica siempre en movimiento y en marcha en la historia, dispuesta a autocuestionarse y abrirse a lo que Dios pide a la Iglesia hoy. Por eso, los intérpretes historicistas, aman las posibilidades de cambio, aunque solo sean un preámbulo a algo que no se ha visto del todo.

Los intérpretes dogmatistas, en cambio, se sienten más afines al espíritu de las disposiciones venidas del Concilio de Trento (1545-1563) que aún sigue funcionando en la mayoría de las mentes y prácticas religiosas de la feligresía católica. Esta tradición ve algo irrefutable, infalible e intocable en las formulaciones de las verdades de la fe; como si fueran cosas almacenadas en un depósito de alguien que amábamos y al que solo vamos a reverenciar; como si fueran verdades caídas del cielo -todas juntas- y no como producto de una comprensión progresiva (¡después de dos mil años de cristianismo!) que se alcanzó en un momento de la historia de la Iglesia y que hoy no tienen, por lógica, la misma fuerza vital que hace, por ejemplo, un siglo. Así, los dogmatistas, parados sobre una concepción estática de la doctrina, festejan el nuevo impulso solo cuando desempolva sus viejos manuales de moral con los que juzgan los movimientos del Espíritu en la Iglesia. El depósito limpio y ordenado.

Y Francisco, al igual que un artista interpreta lo esencial del Evangelio pero con una música nueva (decía por allí el General de los jesuitas Adolfo Nicolás) que al ritmo de metáfora, símbolo y gesto, comienza a hacer crujir las viejas versiones de la misma partitura. Como cuando escuchamos un tango de Gardel interpretado por Piazzola. Ambos son geniales, pero es notable la diferencia, por muy valiosos que sean.

Al son del discernimiento

Entre estas dos tradiciones -simplificadas aquí-, hoy nos encontramos tratando de oír el ritmo del papado. En mi opinión, la ambivalencia que se registra radica en el lento tránsito que hace la Iglesia para comprenderse a sí misma y su misión. Más allá de la personalidad inclasificable del Papa. Esto provoca incertidumbre, pues, estábamos acostumbrados a una Iglesia poderosa y bien definida. Pasar de ser príncipe en un palacio a un enfermero de hospital de guerra puede ser un poco traumático para algunos.

A nivel doctrinal, lo que está sucediendo es que, por primera vez, se hace tanto énfasis en el discernimiento. Esta es la categoría por la que parece jugarse Francisco, fiel a su tradición ignaciana. El caso de la comunión de los separados vueltos a casar lo muestra claramente. ¿Se les permite o no el acceso al sacramento? Los dogmatistas dicen que no, porque la doctrina lo impide y la doctrina no cambia (cosa falsa si nos acercamos a la historia de la Iglesia, por ejemplo). Los historicistas, en cambio, preguntan a los orígenes del cristianismo para saber cómo se hacía antes, entendiendo que volver a los inicios puede ser una manera de purificar la experiencia cristiana de tanta “crema pastelera”.

Francisco dice que hay que discernir a la luz del Espíritu, hay que ver con los ojos del Padre misericordioso, hay que evaluar y ayudar a las personas a que se hagan cargo cada vez más de su fe y dejen de delegar en el cura las decisiones de su conciencia. Porque este Papa confía más en el santo Pueblo fiel de Dios que en las doctrinas demasiado claras y distintas, que terminan cargando pesos insoportables sobre las espaldas de los creyentes.

Esta realidad descrita hasta aquí da la sensación de una división en la Iglesia. Pero esto no debe sorprendernos porque, a decir verdad, la Iglesia nunca estuvo unida, materialmente hablando. La diversidad de culturas desde los orígenes cristianos hasta nuestros días hace que sea algo imposible para nosotros. Sólo el Espíritu ha sido capaz de regalarnos el don de la unidad, pero no en el Papa, sino en Cristo. Por eso, algunos católicos tiemblan cuando les cuestionan la infalibilidad del Papa (al creer erróneamente que el papa nunca se equivoca) y rezan a diario para que el papa no meta la pata.

