Jóvenes en grupo en torno a un fuego en la playa al atardecer

¿Pocos e insignificantes?

El que la Iglesia va poco a poco reduciendo sus números es algo innegable. Basta con echar un ojo a las estadísticas con las que de tanto en tanto nos bombardean para advertir que los bautizos decrecen y los funerales aumentan, mientras el abandono de la misa de los domingos en particular y los sacramentos en general parece ser algo innegable.

Todo ello nos hace ver que, en el futuro, no es que vayamos a ser menos, sino que, además, los cristianos seremos pocos. Una minoría que tendrá que hacer frente a una reorganización que exigirá no poca generosidad y dolor de los cristianos, al tener que dejar lugares e instituciones importantes para su vida de fe.

Ahora bien, creo que, a este hecho indiscutible se asocia otro que no es necesariamente cierto y que, de hecho, está en nuestras manos cambiar. Es el de pensar que por el hecho de ser pocos vayamos a ser, necesariamente insignificantes para la sociedad. Como si el cristianismo estuviera condenado a convertirse en una realidad marginal, cuando no a extinguir, que no interesa ni dice nada a las personas del siglo XXI.

Personalmente, creo que en esta percepción hay un error de base. Puesto que, conocemos a otras instituciones y grupos de personas que, pese a ser minoritarias, cuentan con un influjo, muchas veces no menor, en nuestra sociedad. Se trata de asociaciones que hacen pensar a los demás, sea por su modo de reflexionar, o por su modo de actuar. Instituciones que permean la vida de los otros, convirtiéndose en no pocas ocasiones en referentes o, al menos, punto de contraste o inspiración.

Creo que los cristianos estamos llamados precisamente a eso. A ser significativos en medio de un mundo que está tantas veces desnortado. A ofrecer una palabra de esperanza y una acción que cuestione, humanice y corresponsabilice. Todo ello, sin olvidar ni esconder nunca quién es el que nos moviliza. Y confiando en que, si ponemos nuestros pocos y pobres panes y peces en sus manos, Él sabrá como hacer para alimentar con ellos a multitudes.

 

Dani Cuesta, sj

t.ly/BGkjL

Ha resucitado y vive entre nosotros

Hemos llegado a la fiesta cumbre de nuestra fe cristiana. Acabamos de acompañar al Señor en su camino al calvario, con la crucifixión, pasión y muerte. Pero no tiene ésta la última palabra y por tanto se nos invita a buscarle entre los vivos y no entre los muertos.

A buena ocasión para proclamar con el profeta Isaías: “algo nuevo está brotando, ¿no lo veis?”, esos brotes verdes que aparecen, y no solamente porque estamos en primavera, sino porque Jesús ha resucitado y sus signos de vida explotan con fuerza, aunque a veces aparezcan como muy insignificantes.

Necesitamos agudizar la mirada, atravesar las apariencias, saber leer los signos de vida -como los de Emaús- que aparecen por todas partes. No vemos las cosas como son, sino que las vemos como somos, ha escrito alguien.

Y continuamos en el camino sinodal, donde también en nuestra iglesia como en toda la sociedad, vamos encontrando señales de pista que nos indican camino de vida, de alegría, de esperanza.

Ya el Papa Francisco nos está dando más indicaciones para el camino sinodal. Después de lanzarnos una pregunta central para seguir preparando la asamblea de octubre 2024, ¿Cómo ser una iglesia sinodal en misión?, ahora ha ofrecido más pasos.

Diez temas sobre los que van a profundizar expertos de todos los continentes, mediante grupos de estudio, en unión con los Dicasterios correspondientes, y bajo la coordinación de la Secretaría General del Sínodo. Siempre en la dinámica sinodal de participación, comunión, misión y sin perder de vista el discernimiento que supone escucha activa.

