El G20 y Nuestro Lugar en la Construcción de un Mundo más Justo

“Quizás no estemos ocupando un asiento en la Cumbre del G20, pero eso no quita nuestra responsabilidad en construir una realidad más equitativa, más humana, más justa y más solidaria con el medio ambiente.”

Por Mili Raffa

Seguro has escuchado varias veces en los medios, o has leído en las redes sociales la sigla “G20”. Pareciera que es algo importante, porque la ciudad de Buenos Aires estará detenida y bajo un importantísimo (e inédito en nuestro país) operativo de seguridad: más de 25000 hombres, tanto de las fuerzas federales como así también custodios internacionales, estarán vigilando el evento. A eso se suma importantes cortes de tránsito en el centro de la ciudad, y la detención del servicio de gran parte del transporte público. ¿Por qué tanto alboroto por tal evento?

El Grupo de los 20 (G20) es un foro cuyos miembros permanentes son 19 países de todos los continentes. Es el principal espacio de deliberación política y económica del mundo. En su sitio web, este organismo se define como “lo suficientemente pequeño para permitir discusiones cara a cara sobre los nuevos desafíos de la agenda internacional y lo suficientemente grande para representar a la mayor parte de la economía mundial”. Este año la Argentina es la sede la cumbre del G20, en donde los máximos líderes mundiales se reunirán para dialogar, debatir, y llegar a un acuerdo en relación a la agenda de temas de la cumbre.

Los temas prioritarios de este encuentro son: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, y cómo pensar un futuro alimentario sostenible; y como tema transversal, la perspectiva de género. La consigna es “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible“

El 1 de diciembre de 2017, cuando la Argentina asumió la presidencia del G20 para el año 2018, las palabras de nuestro presidente, Mauricio Macri, fueron las siguientes:

Con una visión centrada en las personas, la Argentina pondrá al desarrollo, la equidad y la sostenibilidad al frente de la agenda del G20. Dedicaremos nuestros mejores esfuerzos para cumplir con la tarea que nuestros socios nos encomendaron, conduciendo al G20 bajo el lema “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”.

«El mundo ha cambiado de manera fundamental. La globalización ha transformado nuestras economías, sociedades y prácticas de trabajo. Ha sido una piedra angular del crecimiento y el desarrollo, pero sus beneficios no han sido compartidos equitativamente. Este es el momento en que debemos renovar nuestros compromisos con la meta más amplia de no dejar a nadie atrás.

Este año se cumple el décimo aniversario de esta Cumbre de Líderes. Ante tan nobles objetivos que orientan este encuentro, podríamos preguntarnos qué es lo que han logrado estas reuniones entre líderes de países, y no sólo de esta organización, sino de los muchos organismos internacionales que han existido y también siguen existiendo. Es un evento que nos recuerda la pregunta por cuáles fueron los logros por parte de estos organismos en la consecución de un mundo más justo, más humano, más felíz y más vivible para ese tercio de la población mundial que vive bajo la pobreza, la exclusión y la explotación, bajo la guerra. Podríamos preguntarnos qué cambios han logrado estas organizaciones en generar una conciencia por el medio ambiente, que deje de lado los intereses por maximizar la rentabilidad en las empresas; que se proponga cambiar el estilo de vida consumista, del descarte; para así hacer sostenible la vida en nuestro hogar común, la tierra.»

Quizás no podamos tener un conocimiento certero de los intereses, los poderes, los capitales que están en juego en reuniones de tal envergadura, y que influyen (y a veces determinan) las decisiones que allí se tomen. Porque pareciera que lo que se habla allí, el poder de tomar decisiones o consensuar acuerdos que luego afectan a naciones enteras, está en otra dimensión a la que vivimos nosotros diariamente; está totalmente fuera de nuestro alcance. Pero esa es una postura muy cómoda.

Quizás no estemos ocupando un asiento en la Cumbre del G20, pero eso no quita nuestra responsabilidad en construir una realidad más equitativa, más humana, más justa y más solidaria con el medio ambiente; y tampoco quita el peso que tienen nuestras decisiones y conductas diarias para lograr tal fin. Construir el Reino al que aspiramos es cosa de todos los días, de las pequeñas acciones; acciones que están sustentadas en una fe radical en la condición humana; fe que nos permite hacer realidad el “amarnos unos a otros”. Desde allí empieza el cambio.

Y este amarnos unos a otros, esta fe en la condición humana, se hace palpable en un compromiso con el otro, con la realidad social y con el mundo. Es un amor que no muere en lo individual sino que trasciende. Por eso, creo, tomar conciencia y estar al tanto de lo que se debate en reuniones como la del 30 de noviembre, es ser responsable con el mundo y la realidad social en la que uno vive. Es no ser ajeno a ella. Es querer hacer real una sociedad democrática, en la que todos participemos de su construcción.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Caminar juntos

Entre septiembre y octubre tuvo lugar en la Iglesia de Córdoba el XI Sínodo Arquidiocesano sobre «El primer anuncio del Evangelio hoy en Córdoba».

