Rafael Velasco SJ: Algunas coincidencias navideñas

En Navidad, los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús, a quien llamamos Cristo (Mesías) e Hijo de Dios. Nace como un hijo no buscado, ni previsto por aquella pareja de jóvenes (José y María no superarían los 16 años) que ni siquiera vivían juntos. Celebramos que un hijo no planificado, con su nacimiento viene a salvarnos; es decir nos invita a salir de nuestros cautiverios de egoísmo para abrirnos al horizonte del amor que sana. De más está decir que es un tiempo muy sensible para una gran mayoría de argentinos.

Pero imaginemos un momento… ¿Qué hubiera ocurrido si María decidía “disponer de su propio cuerpo” y abortaba a Jesús? Por lo pronto no habría cristianismo ni fiestas cristianas… y respirarían aliviados muchos de los/as defensores del aborto, porque no habría un numeroso grupo de conciudadanos repitiéndoles que el aborto es una solución egoísta que elimina una vida inocente para que otra – la persona gestante – pueda vivir como quiere.

De todos modos, aunque no hubiera cristianos importunando, seguramente habría científicos que les dirían a los que postulan el aborto como si fuera la eliminación de un coágulo, que no es así, que ahí hay una vida humana, con ADN propio y que eliminándolo se elimina una vida humana.

También habría millones de personas con sentido común que saben que el aborto está mal y que no resuelve ningún problema de salud pública, entre otras cosas porque los problemas realmente urgentes son otros.

Pero María decidió tenerlo; ni se planteó abortar. Y José, su pareja, se hizo cargo. Y nació Jesús, pobre entre los pobres.

Y apenas terminaron de compartir el pan dulce de la noche buena con los pastores, tuvieron que huir. Porque el poder político de turno, personificado en el nefasto Herodes, ordenó matar a todos los recién nacidos. Se conoce como la matanza de los santos inocentes; el 28 de diciembre (un día antes del 29). Una matanza organizada de indefensos para evitar lo que Herodes consideraba un problema político (que el niño nacido en Belén le arrebatara el trono). Para solucionar un problema político no importaron los medios, las vidas inocentes, las consecuencias…las lágrimas. Con lo cual, además de crueldad, Herodes mostró cortedad de visión, Jesús no venía a disputarle ningún poder político; pero ya se sabe que por lo general, al poder político los débiles y vulnerables sólo les importan en cuanto les sirven a sus propósitos.

Finalmente la historia puso las cosas en su sitio: Los asesinados en su inocencia son mártires, el Niño no planificado de Belén cambió la historia…y Herodes… un hombre torpe, sin visión, que creyó que con la muerte de los inocentes solucionaba algún problema.

Cualquier parecido con nuestra realidad… ¿es pura coincidencia?

Rafael Velasco, sj

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