Ya es hora

Es momento de aprender a leer al Papa sin aprovecharse de desviar el agua hacia el propio molino. Agua con la que podríamos ahogar a quien busca honestamente saciar su sed en Dios, demostrando con eso que no nos importa la sed profunda del otro, ni tampoco la actitud de Jesús, quien no cayó en la trampa de las soluciones meramente jurídicas que le planteaban los fariseos. ¿Es lícito?, solían preguntarle. Pero Él no respondía con una ley o un mandamiento, sino, que se remitía a la voluntad del Creador. Jesús no legisla, enseña. Por eso se le reconoce como Maestro, me dijo un buen profesor.

Es necesario dejarse sorprender un poco para que por alguna grieta entre el Espíritu y nos bendiga con su vitalidad. Alguna vez, quizá, podremos abrir los ojos para sentir, como decía la sabia Simone Weil, que “uno no se compromete a amar a Dios, uno cede a ese compromiso operado en uno mismo sin uno mismo”. Incluso en cuestiones doctrinales.

 

CG36: Remando Mar Adentro

Ya se encuentra disponible la página web a través desde la cual el Comité de las Comunicaciones de la CG36 ofrecerá vías de comunicación y participación a toda la Compañía y la gran familia Ignaciana, colaboradores y amigos: www.gc36.org (por las siglas en inglés “General Congregation 36”)

El Comité –coordinado desde la Curia General-, para generar un vínculo y una dinámica activas en los tiempos que corren nos pide colaboración:

a) Suscribirnos al Boletín de la CG: invitando a todos los jesuitas, laicos, colaboradores y amigos. A través de la página web www.gc36.org ya está disponible pero el sitio estará plenamente operativo a partir del mes de septiembre.

b) Difusión del boletín de la CG: el Comité anima y cuenta con que seamos difusores de la información que se compartirá, tanto a través de mail como de las redes sociales. Tengan en cuenta que muchas personas de nuestras obras no estará suscripta a estos boletines directamente.

c) La ‘Sala de Oración’: especialmente nos piden promover las visitas y la participación es este ámbito de ‘sala de oración’ virtual –ver. El sitio ofrecerá las oraciones propuestas a los miembros de la CG en el aula. También ofrecerá la posibilidad de compartir reflexiones y oraciones con los padres congregados y la Compañía en sus obras y comunidades.

Más adelante recordaremos esta misma información y los mantendremos al tanto de lo que pueda surgir. También actualizaremos esta misma información, el próximo viernes en la página web de la Provincia www.jesuitasaru.org

Unidos en la oración,

JESUITASARU.ORG

 

José Aldunate SJ recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos 2016 en Chile

El Instituto Nacional de los Derechos Humanos (INDH) de Chile otorgó el Premio Nacional de Derechos Humanos 2016 al padre José Aldunate SJ.

El mismo, fue entregado por la Presidenta Michelle Bachelet en una ceremonia realizada en el Museo de Bellas Artes.

La jefa de Estado sostuvo que este galardón expresa que el sacerdote jesuita es “un ser humano íntegro, que ha elegido compartir la suerte y destino de sus hermanos y hermanas en unos tiempos que, por momentos, parecen igualmente sombríos que en esos oscuros años del siglo XX en que se dio su formación ética y sacerdotal”.

“Es natural y conmovedor evocar su figura digna y serena, enfrentando la represión, el agua del guanaco, los gases lacrimógenos, para defender el derecho a la vida y la integridad de sus conciudadanos detenidos en cárceles secretas, sometidos sistemáticamente a tratos inhumanos, apremiados física y psicológicamente”, agregó la Mandataria en su discurso de reconocimiento a la labor del sacerdote de 99 años.

