«Planeta Sano, Gente Sana»: una petición por el cuidado de la Creación

El Movimiento Laudato Si’ (anteriormente Movimiento Católico Mundial por el Clima) lanzó la petición católica “Planeta Sano, Gente Sana”, que invita a los católicos del mundo a firmar para alzar su voz ante la crisis climática y de biodiversidad.

Con motivo de las próximas “Conferencias de las Partes” (COP) organizadas por Naciones Unidas, la COP 15 en China sobre biodiversidad, y la COP 26 en Glasgow, Escocia sobre clima, el MLS convoca a los católicos a manifestarse y firmar esta petición, acompañando al papa Francisco.

El objetivo de la campaña “Planeta Sano, Gente Sana” es reunir al menos 500.000 firmas alrededor del mundo, para ser presentadas a las autoridades de las COPs, instándolas a tomar acción y un mayor compromiso con el cuidado de la creación.

La petición puede ser firmada tanto de forma individual como representando a una institución (parroquia, colegio, movimiento o institución).

“Serán dos conferencias de la ONU y una oportunidad única para alzar nuestras voces a través de la voz del papa Francisco, porque la humanidad no puede estar sana en un planeta enfermo”, anunciaron en la campaña.

El Movimiento Laudato Si’ es una red mundial de más 700 organizaciones miembro y 9.000 Animadores Laudato Si’, cuya misión principal es inspirar y movilizar a la comunidad católica para cuidar nuestra casa común y lograr la justicia climática y ecológica, guiados por la encíclica Laudato si’.

Leé y firmá la petición “Planeta Sano, Gente Sana” haciendo click aquí.

Fuente: aica.org

Pastoral Villera: Segunda temporada de la serie «Ser Esencial»

‘Ser Esencial’ es una serie documental testimonial que retrata momentos específicos de una persona o de un grupo que vive determinadas problemáticas en los barrios populares de nuestro país.

El domingo 15 de agosto a las 18:30 salió la segunda temporada de Ser Esencial, que consta de 13 capítulos. La producción estuvo a cargo de la Pastoral Villera, y fue realizada especialmente para la Televisión Pública.

La idea de este documental nació para reflejar el protagonismo de la población de emergencia en tiempos de pandemia por el COVID-19 y de vacunación. Esta segunda temporada se filmó íntegramente durante este año.

Las historias

Las historias son narradas por los mismos protagonistas, los más humildes que entrelazan y reconvierten sus carencias en solidaridad y sus angustias en esperanza: los voluntarios de los comedores, los religiosas y religiosos, los laicos, los curas villeros, los agentes sanitarios, jóvenes en recuperación. Historias de quienes dan todo, de luchas, de pérdidas, de obras que sufren, pero continúan y siguen presentes.

El escenario de este documental son los mismos lugares donde la gente vive y se relaciona con los demás: hogares para abuelos, la calle misma, residencias para discapacitados, la parroquia, los centros y granjas de recuperación de adicciones, instituciones educativas, unidades de salud, espacios de cultura y arte, la radio, entre otros.

Realización

El programa fue una idea de Walter Peña, así como también los guiones. Cuenta con el asesoramiento de contenido del P. José María Di Paola y la dirección de Nicolás Cuiñas. El actor Diego Alonso es el encargado de adentrarnos en las historias de vida y en los lugares donde se va acuñando el ‘Ser Esencial’.

Se trata de una serie que incluye e integra. Y durante este segundo año de pandemia nos enseñará cómo la vacunación nos brinda una nueva normalidad en el vivir.

La nueva normalidad que trae la vacuna nos hará comprender la importancia de cuidar y cuidarse, siempre y en todo lugar. En el primer capítulo de esta temporada conoceremos a Matute, con su liderazgo positivo y su muerte por Covid tan reciente como imprevista.

Fuente: vidanuevadigital.org

Emergencia sanitaria en Haití luego de sufrir un terremoto de 7.2

Un terremoto de magnitud 7.2 sacudió el suroeste de Haití el sábado 14 de agosto a las 8:29 am (hora Haití). El Servicio Geológico de Estados Unidos dijo que el terremoto se produjo a 8 km de la ciudad de Petit Trou de Nippes en la parte occidental del país, a unas 128 km al oeste de Puerto Príncipe. Los sismólogos dijeron que tenía una profundidad de 11 km y se sintió tan lejos como a 321 km en Jamaica.

