Fe y Alegría: “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”

El año pasado, Fe y Alegría Uruguay celebró sus diez años. En esta nota, te contamos algo de la historia y de la laborar actual de la obra, de la que participan más de 2.000 jóvenes participan de una gama muy variada de propuestas.

“En Fe y Alegría estamos convencidos de que la educación es el medio para la transformación de los pueblos en sociedades verdaderamente libres y capaces de construir un mundo más fraterno”, dice Martín Haretche, director nacional de Fe y Alegría Uruguay. Esta obra se inició en Venezuela en el año 1955 como una respuesta a las necesidades educativas de las poblaciones más pobres. Actualmente tiene presencia en 24 países de toda Latinoamérica además de África y Europa.

El Padre Vélaz, sacerdote jesuita fundador del movimiento, decía que las escuelas de Fe y Alegría comienzan donde termina el asfalto. De esta manera, en muchos países se transformó en un aliado muy importante del Estado para impartir educación en aquellos lugares de muy difícil acceso; como por ejemplo en comunidades indígenas o campesinas alejadas donde no siempre es fácil acceder a una escuela. A nivel global, hoy en día más de un millón y medio de alumnos, de los más diversos orígenes culturales y religiosos, participan directamente en la organización. “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”, decía San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.

15 centros educativos y 26 unidades educativas en el país

En Uruguay, Fe y Alegría se fundó en el año 2008 impulsada por el entonces Provincial de los Jesuitas, el P. Juan José Mosca. Comenzó con un grupo de cinco centros educativos que ya existían, en su mayoría de educación no formal: clubes de niños, CAIF y Centros juveniles en convenio con el INAU que compartían la preocupación por las carencias de la educación en los sectores más desfavorecidos. Actualmente nuclea una red de 15 centros educativos, en su mayoría gestionados directamente por la Asociación Civil Fe y Alegría Uruguay; pero también, hay centros asociados que participan de los programas educativos de Fe y Alegría y que mantienen una independencia administrativa.

Cada uno de esos centros incluye más de una unidad educativa. Por ejemplo, el Centro La Esperanza cuenta con un CAIF, un Club de Niños, un Espacio Adolescente y un FPB, una propuesta de formación secundaria con capacitación en oficios que desarrollan en alianza con la UTU. En total son 26 unidades educativas, de las que participan más de 2.000 niños, niñas y adolescentes en una gama muy variada de propuestas, entre CAIF, colegios, clubes de niños, centros juveniles y programas de capacitación laboral.

Martín es director nacional de Fe y Alegría desde el año 2009, casi desde los comienzos en Uruguay. “Me toca un trabajo muy variado, sobre todo en lo que hace al trato con las personas. En un mismo día uno puede estar pensando un plan de trabajo con un grupo de educadoras o conversando con algunas familias, y al rato estar reunido con autoridades políticas firmando un convenio de colaboración. También me toca reunirme con empresarios que apoyan nuestros proyectos educativos y con las comisiones directivas que llevan adelante nuestros centros”, comenta. Cabe destacar que las comisiones directivas están conformadas por profesionales que, de manera honoraria, ponen a disposición su tiempo, su experiencia y sus conocimientos para garantizar una gestión de calidad que impacta directamente en la propuesta educativa del centro.

La propuesta educativa

Una vez que Fe y Alegría asume o instala un nuevo centro, rápidamente comienza a trabajar con el sistema de gestión que los jesuitas aplican en sus colegios. Básicamente consiste en un modelo de autoevaluación que ha sido adaptado al contexto en el que se desarrollan sus actividades. A partir de aquí cada lugar determina sus propuestas de mejora en las que trabaja durante todo el año. Fe y Alegría ha encontrado un modo de ser, de proceder y de examinarse, que en buena medida está inspirado en la espiritualidad ignaciana, que permite articular una propuesta educativa de calidad con una gestión profesional, eficiente y descentralizada. Esto nos permite rapidez en la toma de decisiones y la capacidad para adaptarnos a los diferentes contextos en los que trabajamos para dar mejores respuestas a las necesidades de las comunidades”, reflexiona Martín.

