Desafíos y signos de esperanza en el apostolado de la migración forzada

Con ocasión del Día Internacional del Migrante, celebrado el pasado 18 de Diciembre, la Curia General de los Jesuitas compartió una nota sobre los principales desafíos sobre los que se debe trabajar para fortalecer el acompañamiento a personas migrantes y refugiadas.

Por Javier Cortegoso Lobato, Coordinador de la Red Jesuita con Migrantes en América Latina y el Caribe (CPAL)

«Las migraciones constituirán un elemento determinante del futuro del mundo». Pero hoy están afectadas por una «pérdida de ese “sentido de la responsabilidad fraterna”, sobre el que se basa toda sociedad civil»

Papa Francisco, Fratelli tutti

 

Es difícil no aceptar la verdad que esconde la frase “todos somos migrantes”. Si no lo hemos vivido en primera persona, no es extraño que nuestros padres y madres, o nuestros abuelos, o nuestros hermanos hayan vivido una experiencia de migración. La migración no es por lo tanto una novedad, pero el volumen de la migración ha sufrido un crecimiento exponencial en las últimas décadas.

Muchas de estas personas no están ejerciendo la migración como un derecho, sino que son víctimas que huyen, literalmente, para salvar su vida. A la Compañía de Jesús, igual que a la Iglesia, le ocupan especialmente compartir el viaje de las personas en situación de migración forzada que han dejado sus comunidades por distintas causas interconectadas.

Ante esta tremenda complejidad me gustaría presentar algunos desafíos que debemos enfrentar.

Identificar y denunciar las causas y causantes de la migración. Ser capaces de solidaridad, pero también de indignación.

Entender que la migración no es un problema, sino que vivimos en una crisis generalizada de los derechos humanos como gran causa de la migración. El problema está en entender cuáles son las causas que generan expulsión. En nuestro apostolado esto supone un compromiso igual por la defensa del derecho a migrar que por el derecho a no migrar. Para ello debemos comprender y analizar los hechos que llevan a la migración forzada, denunciarlos y proponer cambios radicales.

Exigir un cambio de políticas públicas migratorias.

Existe un creciente impulso restrictivo de la política que la aleja de los parámetros de justicia. Esta restricción genera una tensión con otra evidencia, la mayor necesidad de migrar. Caminamos con millones de personas que huyen en busca de un futuro de salvación, que se juegan la vida. Los estados deben garantizar la protección internacional de todas estas personas, para ello deben ser flexibles y creativos en la creación de alternativas migratorias y proveer el acceso a derechos.

Nuestro apostolado debe exigir marcos normativos que garanticen no sólo la regularización administrativa, sino que promuevan activamente políticas que favorezcan la protección internacional, el acceso pleno a derechos -incluido el principio de no devolución- y la adecuada integración y acogida.

Políticas públicas para una Integración real.

Lo mismo que afirmamos para el comportamiento social, lo debemos exigir para el comportamiento político. La política migratoria no solo debe alejarse de intereses partidistas, sino que no puede reducirse a contener las consecuencias humanitarias de la migración forzada. En los pactos mundiales del 2018 se anotaba un elemento que es crucial, realizar políticas integrales, es decir, deben promover la integración real, facilitar la práctica de la hospitalidad como hábito social y abordar todas las dimensiones del migrante como ser humano y como parte de la sociedad que le acoge.

La práctica de la Hospitalidad: Es necesario entender la acogida con una perspectiva integral.

La integralidad implica respondernos positivamente a la posibilidad de vivir realmente juntos. Apostar por verdaderas comunidades de hospitalidad supone no sólo aprender a aceptar la diversidad como riqueza, sino abrirse a compartir espacios comunitarios, promover la participación, aceptar que coprotagonizamos el espacio de decisión en nuestras sociedades. La hospitalidad es un modo de convivir todas y todos juntos creando sociedades fraternas. Debemos promover la cultura de hospitalidad a través de la creación de auténticas comunidades de acogida.

Encontrar la esperanza como desafío, responsabilidad y oportunidad.

Encontrar a Cristo, obligado a huir, en los rostros de las personas migrantes, desplazadas y refugiadas es una continua fuente de esperanza.

En todos los contextos de la migración forzada descubrimos también gestos de inmensa solidaridad y acogida, la hospitalidad es un valor presente y actual. En todos los continentes, los apostolados de la Compañía promueven procesos de acompañamiento, caminando con las y los descartados. Estos compromisos en el acompañamiento nos permiten ser testigos de cambios, migrantes que, desde la vulnerabilidad y la precariedad, son capaces de sanar sus heridas, y nos muestran una transformación hacia el empoderamiento.

