Gran Bretaña: Compromiso de los jesuitas para reducir el daño del cambio climático

En respuesta al “claro imperativo moral de actuar para la protección de nuestro planeta para las generaciones futuras”, los jesuitas de Gran Bretaña han decidido renunciar a invertir en sociedades cuya principal fuente de ingresos proviene de la extracción de combustibles fósiles. Esto fue anunciado por el Superior Provincial, el Padre Damián Howard, reiterando que “el cambio climático es el desafío más urgente que el mundo debe afrontar en un momento en que los desastres climáticos están causando cada vez más destrucción, golpeando duramente a los países más pobres, aunque rara vez son la causa”.

Actuar juntos lo antes posible

“Lo que ocurra a nivel climático y medioambiental tendrá implicaciones negativas para todos nosotros, por lo que debemos actuar juntos lo antes posible para proteger las condiciones de vida”, continúa el sacerdote, esperando que “los jesuitas puedan contribuir a este esfuerzo común”.

Según informa el Osservatore Romano, en Gran Bretaña, la Compañía de Jesús gestiona los recursos utilizados para financiar obras y proyectos de caridad en el país y en todo el mundo. El capital, administrado por tres gerentes, será totalmente desinvertido a finales de 2020, completando así el proceso ya iniciado para más de la mitad de las participaciones.

El planeta enfrenta una grave emergencia climática

Dado que diversos estudios científicos demuestran que todo el planeta se enfrenta a una grave emergencia climática, el padre Howard hace un llamamiento a “todas las instituciones para que reaccionen ante esta crisis ecológica y adopten medidas valientes para reducir el consumo de energía y pasar a las fuentes renovables”. Asimismo, pide a los grandes inversores en particular que “hagan todo lo posible para ayudar a evitar las graves consecuencias que podrían derivarse”.

El mundo debe responder a los enormes desafíos

“El mundo debe responder a los enormes desafíos y oportunidades del cambio climático con mucha más urgencia”, comentó Paul Chitnis, Director de las misiones jesuíticas del Reino Unido. Con ello, aseguró que el impacto del cambio climático se ve reflejado “en las comunidades de todo el mundo” siendo “los más pobres y marginados los que más sufren”, por cual, espera que “el Reino Unido cumpla con sus compromisos climáticos”.

Una acción mundial

En Madagascar, Efa Ravelonantoandro, jefe de programas del Centro Social Arrupe, testifica que en el sur del país “es ahora demasiado caluroso y el número de desplazados internos está creciendo”. A esto se le suman las continuas inundaciones, causando cada vez la propagación de enfermedades entre la población. En el país de África Oriental, hay muchos ríos, pero no se está “generando suficiente energía renovable”, declara.

Además de Gran Bretaña, los jesuitas del Canadá, Italia y Australia han decidido reducir el carbón de sus inversiones, así como el Jesuit european social center, de Bruselas y la red ecológica de justicia de los jesuitas en África, con sede en Nairobi (Kenya). Mientras tanto, el mes pasado, en el Reino Unido, Middlesbrough y Lancaster fueron las primeras diócesis del país en renunciar a sus inversiones en combustibles fósiles.

Fuente: www.vaticannews.va

Un hueso roto que se vuelve a soldar – Rafael Velasco SJ

En una nota para el diario La Nación, el P. Provincial Rafael Velasco SJ, analiza la  difícil realidad que actualmente atraviesan los barrios más desprotegidos y reflexiona sobre la necesidad de un trabajo colaborativo y fraterno que construya una sociedad más justa.

Nota completa:

La fraternidad y la cooperación son esenciales en un país en crisis en el que la pandemia se suma a la pobreza.

La antropóloga Margaret Mead afirmaba que el primer indicio de civilización humana, a su juicio, era un fémur roto y vuelto a soldar. La razón: un animal con un hueso roto no puede hacerse de los alimentos necesarios ni de agua, por lo cual hubiera muerto antes de sanar el hueso o en su defecto habría sido devorado por los depredadores. Que el hueso tuviera tiempo para soldar significaba que alguien se había hecho cargo de proveerle agua, alimento y protección a ese humano con el hueso roto hasta que pudiera sanar. Con lo que, de acuerdo a esta antropóloga norteamericana, el primer signo de civilización es cuidar del que está en situación de dificultad.

