Vocaciones: Deseos a unos días de ser ordenado sacerdote

Por Dani Cuesta SJ

Después de 14 años en la Compañía de Jesús, al acercarse el momento de mi ordenación sacerdotal, recuerdo las palabras que me dijo un compañero pocos días después de mi entrada al noviciado: la ordenación llega después de mucho tiempo de preparación y entonces uno se da cuenta de que nunca estará preparado para ella.

Estos meses de estudio en Roma me han ayudado a poner palabras a una intuición que he ido viviendo estos años. Y es que, la vocación sacerdotal (como toda vocación cristiana) no se basa en una búsqueda de la felicidad personal o de la realización humana, sino más bien un camino de conformación y configuración con el Dios de Jesucristo, desde una plenitud que no se acerca demasiado a aquella que deseamos de manera natural.

Por ello, creo intuir que el sacerdocio no será esa felicidad de la que a veces hablamos cuando damos testimonio vocacional, ni tampoco la que aparece en los bailes y euforias que se publican en las redes sociales. No, se trata más bien de un entender la vida desde una entrega llamada a trascender nuestros traicioneros estados de ánimo, comprendiendo que se trata de algo más grande. En el fondo, la vida de Jesús fue una entrega total y feliz de sí mismo, pero sería ingenuo imaginar que en el momento de la Última Cena, al lavar los pies a sus discípulos y partir con ellos el pan, lo hiciera con la euforia con la que nosotros a veces hablamos de nuestra entrega. Esta felicidad, esta entrega sacerdotal de la vida, tiene que ver más con ese «amar hasta que duela», del que hablaba santa Teresa de Calcuta. Con una felicidad profunda, discreta y capaz de encajar incluso aquellos momentos en los que nuestras fuerzas nos pidieran abandonar, pero la voz de Dios en nuestro interior, y el clamor del mundo, nos llaman a seguir entregándonos con Cristo junto al pan y el vino.

A pocos días de mi ordenación, desde mi propia experiencia de vida religiosa y la de muchos de mis compañeros, también intuyo que en el sacerdocio no encontraré la realización humana que podría hallar desde otra opción de vida. Creo que la vocación religiosa y sacerdotal hablan de la entrega de la vida y de las propias capacidades a una realidad mayor que el proyecto personal, como es el Reino de Dios, que no está ni aquí ni allí, porque está en medio de nosotros (Lc 17, 21). Un Reino que es tan palpable como inalcanzable, tan de la Tierra como del Cielo. Un Reino que se construye desde la entrega alegre de la vida, desde la renuncia feliz, que integra nuestros enfados y decepciones cuando no entendemos por qué debemos hacer las cosas o donde nos lleva la vida. Un Reino que se descubre naciendo en cada paso de nuestra peregrinación. Un Reino que es ofrenda del pan y el vino (de nuestro trabajo), que Dios transforma en su Cuerpo y en su Sangre.

Es fácil hablar de unas realidades tan profundas como estas a pocos días de mi ordenación sacerdotal, cuando todo está inundado por la consolación, la alegría y la ilusión. Por eso, mi primera petición, sería que, cuando lleguen los nubarrones de la vida y me sienta cansado y desanimado, pueda recordar estas palabras y vivencias y experimentar que son la verdad de mi vida, trascendiendo incluso mi estado de ánimo. Pero, con todo, creo que la petición más importante, a pocos días de ser ordenado, es la de que mi vida sea cada vez más conformada y configurada con Cristo desde la entrega, trascendiendo incluso mi estado de ánimo a Dios y a los demás (en especial de aquellos que experimentan cualquier tipo de pobreza). Algo que pido de corazón y con emoción, con palabras de nuestra tradición ignaciana: «alma de Cristo, santíficame», «dadme vuestro amor y gracia, que esta me basta».