La palabra Sínodo, en griego, hace referencia a «caminar juntos» y en esta oportunidad se trató de un espacio de diálogo entre diferentes miembros de la comunidad cordobesa, con más de 230 invitados en el aula y reuniones sinodales, entre laicos, sacerdotes, consagrados y religiosos provenientes de diferentes comunidades, parroquias, movimientos, e instituciones de formación católica, entre ellas la Universidad Católica de Córdoba (UCC).

«Esta iniciativa tiene por objetivo resolver cuestiones prácticas, por eso se pregunta lo que se debe hacer y se busca el tipo de respuesta concreta para determinadas situaciones», nos cuenta Marcelo Carballo, miembro titular del Sínodo y docente de nuestra Facultad de Filosofía y Humanidades. De esta manera, resaltó la importancia del consenso general para promover la reflexión sobre el valor y la urgencia de trabajar en red con otras instituciones, alentando acciones conjuntas y políticas públicas que transformen la realidad.

En este marco, con el objeto de elaborar un material de trabajo de consulta pre-sinodal, se consideraron distintos objetos de interés o necesidad común, en torno a diferentes temas como educación y cultura; realidad social, periferias geográficas y ecología; jóvenes y cultura vocacional, entre otros.

«Nuestra Universidad tiene por delante el desafío permanente de transformar la realidad con sus aportes a través del compromiso y el trabajo científico académico. Está invitada y puede dar cuenta, luego de un camino de más de diez años de compromiso y dedicación académica de responsabilidad social y universitaria en diversos proyectos y programas, para continuar respondiendo a una variada demanda sobre problemáticas sociales que requieren de profesionales atentos y comprometidos con mejorar la calidad de vida ciudadana», concluye Carballo.

Fuente: Prensa UCC

 

Palabra de CPAL – Diciembre 2018: ‘Sabiamente ignorantes, puesto nuestro corazón en Cristo’

Compartimos la palabra que la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe dirige a los jesuitas y colaboradores de la región. 

Por Roberto Jaramillo SJ – Presidente de la CPAL 

Quiero aprovechar este último escrito del año para compartir con ustedes algo de la dinámica que anima todo el Cuerpo Apostólico, manifestada en encuentros, reuniones y actividades de este último tiempo.

Durante los seis primeros día del mes estuvimos reunidos en Sao Leopoldo (RS – Brasil) alrededor de 90 jesuitas de todas las provincias de la CPAL en un encuentro general de los equipos de formación de las 12 provincias: desde el plan vocacional hasta la tercera probación. “Nos reunimos para reflexionar sobre la dimensión afectivo-sexual en nuestra vida y misión y vivimos estos días en un clima de oración, de preguntas profundas, de búsqueda honesta y de asumir con realismo y esperanza los desafíos que conlleva esta dimensión en nuestro modo de vivir como comunidades en formación, y también en las comunidades apostólicas”.

Entre otros asuntos tratados, con la ayuda de los Padres Rufino Meana (ESP) y de Kevin Flaherty (PER), “conversamos sobre los retos que supone para nosotros la formación de comunidades para “consolación y edificación mutua” (Constituciones 673) más allá de diferencias personales, culturales, de orientación sexual o de condición social. Nos sentimos invitados a discernir siempre las condiciones y exigencias de nuestra vocación, poniendo énfasis en la identificación con Jesucristo y el seguimiento del Señor, para mayor servicio a la Iglesia, al estilo de Ignacio de Loyola”, dice el compartir de los formadores con sus comunidades al final de aquel gran encuentro. Fue ciertamente una experiencia densa de corresponsabildiad y de fraternidad en la Compañía Universal (nos acompañó el P. Mark Ravissa, consejero del P. General para la Formación).

En seguida tuvimos la 36ª Asamblea de la CPAL, que tuvo por ‘plato principal’ el ejercicio de discernir las preferencias apostólicas universales que la Conferencia ha de proponer al gobierno del P. General. Fueron tres dias de reflexión pesonal y común, diálogo espiritual, escucha atenta de lo que dice el Espíritu; un proceso que culmina el recorrido hecho por todo el cuerpo apostólico desde las comunidades y las obras, con la participación de jesuitas y otros colaboradores, y que terminó con la propuesta de cinco preferencias para la consideración del gobierno del Padre Sosa.

Sin orden de prioridad fueron propuestas como preferencias: la vida y necesidades de los migrantes forzados, el cuidado de la casa común, el trabajo con las juventudes, el compartir con más generosidad nuestra riqueza espiritual, y la necesidad de mayor profundidad intelectual para contribuir en la construcción de un orden mundial más justo y democrático. Todos ustedes encontrarán los enunciados completos en el comunicado de la 36ª Asamblea. Nos queda ahora la tarea de rezar para que el discernimiento de la Compañía nos conduzca a las preferencias que Dios quiere para nosotros en los 10 próximos años. y disponer el corazón para acogerlas con “indiferencia, grande ánimo y liberalidad”.