Tejer redes como estrategia fundamental.

El Padre Arrupe marcó, hace ya 40 años, un hito en la historia de la Compañía al animarnos en la defensa, servicio y acompañamiento de las personas refugiadas. El salto necesario en el que vamos avanzando, especialmente en este siglo XXI, pero con grandes dificultades, es la apuesta por el trabajo en red.

Redes interprovinciales, intersectoriales, que conecten las dimensiones de trabajo, que se orienten por y para más misión, que partan de acompañar desde las fronteras y los territorios más vulnerables a la migración forzada y reconozcan la necesidad de fomentar alianzas, es nuestro verdadero desafío.

Es importante reconocer, y es consolador, los pasos dados en todas las conferencias en este sentido. Pero nos queda un largo camino por recorrer, para celebrar este día internacional del migrante en el 2020, intentemos respondernos: ¿Qué nos está pidiendo hoy Dios en el acompañamiento de la migración forzada?.

Fuente: www.jesuits.global/es

Empresa y Doctrina Social de la Iglesia

En el punto nº 40 de la tercer encíclica publicada por el Papa Benedicto XVI, «Caritas in veritate», leemos: “Se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia.” 

La Doctrina Social de la Iglesia reconoce “la justa función de los beneficios”, pero al mismo tiempo afirma que “los beneficios no son el único índice de las condiciones de la empresa” (Centesimus annus, 35). Porque los beneficios son necesarios para que la empresa sea sostenible, pero no son el único indicador válido de la empresa ni el más importante.

El mismo punto de «Centesimus annus», afirma: “La empresa es una comunidad de hombres que, de diversas maneras, buscan la satisfacción de sus necesidades fundamentales y constituyen un grupo particular al servicio de la sociedad entera”.

Tres son las dimensiones que toman fuerza aquí para describir la empresa

  • La primera es la dimensión humana. Es decir, la empresa es, ante todo, una comunidad de personas que trabajan con un fin común. Esta es la característica esencial de toda empresa.
  • La segunda es que este grupo de personas busca lograr lo suficiente para vivir. Es decir, que su trabajo en conjunto se realiza para poder lograr unos ingresos que les permitan vivir con dignidad. Por ello la Encíclica habla de necesidades y no de lograr unos ingresos máximos o de ganar cada vez más.
  • Por último, esto lo hacen a través de una actividad que se pone al servicio de toda la sociedad a través de la mejora del bien común. Los bienes y servicios producidos por la empresa buscan mejorar la vida de quienes los utilizan, por ello las empresas sirven al bien común logrando ingresos suficientes para las personas que las componen y aportando bienes y servicios útiles para los demás.

De hecho, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (338) indica: “La empresa debe caracterizarse por la capacidad de servir al bien común de la sociedad mediante la producción de bienes y servicios útiles”. La empresa tiene una función social que cumplir ante una sociedad que permite su propio desarrollo material a través de la producción y el ofrecimiento en el mercado de estos bienes y servicios.

Pero al mismo tiempo, como comunidad de personas, la empresa crea “oportunidades de encuentro, de colaboración, de valoración de las capacidades de las personas implicadas” (CDSI 338). La empresa no puede verse tan solo como una institución volcada en la producción de bienes y servicios, sino que también es un lugar de encuentro y trabajo conjunto que permite a las personas su total realización como tales.

Fuente: www.vidanuevadigital.com

Por: Enrique Lluch Frechina
         Doctor en Ciencias Económicas

UCA: Pobreza y escolaridad en pandemia

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA) presentó el 10 de diciembre el Informe de avance del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia 2010-2020: «Efectos del ASPO Covid-19 en el desarrollo humano de las infancias argentinas». 

La presentación estuvo a cargo de Ianina Tuñon, investigadora responsable del ODSA y contó las contribuciones de Marcelo Miniati, director ejecutivo de Fundación Cimientos y Mariana Parola, directora Ejecutiva de Fundación Haciendo Camino. Moderó Carlos March, director de Inteligencia Colaborativa en Fundación Avina.

El estudio revela que la pobreza llega al 44,2% de la población total y al 64,1% del segmento de niños y adolescentes, mientras que el 15,5% de los menores de 18 años sufrieron inseguridad alimentaria severa en el último año. Forman parte de los 4,5 millones de niños y adolescentes de entre 0 y 17 años que viven en hogares en los cuales, por problemas económicos, se redujo la cantidad de alimentos consumidos.