Según el New York Times, al menos dos ciudades informaron de una gran devastación: Les Cayes y Jeremie. Las líneas telefónicas estaban caídas en Petit Trou de Nippes, el epicentro del terremoto.

A fecha del 15 de agosto de 2021, el portal de noticias NPR informó que la Agencia de Protección Civil de Haití había confirmado 1.297 muertes, más de 5.700 heridos y más de 7.000 personas que ahora están sin hogar. Se espera que estas cifras aumenten en los próximos días y semanas. El actual primer ministro ha declarado un estado de emergencia de un mes.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, los informes iniciales de Protección Civil de Haití indican que más de 700 edificios han colapsado, incluidos hospitales iglesias y escuelas. Al menos 3.778 viviendas fueron destruidas y se han reportado daños importantes a la infraestructura y las carreteras.

Los problemas que complican los esfuerzos de ayuda humanitaria en este momento, según el Superior Jesuita Jean Denis Saint Félix son: (1) la falta de infraestructura médica en la región afectada; (2) seguridad: el acceso a la región afectada ha sido controlado por bandas armadas; y (3) la tormenta tropical Grace, que podría traer fuertes lluvias y vientos a principios de la semana.

Jesuitas en Haití

Jean Denis Saint Félix, superior jesuita en Haití, envió una comunicación el sábado 13 de agosto por la noche describiendo la situación en Haití como aterradora. Hasta el momento no se reportan fallecidos entre jesuitas, colaboradores o familias que se encuentren en esta región. Uno de los mayores desafíos sigue siendo la seguridad, ya que el control de las pandillas ha restringido el acceso a la región sur. A pesar de este nuevo impacto,

«La prioridad número uno en este momento sigue siendo los servicios de emergencia de atención médica. No hay forma de que podamos brindar la atención que las personas necesitan en este momento debido a la inexistencia de infraestructura médica. Por supuesto, en las próximas semanas sin duda enfrentaremos el problema del agua potable y los alimentos.»

SJM – Haití

Michaud Levelt, S.J., Director Nacional del Servicio Jesuita con Migrantes – Haití, compartió un mensaje de urgencia. Desde el terremoto del 12 de enero de 2010, Haití ha visto grandes oleadas de migración. Aquellos que tienen poco o nada han tratado incansablemente de salir del país. Comparte que después del terremoto de este fin de semana, “aunque todo el país sintió temblar la tierra, solo el sur está de rodillas”, una región muy afectada por el huracán Matthew hace cuatro años.

El equipo de SJM-Haití está en movimiento. Uno de sus representantes viajará hacia el sur con el fin de recabar información que permita evaluar la situación y posibles estrategias de respuesta inmediata y de largo plazo.

Fuente: magisamericas.org

«Soñemos como una humanidad nueva»: Semana Social por la inclusión

La Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina brindó el comunicado que resumió lo compartido por los distintos expositores, a lo largo de toda la «Semana Social«, celebrada desde el 12 al 15 de julio bajo modalidad virtual. Allí se pusieron en diálogo los siguientes temas: Alimentación accesible para todos; conectividad como derecho humano; reactivación económica y fraternidad social.

Alimentación, urgencia social

En su mensaje, los obispos enfatizaron que hay una vasta población con necesidades básicas  insatisfechas y la alimentación accesible para todos es una “urgencia social nos debe golpear y mucho”.

En lo que respecta a la producción de alimentos, empresarios y productores coincidieron en que para salir de la crisis es necesaria la participación del Estado en la cobertura de las necesidades básicas, en la educación para la empleabilidad, y la creación de oportunidades para integrarse al trabajo formal.

Dignidad del trabajo

Pidieron volver a la dignidad del trabajo, con una legislación formal, registrado y que posibilite el desarrollo. Además valorar y desplegar estrategias para el abordaje integral de la economía popular. Creen que es necesaria una reformulación de la economía y repensar la política para que brinde respuesta y soluciones.

“Los jóvenes nos interpelan sobre la necesidad de un sueño colectivo”, dijeron. Y agregaron que la inclusión social es incompatible con la excesiva concentración de la riqueza y el poder.

Brecha digital

Los obispos alertaron sobre una nueva causa de exclusión: el acceso a internet que es hoy una herramienta indispensable para el acceso a los contenidos educativos, a la salud, al encuentro familiar.

La conectividad es un derecho por lo que es central plantear las posibilidades de acceso, sobre todo en la Argentina que cuenta con una demografía muy diversa.

El compromiso de todos

Los obispos aseveraron que la pandemia profundizó las desigualdades existentes, y es necesario el compromiso de todos los sectores, con la búsqueda del diálogo y la cultura del encuentro.