Todos los años Fe y Alegría promueve y financia, para sus educadores, capacitaciones en cursos que van desde talleres de arte hasta posgrados o maestrías en educación. Por ejemplo, el año pasado 16 maestras y educadoras de diferentes centros viajaron a Buenos Aires, Argentina, para el primer ciclo de formación en la metodología de Nazareth Global Education.

Se procura que los educadores reciban formación constante.

Metodologías de trabajo de vanguardia

“Para nosotros lo importante no es que nuestros centros sean los mejores, sino que la educación pública sea cada vez mejor (…). Tenemos que decir que la apertura que se ha logrado a través del INAU, para la gestión de la educación no formal, es un ejemplo mirado y admirado desde muchos otros países. El plan CAIF es un ejemplo donde el Estado y la sociedad civil organizada llevan adelante una política pública educativa con gran éxito”, señala Martín.

Prueba de esto es el hecho de que el método Vaz Ferreira, que atiende a la primera infancia y que comenzó a ser implementado por Fe y Alegría hace tres años en un centro CAIF, hoy se impuso en los CAIF de todo el país. Lo mismo pasa con el programa de Crianza positiva, que elaboraron en conjunto con la Universidad de Montevideo (UM) y la fundación chilena América por la Infancia.

El director explica que “en estos años también podemos decir que hemos logrado el reconocimiento y apoyo de parte de las autoridades públicas, en especial del INAU o de la Intendencia de Canelones, quien nos declaró como una institución de interés departamental. Pero también trabajamos con el MIDES, la UTU, la OPP, el MTOP entre otros organismos públicos”.

La fe es nuestro motor, lo que nos mueve”

Todos los años la directiva nacional organiza encuentros para los educadores, retiros u otros planes de formación que apuntan al crecimiento espiritual. “En los centros donde no hay convenios con el Estado podemos hacer esto de un modo explícito. En donde hemos firmado convenios, los respetamos, aunque no son pocos los casos en que tanto educadores como jóvenes o familiares nos piden que compartamos con ellos también nuestra vivencia de la fe y así lo hacemos”, puntualiza Martín.

Y agrega: “La fe es nuestro motor, lo que nos mueve. Todos los días nos preguntamos qué quiere Dios de nosotros, desde dónde Dios nos está llamando. Como organización jesuita, el discernimiento forma parte de nuestro ADN. Es desde ahí que entendemos todo lo que hacemos. Sabemos que no hay nada más liberador y esperanzador que una profunda experiencia de encuentro con Dios. Esto es lo que transmitimos porque así entendemos que debe ser una educación integral… de lo contrario, nos quedaríamos con una educación a medias”

Cuentas claras

En el año 2018, aproximadamente el 60 % del presupuesto de Fe y Alegría provino del Estado; básicamente a partir de los convenios con el INAU, pero también del MTOP y la Intendencia de Canelones. El resto de los ingresos proviene de donaciones: del aporte de las familias, de fundaciones locales y del exterior, de empresas nacionales, de personas particulares que deciden apoyar alguno de los proyectos y de eventos solidarios. El manejo de los fondos requiere una total transparencia. Sus balances son anualmente auditados y se comparte esta información con todos sus donantes. Para este año 2019 comenzaron a trabajar en un proceso de auditoría interna pensando en que en un mediano plazo se puedan certificar todos los procesos administrativos.

Esta forma transparente de manejar los recursos, sumada a los resultados educativos, hicieron que el año pasado el Parlamento incluyera a Fe y Alegría en la lista de organizaciones que pueden recibir donaciones con beneficio fiscal de parte de las empresas. Este hecho les ha abierto las puertas para que nuevas empresas se vayan sumando a esta propuesta educativa, afirman desde la dirección de la obra.

Fuente: Fe y Alegría Argentina

Hablemos de violencias

En el marco de nuestro compromiso por una universidad libre de violencias, la Universidad Católica de Córdoba (UCC) creó la Comisión de Bienestar Universitario, un organismo interdisciplinario que tiene como objetivo prevenir, atender y concientizar sobre casos de violencias de género. Su coordinadora, Beatriz Ergo, cuenta sobre su experiencia en este tema,  la importancia de esta iniciativa dentro de la institución y de los desafíos que tienen por delante como Universidad y como sociedad.