El Padre Aldunate

José Aldunate Lyon es un jesuita chileno, nacido en Santiago, en 1917. El padre José Aldunate SJ ha dedicado gran parte de su vida a la defensa y promoción de los Derechos Humanos y su labor durante los años de la dictadura militar permitió salvar muchas vidas y mitigar el dolor de miles de chilenos y chilenas.

Durante ese período, el padre José Aldunate no sólo ayudó a salvar a personas amenazadas por el régimen, también trabajó en la denuncia de las graves violaciones a los Derechos Humanos que se estaban cometiendo mediante su trabajo en diversos medios de comunicación, como la revista: “No podemos callar”.

Ante las crecientes denuncias de tortura, en los años ochenta ayudó a formar el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, que ejerció gran influencia mediante la denuncia y protesta pacífica.

Este reconocimiento nacional fue precedido por el que le otorgó la semana pasada la Corporación de Derechos Humanos de Pilmaiquén, de Osorno.

Fuente: Jesuitas Chile

 

La gran ciudad como oportunidad de encuentro y solidaridad

La vida en las grandes ciudades suele estar signada por el individualismo, la inercia, el constante trajinar, ruido incansable y la despersonalización. Un lugar donde la invitación a ‘encontrar a Dios en todas las cosas’ se vuelve un desafío que parece imposible. Sin embargo, vale la pena intentarlo. Por eso, te invitamos a leer este artículo.

Por Marisol Frías.

Sucede en nuestros días que no es extraño escuchar opiniones como las que alertan sobre la soledad que amenaza en nuestras ciudades a tantos hombres y mujeres de distinta raza, edad y condición, aun cuando vivimos en la llamada era de las comunicaciones, en la que las Nuevas Tecnologías se erigen en auténticos dioses de la vida pública y privada, íntima incluso me atrevería a decir.

Algo tan cotidiano como un mero wsp puede conseguir antes acercar a quienes se encuentran físicamente lejos, que favorecer la cercanía entre quienes compartimos un mismo techo, un espacio para el trabajo o un proyecto en común

¿Qué le sucede al hombre del siglo XXI, a esta generación de la que nos enorgullece presumir como la mejor formada de la Historia, por qué esa dificultad por hacerse prójimo del que sufre, de quien se siente sólo, frágil, vulnerable? ¿Dónde está tu hermano?

No puedo evitar pensar que muchas de las soledades con las que convivimos a diario, siquiera a veces sin darnos cuenta, surgen del olvido de saber que la persona ha de ser siempre lo primero, que no podemos permitirnos el lujo de no situar a la persona en el centro de cuanto emprendemos, que ninguna atención y cuidado lo será del todo si olvidamos ponernos en los zapatos de ese otro que pasa a nuestro lado; que en tiempos duros y difíciles como los que vivimos la sociedad no debe permitirse perder esa capacidad que da el poder llamar a cada uno por su nombre, ese motor que consigue que cada individuo pueda sentirse especial, único y singular ante los ojos de quien le contempla… como si la mirada del mismo Padre Bueno fuese la que posase sus ojos a cada instante en nuestro día a día.

Nos encanta hablar de derechos, en el ámbito público es frecuente esta terminología, “la ética de los derechos”: el derecho a una vivienda digna, el derecho a un empleo estable, el derecho a la educación o a la atención sanitaria. Algo más difícil de encontrar, tanto en la esfera pública como en la esfera privada es la referencia a una ética del cuidado del otro como leit motiv, un compromiso con aquellos que se encuentran en situaciones más precarias, que presentan situaciones de fragilidad o vulnerabilidad, y de cuya atención y cuidado no deberíamos zafarnos, cualquiera que sea la posición que ocupemos, la relación más o menos estrecha que nos ligue a ellos.

