Triduo de Adviento: ¿Que buscamos en Jesús?

Presentamos el triduo de Adviento ofrecido por el P. Javier Rojas SJ. en la Iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba el dia 17, 18 y 19 de Diciembre de 2014. Son tres días de preparación para esta Navidad

En esta ocasión queremos tomar como centro estas preguntas que parecen surgir cuando estamos ante el misterio de aquello que no se puede comprender con la razón, con el pensamiento. Sino  aquella verdad revelada, aquela que se alcanza cuando es el corazón el que está en juego.

Del misterio del nacimiento de Jesús suscita muchas preguntas, ¿Cuándo nos acercamos al pesebre con qué nos encontramos?

En el Evangelio de Juan, Jesús comienza su ministerio haciendo una pregunta ¿qué buscan?, las preguntas abren el corazón y la mente a buscar respuestas y si queremos preguntas verdaderas ya no nos quedamos con las que nos dan los demás, necesitamos ir a preguntas más ondas. Sólo Jesús puede responder cuales son aquellas cosas que en realidad estamos buscando.

En principio tenemos temor de hacernos preguntas, las verdaderas, las auténticas, porque tememos enormemente las respuestas que podamos hallar.

En la marcha de aquellos hombres, está el hombre actual y de todos los tiempos, insatisfecho por las respuestas despersonalizadas que responden a los hombres concebidos como en series, sin comprender su historia, sin comprender su vida.

El mundo actual parece dar respuestas a todo, pero con preguntas que conciben al hombre como en series, preguntas envasadas, preguntas armadas, preguntas hechas, y las respuestas que nos obligan a escuchar también tiene el mismo tenor.

Las respuestas en este tiempo nos quedan cortas para la realidad que vivimos. Tiene que haber algo más.

¿Te has preguntado que buscas hoy, en este tiempo en el que estás viviendo? ¿Detrás de qué vas? ¿Qué es aquello que atrapa tu corazón, te tiene preocupado, te tiene un poco sacado de tu centro? ¿Qué es aquello que parece haberte agarrado el corazón, secuestrado el alma y no te deja vivir en paz ni feliz?

Jesús no pregunta solamente por lo que buscamos, pregunta también por la marcha que lleva nuestra vida. Y este año que va terminado, este año en que nos vamos acercando al pesebre en la navidad… ¿por dónde has andado? ¿Por dónde te has metido? ¿De dónde te han sacado? ¿Por dónde deberías o sientes que deberías encausar tu vida?

Cuando nos preguntamos sobre el sentido de nuestra existencia, sobre el sentido de nuestra vida, acontece en nosotros un éxodo interno, salimos de las respuestas acartonadas para encontrar un algo nuevo, salimos de lo ya conocido para descubrir otra cosa.

En nuestra vida de fe necesitamos constantemente ir renovando nuestro camino espiritual, a veces saliendo de las comodidades ya construidas para preguntarle al señor: ¿Es esto Señor?, ¿Es así como te sigo mejor?

Jesús nos pregunta en el pesebre, ¿qué quieres realmente, en tu familia, en tu trabajo, en tus relaciones?, ¿qué andas buscando?, ¿vale la pena lo que estás haciendo?, ¿este modo de vivir te conduce a alguna parte?, ¿el caminar que llevas te dará lo que andas buscando?

Lo que uno busca define el camino que recorrerá, y en cierto modo anuncia lo ha de encontrar.

Preguntarse hacia dónde va mi vida. Preguntar al niño Jesús hacia donde voy, porque cuando nos preguntamos sobre lo que buscamos, no solo tenemos la posibilidad de avanzar confiados por el camino que ya hemos elegido, sino que además, nos da la posibilidad de corregir la dirección si fuera necesario.

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Vamos a pedirle a Jesús, en este primer día de triduo, que en este camino de preparación para encontrarnos con él en el pesebre, llevemos también en el corazón el fruto de la reflexión: lo que busco, lo que tengo, hacia dónde voy, son preguntas que ayudan a re direccionar nuestra vida.

El destino final es Dios, pero cada uno debe encontrar el camino personal para recorrerlo, un camino que a la vez es comunitario, porque se transita con la fe en el corazón que nos vuelve a todos peregrinos de una misma tierra prometida. Cada uno transita su senda, pero el destino es único, cada uno tiene que encontrar la senda por la que transitar.

Vamos a pedirle a nuestra madre la Virgen, que se puso en camino cuando entendió y comprendió que su deber era acercarse a su prima o salir de prisa para cuidar al niño que llevaba en su vientre y escapar de la persecución. Que también a nosotros nos enseñe, nos de la fuerza: primero, para reconocer la marcha que lleva nuestra vida, pero también de hacer esos golpe de timón que estamos necesitando para volver a encausar nuestra vida, si lo estamos necesitando, con fe, con la esperanza que sólo un amor de madre puede inspirarnos.

1 comentario

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  1. […] Vamos a interrogarnos, siguiendo el Evangelio, si el camino que llevamos nos conduce al lugar que queremos alcanzar. Eso fue lo que reflexionamos ayer. […]

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