¿Cómo nace tu interés por temas relacionados con problemáticas de género?

Yo estudié psicología en la Universidad de Massachusetts en los ’80 y luego una maestría en la Universidad de Leslie, en Cambridge. Mi interés surge, entre otras cosas, porque en esa década Estados Unidos presentaba altos índices de violencia de género por lo que atravesaba una etapa de reformulación de las leyes y una profunda reflexión en torno a estos temas. En ese contexto, comenzaron a dictarse en las Universidades materias obligatorias específicas sobre género, y sobre la mujer en particular. Durante mi práctica universitaria trabajé en el Instituto Correccional de Mujeres Frahmingham en Massachusetts, donde surgieron los diez primeros casos de mujeres que fueron absueltas por condenas de asesinatos, por entenderse que eran en defensa propia. Fue un hito importante, que se sumaba al debate sobre la legalización del aborto y un gran activismo por diversas causas como las primeras marchas de la comunidad gay, la legalización del aborto, licencias de maternidad y paternidad, etc.

Similar a lo que está ocurriendo ahora en nuestro país.

Sí, muy parecido. Esto impactó en mi modo de pensar la psicología. Transité, como mujer y psicóloga, una profunda concientización sobre las problemáticas de género.

¿Por qué esta Comisión?

Porque la Universidad considera que el bienestar universitario tiene que ver con la convivencia basada en el respeto y  en la equidad, derechos humanos y valores que en situaciones de violencia de género son transgredidos. Ninguna institución escapa al llamado de hacer una reflexión de cuáles son esas problemáticas, las posturas que la originan, qué herramientas y recursos tiene para abordarlas y cómo fomentar su reflexión y concientización. Por eso la Comisión es interdisciplinaria, lo cual es un valor porque no se centra en una sola mirada sino que quienes la conformamos podemos aportar conocimientos, experiencias y competencias necesarias para llevar a cabo un verdadero trabajo interdisciplinario, que es lo que el abordaje de las problemáticas de género requieren.

¿Cuáles son sus principales objetivos?

Por sobre todo la concientización en cuanto a la equidad de género. La reflexión y el replanteo de prácticas respecto a inequidades que han estado normalizadas por mucho tiempo y que ya ha dejado de ser así. Nuestro objetivo  es concientizar, educar,  prevenir e intervenir, cuando la situación lo amerita, sobre problemáticas que aluden a asimetrías de poder basadas en cuestiones de género.

¿Hoy somos más conscientes de lo que antes no nos incomodaba tanto?

Sin duda. Existen francas transgresiones, no necesariamente intencionales, pero por cierto en muchos casos «naturalizadas» que aluden a cuestiones de género y hoy estamos frente a una sociedad, sobre todo de jóvenes, que afortunadamente ya han transitado un camino de concientización al respecto.

¿Por qué la importancia de esta comisión?

El trabajo por delante es relevante porque debemos tener la capacidad de mirarnos como institución, repensar y reflexionar sobre cuestiones de género, tomar posturas e intervenir en pos del respeto por la diferencia y la equidad de género en particular.

Es un camino en el que vamos aprendiendo cuál es nuestra cultura organizacional que nos caracteriza como institución y qué queremos lograr. Los valores de la Universidad son nuestra guía y eje y hacia allá apuntamos.

¿Cómo funciona?

Tenemos un área específica de acción, de promoción, concientización y de prevención de todo lo relacionado a violencia de género. Pero no es nuestro foco de acción excluyente. Nos importan todas las problemáticas de conductas de alto riesgo de nuestra población estudiantil. Cada caso reportado es evaluado y en función de esta evaluación, que a menudo denota diferentes grados de complejidad, se determina un curso de acción. Las acciones pueden incluir entrevistas, derivaciones, llamadas de atención y sanciones, dependiendo del caso.

¿Cómo han procedido, hasta ahora, ante determinados casos específicos?

A los fines de preservar la discrecionalidad de los casos, aspecto muy importante para este tipo de trabajo, hemos convocado a las partes y hemos accionado en función de sus reportes, sin dejar de lado que nuestra principal función es la educación y la concientización y no una mera acción punitiva. Esto es así porque la intención de la Comisión es favorecer que decante, de a poco, el respecto por la diferencia y la equidad de género.