Fuente: vidanuevadigital.com

La Parroquia San Ignacio inauguró un parador nocturno para personas en situación de calle

En vísperas de la Fiesta de la Virgen del Carmen, la noche del 15 de Julio, la Parroquia San Ignacio de Loyola junto con el Hogar de Cristo y en convenio con el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay, inauguraron un nuevo parador nocturno para personas en situación de calle.

Desde las redes de la Parroquia compartieron la noticia con la comunidad y así lo contaban: «Una noche muy especial. Y desde muy temprano estábamos todos con la ansiedad de dejar todo pronto para la llegada de nuestros “patroncitos”: estos hermanos en situación de calle, a quienes en este tiempo de pandemia hemos estado visitando en los distintos recorridos que hemos estado haciendo con la Olla San Ignacio, y que previamente habíamos invitado para que encuentren en el Parador un lugar donde “parar” y donde pasar la noche… bajo techo, con una cama pronta, y con la mesa lista para compartir cena y desayuno, y con la comunidad de educadores y voluntarios pronta para abrazarlos a lo Cristo.»
Según el relato, esa noche se acercaron tres personas: Fernando, Sergio y Andrés, que llegaron a la Parroquia con sus carros y  con Angelito, la mascota de uno de ellos. «Vinieron con sus historias, con sus búsquedas, y con sus vidas.»

Agradecidos con el grupo de voluntarios que estuvo presente en la apertura del espacio, y enfocados en el trabajo conjunto entre las tres instituciones involucradas, el equipo seguirá haciendo camino en este nuevo proyecto: «Como Ignacio, seguiremos ofreciendo todo lo mejor de nosotros, y estamos seguros que nos seguirá sorprendiendo con Su amor y Su gracia.”

 

Personas migrantes, hospitalidad y dignidad

Un escrito de Daniel Rodríguez, colaborador en el Servicio Jesuita a Migrantes, sobre la experiencia del apostolado que acompaña a personas migrantes en Uruguay.

Nadie puede decir que los procesos migratorios y las personas migrantes son una novedad para Uruguay. Todo lo contrario. Los uruguayos y la migración son viejos conocidos. Hemos construido a lo largo del tiempo una especie de leyenda colectiva, a veces injusta o incompleta, sobre cómo nos hemos construido como sociedad a partir del legado de nuestros antepasados venidos de España o de Italia. Muchas veces esta historia también permea nuestra propia historia familiar. Sin embargo, el Uruguay de inmigrantes, de personas que llegaron acá escapando de la guerra, la persecución política o las dificultades económicas, nos puede parecer un retrato remoto, de otro tiempo. O, en el mejor de los casos, aun percibiendo las huellas de los nuevos migrantes en nuestra vida cotidiana, pasa sin afectarnos demasiado ni interpelarnos en concreto. Como si por una razón u otra pasara debajo del radar. A pesar de ello, en 2019 nuestro país recibió más de 12 mil solicitudes de asilo y 16 mil solicitudes de residencia. Cinco años antes, las residencias iniciadas no llegaban a las 10 mil y las solicitudes de asilo eran prácticamente inexistentes.

No puedo hablar por todos, pero en cierto sentido esto sí pasaba debajo de mi radar cuando a mediados de 2020 me contaron por primera vez del Servicio Jesuita a Migrantes. A pesar de ser una institución con nombre propio entre las obras de la Compañía, era una propuesta que estaba dando sus primeros pasos en nuestro país (¿otra vez, debajo del radar?). Con mi pareja veníamos hacía mucho tiempo buscando un apostolado conjunto. No lo dudamos mucho y nos unimos en setiembre pasado.

El SJM tiene una historia de más de 40 años y actúa en más de 60 países si contamos donde trabaja como Servicio Jesuita a Refugiados. Si me pidieran que cuente de qué va el SJM, diría que va de dignidad y hospitalidad. Nuestro objetivo como servicio es acompañar a las personas migrantes, con el objetivo de promover y proteger su dignidad y sus derechos. Muchos migrantes se acercan a nosotros recién llegados al país, en situación de especial vulnerabilidad, por lo que se vuelve una prioridad brindar una primera acogida que sirva de sostén para sus necesidades más básicas. Esto no sólo incluye aspectos materiales como alimentación y abrigo, sino también orientación sobre trámites legales necesarios para vivir y trabajar en Uruguay, así como información sobre sus derechos como migrantes y residentes. Siendo el trabajo la mayor preocupación (junto a la búsqueda de condiciones de vivienda estables), realizamos periódicamente talleres de orientación laboral, de apoyo a la búsqueda de empleo y de emprendedurismo. Además, contamos con un espacio de apoyo psicosocial y de acompañamiento espiritual.