Es una teoría iluminadora. Particularmente en tiempos de pandemia, en los que quedan tan a la luz nuestras contradicciones como sociedad. El virus nos abofetea y pone a la vista que vivimos en un país fracturado. Un país en el que muchos compatriotas quebrados, como aquel primer ancestro, no pueden alcanzar la comida y están a merced de los depredadores: el hambre, la violencia, la desesperanza. Si bien la situación es difícil para todos, en los barrios más vulnerables la situación es muy dura. Para los sectores más desprotegidos, el coronavirus es una realidad a la que le tienen miedo, sobre todo, porque la ven en los medios, pero al hambre lo tienen sentado en sus mesas o golpeando amenazante sus puertas. Y la van peleando, organizándose en merenderos y ollas populares que se nutren de lo que ellos mismos aportan o de lo que los almacenes del lugar pueden dar. Los alimentos que van llegando desde los gobiernos o campañas de otras organizaciones también suman.

Y se ayudan con criterios propios del que sabe lo que es pasar necesidad. Una de las referentes de una comunidad muy castigada, cuando recibió las cajas de la campaña Seamos Uno y comprobó que la cantidad de necesitados en su barrio era mayor a la cantidad de cajas recibidas, decidió abrir las cajas (que son para una familia) y dividir el contenido para que alcanzara a dos familias en lugar de una. «Así todos tienen un poco», dijo. Ante la advertencia de uno de los líderes de la campaña, que le dijo que no se podían abrir las cajas, ella lo miró y le respondió: «Padre, tiene que aprender a ser más solidario». Lo cual causó risas (los que llevaron los alimentos lo hicieron por solidaridad) pero también significó un golpe de realidad.

Ante esta evidencia, no ayudan los discursos poco inteligentes y simplistas que culpan a los pobres de sus propios padecimientos. Se escucha penosamente a referentes culparlos de no cuidarse y «contagiarnos». Lo paradójico es que el virus llegó en avión pero ahora hay quien señala con el dedo a los que andan a pie o tirando del carro con cartones. No se puede pretender que una familia que vive al día quede de brazos cruzados para dejarse morir. Y aquí hay otra contradicción en ese discurso clasista: se les endilga a los pobres que viven de la ayuda del Estado, pero luego se les exige que se queden en sus casas sin poder ir a trabajar. ¿En qué quedamos?

Sin embargo, el error más profundo es pensar que el hambre es solo problema de ellos. Es un problema de todos como sociedad. No son solo ellos los que, como el homínido de la antropóloga, quedan con el hueso roto a merced de los depredadores (la droga, la violencia, la delincuencia). Somos todos como sociedad «civilizada» los afectados por esa fractura. Los depredadores, los conocemos, nos acechan. Y respondemos como civilización cuando cuidamos de los más débiles. No podemos avanzar con un miembro roto. La solución no es apalear al miembro, es cuidarlo, ocuparse de él para que pueda sanar y todos podamos avanzar.

Es luminosa la intuición de Margaret Mead. Más aún en estos tiempos. Viene a decirnos que nuestros antepasados ya sabían lo que a nosotros aún nos cuesta aprender: que no será el desprecio al más vulnerable lo que nos salvará, sino la cooperación y la fraternidad.

Fuente: lanacion.com.ar

Nuevo coordinador para el Servicio Jesuita a Migrantes en Montevideo

Joan Gratacós asumió como Coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes en Montevideo, Uruguay. A modo de presentación, nos cuenta sobre su llegada e incorporación al sector, el trabajo que llevan adelante actualmente y los mayores desafíos en la tarea atender necesidades urgentes.

Palabras del nuevo coordindador

Soy Joan Gratacós Guillén. Me acabo de incorporar como coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) en Uruguay. Soy español y estoy vinculado con Uruguay por razones familiares hace 25 años. Desde el 2018 estoy residiendo acá.

En diferentes etapas de mi trayectoria profesional he trabajo en la atención a migrantes y refugiados. En México, en el Servicio Jesuita a Refugiados, primero y, unos años después, en el SJM. En Cataluña, he trabajado como docente liceal en el acompañamiento para la inserción del alumnado migrante que se incorpora al sistema educativo catalán. 