¿Cómo se logra?

La concientización y prevención de la violencia de género no se logra solamente a través de estas acciones. Vemos nuestra tarea como educadores, poniendo el acento en concientizar sobre verbalizaciones, actitudes y conductas sesgadas por el género,  que en otro momento de nuestra historia, como sociedad, no hubieran sido llamativas o no hubieran incomodado; y si lo hubieran hecho, no hubieran sido reportadas. Esa etapa ha concluido y estamos en una nueva, construyendo nuevos vínculos, fundados, sobre todo, en el respeto por la diferencia y la equidad de género.

¿Y en qué estado se encuentra hoy?

Las acciones de concientización han tenido lugar de manera casi espontánea, no institucionalizada. De hecho, esta Comisión justamente surgió a partir del interés, la acción y el activismo de alumnos y alumnas que han tenido la importante función de advertir de una necesidad y accionar al respecto.

Se trata de un proceso sociopsicoeducativo. Queremos que en nuestra Universidad se incorpore y asimile la idea de que el respeto, la apertura a la escucha y la reflexión, debe caracterizar la modalidad de vincularnos y que seamos  cada vez más conscientes de que esa herencia cultural y social, sesgada en términos de asimetrías de poder marcadas por el género, ya no encuentra lugar en nuestra sociedad.

¿Cómo se puede contactar con la Comisión?

Uno de los modos es escribir a bienestaruniversitario.vrmu@ucc.edu.ar. También tenemos tres referentes en cada edificio para receptar los reportes. La Comisión tiene reuniones periódicas para conocer estos reportes luego, y se asignan horarios para entrevistas.

¿Cuáles son los pasos que se siguen ante un reporte?

Lo primero que se hace es un análisis de todas las aristas de la situación. Actuamos dentro de un contexto en el que no se deja de lado el contexto de la unidad académica y apuntamos siempre a la concientización y a la educación,  porque más allá de que la situación amerite una sanción, nunca perdemos de vista el propósito de concientizar y educar.

¿Cuáles son los principales desafíos como sociedad?

Son tiempos muy difíciles los que atravesamos porque pareciera que hemos perdido la forma de comunicarnos y vincularnos sin violencia, en todas sus manifestaciones. De hecho yo recuerdo que en Estados Unidos pasó algo similar en los ’80, hasta que después se llegó a cierta estabilidad producto de un cambio en las leyes, de mayores recursos psicológicos, sociales, jurídicos y económicos para las mujeres en situación de violencia. Todavía hay mucho por hacer hasta que lleguemos a un espacio en el que los géneros todos puedan comunicarse desde un lugar de respeto y valoración mutua.

En esa experiencia, ¿cómo viste ese avance?

Yo recuerdo que cuando estudiaba en Estados Unidos, la lucha por la equidad de género fue muy difícil. Como está siendo acá ahora. Por ejemplo, me acuerdo que quienes cursábamos las materias de género en la Universidad, éramos predominantemente las minorías étnicas: latinos, afroamericanos y mujeres. Los grandes ausentes eran los hombres blancos, lo cual era un indicador de que en estas asignaturas, que tenían como objetivo educar y concientizar, al final en ellas solo participábamos los que nos identificábamos como «desempoderados». Esto paulatinamente fue cambiando. Considero que hoy en nuestro país se ha avanzado mucho, en Córdoba en particular. Esta provincia lidera las políticas de género con instituciones como el Polo Integral de la Mujer y distintas ONGs.

¿Y los desafíos como Universidad?

Al ser reciente la conformación de esta Comisión, hay un proceso de aprendizaje en donde los emergentes nos van enseñando, de a poco, si estos malestares tienen que ver solamente con cuestiones de género, u otras violencias,  o con el malestar de estos tiempos posmodernos en donde creo que hay una juventud y adolescencia bastante huérfana, con adultos más desentendidos. La adolescencia es una etapa turbulenta por excelencia dentro de las etapas psicoevolutivas del ser humano, y durante la cual, los adultos tenemos la responsabilidad de acompañar, los padres desde su lugar, los docentes desde otro. Queremos transmitir a nuestros jóvenes que la Universidad provee un espacio para escucharlos y acompañarlos.