El 2020 vio cómo las fronteras en casi todo el mundo se cerraron a cal y canto, pero eso no detuvo del todo el flujo de migrantes. Es más, para muchos de ellos sólo les hizo el camino más cuesta arriba. Todas las semanas recibimos historias que hablan de un camino largo y sacrificado, de muchos meses de andar con las pocas cosas y los pocos recursos con que se puede cargar en una travesía semejante. Llegan historias de abusos, de xenofobia y de rechazo, pero también de esperanza de poder tener un futuro mejor en un país que los recibe de forma más abierta. Son historias llenas de resiliencia y de dignidad. La incertidumbre y las dificultades de ser migrante en Uruguay en pandemia son enormes. En ocasiones, en las historias se cuelan las frustraciones, la soledad, la sensación de no dar más, de extrañar y querer volver. A veces incluso es mucho el tiempo que los migrantes llegan sin ser vistos como iguales, mucho tiempo sin siquiera recibir un abrazo fuerte. Por esta razón es una preocupación de todas las horas entre nosotros los voluntarios el poder brindar un servicio tan materialmente eficiente como sea posible, pero nunca perder la empatía ni transformarnos en una oficina de asistencia fría y efectista. Porque esto, en el fondo, va de dignidad y hospitalidad.

Es igualmente innegable que las personas migrantes, cuando se insertan en las sociedades que los reciben, las enriquecen culturalmente, las dinamizan social y económicamente, las interpelan y desafían a ser más abiertas y diversas. Hay belleza en esa diversidad y está llena de Dios. Quizás la capacidad de encontrar y gustar a Dios en esa diversidad sea lo que me haya atraído tan fuertemente al trabajo con personas migrantes. Los desafíos son muchos y a veces son escasos los recursos, materiales e institucionales. Es un servicio en formación en Uruguay, con todo por hacer para que estas historias no queden más debajo del radar.

Apostar a la pastoral de adicciones

El pasado 26 de junio, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, se presentó el documento ‘Drogas y Adicciones: un obstáculo para el Desarrollo Humano Integral. La otra pandemia’.

La presentación estuvo a cargo de representantes de tres organizaciones que trabajaron en forma conjunta: la Pastoral Nacional sobre Adicciones y Drogadependencia, la Familia Grande Hogar de Cristo y Cáritas Argentina.

La intención de este documento es reavivar el compromiso y las propuestas pastorales surgidas de la V Conferencia General de Aparecida (2007), en la que se proponían trabajar en la prevenciónacompañamiento y sostén de las políticas públicas en torno al tema.

Por las restricciones y las medidas restrictivas de la pandemia, muchos jóvenes se encuentran sin espacios de contención, ni referentes ni pares con los que interactuar: clubes, escuelas y capillas quedaron cerradas, y los jóvenes quedaron a la intemperie física y existencial.

Las adicciones van rompiendo los lazos sociales y detonan valores fundamentales: solidaridad, fraternidad, misericordia, caridad, pilares no solo espirituales sino de construcción del tejido social.

La Asamblea Eclesial como oportunidad

En el marco de la 1ª Asamblea Eclesial que convoca el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) hicieron un llamado amplio y vigoroso a todos los sectores e instituciones a involucrarse y tomar conciencia de esta “otra pandemia”, para mirarla de frente.

Animaron a la ciudadanía y sus organizaciones a participar de la consulta popular, activa y especialmente en el “Foro de Adicciones” que propone este Tiempo de Escucha sobre “¿Cómo ser una Iglesia en salida que acude al encuentro con poblaciones populares que enfrentan el desafío de las adicciones?”.

“Si seguimos en ese camino de reconocer en nuestro pueblo el dolor y nos dejamos interpelar por eso vamos por una buena senda y nos queda sumar, mostrar y fortalecer para seguir andando”, expresaron los miembros de las organizaciones.

Fuente: vidanuevadigital.org

Dignidad sin fronteras

El acompañamiento caminado del Servicio Jesuita a Refugiados, en conjunto con la población migrante y refugiada, ha estado marcado por diversas expresiones artísticas y modos de comunicar en la región de Latinoamérica y el Caribe.