Según el relevamiento del ODSA UCA, los adolescentes de entre 13 y 17 años son los que más han sufrido episodios de hambre. La inseguridad alimentaria severa llega en ese caso al 18,9%, mientras que en 2019 era de 14,4%. El índice es de 16,7% entre los niños de 5 a 12 años (15,1% el año pasado) y de 9,5% en el grupo de niños de 0 a 4 años (en este caso hubo una disminución respecto del 11,9% de 2019).

Tuñón estimó que hay 4,5 millones de niño con insuficiencia alimentaria total y, dentro de esa población, 2,04 millones con insuficiencia severa.

«La Tarjeta Alimentar tuvo un efecto positivo y protector de la primera infancia en el espacio de la alimentación», afirma el estudio, y sostiene que sin ese programa la pobreza entre los menores de 19 años hubiera sido de 66% en lugar del 64,1%, en tanto que la indigencia hubiera trepado al 19,1% en lugar del índice de 16% registrado.

El informe del ODSA UCA también muestra que un 2,2% de los estudiantes no mantuvo ningún contacto con sus docentes durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) y que la probabilidad de haber quedado afuera de las clases remotas aumenta a medida que el estrato socioeconómico de los hogares disminuye. En las capas más bajas, llega al 5%.

El relevamiento del ODSA UCA incluyó a 5.728 hogares en los que viven 17.920 personas, de las cuales 4.220 son niños. El relevamiento abarca a los centros urbanos con 80.000 habitantes o más e incluye a la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Gran Rosario, Gran Córdoba, San Miguel de Tucumán – Tafí Viejo, Gran Mendoza, Mar del Plata, Gran Salta, Gran Paraná, Gran Resistencia, Gran San Juan, Neuquén-Plottier-Cipoletti, Zárate, La Rioja, Goya, San Rafael, Comodoro Rivadavia y Ushuaia Río Grande.

En el link el informe completo sobre «Efectos del ASPO Covid-19 en el desarrollo humano de las infancias argentinas«.

Fuente: aica.org

Pablo Michel SJ: «Una pandemia llamada Economy of Francesco»

Desde el 19 al 21 de Noviembre, se llevó adelante el evento «La Economía de Francisco», una iniciativa del Papa Francisco para poner en marcha un proceso de cambio global que favorezca a una economía mas justa, inclusiva y sostenible. Este encuentro virtual e internacional, convocó a hombres y mujeres del ámbito económico-empresarial, y alrededor de 3.000 jóvenes de todo el mundo.

Pablo Michel SJ (ARU), participó del evento y comparte con nosotros un escrito que relata la experiencia.

Una pandemia llamada Economy of Francesco

¿Ya leyeron “Fratelli Tutti”? Admito que yo todavía no. Hoy, 1º de diciembre, el Papa saca un nuevo libro, “¡Soñemos!” – y dicen que está muy bueno. ¡Va demasiado rápido! 

Pienso en esto porque he participado todo este año de ‘Economy of Francesco’ (EoF), un encuentro que se inspira en el santo de Asís, no en el Papa. Aunque, a decir verdad, se confunden los Franciscos todo el tiempo. De hecho, me atrevería a decir que este movimiento de jóvenes economistas de todo el mundo nace de “Laudato Si”. Cada vez que vuelvo a ella descubro más sabiduría, más fuerza, más luz. Es un verdadero volcán, que se adelantó en su erupción a todo lo que está pasando. Increíble. 

Les cuento que EoF es también un volcán. Mucha energía contenida que busca un cauce. Y que quema. Un deseo común, cambiar la economía para cambiar el mundo. Estuve todo el año reunido virtualmente en una de las doce aldeas que conforman este movimiento, “Policies & Happiness”. Nos tocó reflexionar sobre los estudios económicos que indican que, alcanzado un determinado nivel de ingresos, las personas ya no aumentan la percepción de su propia felicidad haciéndose más ricas. Las encuestas parecen indicar que la felicidad depende sobre todo de mantener relaciones humanas significativas, de vivir con sentido y con cercanía a la naturaleza, y en hábitats que permiten que la vida humana florezca. 

