Hna. Liliana Franco: desde el lugar de los más pobres se resignifica la Vida Religiosa

La Hna. Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), define a la Vida Religiosa en América Latina y el Caribe como “el icono evangélico y profético de un modo nuevo de ser, de hacer y de estar”. Para ampliar este concepto, selecciona tres imágenes que expresan lo que la Vida religiosa representa para la Iglesia del Continente:

La primera son las sandalias empolvadas en el arte de caminar.  A la Iglesia del Continente la interpela una Vida Religiosa que permanece inserta en los lugares más empobrecidos, una que sigue creyendo en los procesos, en lo germinal y en lo gratuito.  Esa que no se desgasta en retoricas y no se esfuerza en aparecer mediáticamente en titulares, la que sencillamente se entrega en simplicidad y profetismo, la que hace su morada entre los pobres, camina con los migrantes, acompaña y escucha a las víctimas, se empeña en educar, en curar heridas, en trabajar por la paz y la justicia.

En segundo lugar, faro en medio de la noche. Ante la crisis de credibilidad de la Iglesia y atravesando su propia noche, la Vida Religiosa más disminuida en miembros, más envejecida, más desgastada por el peso de lo institucional, se empeña en responder con novedad y por eso, no cesa de formarse con la consciencia de que se necesitan mejores testigos, no escatima esfuerzos en reflexionar, en discernir por dónde están los horizontes de novedad y resignificación.  Mantiene esa sana autocritica que le posibilita vencer la tentación a acomodarse, a paralizarse en respuestas mediocres.  Se sabe portadora de una plural riqueza carismática y eso la mantiene dinámica, conducida por el Espíritu y por eso se aferra a la esperanza.

La tercera, puente que favorece la comunión, pues consciente de la diversidad que la habita, de la riqueza vocacional recibida que la hace ser en la Iglesia: mística, misión y profecía, la Vida Religiosa está convencida de la necesidad de caminar favoreciendo la comunión.   No es un empeño fácil, pero hay que invertir ahí todas las energías, porque lo fraterno y sororal se constituyen en el signo que la sociedad espera leer en la Iglesia.  Por eso, tantos religiosos están ubicados ahí, en el lugar de la red y la sinergia, de la construcción colectiva y la búsqueda conjunta.

Leé la nota completa aquí prensacelam.org

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *