Hogar y Obra de San José: Renovando esperanzas

Araceli Barraza – Directora general

Comenzamos este año 2023 recibiendo muchas personas que se acercan en los desayunos con situaciones de vida muy difíciles y quizás aún más complejas que años anteriores.

Esta realidad hace que nos pongamos a pensar nuevos desafíos para renovar nuestros esfuerzos y esperanzas, y así poder acompañarlos en esta dura y difícil realidad que les toca vivir.

Hombres y mujeres en situación de calle que han perdido todo y que no encuentran la salida o el camino para revertir esa situación.

Han perdido el trabajo, la vivienda, se desvincularon de sus familias o de una u otra manera han sido expulsados (adicciones, violencia, delincuencia). Se han cortado sus lazos afectivos y sociales sin tener a quien recurrir. De este modo, cuando pueden hacerlo, empiezan a generar una cadena de asistencia entre los diferentes servicios que encuentran.

Son muchas las realidades que ellos viven, algunos llevan poco tiempo en la calle. Otros han permanecido en calle mucho tiempo, tienen adicciones, problemas psiquiátricos y problemas físicos y utilizan la red de servicios que van encontrando en la ciudad.

Están las personas que hace poco han recuperado la libertad, que en su mayoría son hombres jóvenes. Hay otro grupo de personas que corren el riesgo de caer en situación de calle y son los que más estamos viendo actualmente, clase media baja empobrecida que no llegan a cubrir sus necesidades básicas y poseen un trabajo inestable (changas) o lo han perdido recientemente. En general carecen de redes de contención familiar que los puedan apoyar económica o emocionalmente.

Un sinfín de personas con diversas características pero una en común: estar en situación de calle…

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Servicio Jesuita a Refugiados: testimonio sobre la misión en Siria

El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) busca acompañar, servir y defender la causa de las personas refugiadas y desplazadas forzadamente, para que puedan sanar sus heridas, empoderarse y decidir sobre su propio futuro.

Compartimos el testimonio de Gonçalo Fonseca SJ, sobre la presencia del JRS en Siria y su experiencia acompañando a las personas de un país hostigado por la guerra.

El amor que restaura la dignidad

Siria ha sido, para mí, una misteriosa fuente de descubrimientos de ocultos lugares de humanidad y una auténtica escuela del corazón. He visto convivir la vida y la muerte, el amor y el odio, la esperanza y la desesperación, la fe y el miedo en casi cada instante de los días que pasé allí.

He sido guiado a través de paisajes humanos que ni siquiera sabía que existían y mi propia geografía de comprensión del ser humano encontró nuevos caminos y transformó eternamente mi viaje en la vida. Recordando el libro de Hans Urs von Balthasar Percepción de la forma, sobre la estética teológica, creo que esta transformación procede de ser transportado por el Amor, el amor concreto de Dios en la forma de Cristo. El Amor que es paciente y bondadoso, y se alegra con la verdad. Siempre protege, confía y espera (1 Cor 13).

El amor que protege podría ser una forma de interpretar la misión del JRS de la que he tenido el privilegio de formar parte. La declaración dice que el JRS existe para «acompañar, servir y defender» la causa de los refugiados y otras personas desplazadas por la fuerza, para que puedan sanar, aprender y determinar su propio futuro. Desempeña un papel inimaginable en la restauración de la dignidad.

La dignidad es la cualidad de ser valioso, honrado o estimado. El primer artículo de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de las Naciones Unidas en 1948, acentúa precisamente que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Como todas las guerras, la guerra de Siria y sus devastadoras consecuencias arrancaron la dignidad de las personas, cuando no sus vidas. Cuando se deshumaniza a alguien (es decir, se le priva de derechos humanos como la libertad, la libertad de expresión, la seguridad, la vivienda, la educación, el acceso a los servicios sanitarios o las necesidades básicas) se anula su dignidad y la persona se convierte en un vagabundo que busca un lugar al que pertenecer. La lucha por la paz y la esperanza es también una búsqueda para recuperar la dignidad.

Recuperar la dignidad – o la integridad y la honorabilidad – es una acción que conlleva una participación conjunta. Necesita de alguien que, al menos, reconozca la humanidad del otro, para que su dignidad sea declarada. El JRS, al cumplir con su misión, humaniza a los que son acompañados, servidos y representados; y al humanizar a los más vulnerables y privados de sus derechos humanos esenciales, el JRS participa en el restablecimiento de su dignidad a la vez que contribuye a una sociedad más pacífica y justa.