¿Por qué una adolescencia huérfana?

Porque creo que los adultos no nos damos cuenta de la magnitud de todas las conductas de alto riesgo para la juventud, desde el consumo de sustancias psicoactivas hasta la sexualidad indiscriminada bajo efectos de alcohol y drogas hasta la desesperante sensación de vacío y de sinsentido. Los adultos creemos, utópicamente, que los adolescentes la pasan bárbaro, que es la etapa de la vida despreocupante, exultante, pero detrás de esto yace mucha angustia, desorientación y sufrimiento. Creo que hacen lo que pueden. Como adultos debemos retomar nuestra función de educadores. Y desde lo académico no se trata solamente de enseñar contenidos sino también, y fundamentalmente, herramientas humanas para la vida. Que pasar por la juventud no signifique pagar un alto precio para el resto de sus vidas, y esto tiene que ver con adicciones, paternidad no deseada, altos riesgos en cuanto a la integridad física, emocional, sexual, etcétera.

Entonces son muchos desafíos.

Creo que estamos ante un enorme desafío de reaprender, reeducar y concientizar de que en muchos caos el bagaje sociocultural que traemos ya no está vigente y que ya no está permitido en nuestra realidad y contexto institucional ni social.

La Comisión es un recurso y busca plantear y abordar que si bien en esta institución hay personas, como en tantas otras, que tengan ciertos prejuicios, en el contexto institucional académico no está avalado ni permitido. Sería utópico pensar que en el corto plazo vamos a poder cambiar una herencia de años marcada por el sesgo de género, pero confiamos en la capacidad de todos los que integramos la UCC de que esto es posible.

Claro, porque esto es parte de la educación.

 Exacto. Nuestros alumnos hoy son los profesionales de mañana. Más allá de la excelencia profesional queremos que sean personas de bien. Es un momento favorable para comenzar a hablar, puede que incómodo también y delicado. Pero los estudiantes ya tienen otra mirada y conciencia sociopolítica. Significa, para los que hoy no somos «jóvenes», en un rol responsable de educador, un aprendizaje, empezar a reflexionar y adquirir una apertura frente a los cambios políticos y sociales. Son los objetivos o logros a los que aspiramos.

Fuente: Universidad Católica de Córdoba

El Colegio del Salvador recibió a los alumnos del Programa de Intercambio

El pasado 6 de junio, el Colegio del Salvador recibió a  Ben, Marc, Tomas, Greyson, Philippe, Brendan y a Mr. Dacque Tirado del colegio jesuita Georgetown Prep- Washington DC.

En las semanas subsiguientes llegaron más alumnos, provenientes del Boston College High School y del Loyola High School, ambos colegios jesuitas de Estados Unidos.

Los participantes del intercambio con los colegios jesuitas de Estados Unidos, vivieron este mes la experiencia de compartir culturas, vivir en casas de nuestras familias, clases de distintas materias y acciones de servicio comunitario.

Este programa de Intercambio se viene llevando a cabo desde hace más de 10 años.

Fernandez Techera SJ sobre los Cambios en la Universidad Católica del Uruguay

El P. Julio Fernández Techera SJ, actual rector de la Universidad Católica del Uruguay, habla de los cambios operados en la UCU con el objetivo de adaptarla a los cambios de la sociedad y el tipo de profesionales que esta requiere hoy.  El video fue emitido por la Oficina de Comunicación de la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL).

Por Julio Fernández Techera SJ

*desgrabado

El proceso de transformación en la Universidad Católica del Uruguay estuvo motivado por que nos dábamos cuenta de que el modelo tradicional de formación de profesionales, no se adaptaba a la realidad. Necesitamos profesionales mucho más versátiles, mucho más capacitados para dialogar con otras profesiones, con otros ámbitos… El modelo tradicional que teníamos no funcionaba de esta manera. ¿Cuál es el modelo tradicional? El modelo napoleónico típico, en el que cada facultad es, de alguna manera, un pequeño reino que tiene todas las cosas necesarias: las carreras, los departamentos, las revistas, los investigadores propios de la profesión para la cual forman.

A su vez, el gobierno central se encarga de la coordinación general de esas facultades.