Fuente: pastoralsj.org

Del egocentrismo a poner a Dios en el centro

En el contexto del Año Ignaciano, el sacerdote jesuita Vernon D’Cunha, hace un recorrido por el itinerario espiritual de San Ignacio. En el texto presenta y reflexiona sobre algunos principios de la espiritualidad ignaciana que considera más sugerentes.
Por Vernon D’Cunha
¿Quién era San Ignacio? ¿Un hombre espiritual, un hombre piadoso y santo? ¿Un hombre profundamente temeroso de Dios, dado a la oración? Cierto que no, al menos durante los primeros 26 años de su vida. El mismo Ignacio dice que hasta los 26 años fue un hombre entregado a las vanidades del mundo, preocupado principalmente por un fuerte y estúpido deseo de ganar fama.
  • Dos ejemplos:
  1. En una ocasión, un grupo de jóvenes lo cercó contra un muro. Inmediatamente sacó su espada y cargó contra ellos con tal violencia y fiereza, que si alguien no lo hubiera detenido, habría matado a alguno o lo habrían matado a él.
  2. En segundo lugar, puede que Ignacio sea el único santo con antecedentes penales certificados ante notario: por riña nocturna con intención de causar daños graves.

Me gustaría compartir con los lectores algunos principios de su espiritualidad, que me resultan más atractivos.

Encontrar a Dios en todas las cosas

Significa que nada cae fuera del ámbito de la vida espiritual. La espiritualidad ignaciana considera que todo ofrece la posibilidad para un posible encuentro con Dios. En el Principio y Fundamento de los Ejercicios Espirituales, Ignacio quiere que nos hagamos indiferentes a la salud o a la enfermedad, a la vida larga o corta, a la honra o a la deshonra, a la riqueza o a la pobreza… porque en todo ello hay ocasión para encontrar a Dios. Dios está presente en todos y en todo, trabajando por su maduración. En definitiva, todo participa de la fuente que es Dios, como los rayos de sol participan del sol y el agua que mana de la fuente participa de la fuente.

¿Cómo ha sido nuestro encuentro con Dios en el ambiente de la segunda ola brutal de la pandemia de Covid-19? ¿Qué mensaje nos ha dirigido Dios en estas difíciles circunstancias, tan desafiantes?

Contemplativos incluso en la acción

Estamos llamados a ser contemplativos incluso en la acción, y esto significa ser personas de acción que a la vez tienen una postura contemplativa frente al mundo. En lugar de concebir un tipo de vida espiritual encerrado entre los muros de un monasterio, Ignacio considera que todo el mundo es nuestro monasterio. Este concepto -tan novedoso y radical para la vida religiosa de aquella época- supone una invitación y significa un reto para nosotros hoy. Es una condición sine qua non si queremos encontrar a Dios en todas las cosas.

Libertad y desprendimiento

En mi opinión, lo que nos impide una vida de libertad y sana alegría es que estamos desmesuradamente apegados a personas y a cosas. Tenemos afectos desordenados. Tener afectos y apego a determinadas personas y cosas es bueno. Pero un apego desmedido y desordenado trae consigo tristeza y dolor. Todo afecto es en sí mismo atractivo. Pero cuando llega a ser desordenado, no da vida. Provoca muerte. Ignacio nos invita a avanzar hacia tener apegos ordenados. Hacerlo supone ser más libres y más felices. Ciertamente, Ignacio quiere que tengamos vida y que la tengamos en plenitud.

Discernimiento

La pandemia de Covid-19 reclama de nosotros que estemos constantemente tomando decisiones. Vivimos una crisis a la vez global, por su propagación y su impacto, y local en lo que tiene de visible. Ha afectado a casi todo y a casi todos, y nos ha enfrentado a multitud de alternativas. El reto ha consistido en elegir correctamente al enfrentarnos a muchas alternativas en conflicto. Para hacerlo, las Reglas de Discernimiento de los Ejercicios Espirituales pueden resultar de utilidad. Son válidas y relevantes hasta el día de hoy, aunque han pasado más de 470 años. Hunden sus raíces en la realidad y han resistido la prueba del tiempo. El desafío no estriba simplemente en conocer las reglas, sino en tener la sabiduría y la gracia de saber cómo y cuándo utilizarlas.

