Franco Raspa SJ: “Mendoza es mirar y confiar en el trabajo de Dios a lo largo de mi vida”

Franco Raspa SJ cuenta cómo fue su llegada a Mendoza y lo que esto significa dentro de la experiencia de vivir su vocación dentro de la Compañía de Jesús. 

Por Franco Raspa, S.J. 

Mendoza viene siendo en este tiempo algo más que mi primera misión en Argentina como sacerdote. Yo diría que es caer en la cuenta de doce años de formación en la Compañía de Jesús. Mendoza es mirar y confiar en el trabajo de Dios a lo largo de mi vida. 

En este oasis en medio del desierto me encontré con un reducido grupo de compañeros que buscan hacer frente cada día a la mies abundante, que se da por estas tierras. Dos de ellos trabajando junto a los más sencillos en el barrio San Martín; mientras los otros dos, en la zona céntrica de la ciudad, en la atención del templo Sagrado Corazón de Jesús y, en la práctica y atención del centro de espiritualidad. 

En lo particular, la misión principal que se me ha encomendado es la ser capellán del colegio San Luis Gonzaga. La cosecha en el colegio es enorme. De ahí, que mi labor en estos primeros meses se haya enfocado en conocer la siembra. Conformada no solo de estudiantes, sino también, de educadores y de un nutrido grupo de familias. 

El resto de mis jornadas giran en torno al acompañamiento de grupos juveniles y en la colaboración con el servicio sacerdotal del templo. Allí, para mi sorpresa, las filas para el sacramento de la reconciliación son interminables. Se podría decir, parafraseando a nuestro querido san Francisco Javier, que uno queda con los oídos y el corazón cansados de tanta escucha y gracia de Dios.

Confiado en la compañía del Señor a través de lo que veo e intuyo, camino día a día junto a mis compañeros en buscar y hallar a Dios por estas tierras. 

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