El SJM Uruguay forma parte del Servicio Jesuita a Migrantes Argentina-Uruguay (SJM ARU). Además de la oficina de Montevideo, hay otras tres en Argentina: San Miguel (Prov. de Buenos Aires), Córdoba y CABA, donde se ubica la sede central.

Las cuatro oficinas del SJM ARU tenemos el empeño de acompañar a las personas migrantes, protegiendo y promoviendo sus derechos. Esto nos lleva a desplegar nuestras acciones en diferentes áreas: social (facilitando los procesos de inserción), educativa (promoviendo una cultura de la hospitalidad), pastoral (posibilitando espacios de encuentro con Dios) e incidencia (contribuyendo a generar políticas y prácticas inclusivas).

Dentro de este esquema común, en el SJM Uruguay tenemos el reto de fortalecer y cohesionar las diferentes obras que la Compañía de Jesús tiene en Uruguay en lo referente al acompañamiento a personas migrantes: en parroquias, colegios y la Universidad Católica. Gracias al esfuerzo de muchas personas implicadas, estos espacios ya han recorrido un camino, y se trata de poner los medios para seguir avanzando, buscando sinergias y complementariedades, en primera instancia con las obras de la Compañía, pero más allá con otras organizaciones eclesiales locales y de la sociedad civil uruguaya.

La situación de pandemia que estamos atravesando nos ha obligado a reconfigurar la atención a las personas migrantes. Estos meses hemos estado entregando canastas, ropa de abrigo y otros apoyos de emergencia en la parroquia de San Ignacio de Montevideo. La crisis sanitaria está golpeando de forma cruel a muchas personas que carecen de redes socioeconómicas estables, entre ellas, a los migrantes. 

Nuestro trabajo en otras áreas  (acompañamiento psicológico, orientación laboral, etc.) ha tenido que recluirse en el ámbito virtual. Cuando nos presentan necesidades de vivienda, salud o documentación que no podemos resolver directamente, informamos de aquellas instituciones que pueden atenderlos. Hemos cancelado temporalmente un servicio de comida y de convivencia que se ofrecía los domingos.

Más allá de la presente crisis sanitaria, esta población es vulnerable por su misma condición de migrantes. Muchas veces invisibilizada, está en los márgenes de nuestra sociedad. Nos sentimos llamados, como dijo el Papa Francisco, a acoger, proteger, promover e integrar a estos migrantes que recalan en el paisito para buscar una vida mejor, como hicieron antaño aquellos otros migrantes que llegaron de Europa.

Análisis de la respuesta social jesuita ante la situación de emergencia mundial

Compartimos un informe del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Compañía de Jesús, sobre las acciones que se están desarrollando como parte de la emergencia por la pandemia del coronavirus.

Este documento es un primer acercamiento a la información disponible. Los datos agregados que se presentan son tentativos. Se recomienda el análisis detallado a nivel regional y de red.

Algunos de los datos obtenidos son:

  •  329 organizaciones han respondido a la encuesta promovida por las redes Fe y Alegría, SJR, Centros Sociales Jesuitas, GIAN (Global Ignatian Advocacy Network).
  • 80% de la organizaciones trabajan aún en remoto o con servicios mínimos.
  • 3.6 millones de personas en todo el mundo están identificadas como potenciales beneficiarias debido al Covid-19.
  • 69,4% de las organizaciones están haciendo incidencia relacionada directamente con esta emergencia.

En el siguiente link podrás acceder al documento: Respuesta global covid19 Jesuitas Social.pdf

 

Fuente: jesuitas.lat

Campaña Córdoba Urgencia Alimentaria

Esta semana se lanzó la campaña Córdoba Urgencia Alimentaria. Es una iniciativa solidaria que tiene como objetivo acompañar la difícil situación económica que viven miles de familias cordobesas en el contexto de la pandemia mundial.

Los fondos recaudados se destinarán en su totalidad al suministro de módulos alimentarios para 25.000 familias, distribuidas a través de las 18 zonas pastorales de la Arquidiócesis de Córdoba, tanto en la capital como en el interior de la provincia.