Habrá quien pueda y deba prestar atención y cuidado desde una estricta esfera personal e íntima, en el entorno de la propia familia, nuclear o más extensa. Existirán situaciones que demandarán de nosotros un paso más allá, que nos saque de nuestra primera zona de confort y nos impulsen al vecindario, la asociación del barrio, una parroquia, una cooperativa de consumo sostenible y solidario, el grupo de amigos y conocidos….en todas ellas siempre hay oportunidades para el encuentro y la solidaridad.

No faltarán aquellos que desde un compromiso cívico, político y social más significado, encontrarán en esa lucha por la justicia su manera de estar en la vida, haciendo de este mundo un hogar de todos y para todos. Buen ejemplo de lo que comento son esos cientos de hombres y mujeres que voluntariamente acompañan itinerarios diversos de quienes se descolgaron de la ruta, o que sin pedir nada más a cambio ponen su tiempo y su mismo ser al servicio y la compañía de quienes se viven y sienten solos.

Y no quiero dejar de referirme a quienes, desde concretas responsabilidades públicas, de una u otra índole, se levantan cada mañana con el deseo y el compromiso por trabajar en la mejora de las condiciones de vida de quienes peor lo pasan, de quienes atraviesan situaciones difíciles o viven en circunstancias precarias. Más o menos conscientes de su enorme responsabilidad, lo cierto y verdad es que los más vulnerables tienen depositadas en ellos grandes esperanzas en un futuro mejor. Como agentes de cambio, transformadores de la sociedad que les ha tocado vivir, los responsables públicos gozan de la confianza de quienes esperan en ellos la puesta en marcha de estrategias y alternativas que faciliten oportunidades de encuentro y solidaridad en nuestras grandes ciudades. Ellos, los más débiles de nuestras sociedades son los especialmente merecedores de sus esfuerzos y desvelos, de su compromiso diariamente renovado por la construcción de un mundo más justo y fraterno.

Para todos y cada uno de ellos me gustaría pedir especialmente desde esta breve reseña el soplo del Espíritu, ese aliento del Cielo que hace posible un poco de compañía, alegría y consuelo en el camino de tantos ancianos, marginados y personas solas que, gracias a ellos, pueden encontrar, aún en nuestras anónimas y frías ciudades, oportunidades para el encuentro, el cuidado amoroso y la esperanza.

Fuente: Entre Paréntesis

 

¿Dios en las redes?

El jueves 19 de mayo tuvo lugar, en la Capilla de la Resurrección de Bruselas, un interesante coloquio, acerca de la presencia de Dios y la experiencia espiritual en las redes sociales. Tanto en el viejo como en el nuevo continente, las redes son espacios de oportunidades. Entre ellas, ofrecen alternativas para generar canales de evangelización. Por eso compartimos la noticia, que contiene algunas conclusiones interesantes para encarar dicha tarea.

Esta iniciativa ecuménica encomendada a la Compañía de Jesús sirve de distintas maneras a los funcionarios de las instituciones europeas, favoreciendo el cultivo de su vida espiritual, impulsando la presencia de lo religioso en este contexto y contribuyendo a proporcionar “un alma para Europa”, por emplear la expresión de uno de sus fundadores, Robert Schuman.

En esta ocasión, el foco estaba puesto en los jóvenes de entre 35 y 45 años, y las cuestiones-clave se referían a cómo está presente Dios en las redes sociales, cómo nuestra mentalidad queda afectada por Internet, de qué modo podemos tener una presencia relevante y positiva en este medio, o hasta qué punto podemos decir que Dios es compatible con la tecnología 5G.

ABC para manejarse en Internet

La primera intervención corrió a cargo del director de entreParéntesis, el jesuita español Daniel Izuzquiza. Ofreció, en primer lugar, un marco antropológico para entender la interacción entre el ser humano y los medios digitales: debemos considerar siempre al individuo, sus relaciones y el conjunto de la sociedad. Esa triple dimensión de identidad, relaciones y acción pública está, en el siglo XXI, siempre transida de Internet y, al mismo tiempo, abrazada por la presencia amorosa de Dios.