El Magis

El magis, ‘todo para la mayor Gloria de Dios’, es una de las señas de identidad de nuestra espiritualidad. La mediocridad no tiene cabida en la visión del mundo de Ignacio. La espiritualidad del magis es la espiritualidad de las infinitas posibilidades. No es una espiritualidad que ponga en peligro de infarto. Es una espiritualidad que aporta profundidad, alegría y un soplo de aire fresco a la vida. El Padre General, al hablar del magis, dice que es una llamada no sólo a hacer más, sino también a hacer las cosas mejor.

Conclusión

La vida de Ignacio es la historia de un hombre centrado en sí mismo que acaba siendo un hombre centrado en Dios. A lo largo de los años, Ignacio fue creciendo en facilidad para encontrar a Dios, hasta el punto que, hacia el final de su vida, podía decir, llamándose a sí mismo peregrino: “En cualquier momento y lugar en que quería encontrar a Dios, podía hacerlo”. Que San Ignacio nos bendiga a todos con esta gracia, para que podamos arder con Dios como él lo hizo.

Fuente: jesuits.global/es

El discernimiento que nos lleva a lo mejor

En el ciclo que anima la Pastoral vocacional de la diócesis de San Martín – Argentina, el padre Pablo Savoia, Damián Barneche y el sacerdote jesuita Emmanuel Sicre se refirieron al tema del discernimiento espiritual.

“El discernimiento no solo es saber elegir entre el bien y el mal, sino que es elegir lo mejor. Esto es un proceso y debería ser una actitud de vida”, afirmó Damián Berneche. Por su lado, el P. Pablo indicó que “la vida se va desarrollando entre lo bueno y lo mejor. ¿Y por dónde pasa lo mejor?  En lo que es mejor para mí. Para discernir me tengo que conectar con mis deseos, con lo que pasa en el mundo y también conectarme con la Palabra de Dios. El criterio fundamental de discernimiento teológico es la presencia de Cristo y de sus signos mesiánicos. Discernir de esta forma es ver lo que Dios ya está haciendo en el mundo y en mi vida”.

“Para discernir hay que hacer silencio y saber escuchar. Escuchar mis deseos, a Dios en su palabra, escuchar a lo que ocurre a mi alrededor. Tenemos que dar espacio para que Dios hable, debe haber silencio, hay que rezar, tener cultura de oración”, destacó Savoia. Y agregó Barneche: “El discernimiento no es algo cerrado, ni algo solo intelectual, debemos estar abiertos a una experiencia multisensorial, tanto física como espiritual”. Según los expositores, el discernimiento es experimentar todo y quedarse con lo mejor, buscar la voluntad de Dios, querer que nuestras elecciones se ubiquen entre la Palabra de Dios y la historia humana. También es una danza de deseos, entre mis profundos deseos y el deseo de Dios. Y es un don, una gracia que hay que pedir siempre y un proceso constante de búsqueda y escucha. No se trata de preguntar lo que debo hacer, no es obra exclusiva de la persona, no es tarea sólo intelectual, sino también espiritual y sensorial, no es elegir entre lo bueno y lo malo, sino distinguir grises y matices.

En cuanto a las condiciones para el discernimiento está la capacidad de silencio y escucha en la oración y tener con quien confrontar a través de un acompañamiento espiritual. También se presentan obstáculos, como no darnos tiempo para escuchar, tener ansiedad o no conocernos debidamente. Finalmente, el padre Emmanuel Sicre SJ desde la comunidad del colegio de la Inmaculada de Santa Fe, dijo: “Tenemos que saber dónde estamos parados. San Ignacio dice que tenemos que ver cuál es nuestro estado espiritual, si estamos consolados o desolados. Y está bueno que objetivemos esto con un acompañante espiritual. Yo elegí a la Compañía de Jesús porque me enamoró el modo en que esta congregación sigue a Jesús: somos como monjes viviendo en el mundo”.