Todo muy lindo, sí pero… ¿cómo vamos hacia ahí? ¿qué políticas públicas pueden favorecer mejores relaciones humanas? ¿quién las paga? Hemos estado pensando en diferentes propuestas, que por ahora son pequeños brotes verdes en un bosque incendiado. Algo que  hemos considerado detenidamente en mi aldea es la idea de “Deglomeration”. Propone básicamente favorecer la descentralización de las grandes metrópolis, y promover el desarrollo de ciudades pequeñas y medianas, donde las personas puedan encontrarse más entre sí, acercarse más a la naturaleza, acompañar a los más débiles en su caminar.

En una de las conferencias del evento central, me tocó entrevistar a Vandana Shiva, una eco-feminista india, doctora en física y con un fuerte trabajo en comunidades de base en su país. Su pensamiento es sumamente interesante, cuestionador de todo lo que en Occidente tenemos por verdades incuestionables. Le pregunté qué pensaba sobre la idea de deglomerarse, si podía ser pariente de su mensaje de “volver a la tierra”, si tenía sentido en India como en Latinoamérica. Pueden ver su respuesta aquí: https://n9.cl/i0g8s Conocerán ahí también a Chiara, una geógrafa y activista italiana; a Ofer especialista en políticas públicas en Israel; y a Pauline Effa,  con un interesante trabajo en desarrollo económico en comunidades de Camerún. Los traductores eran de Canadá y Ruanda. Y yo desde Chile. Una verdadera fiesta de la diversidad.

Qué más puedo decir sin perder su atención (¿tarde ya?). El discurso final del Papa Francisco a los participantes del evento fue tremendo. Recomiendo su lectura: https://n9.cl/73ut. Creo que sobre todo es un llamado a la acción, y a no dejar que la búsqueda de una economía más humana, ecológica e inclusiva pase a ser sólo un lugar común en el discurso: “Involúcrense, o la historia les pasará por encima”. Creo que es urgente tomar caminos distintos. Veremos cómo sigue todo. Los mantengo al tanto.   

Pablo Michel sj

 

Podés conocer más en: francescoeconomy.org

40 años del Servicio Jesuita a Refugiados

El pasado 14 de noviembre se cumplieron 40 años desde que el P. Pedro Arrupe SJ fundó el Servicio Jesuita a Refugiados en 1980. En conmemoración del camino recorrido acompañando  la vida de migrantes y refugiados en todo el mundo, Julio Villavicencio SJ, comparte con nosotros un mensaje en nombre del Servicio Jesuita a Migrantes de Argentina y Uruguay.

40 años del Servicio Jesuita a Refugiados

“En vista de lo allí discutido, y después de consultarlo con mis Consejeros Generales, he decidido establecer en la Curia un centro operativo ‘Jesuit Refugee Service’ (JRS), para coordinar la acción de la Compañía en pro de los refugiados.” (Arrupe, P., 1980. Carta sobre los refugiado).

Con esta carta del año 1980 el padre Arrupe da comienzo formal al Servicio Jesuita a Refugiados. Fue un 14 de noviembre. Un espacio que se constituía como la única obra de apostolado social de carácter internacional y dependiente del padre General.

El contexto de su surgimiento fue en plena guerra fría, dónde los enfrentamientos de los bloques comunistas y los bloques de orientación capitalista  se libraron en países en desarrollo. Ese fue el caso de la guerra de Vietnam, que terminó en una crisis de refugiados en las costas de Indochina. Son estas personas llamadas “boat people” en su momento, las que el padre Arrupe descubre y queda impactado. Así lo describía en sus propias palabras:

“En las Navidades del año pasado quedé profundamente impresionado y conmovido por las penalidades de los miles de ‘ prófugos del mar ‘ y de refugiados. Creí mi deber enviar un telegrama a unos 20 Superiores Mayores de diferentes partes del mundo. Haciéndoles partícipes de mi preocupación, les preguntaba qué podían hacer ellos en sus respectivos países, y qué podía hacer la Compañía para aliviar, al menos un poco, la tragedia del tal situación.”

Es esta situación en particular la que conmociona de tal manera al padre Arrupe que su preocupación nos recuerda a aquella triple pregunta que propone Ignacio delante de Cristo Nuestro Señor puesto en cruz, a saber,  ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo?

“El Padre Arrupe transformó su conmoción por el sufrimiento de quienes huían de su tierra en busca de seguridad tras la guerra de Vietnam en una preocupación profundamente práctica por su bienestar físico, psicológico y espiritual”, nos dice en su carta el Papa Francisco, en virtud de saludar al SJR en su 40 aniversario.