Esto nos hacía perder muchísima riqueza porque pasar de una facultad a otra era complicado, tomar cursos de otra facultad era complicado. Entonces, la idea nuestra fue pasar de ese modelo Napoleónico a un modelo mucho más unitario donde invitamos al estudiante a vivir una experiencia que sea de toda la Universidad Católica. Donde el estudiante elige un programa académico que está en una de las cuatro o cinco facultades, pero que le permite tomar cursos de distintos programas académicos y puede aprovechar ciertos servicios centralizados de la universidad. Uno de estos servicios es, que en lugar de tener un centro de innovación y emprendedurismo para cada facultad, tenemos un centro que llamamos Ítaca para toda la universidad.

Empezar a Diagramar un Proyecto Común

Hoy, en el centro de innovación y emprendedurismo Ítaca, hay alumnos de ciencias de la salud, de comunicación, de ciencias humanas, además de alumnos de empresas y de las ingenierías que trabajan entre sí. ¿Cómo se logró esto? Para empezar, sacando estos departamentos de las facultades y poniéndolos bajo la égida de la Vicerrectoría de Innovación e Investigación. Esto significó unificar criterios sobre cómo se organiza un departamento, sobre la carrera académica (que no dependiera de cada facultad como pasaba antes); unificando la gestión de las revistas: que ya no fuese por facultad sino que, aunque tuvieran distintas temáticas, tuvieran una administración general. Al mismo tiempo, los posgrados que estaban en las facultades, salieron de ellas y se formaron dos escuelas de posgrados. Una es la Bussiness School y la otra que es la escuela de posgrados, donde están los demás cursos de Maestría que ofrece la universidad.

Cambiar la el modo de ser Universidad

Una vez que cambiamos la estructura, empezamos a construir una cultura nueva que optimiza los recursos académicos pero también los económicos y edilicios de toda la universidad. Ahora tenemos una ‘interrelación’ entre todos muchísimo mayor que la que había antes; pero que aún está lejos de lo que queremos llegar a lograr.

El objetivo de fondo es que la ‘Experiencia UCU’ que hagan los alumnos los 4 o 5 años que pasen allí sea humana, integral, a la que se suman otros servicios que ofrecemos, como el pastoral, los asuntos estudiantiles, el arte, etc.

El cambio también se expresa en el modo de ‘gobierno’ de la universidad. En el modelo anterior, los decanos se reunían con el consejo directivo sólo 2 veces al año. Hoy, esos decanos están integrados al consejo directivo que se reúne semanalmente, y son, junto con los Vicerrectores, el Equipo Directivo de la Universidad.

Juntos hemos pensado. Juntos hemos discutido. Juntos hemos generado esta cultura nueva de la UCU. Además de que, conociéndose ellos pueden compartir aún más su experiencia.

Esto mismo lo estamos haciendo con los directores de los programas de grado, de postgrados, de departamentos, que antes no se conocían… no tenían ninguna relación porque estaban en esas unidades semi-independientes que eran las facultades.

Historias Reales de vida

Cecilia Duarte, integrante del Servicio Jesuita al Migrante (SJM), nos cuenta de este proyecto que se inició en San Miguel, Provincia de Buenos Aires, hace seis años, a modo de prueba. Como los resultados y la recepción del mismo fueron muy positivas, se fueron multiplicando a más instituciones Educativas.

Por Cecilia Duarte

El Proyecto Historias Reales de Vida surgió hace 6 años. La idea básica es que los chicos conozcan la historia de vida de un migrante: que salgan a entrevistar y ahí se acerquen a conocer cuáles son las causas por las que salieron de sus países y vinieron a Argentina; qué cosas extrañan de sus lugares… sus historias, con todo lo que ellas traigan.

La primera instancia del proyecto es una charla, en la que se intenta introducir a los alumnos a la siguiente idea: una persona es una construcción, que sea va haciendo a través de lo que vive; y que, por esto, es imposible conocer a alguien sin conocer su historia. Sin embargo, estamos muy acostumbrado a señalar, hacer suposiciones y dejarnos llevar por ‘prejuicios’ asumiendo, sin conocerla, que una persona es de determinada manera.