El 14 de noviembre, justo el día en que el P. Arrupe estaría completando 111 años de edad, nos anunció el P. General la extraordinaria noticia de la próxima apertura de su proceso de beatificación. Para la Iglesia toda, y particularmente para la Compañía de Jesús, es un motivo profundo de gozo poder reconocer en “su deseo de cumplir en todo la voluntad de Dios Padre, su arraigo en Jesucristo, su confianza en el Espíritu Santo como guía de la Iglesia, su lealtad a toda prueba al Santo Padre –“Vicario de Cristo en la tierra”-, su talante misionero, su fidelidad personal al modo nuestro de proceder, su sensibilidad ante los dramas sociales, su amor y cercanía a los pobres” un verdadero modelo a seguir. Dos días después celebrábamos los 29 años del asesinato de seis compañeros jesuitas y dos colaboradoras en la UCA de El Salvador, mientras que -como en un anuncio profético de la necesidad de continuar siendo fieles al anuncio del evangelio- ese mismo día recibíamos la noticia del asesinato de otro hermano nuestro en Sudán del Sur, el P. Victor-Luke Odhiambo: “un hombre muy valiente, inteligente, bondadoso, administrador creativo y, sobre todo, creía en el valor de la educación. No temía aventurarse en lo desconocido, ni siquiera en los lugares más peligrosos, una vez que estaba convencido de que era la misión del Señor”(de la carta del P. General al Provincial de East Africa).

La figura del Padre Arrupe, de Ignacio Ellacuría y sus compañeros y compañeras, y del Padre Odhiambo y los jesuitas que sirven en Sudán del Sur son para nosotros hoy no sólo motivo de orgullo y consolación, sino voces fuertes y proféticas que nos desafían a vivir más auténticamente nuestra vida consagrada al servicio de Dios y de los pobres, sus preferidos. Desde su santidad y martirio ellos nos preguntan: ¿dónde está nuestro corazón? ¿qué es lo que nos desvela? ¿con quien compartimos nuestras cosas? ¿a qué y a quién le damos tiempo? ¿es Jesús, nuevamente crucificado en los excluidos, marginados y pobres de este mundo quien le da sentido y norte a mi vida?

En la penúltima semana de noviembre se realizaron otros dos importantes encuentros de los directores regionales de la RED DE JESUITAS CON MIGRANTES (RJM), el primero, y del NODO ANDINO DE LA RJM (es decir las obras que trabajan con refugiados y migrantes en Venezuela, Colombia y Ecuador). El drama de Venezuela sigue siendo especialmente sentido por todos y padecido por muchos hermanos y hermanas del cuerpo apostólico en ese querido país; su dolor y su herida se derrama en ríos de migrantes por todo el continente. No hemos estado ausentes de sus luchas, pero aún queda mucho por hacer. El fenómeno de la migración forzada se multiplica de manera escandalosa y profética en un mundo en que los mecanismos de exclusión se refuerzan y multiplican: las caravanas de centroamericanos (principalmente hondureños y salvadoreños) saliendo de sus países son una imagen clara -incierta y desesperada, ¡es verdad!, pero real y profética- del grado de explotación y de deshumanización que estructura nuestras sociedades.

Con un saludo especial para cada uno y cada una de ustedes, los invito a reflexionar sobre los llamados que el Espíritu nos hace a hacernos indiferentes y disponibles para ser verdaderos siervos de la Misión de Cristo -como Arrupe, Ellacuría, Odhiambo y tantos otros- poniendo nuestra vida al servicio de aquellos que son los preferidos de Dios, los preferidos de nuestra era. Y que Dios nos de la gracia de que el ADVIENTO sea Kairos de renacimiento (metanoia) de manera que podamos celebrar en y con Jesús, nuevamente encarnado, días de liberación.

 

Frutos muy por Encima de Nuestras Limitadas Fuerzas

El sínodo de los obispos de octubre pasado trató sobre la vida de los jóvenes. Los participantes abordaron, en el marco de este tema, otro muy relacionado con él: el discernimiento vocacional. Este mes, el equipo de comunicaciones de la Compañía en Roma quiere responder al desafío que supone para nosotros. En su sitio web podrán encontrar, varios artículos y videos cortos sobre el discernimiento vocacional.

Compartimos aquí la reflexión de Antonio España, Provincial de la Provincia de España; ante la siguiente pregunta.

¿Cuál es el lugar de la espiritualidad y la religión en la juventud española y, en este contexto, qué lugar puede tener la vocación religiosa?

La marcha actual de la Compañía pasa por momentos de discernimiento constantes sobre la misión y para el bien de la Iglesia. La profundidad de nuestros ministerios y la cercanía a los pobres están en el corazón de todo lo que hemos compartido y seguro que podrán atraer a más jóvenes a seguir a Jesús.

Además, se ve una vitalidad y una ilusión por los frutos que se siguen dando, muy por encima de nuestras limitadas fuerzas, como es la experiencia internacional de MAGIS+. Afortunadamente, no dejan de aparecer nuevas ideas para evangelizar creativamente a los más jóvenes y por saber transmitir la fe actualizada y llena de esperanza. Ojalá el Señor nos ayude y nos dé fuerzas para poder conocer lo mejor posible su voluntad para tantos desafíos como tenemos por delante.