Utilizando las producciones sonoras como un modo y un medio para reflejar diversidad, la empatía, y la esperanza, el RJS presentó una nueva canción. A su vez, se pretende invitar a la sociedad civil a sumarse a la misión de tejer comunidades sin fronteras.

 

Letra

Dejaste atrás

tu vida y tu hogar

tuviste que caminar.

Sentiste que ayer

perdiste la fé

por eso te quiero cantar.

Escucha hermana que no hay fronteras

Latinoamérica es tuya entera

tu hogar es todo lugar.

Camina hermano por estas tierras

tu fuerza inspira comenzar

a sanar.

Hoy te quiero invitar

a tu mano brindar

para acompañar.

Por un mundo diverso

de sueños completos

y en libertad.

Mereces hoy ser feliz

volver a reír

y sentir la paz.

Por los derechos de refugiados y migrantes

El pasado 20 de junio conmemoramos el ‘Día Internacional del Refugiado’ y para los católicos es una ocasión para reflexionar y tener en cuenta la situación de la cantidad de migrantes forzosos por motivos económicos o políticos, con vistas a la 107ª Jornada Mundial del Migrante y Refugiado a finales del mes de septiembre.

Quienes padecen esta situación, según el Celam, “apuestan por la vida mejor, se ajustan saludablemente a las condiciones adversas y reconstruyen la historia de sus vidas desarrollando un sentido de pertenencia hacia las comunidades y sociedades de acogida”. El episcopado latinoamericano y la Red Clamor, de migración, trata y refugio regional, destacan el aporte que representan en los diversos ámbitos de la vida social y el capital humano que representan en el campo económico, cultural, las comunicaciones, la salud, la educación y la pastoral, entre otros.

En la comunicación suscripta por los obispos del continente, la Red referente de esta pastoral en América Latina expresan su cercanía con quienes se ven forzados a dejar su tierra, afirmando que refugiado puede ser sinónimo de fragilidad pero, a la vez, es “también es sinónimo de resiliencia, porque con la misma fuerza y coraje que han tomado la decisión de abandonar sus hogares.”

Con vistas a la Jornada Mundial de septiembre, cuyo lema es “Hacia un nosotros cada vez más grande”, no podemos dejar de señalar que la crisis de refugiados y migrantes alcanza a casi 80 millones de personas de todo el mundo, muchos de estos dentro de los límites de sus propios países.

Al respecto también se pronunció la Comisión Episcopal de la pastoral migrante de la Conferencia Episcopal Argentina, que promueve que la colaboración y el servicio a los refugiados sea conectar cada vez más con sueños y proyectos de estas personas. Sostuvieron que “Ellos precisan que nuestras manos, nuestras comunidades eclesiales, nuestras sociedades se conviertan en la expresión sensible y concreta de acogida, hospitalidad, fraternidad”.

Los miembros de esta Comisión piden a Dios por el acceso de refugiados y migrantes a los derechos de salud, vivienda, trabajo y educación, haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco “Estamos todos en el mismo barco y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, para que ya no estén los otros, sino sólo un nosotros, un nosotros tan grande como la humanidad entera”.

Proceso de escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe

En preparación a la I Asamblea Eclesial, la comisión organizadora del Proceso de escucha ha presentado una guía del método de participación, para comunidades y grupos eclesiales, en versión popular.

Este instrumento está pensado para acompañar y facilitar la participación de todos. Teniendo en mente el llamado del Papa a que esta Asamblea “no sea una élite separada del santo pueblo de Dios”.

Todo este proceso busca dar una oportunidad para el protagonismo de todo el pueblo de Dios en Am. Latina y el Caribe, sobre todo en las periferias, teniendo en cuenta las tareas pendientes desde la reunión de Aparecida (Brasil 2007).

El registro de las reflexiones se realizará a través de una plataforma de colaboración on-line, a través del sitio web de la Asamblea Eclesial, en la pestaña ESCUCHA

Siendo difícil tener encuentros presenciales, el recurso on line ha sido una respuesta efectiva para asegurar la participación de todo el pueblo de Dios.

La guía para el Camino, en su versión popular, incluye todas las temáticas y contenidos que se han venido desarrollando, en un lenguaje más sencillo y un poco más reducido.

“Quiere ser un insumo para asegurar la cercanía a la vida y a los corazones de las personas y ayudar a la reflexión, al diálogo y al discernimiento tanto personal como comunitario de todo el Pueblo de Dios” (Mons. Jorge Lozano)

Enlace a la Guía para el camino: versión popular