Fuente: radiomaria.org

Testimonios SJ: Experiencia cubana

Tras cerrar una gran etapa de trabajo apostólico en Cuba, David Sánchez SJ comparte un mensaje de agradecimiento al pueblo cubano: por recibirlo generosamente y por dejarse acompañar abiertamente en las dificultades de la realidad cotidiana.  Aquí compartimos su testimonio:

David Sánchez SJ: Experiencia cubana

Habiendo finalizado la misión en Cuba, me queda en lo profundo de mi corazón una actitud grande de agradecimiento a los compañeros jesuitas, a los laicos/as y a todas las personas que han estado presentes en este largo camino de labor apostólica.

Agradezco al pueblo cubano que me abrió las puertas de su corazón para acompañarlo en su dura realidad cotidiana, para descubrir las riquezas y fragilidades de su gente,  enriqueciendo mi propia vida con su diferente cultura. Años que los he desarrollado en las parroquias de diversas provincias de la isla, en los Centros Loyola que son espacios de formación integral para niños/as, jóvenes y adultos y en la pastoral de ejercicios espirituales.

Llevo incorporado en mi interior la experiencia de intercambiar con el pueblo cubano nuestras vidas y culturas, para buscar y encontrar juntos la manera de llevar mejor la vida con la ayuda del Señor, en medio de los desafíos y dificultades por las que están atravesando. 

Valoro mucho en ellos la capacidad de mantener la alegría, el cariño y solidaridad mutua para hacer frente a las limitaciones sociales por falta de libertad, justicia y desarrollo personal, como también por las carencias cotidianas para solucionar sobre todo, la escases de alimentos y medicinas.  Me enseñaron que en el desarrollo de los proyectos y emprendimientos pastorales que llevamos, es más importante cada persona que está presente en ese camino escuchándola, respetándola y acompañándola que la eficiencia, el resultado y los intereses personales que uno tiene en dichos proyectos. El sentido del tiempo, el ritmo de vida y el criterio de eficiencia son diferentes a otras realidades, lo que permite tener más disposición y consideración para acompañar a las personas en sus procesos personales.

La situación de la pandemia, como en el resto del mundo, ha agravado en Cuba la crisis ya existente en lo social, económico y político agravada por la unificación monetaria y  debido a un régimen dictatorial que no da espacio a que otros agentes sociales puedan manifestarse aportando la riqueza de las diferencias. Esto produce que sea muy difícil mantener la esperanza y sentido de vida cuando el futuro sobre todo para los jóvenes es cerrado, incierto y sin posibilidad de cambio. Me llega mucho, sobre todo del pueblo creyente que espera en la ayuda de Dios y sobre todo de la maternidad de la Virgen de la Caridad, la capacidad de aguante, de paciencia y espera de que la vida pueda cambiar y mejorar. 

Gracias al pueblo de Cuba que me ha permitido con su gran corazón descubrir sus valores humanos y espirituales que han enriquecido y acompañado mi propia vida. Con alegría y esperanza me incorporo a la misión de la provincia contando con la oración y colaboración de todos aquellos que son parte de ella.

Compartir experiencias de fe: la agenda del Consejo Ampliado del P. General

Del 7 al 11 de junio, el Consejo Ampliado del Padre General, que se reúne tres veces al año, tiene su reunión nuevamente on line, por cuarta vez consecutiva, debido a la pandemia en curso. En estas reuniones suele abordarse mucho material: se discuten y reflexionan temas que afectan a la misión, se hace algo de planificación, se comparten ideas en pequeños grupos y, en el plenario, y se lleva a cabo una conversación espiritual.

Esta reunión de junio es un poco diferente, porque no habrá mucha «materia» ni mucha planificación. En su lugar, en los pequeños grupos y en la sesión plenaria, los miembros orarán y compartirán lo que está en el corazón de toda misión y todo discernimiento: sus experiencias de fe en el Señor Jesús.