Estos temas son los siguientes, tal y como se presentan en la carta que el Papa ha escrito al Card. Mario Grech secretario general del Sínodo:

  1. Algunos aspectos referentes a las relaciones entre las Iglesias orientales católicas y la Iglesia latina
  2. La escucha del grito de los pobres
  3. La misión en el entorno digital
  4. La revisión de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis en perspectiva sinodal misionera
  5. Algunas cuestiones teológicas y canónicas en torno a formas ministeriales específicas
  6. La revisión, en una perspectiva sinodal y misionera, de los documentos sobre las relaciones entre Obispos, Vida Consagrada, Agregaciones eclesiales
  7. Algunos aspectos de la figura y del ministerio del Obispo (en particular: los criterios de selección de los candidatos al episcopado, la función judicial del Obispo, la naturaleza y el desarrollo de las visitas ad Limina Apostolorum), en una perspectiva sinodal misionera.
  8. El rol de los Representantes Pontificios en una perspectiva sinodal misionera
  9. Criterios teológicos y metodologías sinodales para un discernimiento compartido sobre las cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas.
  10. La recepción de los frutos del camino ecuménico en la praxis eclesial.

 

Mientras tanto podemos seguir aportando cuantas sugerencias veamos que pueden ayudar al conjunto de una iglesia más sinodal y estos puntos seguramente nos ayudan a revisar tantos campos de la misma en los que desde los diversos niveles: comunitario, parroquial, diocesano, tenemos vivencias desde las que hablar.

Siempre sin perder el horizonte de la esperanza, de la confianza en el Resucitado que nos sigue invitando a la vida en plenitud.

 

¡Muy feliz Pascua de Resurrección!

María Luisa Berzosa González FI, Roma

Mujer con megáfono en la ciudad

Rostros de Resurrección

¿Quién no ha sido Tomás en algún momento de su vida? ¿Quién no ha intentado medir y probar a Dios? Lo cierto es que, este pasaje de la resurrección podría hacernos pensar que quizás Tomás no era el más entregado o el más fiel a su Maestro.

Sin embargo, un poco antes, en el Evangelio se relata la intención de Jesús de ir a Betania a resucitar a Lázaro, poniéndose así en peligro. Todos los apóstoles consideraban que era muy arriesgado, que ponían en riesgo su vida. Por lo tanto valentía y fidelidad no le faltaban a Tomás, que no le importaba morir en el intento de acompañar a Jesús.

Esto me lleva a pensar que lo que quizás sí faltó no estaba sólo en él, sino en los discípulos que pudieron ver a Jesús resucitado. Les faltó esa fuerza al transmitir el mensaje, entusiasmo alegría desbordante en sus caras, esperanza, salvación. ¿Por qué si no Tomás hubiera dudado? Puede que efectivamente tuviera una crisis de fe como nos ocurre a todos, pero quizás sus compañeros no mostraran con suficiente alegría esta buena nueva.

Por tanto, es necesario expresar esta alegría de la resurrección de un modo sencillo y sincero. Que nuestros gestos, actitudes y nuestra manera de vivir expresen de tal manera que Jesús vive y reina, que las personas que tengamos enfrente no duden ni por un segundo que Jesús ha resucitado y está vivo ahora y siempre, esperando a que le abramos las puertas de nuestro corazón.

Ojalá que esta alegría se reflejara de tal modo en nosotros que, si Tomás estuviera entre nosotros y le contásemos que Cristo ha resucitado, nos creyese, no tanto por pruebas empíricas o racionamientos, sino por el brillo en nuestros ojos, y la alegría, la paz y la esperanza de nuestro rostro.

 

Irene Parada
@pastoralsj
@jennortonart

¡Celebramos la Resurrección de Jesús!

Hoy es un día de regocijo y alegría para todos, ya que celebramos el Domingo de Resurrección, el evento central de nuestra fe cristiana. En este día, conmemoramos la victoria de Jesús sobre la muerte y su triunfante resurrección, que nos ofrece la esperanza de una vida nueva y eterna.

 

Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.

 

El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán”. Esto es lo que tenía que decirles». Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».

 

Jesús, el resucitado, nos ha regalado la fraternidad. ¡Jesús está vivo y camina con nosotros! El don que Jesús nos hizo al morir en la cruz y resucitar al tercer día es el de una nueva humanidad, fundada en la fraternidad.

 

Que el don de la Pascua de Jesús resucitado nos ayude a convertirnos en “hermanos de todos”, hasta el punto de desearnos mutuamente que crezca la unidad, para que quienes nos miren exclamen “qué hermoso y qué alegre es ver a los hermanos viviendo juntos”.