Esta campaña es una iniciativa de Caritas Córdoba, Pastoral Social, Jesuitas de Argentina y Uruguay, Radio María, Hombre Nuevo y Manos Abiertas y ya cuenta con el apoyo de empresas privadas, universidades, clubes, centros médicos y de distintas personalidades del medio artístico y deportivo.

Para colaborar podés acceder a la web: www.urgenciaalimentaria.com.ar

 

Feria virtual para emprendedores migrantes

Desde la Fundación Protagonizar y el Servicio Jesuita a Migrantes se ha propuesto la realización de la primera Feria Virtual para emprendedores migrantes. La idea es adaptar los espacios de venta que se realizaban de manera presencial, a la nueva normalidad que nos toca vivir a causa de la Pandemia del COVID19. Pensando además en las consecuencias económicas que está dejando el aislamiento físico, así también como la perdida de trabajo por parte de algunos migrantes y la ausencia total de ayudas estatales para las personas que no tienen regularizada su documentación por ser extranjeros.

Muchas de las familias migrantes no están dentro ni de planes sociales, ni del Ingreso Familiar de Emergencia, esto hace que su situación sea de alta vulnerabilidad, dentro de la ya golpeada situación económica que atraviesa la Argentina y la región. En ese sentido es que se ha querido ir pensando caminos post pandemia, no solo de asistencia, sino también de reactivación y empleo.

La feria virtual es una de los tantas acciones que Protagonizar y SJM están proyectando para poder colaborar con las personas migrantes a la integración laboral. Paralelamente a esto, el Servicio Jesuita a Migrantes no ha dejado de realizar asistencia en alimentos y kit de higiene para bebes, tanto en la ciudad de Córdoba, en CABA, en San Miguel, y también en Montevideo, desde la parroquia San Ignacio. También estamos brindando ayuda en hospedajes. Actualmente estamos asistiendo en alimentos a más de 400 personas migrantes (paraguayas, bolivianas, venezolanas, ghanesas, colombianas, etc)

Es una situación compleja, donde hay varias opiniones al respecto, de parte de diversos estudiosos del tema económico, político y social. No hay caminos que hayan sido transitados anteriormente para poder tener alguna referencia. Por eso desde el SJM y Protagonizar hacemos una apuesta a las economías informales y a la solidaridad de la sociedad civil.

La feria: ¿Cómo funciona?

La idea es que las redes sociales del Servicio Jesuita a Migrantes y de la Fundación Protagonizar sean canales de difusión de los distintos emprendimientos.

Si te interesa alguna marca en particular, te comunicas directamente con el emprendedor a través de sus redes o whatsapp, conoces lo que ofrece, recibís atención personalizada, compras y coordinas la entrega.

 

Para colaborar con esta iniciativa podes ingresar a:

Hogares de tránsito protegido, un proyecto de la Universidad Católica de Córdoba

En un proyecto de Responsabilidad Social Universitaria, el Instituto Proyecto Fábrica, perteneciente a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba, está desarrollando hogares de tránsito protegido para personas de zonas carenciadas.

Estos hogares son ámbitos de aislamiento relativo y se montan en salones comunitarios, clubes, parroquias y otros sitios similares, con el objetivo de alojar personas sanas por COVID-19, pero que sí tienen el riesgo de contraerlo por vivir en condiciones habitacionales precarias o con un número muy alto de habitantes por casa.

Actualmente se comenzó por solicitud de Cáritas con el montaje de un hogar de tránsito protegido en el Hogar de Cristo ubicado en barrio Cáceres, al sur de la ciudad de Córdoba. Esa zona en particular se  caracteriza por su condición humilde y la presencia de un asentamiento precario de grandes dimensiones. Este es el primer prototipo desarrollado y construido.

El proyecto es el resultado de la implementación del conocimiento de distintos actores y profesionales: sanitaristas, psicólogos sociales y arquitectos, en este último caso, comprometidos con las “arquitecturas de emergencia”. La simple localización de personas en ámbitos públicos vacantes (estadios cubiertos, salones de espectáculos, Escuelas, etc.), constituye una “solución a mano”, pero no termina de otorgar las condiciones necesariamente humanas que se pretenden con este proyecto, que es generar pequeños ámbitos (1 por cama) que ofrezcan privacidad relativa, contención emocional a partir de la idea de cobijo y la generación de una atmósfera caracterizada por los colores de los materiales y las señales, de tal modo que sientan la dimensión humana antes que la “intemperie de los grandes salones”.