Esta percepción sobre el restablecimiento de la dignidad se vio reforzada por una experiencia concreta, una experiencia vital. En Siria, no me sentía seguro todo el tiempo, pero siempre me sentía protegido. ¡Extraña contradicción! De hecho, el contexto no era seguro, y algunas situaciones por las que pasé fueron especialmente amenazantes; sin embargo, aquellos con los que trabajé – o de los que soy amigo – siempre asumieron un papel protagonista para protegerme, basándose sin duda en el respeto, pero también por amor. Amor y protección son intercambiables en sus definiciones. En la medida de mis limitadas capacidades, también me percibí protegiéndolos y amándolos.

Un episodio muy angustioso me llevó a comprender de nuevo la recuperación de la dignidad. En un control militar rutinario, nos pararon a un par de amigos y a mí. Nada fuera de lo común, pero ese día, por la razón que fuera, los militares decidieron ampliar los interrogatorios y las peticiones de documentación de forma humillante. Nos registraron e inspeccionaron con la arrogancia del «poder». Vi cómo a mis amigos, impasibles, les arrancaban su dignidad y los deshumanizaban. Estaban resignados a su destino. Yo, aterrorizado, me preparaba para lo mismo. Ni siquiera se me ocurrió protestar. Sabía que las consecuencias podrían ser, como mínimo, muy desagradables.

Cuando llegó «mi turno», mis amigos se dieron cuenta de que iba a experimentar la misma humillación por la que ellos acababan de pasar. Se levantaron de su deshumanización, recuperaron la voz que les habían borrado, se interpusieron entre los militares y yo y me protegieron, a pesar de las posibles consecuencias de esa rebeldía. Ellos, que habían aceptado estoicamente su destino, no podían aceptar que yo tuviera una experiencia similar. De alguna manera, todos salimos indemnes.

Un profundo silencio nos cubrió. La vergüenza, el miedo, el alivio, la incomprensión. La desesperanza habitaba salvajemente ese silencio que se rompió tiempo después con una nerviosa broma para romper el hielo. También experimenté, sin embargo, un sentido de la belleza que solo comprendí más tarde.

Con cierta «distancia», pero aún revestida por las emociones, capté la misteriosa belleza de aquel acontecimiento; al protegerme, por amor, restauraron su propia dignidad que les había sido arrancada momentos antes; al salvaguardarme de la deshumanización, mantuvieron su humanidad iluminando los oscuros caminos de la injusticia. Se convierten en personas más dignas y humanas.

Comprendí que el amor también restaura o renueva la propia dignidad. Comprendí de nuevo cómo Cristo, amando a la humanidad en la cruz, no solo reparó la humanidad corrompida por el pecado, sino que elevó su propia humanidad a la plenitud. Comprendí de nuevo que el curso de mi propia humanidad – y de mi vocación – asumía nuevas escalas, ya que no solo me reconocía de nuevo como persona amada, sino que también aprendía nuevas medidas de amor.

Fuente: jesuits.global/es

Diócesis de Quilmes: últimas actividades

Juan José Berli SJ, sobre las últimas actividades en las parroquias de la diócesis de Quilmes

Gracias a la misión de Adviento que llevamos adelante con los novicios -Federico, Jaime, Yareth, Juan y Leonel- este año comenzamos la celebración todos los domingos en ambas comunidades, Santa Lucía y San Lorenzo, como lo hicimos el año pasado en María Peregrina.

Registro lo que me comentó uno de ellos: En algún momento, alguien me preguntó, «¿qué hacen ustedes en la misión?» Y en esto me emergió responder, «creo que colaboramos en poner un trozo de leña al fuego ya encendido, para que pueda encender con más fuerza».

Nos han aportado mucho más de lo que se llevaron, además de sentir el respaldo de la Provincia en estos lados de misión permanente.

Con el Hogar de Cristo permanecemos en ensayo acerca de los medios más convenientes para brindarles un acompañamiento de calidad, conjuntamente con una comunidad de laicos que viven con entusiasmo, responsabilidad y convicción este esfuerzo cotidiano. Son muchos los que piden ingresar, incluso nos envían de Resistencia y de Corrientes. Aunque en general no lleguen a los tres meses, en el tiempo que conviven en el Hogar, les brindamos todo lo que podemos; sabemos que tenemos mucho y sus agradecimientos son tan grandes porque tal vez nunca esperaron recibir contención, educación, ternura, paciencia y atención. Es cierto que sus inesperadas salidas nos provocan dolor y frustración, pero palpamos la certeza que la Obra es del Señor, y que es Él quien se hace cargo del resto.