 

Un regalo, un compromiso. A partir de Cristo Jesús, muerto y resucitado, aprendemos a caminar y a crecer en su Amor y a testimoniarlo con un compromiso reflexivo.

 

Oración:

 

¡Has resucitado!

Como prometiste, Señor, ¡estás vivo y estás con nosotros!

La vida ha vencido a la muerte. El amor ha triunfado sobre el pecado.

La fe ha triunfado sobre la duda. La esperanza ha triunfado sobre la desesperación.

La caridad ha ganado al egoísmo. La prudencia ha ganado a la impulsividad.

La justicia ha triunfado sobre la iniquidad. La templanza ha triunfado sobre el instinto.

La fortaleza ha triunfado sobre el miedo.

Jesús, Hijo de Dios, Señor y Hermano nuestro, has triunfado porque confiaste en el Padre, ya que has puesto todo en sus manos.

Jesús, mi amigo y hermano, ayúdame a confiar, a ponerme en manos del Padre tuyo y nuestro.

Ayúdame a ir adelante y más lejos, ¡Ayúdame a vivir como el Resucitado!

 

Que esta Pascua sea para todos nosotros un tiempo de renovación espiritual y un recordatorio constante del amor incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros.

 

¡Feliz Domingo de Resurrección para todos!

Encuentro ecuménico de oración por la justicia, la paz y la esperanza

Las Iglesias cristianas piden a todos los argentinos convertirse en testigos vivientes y promotores de comunión y reafirman su mandato siempre renovado de amor modelado en el Hijo del hombre.

“Caminamos también siendo conscientes de que lo hacemos dentro de un clima nacional y mundial en donde parecen exaltarse dolorosas divisiones, conflictos sociales o bélicos en aumento y peligrosos discursos de odio”. Es el contexto en el que se efectuó un encuentro ecuménico de oración por la justicia, la paz y la esperanza en el mundo y en la Argentina, organizado el 21 de marzo por la Conferencia Episcopal Argentina y la Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas en la Argentina.

La lectura bíblica estuvo a cargo del Obispo Berardo y las reflexiones fueron confiadas a tres familias confesionales: ortodoxos, Monseñor Iosif Bosch; católicos romanos, Monseñor Oscar Ojea; evangélicos/protestantes: Pastora Mariel Pons.

En una declaración conjunta posterior a esta actividad, los participantes aseguran que “en todos estos años hemos aprendido a valorar la “unidad en la diversidad”, la riqueza del disenso, la armonía de las voces diferentes, la otredad por encima del individualismo egoísta, la fortaleza de los consensos en tiempos de conflicto y la cultura del encuentro fraterno por encima de la anticultura del desencuentro, sin mermar la Tradición a la cual cada uno es fiel”.

Los líderes religiosos escriben que se reconocen “conciudadanos de un contrasistema centrado en la humanidad del Dios encarnado frente a la deshumanización del injusto y violento descarte de los débiles y vulnerables: ‘Porque el reino de Dios es vivir en justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo’” (Ro. 14,17).

También sostienen que “es el mismo Reino de Cristo que hoy nos impele a proclamar el valor de la igualdad y la unidad en una sociedad donde todos somos hijos de Dios sin importar raza, situación social, cultural o género”. Porque -prosigue el texto-, “ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo” (Gal. 3,28).

Los representantes de distintas confesiones cristianas convocan a todos los hermanos y compatriotas a unirse en oración y acción inspiradas en las bienaventuranzas de la paz y la justicia hoy tan vigentes como necesarias: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”; “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados” (Mt. 5,9; 5,6). En este sentido, exhortan a todos los argentinos a convertirse “en testigos vivientes y promotores de paz y justicia en un proceso de ‘cristificación’ que implique una apertura e inclusión amplísimas, sobre todos hacia los que más sufren”. Asimismo, invitan al pueblo a aferrarse “a la esperanza confiablemente forjada en nuestros corazones: ‘Esperanza que no defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado’” (Ro. 5,5).