Con este marco, Izuzquiza sugirió algunas recomendaciones para cada uno de los niveles, una especie de ABC para manejarse en Internet. En el terreno de la identidad personal, invitó a estar presentes, plantear las preguntas adecuadas para adentrarse en mayores niveles de profundidad y ser coherentes (ask questions, be present, coherence); en el ámbito de las relaciones, pidió prestar atención escuchando a los otros, construir puentes y crear relaciones (be attentive, build bridges, create relationships); y en lo referido a la acción cívico-política, el ABC sugerido fue: buscar medios y enfoques alternativos, ser atrevidos y ser cuidadosos (alternative, bold, careful).

Estas nueve propuestas, unidas a la convicción de que Dios es un Dios 5G, constituyen el decálogo que puede guiar nuestro modo de estar presentes en la esfera digital. Estos diez mandamientos se resumen en dos: encontrarás a Dios en Internet y no tomarás a Internet como tu dios. Es decir, se resumen en una llamada al discernimiento.

Saber discernir al usar las Redes

A continuación intervino la teóloga canadiense Erin Green, coordinadora de comunicación en el Consejo Europeo de las Iglesias, que realiza un doctorado analizando la visión teológica de la Inteligencia Artificial. Green habló de cómo encontrar la gracia de Dios en un mundo de trolls. Comenzó presentando algunos casos concretos que muestran que Internet está habitado por el pecado: los comentarios sexistas y racistas en medios convencionales online; la brecha de género en Wikipedia; y los comentarios agresivos en Facebook y Twitter.

En segundo lugar, propuso algunas vías para reconocer, acoger y cultivar la gracia de Dios, presente también en este mismo medio. Concretamente, destacó tres áreas de atención. Primero, la comunidad, en la que sugirió que debemos dar en las relaciones online el mismo tipo de cuidado y cariño que ofrecemos offline. Segundo, el embodiment (incorporar la corporalidad como clave de la en-carnación), ya que no es posible separar la presencia digital del mundo “real”. Y tercero, el discernimiento, que supone oración, tomar distancia, cuidar tiempos offline, reconocer el don y reflexionar también académicamente.

Puesta en Común de Cierre

El coloquio posterior fue muy animado, prolongándose por dos horas, lo cual permitió profundizar y matizar algunas de las cuestiones planteadas en las presentaciones iniciales, así como introducir otras nuevas y relacionadas: educativas, económicas, tecnológicas, etc.

Fuente: Entre Paréntesis

 

“Esconderse” detrás del Papa Francisco

Sin duda, la figura del Papa Francisco con sus palabras sencillas y sus gestos cercanos, representa un cambio que abre y reconcilia a muchas personas con la Iglesia. Sin embargo, para generar un cambio en la Iglesia, no alcanza con las buenas obras del Pontífice, sino con que la Iglesia toda asuma con compromiso este cambio. Sobre eso reflexiona el jesuita Darío Mollá Llácer en el siguiente artículo.

Por Darío Mollá Llácer

La personalidad y las acciones del Papa Francisco impresionan e interpelan: por ejemplo, ese viaje a Lesbos que acaba con unas familias refugiadas en su propio avión. Su talante de misericordia conmueve cuando acoge las dificultades reales de personas y familias. Se alaba la claridad de sus discursos, homilías y palabras cuando es autocrítico, en palabras y hechos, incluso con la jerarquía de la Iglesia… Pero, y de eso no tiene culpa él, tengo la sensación de que mucha gente en la Iglesia se “esconde” -nos escondemos- detrás del Papa…

Se esconden, nos escondemos, cuando tras alabar y ponderar el compromiso del Papa con y por los pobres seguimos actuando con indiferencia hacia ellos y su suerte, e incluso tomamos decisiones que no tienen que ver con el bien de los pobres o que anteponen el bienestar personal o institucional a la suerte de los mismos.

Es posible que podamos hablar ya del Papa de los pobres, pero no creo que podamos hablar ya de esa Iglesia pobre y de los pobres que soñaba Francisco en los momentos primeros de su pontificado.