La semana anterior a Semana Santa nos organizamos en comunidad jesuita con Fabio Solti sj, Nacho Rey Nores sj y Gabriel Perfumo sj, para dar cinco tardes de Ejercicios, en la Parroquia de Ntra. Sra. de las Lágrimas, con buena concurrencia y mucha aceptación, tanto de nuestros parroquianos, como de personas de las parroquias vecinas. Compartimos algunas fotos de lo vivido en estas tardes de profunda espiritualidad. El miércoles vinieron, además, los quince jóvenes que están en nuestras casas del Hogar de Cristo, que recibieron con mucha devoción lo que les ofrecimos. Además de la Catequesis básica, se les dan ejercicios en la vida -modos de orar- y algunos que perseveran en el proceso ya fueron adquiriendo el hábito de la oración personal pidiendo continuar con los ejercicios.

Los jóvenes de la Parroquia de Luján están preparando el Autosacramental de la Pasión y Resurrección, como en años anteriores. Lo hacen el viernes Santo y el domingo de Resurrección. El domingo de la octava de Pascua irán a representarlo en el Salón de Actos del Colegio del Salvador.

Continuamos colaborando con la diócesis en distintas actividades: pastoral juvenil y vocacional; consejo presbiteral; ejercicios espirituales a seminaristas; acompañamiento a sacerdotes y a candidatos del diaconado permanente.

Juan José Berli SJ

“Soy porque Somos: Historias de mujeres migrantes y refugiadas en Argentina”

En conmemoración al 8 de Marzodía internacional de la mujer, desde el Servicio Jesuita a Migrantes, en apoyo con la Organización Internacional de Migrantes y ADVENIAT, se realizó una muestra fotográfica acompañada de un cortometraje, que presenta la vivencia de mujeres migrantes y refugiadas que residen en argentina, permitiendo identificar los desafíos de integración, las barreras que muchas veces obstaculizan la garantía efectiva de sus derechos, así como los desafíos para que puedan vivir vidas libres de violencias.

La muestra presentó 14 fotografías, acompañadas con fragmentos de las historias de las protagonistas de este relato, la experiencia comienza con introducción y culmina con una obra interactiva donde los participantes expresaron a quien identificaron en la mirada de las mujeres.


Seguidamente se le dio inició al conversatorio con un cortometraje, obra realizada por Sofia Drada; las panelistas invitadas fueron Sandra Gil, Investigadora del CONICET con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires, quien expuso la acción colectiva de las mujeres migrantes como práctica de ciudadanía; Marta Guerreño, del Área de Atención Integral para las Mujeres Migrantes en el Ministerio de la Mujer, quien habló sobre las rutas de atención integral para mujeres que sufren violencia de género; Laura Herrera, Coordinadora del SJM CABA, quien compartió la experiencia de las organizaciones de sociedad civil en el acompañamiento a mujeres Migrantes y Refugiadas.

El evento se realizó en las instalaciones de la Universidad Católica de Córdoba, dónde asistieron más de 70 personas que experimentaron por medio de este encuentro que al mirar al otro nos reconocemos a nosotros mismos.

 

SJM ARGENTINA

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Tel: (+5411) 4951-8028
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¿En camino juntos? Huellas de sinodalidad

Por María Luisa Berzosa, fi

Recuerdo que en el Sínodo de la Amazonía se nos preguntaba si queríamos un Sínodo de la Mujer. Varias de las participantes dijimos claramente que no, pero sí un Sínodo de Pueblo de Dios.

Se dan sugerencias y el Papa decide. Nos sorprendió con el Sínodo de la Sinodalidad, invitándonos a iniciar un proceso renovador de nuestro ser estar en la Iglesia de un modo diferente.

Y puso los tres elementos que conocemos: Comunión, Participación y Misión. Estamos cumpliendo un año de andadura; hemos terminado la primera etapa y hemos podido dar nuestra palabra, discernir, orar, buscar juntos, presentar esas luces que iluminen las sombras –¡a veces demasiado abundantes!– de nuestra querida Iglesia.