Siguiendo su exhortación, el Papa invita a seguir acompañando y sensibilizando a la sociedad ante la situación tan dolorosa de tantas personas. El SJR tiende una mano de amistad para ayudar, acompañar y ofrecer oportunidades para crecer. Francisco identifica este accionar con un testimonio del amor de Dios.

Nuestro contexto a pesar de no estar atravesado por la Guerra Fría, se ve violentado por diversos conflictos de distintas naturalezas. Ellas tienen que ver con la lucha contra el terrorismo internacional, conflictos políticos, religiosos o raciales. La pobreza y la desigualdad. En la época que Arrupe funda el SJR la cantidad de refugiados ascendía a 16 millones aproximadamente de personas. En la actualidad la cantidad de personas desplazadas a la fuerza asciende a 79,5 millones. Y eso no deja afuera nuestra realidad Latinoamericana y en particular nuestra realidad Argentina y Uruguaya.

Argentina y Uruguay

En la provincia acompañamos a las personas migrantes y refugiadas desde el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM). Espacio que asiste y acompaña a más de 1400 personas migrantes y refugiadas de muy variados países, como son, Senegal, Ghana, Haití, Colombia, Venezuela, Paraguay, Perú, Bolivia, Perú, República Dominicana y Cuba, entre otros.

En la actualidad el SJM cuenta con 4 oficinas que hacen presencia en la ciudad de Córdoba, el partido bonaerense de San Miguel, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la ciudad de Montevideo, Uruguay. Cada una de estas oficinas está organizada en cuatro áreas: Social, Pastoral, Incidencia y Educación.

En particular la crisis humanitaria que se da en Venezuela, pone en la región una mapa atravesado por flujos de personas que cruzan de las más diversas maneras las fronteras de los países de AL. Se llama migración mixta, porque en ella hay migrantes forzados, económicos y también refugiados.

Se ha incrementado en la población que acompaña el SJM, familias caminantes, sometidas a distintos tipos de violencia por el camino, entrando por pasos como la Quiaca en Argentina o Chuy y Rivera en Uruguay. Muchos jóvenes de entre 18 y 27 años, no necesariamente con estudios de secundaria. En casi todos los casos han experimentado xenofobia en otros países de la región.

“En el marco de la cuarentena, hemos tenido la oportunidad de trabajar con otros flujos migratorios como el ghanes. En este caso se trata de un grupo migratorio en su mayoría conformado por hombres en edad laboral, vinculados con el mercado informal y en un 90% solicitantes de refugio. En su mayoría, las ganancias que aquí obtienen son destinadas a las remesas, actividad fuertemente afectada en este contexto de cuarentena. Son muy pocas las mujeres ghanesas que hemos conocido, sin embargo, las que han sido acompañadas hacen parte de núcleos familiares monoparentales  y con mayores barreras en su idioma.” (Laura Herrera, coordinadora oficina CABA).

Otra población con un alto nivel de vulnerabilidad es la población haitiana, se encuentran con grandes desafíos para acceder a la ayuda humanitaria. El idioma ha sido la barrera principal y luego se han puesto en evidencia procesos de integración muy débiles que hacen de su condición humanitaria un desafío mayor. En su mayoría tienen sus estadías en el país regularizadas, sin embargo, con procesos de integración que los ubican en un contexto de importantes carencias.

Cecilia Duarte, coordinadora de la primera oficina del SJM en Argentina nos cuenta: “Comencé mi trabajo con el objetivo de articular el trabajo del SJM con los Colegios parroquiales de San Miguel. Nos encargamos de ir dándole forma a este proyecto. El SJM surge con la necesidad de acompañar a las personas de los países limítrofes tanto en sus trámites como en su fe. En el camino, fuimos conociendo otras realidades. Fuimos aprendiendo a ponernos en el lugar de la otra persona, un cambio de mirada. A veces en esta misión la situación te supera y lo único que uno puede hacer es escuchar y mirar a la persona a los ojos. Este último año con el COVID, se nos puso de frente otras realidades migrantes, con poblaciones de países que no son limítrofes, con idiomas distintos y culturas muy diversas.”