El primer día se dedicó a que cada uno haga memoria de su propio camino de fe. El segundo día, los participantes recordaron aquellas personas y circunstancias que moldearon su fe de manera especial. El tema del tercer día fue «La fe en la Iglesia», de la cual y hacia la cual fluye nuestra vida como cristianos y nuestra misión como jesuitas. El cuarto día se propuso examinar cómo nuestra «mínima Compañía de Jesús» ha sido fuente de consolación o desolación en el proceso de fortalecimiento de nuestra fe. El quinto y último día pretende recoger los frutos de los días anteriores y reflexionar hacia dónde conduce el Espíritu al grupo.

or un lado, bastantes experiencias serán semejantes, ya que los jesuitas compartimos los mismos textos de la Escritura, los mismos Ejercicios Espirituales de San Ignacio, estructuras muy similares de formación y misión, y experiencias parecidas de vida comunitaria. Por otro lado, también saldrá a la luz la diversidad, que tiene su origen en la educación familiar irrepetible de cada uno, en una herencia cultural y lingüística tan diversa, en las tradiciones y prácticas de la Compañía específicas de una u otra Provincia. Compartir estas diferencias es importante ya que confirma la convicción de que nuestra vida como religiosos es un testimonio de que la unidad en la diversidad es posible, de esa comunión que hace que jesuitas de procedencia tan plural sea un grupo de verdaderos «amigos en el Señor».

El Padre General lo dice mejor que nadie: «La intención de esta semana es crear un espacio en el que podamos reconocer esta variedad y comprender cómo forma parte del don que Dios hace a la Compañía, a la Iglesia y a la humanidad. Buscamos experimentar en este grupo de compañeros cómo nuestra unión de mentes y corazones no es homogeneidad ni uniformidad, sino armonía y comunión que nace del corazón de Cristo…”

El Padre General ha propuesto este singular encuentro del Consejo Ampliado como una forma adecuada para comenzar este Año Ignaciano. Esperamos que este grupo pueda crecer como cuerpo de discernimiento al servicio de la misión de la Compañía, compartiendo y escuchando a los demás.

Como conclusión del último día, se compartirá también un breve informe sobre el trabajo de la Comisión que revisa los «Estatutos de la Pobreza» y la Instrucción sobre la Administración de Bienes.

Fuente: jesuits.global/es

Manresa se transforma para la celebración del año ignaciano

La ciudad de Manresa abrió sus brazos a la celebración de Ignatius500 desde el primer momento de la convocatoria. La conversión de San Ignacio marcó profundamente a esta ciudad, desde su experiencia como peregrino mendigo, sin pretensiones de gloria pero con profunda espiritualidad y experiencia vital.

Unas semanas antes de inaugurarse Ignatius500 se presentó a la ciudadanía de Manresa la nueva imagen que la sociedad civil ha adoptado para la conmemoración de la llegada de San Ignacio a la ciudad en 1522, evento fundante de la celebración manresana, que se realizará plenamente en 2022.

De hecho, desde el 2014 la ciudad viene preparando la memoria de este evento, que marca también los 500 años del inicio del Camino Ignaciano.

Fueron invitados al acto el P. Lluís Magriñà sj. y el P. José L. Iriberri sj. Como se puede ver, la nueva imagen une en su logo el Sol del Camino Ignaciano y la mirada transformadora, apareciendo el ojo que lo puede ver todo de una forma diferente, siguiendo el slogan del Ignatius500.

Manresa 2022 Transforma es la expresión del impulso que la ciudad desea experimentar con la celebración ignaciana. Joan Calmet, concejal de turismo, destacó a la asamblea ciudadana reunida que, si Manresa fue el lugar de la transformación inicial de Ignacio, también puede ofrecer hoy un entorno que ayude a la transformación personal de los que la visitan. Así, a todas las obras estructurales ya desarrolladas desde el 2014, se une ahora un presupuesto de más de un millón de euros para que el año 2021-2022 sea una experiencia transformadora que abra un nuevo futuro para la ciudad.