Fuente: jesuits.global

 

Un Documental sobre el Sacerdote que Transformó la Pobreza en Esperanza

Se ha proyectado en la Filmoteca Vaticana el documental «Pedro Opeka – buenos amigos» de Jože Možina; el sacerdote argentino que vive y trabaja en la Isla Africana de Madagascar.

Hay quien lo define como el “Santo combatiente” o “el hombre de los milagros”. Su nombre es padre Paolo Pedro Opeka. Su historia de amor hacia quien sufre está atravesando océanos y montañas. Consigo lleva sólo la fuerza de la fe y del rostro de Cristo en las periferias del mundo. Lazarista, misionero, el padre Pedro Opeka es un argentino de ascendencia eslovena.

Su Historia

En 1975 se dirige a Madagascar donde conoce la desesperación y la pobreza de miles de personas que viven en los basureros. No acepta esta situación: se pone del lado de los pobres, lanza proyectos, entre ellos, la ciudad de la esperanza, Akamasoa, que en malgache significa «buenos amigos”. En la capital Antananarivo, hay basura por escarbar, pero también una colina de piedra.

El primer albañil

Es el primero que se pone a martillar esa base dura para transformarla en grava para construir. Transmite, como su padre le había enseñado, el trabajo de albañil y tanta esperanza. Año tras año, ladrillo tras ladrillo, vuelve a escribir el futuro. Hoy día 23 mil personas, que antes escarbaban en los basureros, viven en aldeas recibiendo cuidados médicos, jardines de infancia, escuelas y parques.

Fuente: Vatican News

¡La CPAL cumple 19 años!

El martes 27 de noviembre de 2018, la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) cumplió 19 años de fundación. Durante estos años, la Conferencia se ha dedicado a promover, articular, estimular e incentivar la colaboración entre hombres y mujeres, trabajando por una misma Misión, la Misión de Cristo.

 A lo largo de estos años, la CPAL ha inspirado su ruta de acción en el Proyecto Apostólico Común (PAC); columna vertebral del trabajo de la Compañía de Jesús en nuestro continente, que guía la planificación global de los sectores, redes y obras interprovinciales. Esto, le ha permitido ampliar su visión de los 18 países que la conforman, creciendo en la construcción de redes, colaboración y comunicación, trabajando cada día más en el “qué hacer” con y/por el otro.

 Somos un Cuerpo para la Misión: Colaboradores jesuitas y laicos conformamos un solo sujeto apostólico que refuerza, potencia e impulsa nuestra Misión. Es por esto, que hoy podemos decir que la CPAL ha tenido grandes avances significativos con aciertos y algunos desaciertos, pero con el ánimo intacto de seguir fortaleciendo nuestra labor en beneficio de una realidad mejor.

 La CPAL en números:

  •  12 Provincias en 18 países de América Latina y Caribe.
  • 14 Redes Apostólicas.
  • 17 Centros de Espiritualidad.
  • 40 Centros Sociales.
  • 42 Equipos de atención a migrantes (RJM).
  • 190 Parroquias y templos.
  • 100 y más Radios.
  • 89 Colegios, en 19 países, con 131.244 estudiantes.
  • 30 Universidades, en 14 países.
  • 2.000 Servicios Educativos de Fe y Alegría en 22 países, con 1.500.000 de participantes.
  • Servicio Jesuita a la Panamazonía (SJPAM) integrado por 9 países.
  • Red de Solidaridad Indígena integrada por 8 provincias.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Mónica Larrosa, graduada de la UCU y la “Psicología Positiva”

Una ex-alumna de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), Licenciada en Psicología cuenta de la perspectiva que usa para trabajar con sus pacientes.

“La Psicología Positiva establece que no solo hay que trabajar en lo que no está funcionando, en el déficit, sino sobre todo en la promoción, en la prevención de la salud mental y en potenciar las fortalezas del carácter de las personas”, explicó Mónica Larrosa, graduada de Psicología, quien utiliza ese enfoque para buscar el bienestar de las personas.

Actualmente trabaja en varios proyectos, todos ellos apuntan a brindar herramientas a poblaciones de contexto vulnerable.

En la organización civil Jóvenes Fuertes, trabaja en tres de sus proyectos. Uno de ellos es Creciendo Fuertes “en donde trabajamos las 24 fortalezas de Psicología Positiva en liceos e instituciones educativas de contexto socioeconómico vulnerable; yo trabajo específicamente en el Liceo Jubilar”. Otro de los proyectos es el Programa de Educación al Carácter (PEC), que consiste en “brindar talleres de fortalezas específicas de Psicología Positiva y estrategias saludables para tomar y encauzar decisiones, para niños y adolescentes de colegios de Montevideo”. Mónica además coordina en Jóvenes Fuertes la segunda edición de la diplomatura en Psicología Positiva que formar agentes para el cambio social.

Además, está vinculada al Centro de Atención al Desarrollo Integral (CADI), en el colegio para niñas Los Rosales, donde trabaja como profesora de inglés y como preceptora, “que vendría a ser el vínculo entre el colegio, las niñas y la familia”. También realiza una suplencia como psicóloga en el CAIF que gestiona CADI.