La última oficina que se abre del SJM en la provincia son las oficinas de Montevideo, con la gran colaboración de laicos, de los párrocos jesuitas de San Ignacio y de Sagrado Corazón. Joan Gratacós, coordinador del SJM en Montevideo cuenta algunos aspectos de su experiencia: “Mi experiencia ha sido tratar de conocer la realidad migratoria en Uruguay. Hemos tenido que trabajar en la primera línea asistiendo a las personas migrantes más vulnerables. Un gran inconveniente con el que siempre hay que lidiar son las situaciones complejas y los recursos escasos. Gracias a Dios hay un gran compromiso por parte de los voluntarios, en especial de dos religiosas que llevan adelante distintas oficinas del SJM en Montevideo. Hay dos grandes desafíos en el contexto, uno es el habitacional y el otro es la incorporación al trabajo por parte de las personas migrantes. En cuanto a los desafíos institucionales tenemos por delante la búsqueda de financiamiento, la articulación con otras organizaciones y el cuidado de los equipos que integran el SJM”.

Las personas que integran el SJM intentan hacer realidad una sola misión: acompañar a las personas migrantes más vulnerables con el objetivo de proteger y promover los derechos y la dignidad de estas personas.

“Conocer la historia de las personas, sus progresos y superaciones ha sido muy motivador. Ha sido muy difícil encontrar los recursos para poder acompañarlos en sus necesidades básicas. El acompañar a los voluntarios ha sido también una experiencia maravillosa, porque son personas que ponen un gran cariño y corazón en cada una de las actividades que realizan”. (Saraí Alviarez, coordinadora SJM Córdoba)

Nos gustaría dar cierre a esta pequeña reseña del SJR y del SJM ARU con las mismas palabras que el padre Arrupe despedía a los superiores pidiéndoles colaboración para esta misión:

“San Ignacio nos pidió estar dispuestos a ir a cualquier parte donde seamos más necesarios para ‘ el mayor servicio divino’. Las necesidades, tanto espirituales como materiales de los 16 millones de refugiados que hoy hay por el mundo, difícilmente podrían ser mayores. Dios nos está llamando a través de esas poblaciones desvalidas. La oportunidad de prestarles ayudas deberíamos considerarla como un privilegio que, a su vez, nos atraerá grandes bendiciones de Dios para nosotros y la Compañía.” (Arrupe, P., 1980. Carta sobre los refugiado).

Si quieres conocer más sobre el trabajo del SJM ARU puedes encontrarnos en www.sjmargentina.org, @sjm_argentina, @sjmuruguay.

El santuario Padre Hurtado: para abrir los ojos a la realidad de los excluidos

Aunque el Padre Hurtado, fundador de la conocida obra Hogar de Cristo, murió el 18 de agosto de 1952, su santuario fue inaugurado el 19 de noviembre de 1995, un año después de su beatificación (16 de octubre de 1994). En este santuario que lleva su nombre, ubicado en la ciudad de Santiago, se puede visitar la tumba de este apóstol de Jesucristo. Alberto Hurtado se entregó por completo al apostolado social. Estaba cerca de los pobres y especialmente de los sin techo, pero su acción también remeció a toda la sociedad chilena. Su mensaje llamaba la atención sobre las carencias y problemas de los que eran abandonados a su suerte en los márgenes de la ciudad.

Con motivo del 25 aniversario de la apertura del santuario, el Padre Arturo Sosa, Superior General, envió un mensaje en vídeo que destaca el valor del testimonio del jesuita Alberto Hurtado. Aquí está lo esencial del mensaje:

Han pasado veinticinco años desde que se abrieron las puertas de ese bello lugar, anclado en la sencilla comuna del Gran Santiago en la que el Padre Hurtado desarrolló gran parte de su labor social y tiene para nosotros un enorme significado.

Alberto Hurtado se desvivió por mostrarle a sus contemporáneos una realidad que no muchos veían y conocían. Desde hace veinticinco años el Santuario sigue siendo testimonio de esa manera de abrir los ojos a la realidad de los excluidos. Quien quiera encontrarse de manera profunda con el Padre Hurtado, tiene que hacerlo ahí, donde siguen abundando lacerantes situaciones de pobreza y marginación, a las que se añade, hoy día, el desafiante fenómeno de la migración.

Es hermoso conocer las historias de tantos y tantas que siguen acudiendo al Santuario en busca de la gracia que llene su vida de futuro y esperanza. Es hermoso tomar conciencia de cómo el Padre Hurtado sigue actuando en medio de su pueblo. Sigue siendo mensajero de consuelo y esperanza, eficiente intercesor de los dones que el buen Dios quiere dar a todos y todas en abundancia.