Tengo el regalo de vivir este proceso desde muy dentro, en la Comisión de Espiritualidad, una de las cuatro que colaboran en él y cuando miro atrás no puedo menos de agradecer los pasos dados.

Es muy emocionante recibir tantas aportaciones de impulso, de ánimo, de fe en el Señor Jesús, en ese Dios Padre y Madre por el que vale la pena arriesgar y no cejar en la búsqueda de una Iglesia más parecida a lo que Él sueña.

Muchos grupos, comunidades de laicos, diócesis, congregaciones religiosas, personas individuales… han reflexionado, discernido, orado juntos porque esto no ser puede hacer de manera individual y se han manifestado desde dentro, con corresponsabilidad, con enorme creatividad, con adultez en la fe desde esa dignidad que nos confiere el bautismo. La invitación ha sido universal, nadie ha quedado fuera de esta posibilidad de sumarse para hacer camino juntos.

Todo esto deja en mi corazón una gran consolación. Pero el  proceso, tiene también otra cara: resistencias, indiferencia, ataques, desánimo, cierta agresividad… Duele, pero no se pueden poner frenos al Espíritu, esto es también una fuerza que invita a permanecer.

Audacia y valentía para dar pasos desde el evangelio, mirar a Jesús como centro; la Iglesia no es meta sino un puente que nos acerca a él.

Agradezco a Dios el hoy de la historia que me toca vivir, con posibilidades, sueños y proyectos que enamoran mi corazón de mujer y me susurran que vale la pena seguir al Jesús del Evangelio, aquí y ahora.

El desafío del fenómeno migratorio

Un artículo de Diego Pereira Ríos¹ para el blog cristianismeijusticia.net

El desafío del fenómeno migratorio

Sigue siendo increíble que, en pleno siglo XXI, sigamos teniendo en nuestras sociedades, tantas manifestaciones xenófobas, racistas, y tantas otras actitudes despectivas hacia los migrantes que nos llegan hoy a gran escala de otras partes del mundo. Según la Organización Internacional para la Inmigración (OIM), al finalizar el 2020, teníamos más de 281 millones de migrantes en el mundo[i], cifra que sin duda se vio frenada por el avance de la pandemia del Covid-19, pero que seguramente hoy día sea mucho mayor. Las diversas situaciones por las cuales los hombres y mujeres se ven obligados a emigrar están cambiando el panorama geopolítico mundial, haciendo necesario una toma de conciencia de toda la población para que este tema sea asumido con responsabilidad, no sólo por los gobiernos de turno, sino por la sociedad en su conjunto. Podemos decir que hay algunos planes inclusivos del extranjero, no solo en el plano legal, sino que, en las leyes laborales, en el acceso a la documentación también, pero lo que nos falta cambiar es la mentalidad de rechazo que impera.

Desde un pensamiento encarnado, que intenta ser crítico con la experiencia de la vida de las personas, necesitamos ahondar en una reflexión filosófica que se sirva sí de los datos estadísticos, pero que apunte a lograr explicar mejor qué implica hoy ser humano. Por un lado, para reconocerse mejor a sí mismo, y por otro reconocerse en el otro, que es distinto pero que necesita de lo mismo que todos para vivir. Cada ser humano, sea en la situación que se encuentre, depende siempre de factores históricos, políticos, geográficos, económicos, sociales y religiosos, que hacen de quien es una persona con características específicas. Pero hay una condición en el ser humano, dicha hace unos años por el filósofo francés Gabriel Marcel, que el ser humano es un homo viator, un “hombre viajero”, un ser siempre en camino, un ser de viaje, alguien que va de paso. En el tiempo y espacio que nos toca vivir, el ser humano es un peregrino que camina por este mundo en búsqueda de una mejor realización.

[…]

Debemos aunar esfuerzos por combatir las políticas del miedo al extranjero, donde muchas veces se canalizan los miedos más profundos del ser humano que son manipulados por intereses egoístas de los que tienen el poder. Normalmente hacemos una selección de a qué o quienes temer: no tememos al extranjero que posee capitales y viene a invertir en nuestros países. Le tememos al extranjero pobre. La aporofobia proclamada por Adela Cortina, revela el rechazo selectivo de nuestras decisiones que descartan en nuestro cotidiano vivir aquello que amenaza nuestros bienes, sin percibir la propaganda que está detrás de todo ello. Al contrario de aprender a compartir lo poco que tenemos, nos volvemos cada vez más egoístas y celosos de lo que poseemos. Y esto nos ciega haciéndonos incapaces de ponernos en la piel del inmigrante y el miedo que carga. Como dice Bude: “Unos tienen miedo porque se sienten amenazados por una minoría, y otros tienen miedo porque se sienten amenazados por la mayoría”[iv]. Si la mayoría unificara más esfuerzos, podríamos recibir al extranjero como un hermano y ayudarlo a rehacer su vida.