Mónica siempre tuvo una gran vocación por la Psicología. “Me gustan mucho las conversaciones, las charlas, escuchar, el saber la historia de las personas, por qué toman las decisiones que toma. Ahora que trabajo en un contexto socio-económico vulnerable, es lo que más pongo en práctica, sobre todo cuando uno está hablando con personas que tuvieron vidas difíciles”.

Además de tener ciertas aptitudes personales para ejercer la profesión, destaca la impronta de la formación que brinda la carrera, “la búsqueda permanente, estar siempre informada, saber buscar la evidencia científica, conocer las últimas herramientas o diagnósticos, el saber escuchar, el saber analizar, sí creo que me los dio la Católica”.

Por otra parte, señaló que la carrera “me dio cierta flexibilidad para entender diferentes corrientes y para saber buscar más allá de las teorías cuál es la herramienta necesaria para cada caso”.

Una experiencia que tuvo como estudiante y que la marcó, fue el intercambio que realizó a la Universidad de Málaga. “Te abre la cabeza, conoces otras culturas y a partir de las diferencias se conoce más lo que uno es y lo que quiere. Realmente aprendí muchísimo en cuanto a lo profesional, especialmente en lo congnitivo-conductural. Allí me di cuenta que esa corriente era la que realmente me gustaba. Y cuando volví acá empecé a tomar decisiones para seguir en esa línea”.

En cuanto a lo estrictamente académico, Mónica integra una línea de investigación de “Un programa de autocompasión en docentes”, liderada por la Mag. Tamara Liberman. También está de ayudante en la cátedra de Psicología Positiva.

Se nota que a Mónica le apasiona su trabajo. “Hoy en día te puedo decir que la satisfacción que me da trabajar en un contexto así me llena el alma”, expresó. “Uno se siente realmente útil, se siente herramienta, se siente que está trabajando con personas que pueden alcanzar mayor bienestar para ellas y sus familias”.

Fuente: ucu.edu.uy

Una Transformación Competitiva

En el marco del II Workshop de Bioinformática y Bioestadística en Genómica, el responsable del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba (MINCYT), Walter Robledo, visitó la Universidad Católica de Córdoba (UCC). El evento se realizó del 1 al 3 de octubre en la Facultad de Ingeniería de la Universidad.

En diálogo con Noticias UCC, habló de los temas fundamentales para el desarrollo de la cartera que dirige.

¿Cuáles son los temas que prioriza la Provincia en materia de ciencia y tecnología (CyT) y cómo impacta en ellos la bioinformática?

Uno de los temas priorizados desde la Provincia y en particular desde el MINCYT tiene que ver con el área de producción de alimentos tanto a nivel de productos primarios como de alimentos listos para el consumo humano. El otro tema es la salud.

En este sentido, nos parece muy importante mejorar la producción primaria mediante el desarrollo de nuestra propia genética vegetal y animal, un espacio que liderábamos en las décadas del 60 y 70. Hoy, claramente eso se perdió.

A través de la genética se puede lograr un mejoramiento significativo de los niveles de producción y su calidad. En particular este II Workshop de Bioinformática y Bioestadística apunta a fortalecer la formación de investigadores y técnicos en la materia y es por eso que la Provincia apoya este tipo de iniciativas. En el área de la salud también se aplica de manera directa este paquete científico tecnológico de Bioinformática y Bioestadística sobre todo en el sector público. Para nosotros tiene mucho valor este espacio de capacitación y actualización.

Hay ideas muy interesantes para desarrollar en nuestras economías regionales y muchas veces el sector privado no tiene capacidad de profundizar por el presupuesto que conllevan.

En Córdoba las universidades privadas empiezan a crecer en materia de investigación. Por ahí no tienen el volumen de las investigaciones en el sector público, pero tienen mucha calidad y es notable cómo se percibe la vinculación de ese conocimiento y su aplicación o transferencia a la actividad económica de nuestra provincia.

Con respecto a nuestra economía actual en la que hay muchos presupuestos ajustados, muchos recortes. ¿Cómo evalúa el impacto en ciencia y tecnología?

A nivel nacional existe un planteo de ajuste. El gobierno se comprometió a no emitir moneda por un lado, y por el otro lado, achicar el gasto público. Eso implica disminuir los presupuestos en todos los frentes y esto significa que el ajuste también está planteado en el presupuesto nacional de CyT que se ha elevado a Diputados.

Desde nuestro ministerio, tenemos una mirada crítica al respecto. Hemos planteado analizar y definir los nuevos presupuestos tanto de las universidades como del INTA, del CONICET y de las distintas instituciones de ciencia y tecnología nacionales, de forma tal que el impacto sea el menor posible sobre el desarrollo de las actividades de investigación, y de los procesos de inversión en infraestructura científica y tecnológica. Me refiero fundamentalmente a la actualización de los equipos, a la compra de todos los insumos, y la literatura necesaria para sostener las actividades de investigación.

Entendemos que el ajuste hay que hacerlo, tal cual está planteado en todos los frentes, pero en el caso de CyT proponemos sentarnos a discutir sobre como redistribuir la asignación del presupuesto, para que sea más eficiente. A través de los diputados de Córdoba, estamos abriendo la discusión para proponer un presupuesto, que si bien acotado, sea mejor asignado a las distintas funciones de CyT.

