Elton Vitoriano Ribeiro SJ: ¿Sindemia y biopolítica?

En su artículo ¿Es la sindemia COVID-19 una cuestión de biopolítica?, el P. Ribeiro SJ, rector de las facultades jesuitas de Belo Horizonte (Brasil), describe las medidas que los distintos gobiernos adoptaron frente a la problemática del COVID-19.

Al extenderse el virus globalmente y ser considerado ‘pandémico’, la situación requirió de un ejercicio del ‘poder destinado a la preservación de la vida’ (bio-poder) que combinara prescripciones sanitarias con restricciones políticas que reaccionaran ante el fenómeno: sea que lo enfrentaran, sea que lo negaran.

A partir de esto, el artículo que inspira el título de la Revista Aurora nº 18 y que allí se reproduce, reflexiona en torno al concepto de ‘sindemia’, expresión que combina las nociones de pandemia y sinergia, en la mutua implicación de la problemática por el virus y las nuevas dinámicas que generan las políticas en torno al tema.

«Los términos biopolítica y biopoder son importantes para ayudarnos a comprender esta narrativa. El control político de la vida (bios) para mejorar la vida humana es parte de nuestra forma de gobernar, nuestras instituciones y nuestro imaginario social. Por ejemplo, la preocupación biopolítica de los gobiernos por la salud pública ha reducido la tasa de mortalidad infantil, aumentado la esperanza de vida y nos ha dado una mejor calidad de vida que la de nuestros antepasados. Nuestras empresas producen multitud de bienes de consumo que califican, facilitan y optimizan nuestra vida. No es exagerado decir que todas las prácticas políticas y de poder, de gobiernos e instituciones, giran en torno a la vida, sus procesos, sus necesidades, sus límites y sus posibilidades. Salud pública, medicina, educación, derecho, finanzas, organización social, deporte, ocio, cultura, religión, son solo algunos ejemplos que podríamos enumerar donde el control biopolítico de la vida está presente para bien y para mal.

A partir de entonces, la biopolítica se convierte en la clave interpretativa y hermenéutica de todos los análisis críticos de las formas de vida contemporáneas y las formas de poder político contemporáneo. Para describir esta compleja red de relaciones entre la pandemia de COVID-19 y la sociedad, surge un nuevo término: sindemia. De hecho, lo que tenemos ya no es una pandemia, sino una sindemia. Este concepto, sindemia, fue utilizado por el médico y antropólogo estadounidense Merrill Singer en 1990. Sindemia es propiamente un neologismo que une dos palabras “epidemia (sobre el pueblo)” y “sinergia (trabajo conjunto)”. Singer utilizó este término para explicar la situación en la que dos o más enfermedades se unen en un contexto determinado, que generalmente es dañino, al verse potenciadas por factores sociales y ambientales y, por eso mismo, potencia los efectos negativos de las interacciones de esas dos enfermedades en el medio ambiente. Luego, en 2009, Singer desarrolló y profundizó ese argumento en Introducción a las sindemias: un enfoque de sistemas críticos para la salud pública y comunitaria.

Este término pasó a primer plano con el editorial de Richard Horton en la prestigiosa revista The Lancet (26/09/2020), titulado: “COVID-19 no es una pandemia”. En ese texto, Horton recordó que las sindemias se caracterizan por interacciones biológicas y sociales. Por tanto, además del problema del contagio, las infecciones y las enfermedades, entran en juego las condiciones ambientales, culturales, políticas y económicas; especialmente en los países más pobres y en vías de desarrollo: problemas educativos, empobrecimiento, desempleo, problemas con el saneamiento básico, tratamiento de residuos, etc.

Es decir, lo que ocurre es un conjunto de problemas biológicos y sociales, que interactúan sinérgicamente y amplifican las complicaciones y dificultades que ya existen, haciendo de la unión una verdadera catástrofe o, mejor dicho, una catástrofe biopolítica.»

 

Para leer el artículo completo: https://drive.google.com/file/d/1349E5T4o6FlrxY9EPxEF2PnbtQQP2d0t/view 

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