Necesitamos re-humanizarnos para lograr que aquellos que dejan sus países de origen, de los cuales seguramente no quieran salir pero que lo hacen por extremas necesidades, puedan ser acogidos dentro de un clima de fraternidad universal para que puedan continuar sus vidas donde elijan. Pero para eso, no basta procurar un cambio en las políticas migratorias, en los pactos internacionales, sino que sobre todo hay que provocar una educación en un humanismo comprometido con las necesidades de todos, que nos lleve a ir más allá de las normas. Como propone el papa Francisco: “Existe la gratuidad. Es la capacidad de hacer algunas cosas porque sí, porque son buenas en sí mismas, sin esperar ningún resultado exitoso, sin esperar inmediatamente algo a cambio. Esto permite acoger al extranjero, aunque de momento no traiga un beneficio tangible”[v]. Dar lugar a quien necesita, dar de comer al hambriento, dar cobijo a quien tiene frío, debería ser una práctica cotidiana que nos lleve a trabajar por una justicia interpersonal, donde aprendamos a colocarnos empáticamente en el lugar del otro. Sigamos procurando avanzar en este camino.

¹ Uruguayo, laico, 43 años. Profesor de Filosofía y Religión. Maestrando en Teología Latinoamericana (UCA, El Salvador), Doctorando en Filosofía (UCA, Argentina). Miembro de Amerindia Uruguay, de la Asociación Ecuménica de Teólogos/as del Tercer Mundo (ASETT) y de la RED CREA-Cómplices Pedagógicos para América Latina.

[i] https://publications.iom.int/es/node/4126

[iv] Bude, Heinz, La sociedad del miedo, Ed. Herder, 2017, p.135.

[v] Fratelli Tutti n.139.

COP27: por una transición energética que sea justa y equitativa

Desde el 6 al 18 de noviembre tiene lugar en Egipto la 27ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Conocida como COP27, reúne a delegaciones de 190 países que han suscrito la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, así como organizaciones internacionales, Agencias especializadas de Naciones Unidas, ONG, empresas y medios de comunicación.

Se trata de una cita importante porque en ella se abordan aspectos fundamentales para luchar contra el cambio climático dentro del Acuerdo de París. El objetivo principal de dicho acuerdo es alinear esfuerzos para limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.

El hecho de que la conferencia se celebre por primera vez en África representa una oportunidad para escuchar a las voces y preocupaciones del continente que menos ha contribuido al calentamiento global y uno de los que, sin embargo, está más expuesto a las peores consecuencias de la crisis climática.

Fuente: infosj.es

Arquidiócesis de Córdoba: Encuentro con el Obispo

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El jueves 13 de octubre, Mons. Ángel Rossi SJ, convocó a un grupo de jóvenes coordinadores, animadores y  dirigentes de grupos juveniles para escucharlos y que le cuenten qué están construyendo en la Iglesia en este tiempo. Compartimos el testimonio de Celina García, religiosa de las Hijas de Jesús, quien comparte con nosotros impresiones generales del evento:

El Señor confía en los jóvenes

El evento realizado en el Seminario Mayor de Córdoba,  fue asistido por miembros de la “Pastoral de Juventudes” de la Arquidiócesis, que tuvieron el rol de guiar la conversación, teniendo como finalidad la escucha atenta de los jóvenes, quienes tomaron la palabra la mayor parte del encuentro fueron los jóvenes.

Se abrió el micrófono y el arzobispo retomo algunas citas de la Exhortación apostólica postsinodal, Christus Vivit que sintetizan las convicciones que tiene la Iglesia dadas por el pasado Sínodo de los jóvenes, para este tiempo. Seguidamente los representantes de cada comunidad y parroquia se fueron presentando.

El clima fue de reencuentro, abrazos, saludos… que daba cuenta de cierta familiaridad, alegría y sorpresa por la convocación recibida. Entre mates fue pasando el micrófono de un lado a otro del salón, el cual quedó pequeño, eran más de 100 jóvenes provenientes de zonas céntricas y también del interior de Córdoba.

