Espiritualidad: Integración a la Ignaciana

En un artículo publicado a principios de 2015 en la Revista de Manresa España, titulado Integración Ignaciana, el padre Agustín Rivarola, SJ comparte una anécdota personal en la que cuenta desde su experiencia espiritual cómo alguien le acercó a la temática de la Integración. Reproducimos aquí la cita porque creemos que expresa en pocas palabras y con mucha claridad su proceso:

‘Hace unos 18 años estaba pasando por un momento muy conflictivo, y tuve la ocasión de hacer los Ejercicios Espirituales bajo la guía de Carlos Meharu, en Montevideo. Después de varios días de escucharme e interiorizarse de mi situación, me dice cuatro palabras: ‘lúcidos, fuertes, buenos, libres’. Luego pasó a explicarlas: ‘mantente lúcido frente a todas las cosas, tal como son; como verás la cruda realidad, se fuerte; para que la fuerza no te endurezca, se bueno; para no condescender por exceso de bondad, se libre. Y así libre podrás ser más lúcido’.

Además de unificarme interiormente frente al conflicto, Meharu me enseñó a complementar actitudes, buenas en sí, pero necesitadas de otras para no caer en sus propios desbordes.

Más adelante comprendí que esta sabiduría podría llamarse “integración”. Para llegar a ser yo mismo, yo misma, debemos transitar la vida enhebrando las muchas polaridades que nos constituyen: cuerpo y mente, materia y espíritu, afecto e intelecto, individual y colectivo, sexualidad y trascendencia, ciencia y fe, etc.

Y para este desafío contamos con nuestros ancestros en la fe, aquellos y aquellas que supieron reproducir esa maravillosa integración que se nos regaló en Jesús de Nazaret, ‘rostro humano de Dios, rostro divino del hombre’. La encarnación del Verbo responde a esa gran necesidad nuestra de ser plenamente humanos sin dejar de abrirnos a lo divino, y la necesidad de retornar al origen fontal de nuestra existencia, sin alienarnos del mundo al que pertenecemos. De entre todos estos ancestros en la fe, seguiremos a Ignacio de Loyola para rastrear la integración que logró en su tiempo, y quizá para todo tiempo.”

Fuente: CPALSJ

 

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