A la creación del nuevo Museo del Barroco, se unen las mejoras urbanísticas en la Vía de San Ignacio y en los más de 22 lugares ignacianos repartidos por toda la ciudad. A lo largo del Año Ignaciano en Manresa se celebrarán encuentros con fines diversos, como un foro-congreso inter-religioso internacional de espiritualidad, ciclos de conferencias relacionadas con San Ignacio, la espiritualidad y el Camino Ignaciano, jornadas de gastronomía de las regiones por las que pasó Íñigo en su peregrinación del 1522, conciertos musicales que recogen las nuevas aportaciones de la música basada en la experiencia espiritual del peregrino (Los Sonidos del Camino), la publicación de un nuevo cómic sobre Ignacio de Loyola, etc. A esto se añade una nueva obra musical, Enecus, actualizando la figura de San Ignacio, que se presentará en el teatro Kursaal de la ciudad. También se celebrará la Ignatian Cup, formada por diferentes torneos deportivos de equipos pertenecientes a diversas universidades y colegios de la Compañía de Jesús. La Universidad de Barcelona organizará en Manresa el IX Congreso de Historia Contemporánea con el título: “El mundo de Ignacio de Loyola”. Y en el ámbito escolar, siguiendo con la dinámica ya iniciada desde el 2014, la figura de Ignacio Peregrino se acerca a las clases de los colegios públicos de Manresa, con teatralizaciones y charlas sobre su vida y pensamiento.

Según dijo el alcalde de Manresa, desde el 2014, se han invertido más de 11 millones de euros para transformar la ciudad siguiendo el impulso originado por la aparición del Camino Ignaciano y la celebración de los 500 años, y se desea que, con las más de 40 acciones previstas, no solo el pasado y el presente, sino también el futuro de esta ciudad, camine inspirado también por el Peregrino Ignacio de Loyola.

Conocé más sobre este proyecto en la página oficial: www.manresa2022.cat/esp

 

 

Testimonios SJ: Renzo de Luca SJ recuerda al P. Adolfo Nicolás

Renzo de Luca SJ, misionero argentino en Japón por más de 30 años, recuerda al P. Adolfo Nicolás SJ, al cumplirse un año de su fallecimiento.

Como actual Superior Provincial de Japón, la enseñanza del P. Nicolás lo sigue acompañando en su misión.

«Cuando el P. Nico era nuestro Provincial en Japón y yo estaba en Nagasaki, recuerdo haberle consultado sobre alguna actividad que quería hacer. Sintiendo que mi superior local no entendía mi punto, y esperando que el Padre Nico lo hiciera, le dije francamente que esa era la razón por la que le pedía su opinión. Recuerdo claramente que el P. Nico, con su sonrisa habitual, me dijo: “Si tu superior local no está de acuerdo, no esperes que yo lo haga”. Estaba decepcionado en ese momento, pero vi el punto. Ahora que soy Provincial, no tengo miedo de repetir esas palabras a mi gente, sabiendo que, aunque algunos se frustren, les ayudarán a crecer en nuestro camino.»

 

*Testimonio extraído de la Edición n|18 de la Revista Aurora: «Sindemia«.

Rezando voy: 10 años rezando juntos

Este sábado, 29 de mayo, fue la fecha elegida por @Rezandovoy para celebrar su 10º aniversario. Aunque la fecha exacta era el 9 de marzo, optaron por un encuentro virtual que ha resultado toda una fiesta  de nombres, testimonios y memorias.

Félix Cuadrado (Sinclair), de CVX Valladolid, y José Mari R. Olaizola, SJ son, desde su origen, los coordinadores del proyecto, y ellos se encargaron de guiar la retransmisión, que reunió en vivo a más de 5000 personas –ahora ya multiplicadas gracias a la posibilidad de verlo en diferido–.

Durante el encuentro hubo también ocasión para compartir algunas anécdotas de estos diez años, y para el diálogo con los participantes, que a través del chat fueron trasladando preguntas sobre el proyecto.

Con un brindis por la década cumplida y por las que vengan, culminó la celebración, que se puede ver aquí:

Elton Vitoriano Ribeiro SJ: ¿Sindemia y biopolítica?

En su artículo ¿Es la sindemia COVID-19 una cuestión de biopolítica?, el P. Ribeiro SJ, rector de las facultades jesuitas de Belo Horizonte (Brasil), describe las medidas que los distintos gobiernos adoptaron frente a la problemática del COVID-19.