¿Qué puede comentarnos respecto al cambio del ministerio a secretaría a nivel nacional?

Es una pérdida de calidad institucional, que es, a mi parecer, más significativa que el ajuste presupuestario que es más coyuntural. Con esto quiero decir que se puede discutir y entender que una coyuntura se tenga ajustar, y eso puede revisarse de aquí a uno o dos años. Pero un ajuste de una estructura institucional no es tan fácil de recuperar.

Particularmente, hemos lamentado que el rango ministerial del área de CyT se pierda porque entendemos que es muy importante participar en forma directa de la discusión de los temas nacionales. En paralelo la posibilidad de estar sentado en esa mesa de decisiones permite defender mejor los presupuestos y argumentar el por qué hacen falta. Por eso entendemos que perder ese lugar a nivel de la mesa de ministros es delicado, y nos preocupa.

En mi caso, participo en los grandes temas que tiene la Provincia para definir. Tengo la oportunidad de discutir mano a mano con los otros ministros, interactuar de una forma mucho más proactiva y acercar más a la CyT como posibles herramientas e instrumentos que puedan ayudar a abordar esos problemas.

¿Qué proyecciones hacen entonces?

Intentaremos trabajar desde las provincias, desde el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología, más en cercanía con nuestros diputados, nuestros senadores y las comisiones que gestionan el presupuesto, para sostener la CyT.

 En un país como el nuestro, tenemos una gran oportunidad de crecer, de ganar competitividad, de ganar soberanía, ganar independencia, desarrollar mejor nuestra potencialidad como sociedad y como país si nos apoyamos en la CyT.

También sostengo que la comunidad científica debe hacer una autocrítica y comprometerse más en la transferencia de los conocimientos que gestiona para lograr una real transformación de nuestra sociedad. Desde las ciencias básicas se puede hacer: desde la matemática, la física, la química, la biología, y fundamentalmente de las aplicadas como la agronomía, las ciencias de la salud, la informática, entre otras. Está empezando a ocurrir ese cambio, pero nos hace falta más. Yo estoy en este workshop para apoyar estas iniciativas y para incentivar esa vinculación.

Fuente: Noticias UCC

 

No se entiende lo que no se ve

«Los movimientos sociales seguirán en la justa búsqueda de equidad en el reparto de la riqueza»

Por Virginia Bonard

En la Argentina y desde hace casi 20 años suelen suscitarse enfrentamientos de diversa intensidad pirotécnica entre los movimientos sociales populares y los gobiernos de turno.

Este país latinoamericano, mi país, que dio vida al peronismo en la década del 40 del siglo XX (movimiento político-sindical cuyo principal énfasis estaba colocado en la reivindicación de los trabajadores y la justicia social, liderado por el general Juan Domingo Perón), engendró también un nuevo sector que lucha desesperadamente por ser visibilizado por todos los argentinos: el de los movimientos sociales que surgieron como respuestas comunitarias a la gravísima crisis socio-económica-política (que rebotó contra los límites éticos empujando a la ciudadanía hacia un estado de desconfianza social que en algunos espacios aún sobrevive) que afrontó la Argentina en los años 2001-2002; familias enteras que quedaron sin trabajo se volcaron a las calles a «cartonear» (levantar de la basura cartón y papel para venderlo a mayoristas del reciclado), a buscar en los desperdicios de los barrios más pudientes el sustento cotidiano.

Estos movimientos fomentaron diversas economías populares que, de modo creativo y respetando localías, lograron encontrar nichos de producción según las características de las geografías puntuales y las habilidades de las familias carenciadas que las habitaban. Y sumaron miles. Al mismo tiempo, ese peronismo y junto con él otros partidos políticos no lograron abarcar a estos movimientos en sus filas: los movimientos sociales no tenían sindicatos, no se agregaban a sectores ideológicos tradicionales, simplemente asumieron su propia personalidad y marcaron la cancha de la economía popular desafiando estructuras de expresión política tradicional.

Tanto el kirchnerismo -que gobernó la Argentina del 2004 al 2015- como la alianza Cambiemos que hace lo propio desde fines de 2015 y hasta la actualidad, implementan ayudas sociales desde el Ministerio de Desarrollo Social dirigidas a los miembros de estos movimientos.

Según consigna el diario argentino Clarín en varias publicaciones relacionadas con este tema, fue «durante el primer año de Cambiemos, en 2016, [que] las ‘Orgas’ consiguieron la sanción de la ley de Emergencia Social, que implica 30.000 millones de pesos a distribuirse en los años 2017, 2018 y 2019 en tres partes iguales». Y fue ese mismo diario que también dio cifras sobre los beneficiados: en total son 261.000 personas las que reciben planes sociales de las cuales 60.000 pertenecen a los movimientos descriptos.

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En este contexto y dando relieve a este repaso histórico, la Iglesia argentina acompaña evangélicamente el andar de los movimientos sociales, sus tribulaciones tanto en arenas públicas como privadas.