Fuente: @vaticannews

Foto: @perfil

Jen Norton ilustra la Semana Santa

Este año hemos elegido ilustrar la Semana Santa con obras seleccionadas de una artista contemporánea, alumni de la universidad jesuita Santa Clara (USA) Jen Norton. (@jennortonart)

 

Graduada en Bellas Artes en 1987, el lenguaje visual fue su primer idioma debido a su timidez extrema y su gran pasión a partir del potencial comunicacional del dibujo.

 

Jen trabaja en acrílico, utilizando colores, texturas y patrones expresivos para revelar lo sublime de lo ordinario. Una clave presente en sus obras siempre han sido los vínculos y situaciones cotidianas significativas, testimoniando el principio ignaciano de encontrar a Dios en lo cotidiano y mundano que le fuera inculcado en su educación.

 

“Una obra, como creación, -dice Jen- transmite que también el espectador puede hacer sus propias creaciones… y esto porque una verdadera creación es siempre honesta, auténtica… y el arte tiene la capacidad de hablar con la verdad…y de dar a conocer la palabra de Dios –incluso mejor que muchas homilías o sermones.”

 

Convencida de que orar con arte sacro puede ser una manera fácil, eficaz y hermosa de profundizar en la fe, elegimos algunas de sus obras tomadas de la publicación Surrender All: An Illuminated Journal Retreat Through the Stations of the Cross (Ave María Press 2020)

 

Jen cree que a través del arte uno puede escuchar el susurro de un Creador poderoso. Su intención es que su arte pueda hacer que te detengas y escuches.

 

Marcelo Amaro SJ, nuevo rector de Teologado en Bogotá

Este domingo 3 de marzo, se realizó la ceremonia de cambio de Rector en el Centro Interprovincial de Formación de Teología (CIF) San Francisco Javier, en Bogotá Colombia.

El Superior General Arturo Sosa, SJ nombró a  Marcelo Amaro de León, SJ como nuevo Superior del CIF el pasado 28 de diciembre de 2023. El P. Marcelo es uruguayo, de la Provincia Jesuita de Argentina-Uruguay. Servía hasta el mes pasado en la Misión de los Jesuitas en Tacuarembó Uruguay.

La Eucaristía fue presidida por el P. Rafael Garrido, presidente de la Conferencia Jesuita de América Latina y el Caribe. También se contó con la participación del P. Hernán Quezada SJ, Delegado de Formación y de Juventud y Vocaciones de la CPAL.

Marcelo inició sus funciones a cargo del teologado, por el período 2024-2029, y tendrá a su cargo unos 20 estudiantes de distintos países en su última etapa de estudios previa a la ordenación sacerdotal. Animará la vida apostólica y espiritual de una comunidad conformada por diversas nacionalidades y tradiciones, unidas bajo ‘la bandera de la cruz’.

Actualmente, dos de estudiantes de nuestra Provincia residen en la comunidad del CIF: Juan Luis Panizza y Joaquín Tabera

.Amaro junto a estudiantes ARU en Bogotá: Panizza y Tabera

Mons. García Cuerva con el estandarte de Mama Antula

Primera fiesta litúrgica de Santa Mama Antula

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió el 7 de marzo la fiesta litúrgica en honor de Sta. María Antonia de S. José (Mama Antula), la primera santa argentina, frente a la capilla del Divino Salvador de la santa Casa de Ejercicios, del barrio porteño de Constitución.

El primado argentino usó el estandarte que acompañó a la santa en su misión. También agradeció a quienes continuaron la obra en esa casa y “preservaron este báculo, que acompañó a Mama Antula desde el comienzo de su misión en Santiago del Estero”.

 

El arzobispo porteño definió a Mama Antula como la santa de los pies descalzos, la mirada limpia y el corazón grande, y fundamentó cada uno de esos tres conceptos.

Al desarrollar la idea de los pies descalzos, monseñor García Cuerva señaló: “Vivimos tiempos muy difíciles y el riesgo es encerrarnos en nosotros mismos y el sálvese quien pueda”.

“Vale la pena descalzarnos, vale la pena pisar nuestra tierra, vale la pena experimentar y sentir lo que siente el pueblo; y entonces ser más solidarios y más generosos que nunca”.

El arzobispo invitó a pedirle a la santa de los pies descalzos “la solidaridad y generosidad, porque sentimos como propio el dolor de nuestra gente”. También propuso pedirle poder tener la misma mirada limpia que ella y animó a “tener una mirada de esperanza”.