Al extenderse el virus globalmente y ser considerado ‘pandémico’, la situación requirió de un ejercicio del ‘poder destinado a la preservación de la vida’ (bio-poder) que combinara prescripciones sanitarias con restricciones políticas que reaccionaran ante el fenómeno: sea que lo enfrentaran, sea que lo negaran.

A partir de esto, el artículo que inspira el título de la Revista Aurora nº 18 y que allí se reproduce, reflexiona en torno al concepto de ‘sindemia’, expresión que combina las nociones de pandemia y sinergia, en la mutua implicación de la problemática por el virus y las nuevas dinámicas que generan las políticas en torno al tema.

«Los términos biopolítica y biopoder son importantes para ayudarnos a comprender esta narrativa. El control político de la vida (bios) para mejorar la vida humana es parte de nuestra forma de gobernar, nuestras instituciones y nuestro imaginario social. Por ejemplo, la preocupación biopolítica de los gobiernos por la salud pública ha reducido la tasa de mortalidad infantil, aumentado la esperanza de vida y nos ha dado una mejor calidad de vida que la de nuestros antepasados. Nuestras empresas producen multitud de bienes de consumo que califican, facilitan y optimizan nuestra vida. No es exagerado decir que todas las prácticas políticas y de poder, de gobiernos e instituciones, giran en torno a la vida, sus procesos, sus necesidades, sus límites y sus posibilidades. Salud pública, medicina, educación, derecho, finanzas, organización social, deporte, ocio, cultura, religión, son solo algunos ejemplos que podríamos enumerar donde el control biopolítico de la vida está presente para bien y para mal.

A partir de entonces, la biopolítica se convierte en la clave interpretativa y hermenéutica de todos los análisis críticos de las formas de vida contemporáneas y las formas de poder político contemporáneo. Para describir esta compleja red de relaciones entre la pandemia de COVID-19 y la sociedad, surge un nuevo término: sindemia. De hecho, lo que tenemos ya no es una pandemia, sino una sindemia. Este concepto, sindemia, fue utilizado por el médico y antropólogo estadounidense Merrill Singer en 1990. Sindemia es propiamente un neologismo que une dos palabras “epidemia (sobre el pueblo)” y “sinergia (trabajo conjunto)”. Singer utilizó este término para explicar la situación en la que dos o más enfermedades se unen en un contexto determinado, que generalmente es dañino, al verse potenciadas por factores sociales y ambientales y, por eso mismo, potencia los efectos negativos de las interacciones de esas dos enfermedades en el medio ambiente. Luego, en 2009, Singer desarrolló y profundizó ese argumento en Introducción a las sindemias: un enfoque de sistemas críticos para la salud pública y comunitaria.

Este término pasó a primer plano con el editorial de Richard Horton en la prestigiosa revista The Lancet (26/09/2020), titulado: “COVID-19 no es una pandemia”. En ese texto, Horton recordó que las sindemias se caracterizan por interacciones biológicas y sociales. Por tanto, además del problema del contagio, las infecciones y las enfermedades, entran en juego las condiciones ambientales, culturales, políticas y económicas; especialmente en los países más pobres y en vías de desarrollo: problemas educativos, empobrecimiento, desempleo, problemas con el saneamiento básico, tratamiento de residuos, etc.

Es decir, lo que ocurre es un conjunto de problemas biológicos y sociales, que interactúan sinérgicamente y amplifican las complicaciones y dificultades que ya existen, haciendo de la unión una verdadera catástrofe o, mejor dicho, una catástrofe biopolítica.»