Se esconden, nos escondemos, cuando callada, aunque en ocasiones nada discretamente, seguimos manteniendo modos de conducta y niveles de vida que desmienten cualquier sueño o deseo de una Iglesia más sencilla, más cercana a la gente y a sus sufrimientos, más sometida a la intemperie y menos protegida y resguardada de las dificultades por las que pasan tantas personas y familias en todo el mundo.

Siempre se nos ha dicho, y qué verdad es también en la Iglesia, que no es nada fácil eso de renunciar a, de ir hacia abajo, de desprenderse de…. Tendemos (¿irremediablemente?) hacia arriba, a más: más nivel, más seguridades, más confort, más medios… Seguimos siendo maestros en coartadas y justificaciones.

Se esconden, nos escondemos, detrás del Papa y de sus palabras cuando no las criticamos en público (¡faltaría más!) pero las matizamos en privado, hasta casi condenarlas al modo que un lúcido filósofo llamaba “la muerte de los mil matices”.

O cuando repetimos el guión aprendido, pero, apenas escapamos del guión o levantamos la vista de los folios preparados, desmentimos con letra pequeña lo que afirmamos con letra mayúscula, pero prestada. Ya sabemos que cambiar el discurso es mucho más fácil que cambiar la mentalidad.

Por todo ello, tras un primer momento de alegría y consolación por las palabras y los gestos del Papa Francisco, uno siente siempre la necesidad de no sacar pecho como Iglesia demasiado fácilmente, de seguir siendo muy humildes y de seguir pidiendo al Padre que el Espíritu de Jesús remueva y renueve nuestros corazones.

Fuente: Blog Revista Cristianisme e Justícia

 

Hacia la CG36: Más presencia del sur

Los jesuitas de todo el mundo se preparar para asistir a la Congregación General 36, en Octubre próximo, donde eligirán un nuevo General para la Compañía de Jesús. La asistencia desde los distintos puntos del globo, sin embargo, no es equitativa. Sin duda el oriente y el hemisferio sur han ido ganando terreno, y en esta cita conforman la mayoría.

Una de las cosas que llaman la atención en esta Congregación General 36 es el crecimiento de miembros venidos de las Provincias del Sur del mundo. En la Congregación General 35 eran ya mayoría (54%). Pero ahora han aumentado proporcionalmente llegando a ser el 59% de la Congregación. Refleja sobre todo el crecimiento de las vocaciones en Asia y África en los últimos años.

Asia y Oceanía han pasado de ser el 28% al 33.3%. La tercera parte de la Congregación viene del Oriente, sobre todo de la Conferencia de Asia Meridional, principalmente de las Provincias de India. 72 miembros de la Congregación vendrán de estas regiones del Oriente.

África también ha pasado del 8% al 10%. 21 miembros de la Congregación vendrán de Provincias africanas.

Lo más novedoso es que casi todos los electores provenientes de estas dos regiones son nacidos en estos continentes.

América Latina, sin embargo, ha disminuido su presencia. En la Congregación General 35 representaba el 18% y en la 36 será sólo el 16%, sólo ligeramente superior a la participación de América del Norte (15%), que se ha mantenido estable. Esta baja se debe principalmente a la reestructuración de Provincias que ha reducido de 16 Provincias y dos Regiones a sólo 12 Provincias.

Pero la que más ha disminuido es Europa, que ha pasado de ser 31% en la Congregación General 35 a sólo 26% en la 36, de forma que ya no es la más grande a pesar de ser la que más miembros por oficio tiene.

 Fuente: CPAL SJ 

Sector Colaboración en Argentina y Uruguay

Luego de participar en el VI encuentro del sector Colaboración de Bolivia, realizamos una propuesta de implementación en la Provincia ARU.