En las actuales circunstancias mundiales de crisis social, económica y política, siento que San Alberto Hurtado tiene un significativo papel que jugar para que nuestra mirada no se desvíe ni se distraiga, sino que, como él, la dirijamos al Señor crucificado y desde allí a los crucificados del mundo, a toda persona necesitada. Pedimos, a través de Alberto Hurtado, encontrar la energía necesaria para dar una mano efectiva a quien lo necesite y la creatividad para multiplicar los medios que nos permitan hacer más y mejor.

Debido a las restricciones sanitarias en Chile, como en muchos otros países, las celebraciones del 25º aniversario del santuario, el 19 de noviembre, estuvieron marcadas por la sobriedad. Asó lo informó el director del santuario, el P. Jorge Muñoz Arévalo, SJ:

El jueves 19 de noviembre, un grupo de 50 personas, entre funcionarios, voluntarios e invitados especiales, dimos gracias a Dios por este bello espacio de encuentro con Jesús, a través de la persona del Padre Hurtado. La eucaristía, presidida por el Provincial Gabriel Roblerom, fue un momento de mucho consuelo y alegría, pues todos los congregados, estamos convencidos del enorme bien que el Santuario hace a tantos peregrinos, así como a nosotros mismos. Han sido 25 años desde el momento en que se trasladaron los restos del Padre Hurtado desde su antigua cripta hasta la actual. La Capilla acoge a los fieles que llegan para pedir favores relativos a la salud, a la necesidad de trabajo, para buscar un momento de paz o para agradecer las gracias que sienten se les ha concedido por intercesión de este querido santo jesuita. Sin duda en este tiempo de pandemia y de exigencias de mayor justicia en el país, el Padre Hurtado sigue velando por su pueblo, por su gente, especialmente por quienes no tienen hogar, por los olvidados y más postergados; nos sigue recordando que “la caridad comienza donde termina la justicia”.

Fuente: www.jesuits.global/es

Mons. Fernández: No se pueden defender DD.HH. y propiciar aborto

El arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, apuntó contra la actitud de propiciar la legalización del aborto, y advirtió que “nunca se defenderán hasta el fondo los derechos humanos si se los negamos a los niños por nacer”.

Lo dijo en la homilía de la misa que ofició en la catedral platense con motivo del 138° aniversario de la fundación de la ciudad, que contó con la presencia del intendente, Julio Garro; y el ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, Julio Alak. Fue 48 horas después de que el presidente enviara el proyecto al Congreso.

“Dios nos ayude a que en esta ciudad construyamos cada vez más una sociedad inclusiva, donde todos puedan vivir dignamente, donde todos tengan la posibilidad de trabajar, ganar el pan para sus hijos y desarrollarse en plenitud”, comenzó diciendo monseñor Fernández.

Más adelante, manifestó que “ante una crisis como la que ha provocado el coronavirus, el Papa Francisco nos ha regalado la encíclica Fratelli tutti, dedicada específicamente a la fraternidad y a la amistad social. Es decir, no a la amistad entre algunos individuos, sino a un espíritu de amistad en la sociedad, que forje puntos de contacto entre los diferentes, que articule a los diversos grupos, que marque a toda la sociedad con el tono de la amistad.

Puntualiza que “Francisco propone la apertura universal del amor, que no es tanto la relación con otros países, sino la actitud de abrirse a todos, incluyendo a los diferentes, a los últimos, a los olvidados, a los abandonados. Y toma como gran símbolo la figura del buen samaritano, que vio a un enemigo suyo tirado en al camino, abandonado por todos, y supo bajarse de su caballo, curarlo y cuidarlo”.

“Pero en el trasfondo último, todo esto no se entiende si no se reconoce la inmensa dignidad de cada persona humana, la inviolable dignidad de toda persona humana más allá de cualquier circunstancia. Es la dignidad de su ser que no desaparece si esa persona se enferma, si se debilita, si envejece, si es pobre, si es discapacitado o incluso si ha cometido un crimen”, señaló.

Subrayó que “nada le hace perder su dignidad humana. Ninguna circunstancia debe colocarse por encima de este principio fundamental, no hay contexto alguno que disminuya o anule esa dignidad. Si esto se olvida, es imposible sostener la fraternidad humana”.

“Entre los descartados de una sociedad que discrimina, excluye y olvida están los niños por nacer. La circunstancia de que todavía no se hayan desarrollado plenamente no les quita nada de su dignidad humana. Por eso, nunca se defenderán hasta el fondo los derechos humanos si se los negamos a los niños por nacer”, advirtió.