Que cada dificultad sea un desafío, que cada problema sea una oportunidad, que cada crisis sea un motivo para seguir adelante; y a no bajar los brazos, porque al igual que ella confiamos en la Providencia divina”, sugirió.+

 

Fuente: AICA

Artículo completo: bit.ly/49IRNYR

Examen del año: reconocer el paso de Dios por nuestra vida

El Examen es una oración de conciencia que San Ignacio enseñó en sus Ejercicios Espirituales. Es una invitación a «encontrar a Dios en todas las cosas» y reconocer como se mueve en todas las personas y eventos de nuestros días, “en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”.

Pídele a Dios que te ayude a descubrir dónde ha estado, en qué o en quién te ha salido al encuentro y por dónde ha conducido tus pasos este último año. Recibe en tu interior… agradece… perdona o pide perdón si es necesario, y renueva tu deseo de ayudar a construir un futuro nuevo donde nadie quede fuera.

El Examen consta de algunas indicaciones introspectivas para que sigas o adaptes a tu propio espíritu. Antes de comenzar, identifica algunos momentos importantes de tu año para orientarte hacia ese periodo de tiempo. Haz una pausa y respira lenta y profundamente, una o dos veces; toma conciencia de que estás en la presencia del Señor.

1. Pido luz

Sereno mi corazón para compartir lo vivido con un Amigo muy especial; pido luz para conocer las señales y la acción de Dios en el año que termina.

2. Agradezco los dones del año

¿De qué estoy especialmente agradecido este año?
Hago un repaso de lo vivido: actividades, experiencias, encuentros, trabajos… Doy gracias por todo lo vivido y vuelvo a pasar por el corazón en qué momentos sentí una mayor cercanía con el Señor. Por lo experimentado internamente es cómo me puedo dar cuenta de esta cercanía: esperanza, entrega, gratitud, servicio, libertad…

3. Perdonado/a Perdonador/a

¿Cuál es mi respuesta al Dios de mi vida?
Pienso en los descuidos que no me permitieron obtener mayores frutos en el año. Reconozco si hubo alguna insensibilidad ante las necesidades que encontré en el camino. Pido perdón a quienes ofendí. Doy mi perdón a quienes me lastimaron. Me doy a mí mismo/a el perdón que Jesús me regala.

4. Invitado/a a un futuro nuevo

¿Con qué espíritu quiero entrar en los próximos meses? ¿El próximo año?
Renuevo mi amistad y mi deseo de amar y servir: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. Los movimientos internos vienen acompañados de invitaciones, trato de situarlas, agradecerlas, ver a dónde me impulsan. Pido a la Trinidad y María que me acompañen y ayuden.

Papa Francisco: El asombro de la Navidad es la ternura de Dios

Al inicio de su homilía de Noche Buena, el Santo Padre recordó que, Jesús nace en un contexto particular, descrito por San Lucas, en el cual se realizaba «un censo en todo el mundo» (2,1). Este evento del que habla el evangelista con precisión, indicó el Pontífice, manifiesta un gran contraste:

“Mientras el emperador contabiliza los habitantes del mundo, Dios entra en él casi a escondidas; mientras el que manda intenta convertirse en uno de los grandes de la historia, el Rey de la historia elige el camino de la pequeñez. Ninguno de los poderosos se percata de Él, sólo algunos pastores, relegados a los márgenes de la vida social”.

El Papa Francisco invitó a dirigir nuestra mirada al «Dios vivo y verdadero» (1 Ts 1,9); a Él, que está más allá de todo cálculo humano y, sin embargo, se deja censar por nuestros cómputos; a Él, que revoluciona la historia habitándola; a Él, que nos respeta hasta el punto de permitirnos rechazarlo; a Él, que borra el pecado cargándolo sobre sí, que no quita el dolor, sino que lo transforma; que no elimina los problemas de nuestra vida, sino que da a nuestras vidas una esperanza más grande que los problemas. Desea tanto abrazar nuestra existencia que, siendo infinito, por nosotros se hace finito; siendo grande, se hace pequeño; siendo justo, vive nuestras injusticias.

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