Luego de la presentación, se dieron un tiempo de reflexión para que los representantes de cada comunidad preparen la segunda parte de la conversación, orientados por cuatro elementos: las necesidades que traen, los límites con los que conviven, que se está construyendo y que sueñan.

Haciendo un intento de síntesis de lo compartido, en esta segunda parte, hay algunos elementos importantes que valen ser destacados. Los jóvenes desean ser acompañados en el itinerario cotidiano y formativo en sus comunidades; que en ese caminar juntos, jóvenes y adultos, puedan “ponerse” sobre la mesa, en diálogo sincero, los diversos temas que abarcan los desafíos de la vida actual y; varios destacaban la formación en prevención y acción para casos de abuso, adicciones y otras problemáticas que afectan a todas las zonas pastorales, especialmente en algunas zonas más que en otras.

El encuentro finalizó con una breve síntesis, por parte del Mons. quien advirtió que es un pecado eclesial no escuchar a los jóvenes, agradeció cada cosa linda que fue compartida, destacó que el próximo año el eje de la Arquidiócesis será la misión, que tenemos que pensar en dos o tres momentos de reunión de “todos los pelajes”. Exhortó a los jóvenes a buscar “liderazgos lindos” en los grupos donde están, que cuiden a los que llegan a sus comunidades especialmente a los frágiles.

Y, como tesoro final compartió dos ejemplos del Evangelio que nos hablan de que Dios confía en los jóvenes, la primera la Virgen María, una muchacha, adolescente de Palestina a quien se confía en su vientre la encarnación del Hijo de Dios y, otro momento el de Juan, el discípulo amado, cuando se le confía, a los pies de la cruz, el cuidado de María, la Madre de Jesús, y desde ese momento Madre de la Iglesia. Ambos eran jóvenes cuando se les confía una tarea grande, porque Dios Confía en los jóvenes.

El Papa anuncia dos sesiones del Sínodo sobre la sinodalidad

Francisco anunció, el pasado 16 de octubre, que los frutos del camino sinodal son muchos y, por tanto, deben madurar. De ahí la decisión de celebrar dos sesiones del Sínodo en octubre de 2023 y octubre de 2024.

El comunicado de la Secretaría General del Sínodo expresa: “Esta decisión nace del deseo de que el tema de la Iglesia sinodal, por su amplitud e importancia, sea objeto de un prolongado discernimiento no sólo por parte de los miembros de la Asamblea Sinodal, sino de toda la Iglesia”.

“El Sínodo – continúa el comunicado – no es un acontecimiento, sino un proceso, en el que todo el Pueblo de Dios está llamado a caminar juntos hacia lo que el Espíritu Santo le ayuda a discernir como voluntad del Señor para su Iglesia”. Por ello, la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos asumirá también una dimensión procesal, configurándose como «un viaje dentro de un viaje», para favorecer una reflexión más madura para el mayor bien de la Iglesia.

La Secretaría General del Sínodo anuncia que en las próximas semanas se definirá mejor la celebración de las dos sesiones de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos y el tiempo intermedio.

Uruguay: Encuentro Nacional de las Familias 2022

El sábado 22 de octubre se realizó, en el Colegio Seminario, el Encuentro Nacional de las Familias, que reunió a familias de todas las diócesis de Uruguay, movimientos y grupos.

La actividad contó con la participación de sacerdotes, religiosos y laicos pertenecientes a parroquias, colegios, movimientos y asociaciones católicas que trabajan por la familia.

En el transcurso de la jornada hubo testimonios, encuentros temáticos y charlas a cargo de varios expositores, como María José Soler con “Características de la familia resiliente”, el P. Ricardo Facci con “La Pastoral Familiar como
catecumenado permanente”
y Fernando Vidal con “Aprender a discernir en familia”, entre otros.

Al mediodía tuvo lugar en el templo del Sagrado Corazón la santa misa, que fue presidida por Mons. Fabián Antúnez, obispo de la diócesis de San José de Mayo y presidente de la Comisión Nacional de Pastoral de Familia y Vida, de la Conferencia Episcopal del Uruguay.

«En la familia vamos descubriendo la experiencia vital de amar y ser amados, que configura a las personas y da anclaje y raíces, que permite proyectarse. Que permite que cada uno de sus miembros pueda soñar, experimentar los talentos y cualidades, y preguntarse por la propia vocación.»
Fuente: icm.org.uy