Esta primera instancia comienza con una dinámica, tras la cual definimos qué significa el término ‘migrante’, los problemas a los que se enfrentan cuando se van a vivir a otro país o provincia y cómo entra en juego ahí, el SJM. Al finalizar esta presentación, los invitamos a participar del proyecto.

El proyecto está dirigido a alumnos del penúltimo año del secundario y se enmarca en una asignatura llamada ‘Cultura, Comunicación y Sociedad’. Después de la charla introductoria, los chicos trabajan durante dos meses en el marco teórico de la migración, la movilidad humana, etc. con los profesores de la asignatura. Ahora, en algunos colegios, van trabajando el proyecto en más de una materia, por lo que lo abordan de manera transversal e integrada.

Una vez realizadas las entrevistas a través de las que los alumnos conocen la vida de una persona que ha tenido que migrar, puedan contarla de manera creativa. Algunos hacen videos, poemas, se han escrito canciones, pintado murales, esculturas, maquetas. Esta producción se realiza en grupos de 5 personas y la van acompañando los profesores durante 2 meses. Una vez finalizado ese tiempo, los cursos de los colegios que participan eligen a un o una representante por curso, a quienes el Servicio Jesuita con Migrantes convoca a un Coloquio en el Colegio Máximo de San José (en San Miguel). Allí, los chicos comparten la experiencia de haber trabajado en el proyecto y sus producciones grupales. Para la ocasión, se convocan a especialistas en el tema de migraciones que les hacen una devolución.

El intercambio que se genera ese día es muy rico. Porque la mirada de los alumnos va cambiando a medida que transcurre el proyecto. Y al poder compartir esta visión con personas de otros cursos, otros colegios y gente que ni siquiera conocen, se genera un ambiente en el que esa riqueza se multiplica.

Este proyecto es el resultado del trabajo de varias personas, que se sentaron en un inicio y que posteriormente fueron participando y sumando un enfoque distinto que llevó a que hoy la propuesta sea la que es. Tanto miembros del Servicio Jesuita con Migrantes, personas externas al SJM, y profesores que se han comprometido con el mismo y que animan a los estudiantes a realizarlo.

En San Miguel no lo hicimos inicialmente con todos los colegios, sino que fuimos probando cómo era la receptividad de la propuesta. Hoy, lo realizamos en los 5 Colegios Parroquiales de San Miguel y otros 3 que no son Parroquiales, pero en los que trabajan profesores de los colegios parroquiales y nos pidieron que acercáramos la propuesta. Además, este año se sumaron, fuera de San Miguel el Colegio del Salvador, de Buenos Aires; y el Instituto Sagrada Familia, de Córdoba.

La Misión de Ser Puentes

Para Cecilia Duarte, quien forma parte del Servicio Jesuita al Migrante desde hace años, el proyecto es parte de la función que le atribuye a esta obra de la Compañía de Jesús: “creemos que tenemos la misión de ser puentes entre la gente que llega y la gente de acá. Queremos promover en los jóvenes una cultura de la hospitalidad, del encuentro, de acogida del que viene”.

Misión de RAUCI a San José del Boquerón

La semana del 27 de Mayo al 1° de junio, jóvenes de distintos colegios jesuitas de Argentina y Uruguay se reunieron en San José del Boquerón para compartir un tiempo de misión, encontrarse entre sí y con la gente del lugar. Compartimos aquí algunos testimonios de los adolescentes que participaron de la misión.

Quiara, Colegio San Luis Gonzaga, Mendoza

Estuve esta semana en la comunidad de Vinal Suni. Pude sentir a Dios en cada mirada, en cada mate, en cada tortilla, en cada abrazo compartido con esa gente, y lo único que puedo decir es que ojalá que todos esos jóvenes que dudan de si acercarse o no a esta experiencia, se animen y no se pierdan esta oportunidad increíble.

Tomás Berragan – Colegio de la Inmaculada, Santa Fe

Mi experiencia fue muy positiva. Cada persona, cada familia que visitamos nos recibió con las manos abiertas y la mejor predisposición. Nos cebaron mates, compartimos charlas, y todo esto nos fue ayudando a crecer como personas. La verdad que, para la gente que está pensando en hacer esta misión, se la recomiendo de corazón porque es una experiencia muy positiva.