Partimos de la prioridad sexta del Proyecto Apostólico Común de la CPAL: El fortalecimiento del Cuerpo apostólico y la colaboración con otros en la misión, alentando la formación de los laicos en la espiritualidad ignaciana.

Agradecidos por todo lo que se compartió en las jornadas, hemos tomado algunas luces de las experiencias desarrolladas en las otras Provincias en la adaptación del Plan de Formación y sus resultados. Desde allí decidimos poner manos a la obra para llevar adelante la concreción de los 3 objetivos que se trabajaron:

Profundizar en el significado y modos de “colaboración en la misión”.

Alentar la formación conjunta de laicos y jesuitas para la colaboración en la misión.

Fortalecer y promover redes apostólicas, movimientos y familias ignacianas.

Pasos próximos para dar en ARU:

a. “Horizontalizar” entre laicos y jesuitas el sentido de la existencia de este sector, compartiendo lo que se ha venido haciendo sobre todo a nivel Latinoamérica.

b. Continuar con la implementación del plan de formación, para comenzar a partir del 2017.

c. Crear un equipo de formación con un coordinador y al menos 2 referentes por cada ciudad donde están las Obras de la Compañía.

d. Fundar una Comisión de Familia Ignaciana, a modo de red, invitando a participar en ella representantes de las Obras apostólicas de ARU.

El Plan de formación que propuso la CPAL para la colaboración en la misión apostólica, nos iluminó para desear y asumir en nuestra Provincia:

a. Una mejor formación, ofreciendo materiales de reflexión y estudio que aporte lo esencial de nuestra espiritualidad.

b. Afianzar la identidad ignaciana e inspirar los valores y modos de proceder acordes.

c. Contribuir al desempeño del cuerpo apostólico que favorezcan el trabajo colaborativo en sinergia entre las personas, las obras y en redes.

¿A quiénes está dirigido el Plan? ¿Para quién lo pensamos?

A quienes ya vienen trabajando o colaborando de una forma sistemática, en alguna obra apostólica jesuita o ignaciana, a fin de seguir creciendo en identidad ignaciana y trabajo colaborativo.

Personas abiertas a una experiencia de fe y compromiso, que estén deseando acercarse a la experiencia ignaciana y a compartir su formación con otros.

Personas que tengan la capacidad de ser agente multiplicador.

En lo que va del año, hemos hecho dos reuniones preparatorias de las que participamos miembros de CVX Argentina y Jesuitas, para escoger el mejor modo de adaptar del material de formación para el primer año. A su vez, estamos en comunicación con miembros de CVX Uruguay y jesuitas, para poder conocer en breve cómo se puede desarrollar esta propuesta dentro de cada contexto particular.

El paso siguiente será conformar el equipo de formación, con miembros de Argentina y Uruguay.

¿Cuáles son las responsabilidades pensadas para este equipo?:

– Trabajar vinculado y al servicio del Provincial. El delegado del Sector Colaboración de la CPAL será el responsable de la ejecución del Proyecto, y elegirá entre ellos a uno como coordinador.

– Seleccionar los oradores o profesores, 2 referentes por ciudad y los tutores de estudios.

– Evaluar el proceso anual del proyecto junto al coordinador y los referentes de las ciudades.

El coordinador del Proyecto funcionará como nexo comunicacional del programa, y será vínculo con los referentes de las ciudades y el Equipo.

Para la formación del equipo se seleccionarán 2 referentes de cada ciudad en la que se encuentren las Obras apostólicas de la Compañía (11 ciudades) según propuestas de los directores de Obras y/o Superiores de las comunidades jesuitas.

Los referentes estarán encargados del funcionamiento del Programa en su ciudad.

El tutor de estudios se encargará de organizar las reuniones quincenales, la selección del material de estudio y la manera de compartirlo.

Estructura del Programa

Equipo

Reunión de EVALUACIÓN anual:

El equipo o comisión junto al coordinador del proyecto y los 2 referentes de las ciudades (también pudiera participar los tutores).

CPAL SJ