 

Para leer el artículo completo: https://drive.google.com/file/d/1349E5T4o6FlrxY9EPxEF2PnbtQQP2d0t/view 

El camino de conversión de Francisco Javier

Durante la semana de apretura del año ignaciano, el Padre General visitó el Santuario de San Francisco Javier, en Javier, España. El Año Ignaciano evoca, en primer lugar, la experiencia de conversión de Ignacio, que comenzó el 20 de mayo de 1521 en Pamplona, pero también incluirá el 400 aniversario de la canonización de Ignacio y Francisco Javier, que se celebrará el 12 de marzo de 2022. El equipo de comunicaciones de la Curia General en Roma entrevistó al P. José María Vicente, director del santuario de San Francisco Javier y superior de la comunidad jesuita:

  • El Año Ignaciano tiene por raíces la herida de Ignacio en Pamplona… pero el programa también incluye al compañero más famoso de Ignacio, Francisco Javier. ¿Cómo ve el lugar de Francisco en este año? ¿Cómo puede él participar en la dimensión espiritual del tema del Año Ignaciano: “Ver nuevas todas las cosas en Cristo”?

Creo que Francisco de Javier es un ejemplo vivo de que los Ejercicios le hicieron “ver nuevas todas las cosas en Cristo”.Al principio, cuando estudiaba en la Universidad de París, su forma de ver, igual a la de muchos de sus compañeros de estudio, era “para alcanzar algún beneficio o dignidad eclesiástica, y después con tal dignidad servir a Dios”, ha llegado a olvidarse de sí mismo y no pensar más que en dar a conocer la luz que es Cristo a los que no la conocen.

Si Ignacio vivió una experiencia que se inició con su herida en Pamplona y, desde ahí, comenzó un itinerario nuevo en su vida, podemos decir que Francisco también tuvo su propio proceso de conversión. Al mismo tiempo que vivió la gracia de apasionarse totalmente por el Señor, también vivió la gracia de formar parte de una auténtica “comunidad cristiana, religiosa, sacerdotal y jesuítica” que le hizo sentirse plenamente acompañado en su vida, muchas veces solitaria, como misionero del Señor.

El exégeta jesuita francés Xavier Léon-Dufour ha descrito muy bien al misionero de nuestro pequeño rincón del mundo. Escribió: “Francisco Javier permanece en el corazón de los cristianos, porque hace revivir ante sus ojos el misterio mismo de Jesucristo, nuestro Redentor y Señor.” “Su vida nos puede ayudar a admirar a Dios, el artista maravilloso que con el polvo y el barro modela obras maestras de humanidad y santidad.” “Pablo trae la luz definitiva de Cristo de Palestina a Europa, que es un mundo nuevo para él. Mil quinientos años más tarde, Javier va a hacer llegar hasta el Extremo Oriente los reflejos de esta luz.” “Si Javier ha plantado la cruz en lejanas tierras, es que antes la había plantado en su corazón de carne.”

  • Para el santuario y la comunidad, ¿qué representa la visita del Padre General con motivo de la apertura del Año Ignaciano?

A todos nos agrada conocer personalmente a nuestro P. General, a pesar de la brevedad de la visita. Y de alguna manera, sabiendo que el próximo 12 de marzo de 2022 se cumplen 400 años de la canonización, tanto de San Ignacio como de San Francisco Javier, la presencia del P. General en Javier también nos supone un deseo de fortalecer la misión de la Compañía en este lugar y el reflejo misionero que la Compañía ha tenido desde sus comienzos.

  • ¿Puede darnos ya algunas pinceladas de cómo se piensa celebrar el 400 aniversario de la canonización de Francisco Javier e Ignacio el 12 de marzo de 2022?

Podremos hablar de esto con más detalle el año que viene. Sin embargo, yo diría que todos los años hay una peregrinación a Javier por parte de la Iglesia de Navarra. Aquí acuden muchas personas para honrar a nuestro Santo patrón, dado que es el patrón de Navarra. A estas peregrinaciones les llamamos “Javieradas”. Se hacen dos durante el mes de marzo que coinciden con la Novena de la Gracia en honor de San Francisco Javier, del 4 hasta el 12 de marzo, fecha de la canonización. Por eso, en el año 2022, la Novena de la Gracia va a ser muy especial y más solemne. Además, en predicaciones y en los Ejercicios Espirituales pondremos a San Francisco Javier como ejemplo de quien ha vivido a la perfección la espiritualidad de san Ignacio expresada en los Ejercicios espirituales.

Fuente: jesuits.global/es