La mayor cantidad de arquitectos provienen de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba, pero también se suman contribuciones de profesionales invitados, además de amigos y gente en general que se asocia espontáneamente, constituyendo así un equipo muy importante.

El sistema se constituye de una tenso-estructura de sogas de escalada de 6mm sujetadas a muros, varas de madera estandarizada de 45mm, que izan las sogas otorgando tensión, y de esta red en ambos sentidos de un espacio, “cuelgan” planos divisorios de diversa materialidad.

En el caso del Hogar de Cristo se utilizaron “placas pizarrón” de cartón doble corrugado, provistas por el Grupo Arcor/Cartocor.

De muy bajo costo y fácil como rápido montaje, estos hogares de transito son considerados una respuesta efectiva a la situación que enfrentamos.

Fuente: www.ucc.edu.ar

Un pequeño relato para compartir – Por Juan Berli SJ

Juan Berli SJ fue nombrado el año pasado como Párroco y Administrador parroquial en dos dependencias de la diócesis de Quilmes, Buenos Aires. Junto con otros compañeros jesuitas, llevan adelante la tarea de acompañar a las comunidades de las parroquias Nuestra Señora de las Lágrimas y Nuestra Señora de Luján.

Hoy, nos acerca la historia Jonatan y su familia, que en medio de las dificultades y gracias al apoyo de la comunidad, llegaron al barrio para quedarse.

Un pequeño relato para compartir – Por Juan Berli SJ

Conocimos a Jonatan cuando fue a buscar comida para su familia, al Centro Guadalupe, hace ya dos meses. Llegó a La Matera cuando debió desocupar la casa de su padre. Con Yeni tienen 7 hijos, la mayor de 13 y el menor de 1 año. Fue su primo quien le dijo que podían “mudarse” al terraplén, porque se había desocupado un lugar. 

Con chapas y madera construyó la casa, de único ambiente de 6 x 4 mts. Estaba como colgando del terraplén… pero su principal preocupación eran las lluvias: a sus hijos los desparramaban entre los vecinos para que pudieran dormir. 

Cuando los visitamos nunca nos pidió nada. Estaban inmensamente agradecidos por la comida abundante que traían los soldados del Ejército. 

Gracias a una gran movilización de muchos cevequianos, familiares y amigos, que decidieron hacer donaciones, pudimos comprarle 5 chapas y tirantes. Los puso el mismo día que llegaron, con ayuda de los vecinos. Cuando vino a visitarnos Rafael Velasco, pudimos llegar a su casa. Estaban esperando 10 camiones de tierra para nivelar el “patio”. Nos contó que era auxiliar de panadería y tenía changas dos veces por semana. Y que nunca se había imaginado recibir tanta ayuda.

El viernes pasado le entregamos un horno pizzero pequeño. Caritas nos consiguió el flete. Al llegar a su vivienda Jonatan y Yeni se quedaron paralizados y sin palabras. Literalmente no podían hablar. 

Hoy nos envió fotos con este texto: “estos panes isimos el martes. Estamos vendiendo día por medio grasias a todos ustedes”. 

Tener un emprendimiento propio había sido su sueño desde pequeño. ¡Te damos Gracias Señor! 

Nos sentimos acompañados por todos ustedes.

 

Papa Francisco: comienza un año especial por el cuidado de la Casa Común

Este domingo 24 de mayo, el Papa Francisco anunció que la Iglesia dedicará un año especial para reflexionar sobre la encíclica Laudato si’ y sobre el cuidado de la creación.

Este año especial empezó ayer y durará hasta el 24 de mayo del próximo año e invitó “a todas las personas de buena voluntad a unirse, para cuidar de nuestra casa común y de nuestros hermanos y hermanas más frágiles”.