Monseñor Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, es el principal referente del episcopado argentino para estos movimientos. Con la Evangelii gaudium en una mano y la Laudato si’ en la otra, Maletti es quien se sienta en la mesa de diálogo que de modo ininterrumpido desde que asumió su cargo lleva adelante la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley junto a los dirigentes de las principales movimientos sociales: Carlos Alderete, Daniel Menéndez, Juan Grabois, Emilio Pérsico y el «Gringo» Castro. Aunque se exalta que Maletti no es garante del diálogo, se sabe que la escucha respetuosa y la palabra que destensa oportunamente han propiciado mucho de la paz renegociada entre el Gobierno y los movimientos.

Este mapa analítico se va completando cuando hacemos foco en el Papa Francisco quien en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, acontecido en Roma el 28 de octubre de 2014, dijo sin vueltas: «Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista». Y Tierra, Techo y Trabajo se convirtieron en las «3 T» que identifican las luchas de estos millones personas que en el mundo hacen visibles a los pobres descartados de las sociedades posmodernas.

Paralelamente y otra vez en la Argentina, un escenario de continuas y masivas expresiones de los movimientos sociales está situado en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Esto trae aparejadas repetidas situaciones conflictivas que colocan en aparentes veredas opuestas a la citada ministra Stanley y a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Tal el repique ocurrido hace unos días cuando Bullrich vinculó a los movimientos sociales, las villas de emergencia y el narcotráfico: «Hemos tenido situaciones de desarme de búnkeres y detenciones de personas que los atendían, y una situación de ataque hacia las fuerzas de seguridad por parte de determinadas personas que participan de ciertos movimientos sociales, intentando parar estos procedimientos. Es necesario que los dirigentes entiendan que las personas que venden drogas no pueden ser protegidas», publicó el diario La Nación. Y estalló la polémica entre las áreas de competencia de Bullrich y Stanley.

También durante la semana pasada, los sacerdotes de villas de emergencia de la capital y el Gran Buenos Aires, acompañados por monseñor Gustavo Carrara, dieron a conocer el documento «Los movimientos sociales y su compromiso por una patria para todos». En él no se defiende tanto a los movimientos populares como que se intenta mostrar el rostro de cientos de miles de trabajadores pobres que no están en blanco, que reciben salario social complementario para seguir «parando la olla», y que a la vez pugnan por entrar al sistema laboral formal porque las economías populares forman parte de la economía grande del país aunque no se la vea. En estos barrios relevados, en perspectiva histórica, prácticamente no hubo presencia del Estado, y en muchos de ellos se instaló el narcotráfico.

«Los vecinos y vecinas son los primeros en padecer las consecuencias, en aquello más sagrado que tienen, en sus hijos e hijas. Eso los ha empujado a organizarse y a pensar no sólo en sus hijos sino en los de los vecinos. Al encontrar un espacio de participación comunitaria en distintos movimientos sociales, empezaron caminos de prevención y de asistencia directa», indica el documento.

Carrara nunca se reunió cara a cara ni con Grabois ni con Pérsico; sin embargo, considera válidas muchas de las argumentaciones que ellos sostienen al dialogar con las instituciones porque buscan visibilizar al pobre, hacer escuchar sus necesidades, acompañarlo en su búsqueda de dignidad.

Los curas de las villas de emergencia comprenden la pobreza y a los pobres de sus barriadas porque los ven: están ellas, celebran ahí la vida con alegría y sufren los impactos de la violencia instalada por el narcotráfico enseñoreado especialmente entre los más jóvenes casi como una fuente de trabajo «digno» más. La lucha por la integración urbana de las villas la semana pasada también tuvo su punto de inflexión pero esta vez fue positivo, y aquí también mucho tuvo que ver la convicción de los sacerdotes de villas junto con las organizaciones sociales: se sancionó la ley de regularización dominial para la integración socio urbana que beneficiará a 4 millones de personas que hoy viven en 4.416 barrios populares de todo el país.

La filósofa española Adela Cortina habla de «aporofobia»: odio al pobre junto a sus lógicas e inmersos en sus contextos. Y si no nombramos a los pobres hasta (quizás) no existen de veras. Saliendo de los sarcasmos, ampliar la mirada implica incluir. Quizás sea el momento de traer unas cifras indicadoras: si el 15% del presupuesto del Ministerio de Seguridad se trasladara, por ejemplo, para recuperación de adictos cambiaría esta realidad y muchísimo.

En tanto nuestras sociedades sigan apañando políticas que desdibujen estigmatizando a estos millones de vidas sumidas en la pobreza y la angustia social que ella conlleva, los movimientos sociales seguirán portando en alto sus banderas en la justa búsqueda de equidad en el reparto de la riqueza que nuestro desigual mundo hoy exhibe sin pudores ante las necesidades básicas insatisfechas de niños, jóvenes, adultos y mayores repartidos en el globo más allá de las geografías.

Fuente: Periodista Digital

 

Desplazados: un Grito de Humanidad – Palabra de CPAL de Noviembre

Compartimos Palabra de CPAl del mes de noviembre.