Fuente: valoresreligiosos.com.ar

Revista Aurora nº12: «Resiliencia femenina»

Está disponible la nueva edición de la revista Aurora, correspondiente a la primera quincena del mes de Noviembre. Este número tiene el objetivo de visibilizar la situación, resistencia y creatividad de las mujeres para enfrentar los difíciles momentos que ha traído la pandemia.

Compartimos un fragmento de la presentación de este nuevo número, a cargo de Carmen de Los Ríos, Delegada de Misión para el Apostolado Social de la CPAL:

«En este número encontramos voces y acciones proféticas. Se denuncia que la violencia contra la mujer se ha incrementado en estos tiempos, pero se anuncia la creatividad para romper el silencio y formar redes de apoyo. Se denuncia que miles de trabajadoras del hogar se quedaron sin ningún tipo de ingreso, pero se anuncia el fortalecimiento de organizaciones y redes para demandar leyes justas que las amparen. Se denuncia la situación altamente vulnerable de las mujeres migrantes, pero se anuncia el fortalecimiento de sus capacidades de gestión, de ir casa por casa para llevar alimento a los niños, hijos de migrantes iguales que ellas. Se denuncia el incremento del desempleo y del hambre, pero se anuncian acciones como la de comedores populares con respuestas integrales para las familias, que tienen en cuenta el desarrollo de liderazgos entre las mujeres. Se denuncia la pérdida de salud y de vidas entre las mujeres afro durante la pandemia, pero se muestra su resiliencia y lucha contra las desigualdades de raza y género; también se nos habla del valor la mujer maya: cuidadora, inspiradora y luchadora, la que mantiene el equilibrio en crisis como la actual.» 

Podes descargarla haciendo click aquí.

Fuente: jesuitas.lat

La migración a la luz de la Encíclica Fratelli Tutti

El P. Rafael Moreno SJ, Coordinador de la Red Jesuita con Migrantes de la región Centroamérica y Norteamérica – CANA, ha desarrollado un documento reflexivo sobre la Encíclica Frattelli Tutti en relación a los movimientos migratorios: «Visión Cristiana de la Migración, a la luz de la Encíclica Fratelli tutti.»

Para el análisis, el P. Moreno tiene en cuenta distintos aspectos que giran en torno al tema de la migración en la propuesta del Papa Francisco: los presupuestos desde los que parte, los principios éticos-cristianos que la enmarcan, lo que dice sobre el contexto migratorio actual y finalmente, la propuesta que encierra la Encíclica sobre la Movilidad Humana.

Se trata de un documento que no sólo está dirigido a las organizaciones de la red, sino a toda persona, institución u obra interesada en cuestionar su opción por los derechos humanos de las personas migrantes forzadas y las sociedades de donde son expulsadas.

Javier Cortegoso, Coordinador de la Red Jesuita con Migrantes para América Latina y el Caribe considera que este documento puede dar luz a los procesos de discernimiento, planificación, a nuestras propuestas de sensibilización e incidencia social y política.

Podés descargar el documento haciendo click en la imagen

Fuente: jesuitas.lat

Movimientos populares: solidaridad, esperanza y sentido de la comunidad

Para el tiempo de Pascua de este año, el Papa Francisco dirigió un Mensaje a las organizaciones y movimientos populares, en el que los define como «un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras» y remarca «un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo».

El pasado sábado 24 de octubre, esta carta del Papa fue uno de los temas de reflexión en el Encuentro de movimientos populares, que se llevó a cabo en el Vaticano de manera virtual.

En el Encuentro, el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección Migrantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, tuvo las palabras de apertura y subrayó que es “indispensable avanzar “en la consecución de una verdadera cultura del encuentro e insistió en que el momento actual en que vivimos la pandemia constituye una oportunidad para “aprender en un nuevo contexto”.

El padre Charly Olivero, presentó la iniciativa de la Universidad Latinoamericana de las Periferias (ULPE). Expresó que existe una dificultad grande para encontrarse entre los movimientos populares, sus organizaciones y el mundo académico. Identificó dos razones: primero, “a la academia le cuesta reconocer la sabiduría que está en el pueblo”, esto da como resultado que el saber de los pobres carece de reconocimiento social. En segundo lugar, al no contar con el reconocimiento social, el saber popular queda excluido del sistema global del conocimiento.

Finalmente, se presentó la Carta a Francisco, un documento que los movimientos populares presentarán al evento «La Economía de Francisco«, previsto para el próximo mes de noviembre, como propuesta de diálogo alternativa al sistema económico actual.

Fuente: vaticannews.va