El Papa recordó que con la encíclica Laudato si’ se buscó “llamar la atención al grito de la Tierra y de los pobres”. “Ahora, gracias a la iniciativa del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la ‘Semana Laudato si’, que acabamos de celebrar se convertirá en un año especial de aniversario de la Laudato si’, un año especial para reflexionar sobre la encíclica”, sostuvo.

Al finalizar, Francisco compartió la Oración para el año especial dedicado a la Laudato si’

Dios amoroso,

Creador del cielo, de la tierra y de todo lo que hay en ella.

Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones, para que podamos ser parte de la creación, tu don.

Sé presente para los necesitados en estos tiempos difíciles, especialmente para los más pobres y más vulnerables.

Ayúdanos a mostrar solidaridad creativa para enfrentar las consecuencias de esta pandemia mundial.

Haznos valientes para abrazar los cambios dirigidos a la búsqueda del bien común.

Ahora más que nunca, que podamos sentir que todos estamos interconectados e interdependientes.

Haz de tal modo que logremos escuchar y responder al grito de la tierra y al grito de los pobres.

Que puedan ser los sufrimientos actuales los dolores de parto de un mundo más fraternal y sostenible.

Bajo la mirada amorosa de María Auxiliadora, te pedimos por Cristo Nuestro Señor.

Amén.+

 

Fuente: aica.org

 

#SeamosUno sigue en marcha

La campaña de recaudación de fondos y alimentos que comenzó en el mes de marzo, a pocas semanas del comienzo de la cuarentena obligatoria, continúa con la entrega de cajas y ayudando a los sectores más desfavorecidos. Patricio Alemán SJ, colabora en la logística de la campaña y nos cuenta un poco más sobre este proyecto solidario.

Por Patricio Alemán SJ

Como muchos ya sabrán, desde mediados de marzo, se dio inicio al proyecto Seamos Uno para asistir con cajas de alimentos y elementos de higiene a un 1.000.000 de familias de Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. La idea surgió en conversaciones entre Rodrigo Zarazaga y Gastón Remy, presidente de IDEA. En sólo tres semanas se puso en marcha, con la ayuda empresarial, un gran esfuerzo de captación de fondos, comunicación, logística y auditoría, que nos permite estar al servicio de familias vulnerables en el contexto de la pandemia y cuarentena actual. 

Esta iniciativa impulsada desde el CIAS, está acompañado por la AMIA, por iglesias evangélicas, el Banco de Alimentos, ACNUR y CARITAS. A través de todas estas instituciones se realiza la distribución de cajas. Ya se han repartido más de 250.000, se están preparando otras 150.000, y se han conseguido fondos para producir otras 200.000. 

Personalmente, participar en la logística de distribución me ha permitido tomar contacto con todas las diócesis de la región Buenos Aires, con los y las referentes diocesanos, parroquiales y barriales de CARITAS. Junto a Rodrigo hemos visitado no sólo nuestras parroquias en San Miguel y Quilmes, sino también capillas y parroquias en La Matanza, Lanús, Merlo, Moreno, José C. Paz… Y en todas nos impresiona ver la presencia comprometida de tantos hombres y mujeres, sacerdotes y religiosas en la distribución de las cajas, así como también en la organización de ollas y comedores. En cada barrio y villa, la presencia eclesial es muy fuerte. Y en ninguno de ellos se alcanza a cubrir la necesidad y demanda básica de comida. 

En estos días donde se pide abrir las Iglesias y Templos, conmueve ver que en los barrios y villas las iglesias nunca cerraron. Que las iglesias están más abiertas que nunca. Que han salido al encuentro de quienes más lo necesitan. Que han sacado afuera mesas, ollas, manteles, y que se han puesto a servir. Que tantos laicos, religiosas y religiosos, curas han salido a caminar y embarrarse para llevar el alimento básico y necesario a quienes más lo necesitan. Que se han convertido en auténticos hospitales de campaña para asistir y cuidar a quienes más lo necesitan. 

Sin dudas que este proyecto ha conseguido que todos los actores y sectores que participan (religiosos, sociales, empresariales, particulares, estatales) “seamos uno” literalmente. Que todos nos acerquemos a los sectores marginados y olvidados. Que allí nos encontremos y entendamos que “nadie se salva solo”. Y que desde allí podamos pensar un modo distinto de construir país y el Reino: más humano, más evangélico.