Silenciosos en la acción

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Fragmentos extraídos de la publicación “Jesuitas 2022 – La Compañía de Jesús en el mundo”

Stivel Toloza, SJ – Director, Red Juvenil Ignaciana, Provincia de Colombia

Una pastoral juvenil revitalizada con la experiencia del silencio, la contemplación y la acción.

En general, muchos jóvenes asocian el silencio al tedio, a cosa de monjes y monasterios. Nada más hay que ver cuán difícil se torna en ocasiones proponer, en los retiros espirituales que ofrecemos a los jóvenes de nuestras instituciones educativas, orar en silencio. Cada vez más tenemos que acudir a películas, a actividades lúdicas, a rondas recreativas, etc., para posibilitar que los retiros no sean «aburridos» y, en consecuencia, evitar que estos dejen de ser atractivos para ellos y ellas.

Por supuesto que en ningún momento estoy poniendo en tela de juicio lo importante que son estas estrategias más didácticas para que los jóvenes se encuentren con su Creador, pues todas estas metodologías se convierten en recursos valiosos para alcanzar dicho fin. Sin embargo, creo que vale la pena traer a la reflexión el lugar y la vigencia que el silencio tiene hoy en el camino espiritual de los jóvenes y cómo esta escucha atenta puede llegar a ser o seguir siendo un elemento que en la vida de los jóvenes puede dinamizar su propia conversión y su compromiso decidido y valiente con la transformación de la realidad.

Con la expresión «silenciosos en la acción» no pretendo afirmar que en adelante los retiros o Ejercicios espirituales para jóvenes deban ser siempre en un silencio absoluto. Sería ingenuo proponer algo así. De hecho, para hacer silencio no se necesita una casa de retiros para sentir el canto de los pájaros y el susurro del viento. Los jóvenes pueden vivir la experiencia del silencio en el trayecto del bus urbano, en el compartir fraterno departiendo la vida en un bar, en el concierto de música tan esperado, o, por qué no, a partir de una mirada más contemplativa y menos superficial de las redes sociales.

En medio de todo ello, la pedagogía del silencio contemplativo invita a que los jóvenes puedan escuchar su corazón y reconocer en ese corazón joven la voz de Dios que se encarna en los más sublimes silencios, pero también en el bullicio de la cotidianidad y de la rutina.

En consecuencia, la novedad de la propuesta de la Red Juvenil Ignaciana es un llamado a abrazar el silencio para ver todas las cosas nuevas en Cristo, aquel silencio en el que Dios también se nos comunica; que está lejos de ser pasivo y menos aún cómplice; silencio que se torna más bien en oportunidad para vivir con mayor autenticidad esa creación de un futuro (y un presente) esperanzador a la que nos invita la Compañía de Jesús.

 

 

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