Por Gustavo Calderón, S.J. – Provincial Ecuador

Es desplazamiento forzado. Nos muestra la cruel realidad a la que miles de personas están obligadas en el mundo entero. No dudemos en calificar apropiadamente la situación. Salen porque no tienen otra opción ante las guerras, los conflictos, la persecución, la violencia e inseguridad alimentaria a la que están sometidos. Sus hogares, sus lugares de trabajo no brindan más un ambiente para la vida, para el sano crecimiento de sus hijos.

Cada marcha de los desplazados forzados es un grito. Cada hombre, cada mujer en el camino, cada familia es clamor de humanización para un mundo herido. El último informe de ACNUR refiere que hay 68,5 millones de personas desplazadas por la fuerza a finales del 2017. El número de refugiados que ha huido de sus países para escapar a los conflictos asciende a 25,4 millones de los 68,5 millones de personas desplazadas. Esta cifra supone un incremento de 2,9 millones respecto al 2016 y el mayor aumento registrado jamás por ACNUR en un solo año. Las cifras son alarmantes.

 Michael Czerny S.J. en Lampedusa hace unos meses reiteró como prioridad absoluta de la Iglesia el afrontar el fenómeno de movilidad humana. Insistió en que es necesario contribuir a leer los desplazamientos como “signo de los tiempos”, y esforzarnos por formular respuestas pastorales eficaces y adecuadas. Recordó que el Papa Francisco favorece la cultura del encuentro remarcando la centralidad de la persona humana, y nos invita con cuatro verbos – acoger, proteger, promover e integrar – a un compromiso irrestricto por el desarrollo humano integral. En este escenario, no se puede hacer oídos sordos al grito, lo primero es salvar la vida de quienes marchan. Ni el Mediterráneo, ni los desiertos, ni nuestras fronteras latinoamericanas son cementerios.

José García Paredes, sostiene que la indignación surge cuando uno toma conciencia de su dignidad y constata cómo esa dignidad es pisoteada, despreciada, dejada de lado. Indignarse es una auténtica reacción ética. Es una señal de alarma que indica la inhumanidad de algo que está aconteciendo. Sin duda, este es un primer paso como respuesta. Tres mil hondureños salieron hacia el norte. En el camino se han convertido en más de seis mil. Indignados ante la situación de vida en sus pueblos han decidido buscar otras oportunidades. Pero también hemos visto, cómo otro grupo de indignados marcha hacia Tegucigalpa, en solidaridad y denuncia ante la incapacidad de un gobierno para brindar condiciones de vida para su pueblo. Nicaragua se sigue desangrando. Los jóvenes han liderado los reclamos por tanta injusticia. Se han perdido vidas, y son muchos los encarcelados. Centroamérica denuncia con dolor.

En Ecuador, especialmente a partir del año 2000, hemos acogido a miles de colombianos que cruzaron la frontera para encontrar espacios seguros donde vivir. La frontera norte se convirtió con el tiempo en mina codiciada del narcotráfico. El flujo de personas no ha terminado. Además, nuestros hermanos y hermanas venezolanas llegan diariamente, unos para quedarse, otros en tránsito hacia el sur. Hemos llegado a picos de 6000 por día cruzando la frontera. En la actualidad es de 2000. Se calcula 250,000 venezolanos en el país. Pocos con status legal reconocido.

 JRS Ecuador ha respondido ante este gigantesco desafío. Para ello hemos organizado albergues en el sur de Quito. Apoyamos las Escuelas de Ciudadanía y Derechos Humanos que es una propuesta de acompañamiento formativo y de fortalecimiento de saberes, experiencias y capacidades para el empoderamiento de la población desplazada en condiciones forzadas y en necesidad de protección internacional. Lideramos desde la Red Clamor conformada por otras entidades de Iglesia y civiles, las acciones de acogida, protección e integración de nuestros hermanos desplazados. Atendemos en tres lugares de frontera las situaciones diarias que se presentan. En coordinación con la Pontificia Universidad Católica, JRS Ecuador acompaña familias desde los consultorios jurídicos gratuitos, el centro de psicología aplicada, o las capacitaciones en emprendimientos productivos. Además, hemos acogido familias en nuestros centros educativos de Fe y Alegría, y el CMT. Junto con Hogar de Cristo en Guayaquil hemos dado alojamiento temporal a cerca de 7000 mil personas que han pasado desde mayo.

 Ante el grito de los desplazados forzados, como Compañía de Jesús, renovamos nuestro compromiso de luchar contra un sistema consumista que produce cada vez más empobrecidos. Buscamos soluciones duraderas. Es necesario ir a las causas de los conflictos. Miramos el futuro con esperanza. Sabemos que la solidaridad es respuesta legítima, pero hay que ir más allá, generando procesos de reconciliación profundos.

Estamos hoy llamados a acompañar y servir a los migrantes en sus tránsitos, compartiendo el pan con ellos, haciendo de sus padecimientos y luchas las nuestras, al tiempo que trabajamos por transformar un sistema que esquilma los recursos naturales de los pobres, refuerza regímenes autoritarios y alimenta conflictos bélicos, para luego cerrar fronteras y ojos ante los millones de personas que llaman a nuestras puertas a consecuencia de todo ello. Arturo Sosa, S.J. , Prepósito General