Rocío Maceda – Instituto Virgen de Itatí, Posadas

Estuve en la comunidad de Vinal Suni. Lo que tengo para decir sobre esta experiencia es que fue muy especial, muy hermosa por todo el cariño que recibimos de la gente, que estuvo predispuesta a compartir con nosotros, a conocer gente nueva y por los niños que también fueron súper cariñosos con nosotros. A las personas que tengan la oportunidad de hacer esta experiencia, la recomiendo totalmente, porque es hermosa y te abre la cabeza.

Mariángeles Wandelow – Colegio Madre de la Misericordia, Posadas.

Pude compartir con mis compañeros la Misión al Boquerón. Estuve en la comunidad de Santa Rosa y lo que más me llevo de esta misión es la hospitalidad de todas las personas que nos recibieron en sus casas, que nos cebaron mates, nos dieron comida, y nos compartieron su historia. Y me gustaría recomendarla a los chicos que están pensando o dudando si venir o no. Yo les recomedaría que lo hagan. Que les va a hacer bien a ellos y a las familias que están acá, que los esperan con ansias. Cada vez que ven a un misionero se emocionan. Quieren saber sobre nosotros, de dónde venimos, qué hacemos. Igual que nosotros queremos saber de ellos. Por eso les recomiendo a todos que se animen a venir y vivan esta experiencia y la disfruten sin pensar tanto lo que dejan en sus ciudades o sus familias porque cuando estás acá eso de verdad queda en un segundo plano.

Verónica Martínez – Colegio Cristo Rey, Paraguay

Fui a la comunidad de Santa Rosa en Boquerón y lo que más me llegó de esta experiencia fueron las personas con la que conviví. No sólo con el grupo que me tocó sino con la comunidad. Es increíble cómo estas personas pueden ser tan felices en la sencillez. Los niños no necesitan mucho para ser felices. Ellos con un lápiz, con un papel, con un abrazo y con una sonrisa ya son muy felices. Las personas mayores del lugar necesitaban ser escuchadas y eso fue lo que hicimos: fuimos a escucharles, a preguntar cómo estaban y para mí, es una experiencia increíble, que te cambia la vida. Y que enciende en uno una llama grande. Invito a todos los que quieran a ir: es una experiencia que nunca van a olvidar y que vale totalmente la pena.

Luján Medina –Colegio Nuestra Señora de Itatí; San Miguel, Buenos Aires

Me tocó misionar en El Puesto. Realmente es una experiencia única. Lo que se vive ahí es inexplicable. El cariño de la gente, de los más chiquitos… es incomparable. La felicidad, la esperanza que tiene esa gente para salir adelante día a día. La fe que tienen, que no la pierden nunca. A pesar que no tener la vivienda digna, ellos siguen con la misma alegría y reciben a todos con el mismo entusiasmo todos los años. Estoy muy agradecida con el Colegio Nuestra Señora de Itatí, que fue el que me abrió las puertas para que llegue hasta acá.

Ahora estoy feliz y triste a la vez. Triste porque no me quería ir. Feliz por todo lo vivido. Es algo indescriptible, increíble, que es imposible explicar sin haber tenido la experiencia.  Estoy así, y también muy agradecida con toda la gente que nos recibió con una alegría enorme.

Juan Ignacio Marconi – Colegio del Salvador, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Misioné en la comunidad de Santa Rosa. A esta comunidad vinieron chicos de distintos países: Uruguay, Paraguay; y de distintas provincias de Argentina: Santa Fe, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires…

Al principio arrancamos siendo desconocidos entre nosotros y poco a poco fuimos tomando más confianza. Fuimos compartiendo cada vez más, nos reímos mucho entre nosotros, y también hubo charlas más profundas. Además, la gente de Santa Rosa nos recibió muy bien. Fueron muy cálidos a la hora de recibirnos en las casas, o de traernos, por ejemplo, mantas para dormir o comida; nos recibieron con mates dulces, tortillas y compartíamos unas muy lindas charlas.

A la tarde venían los chicos a jugar con nosotros, siempre con una sonrisa en la cara, siempre con un abrazo, un beso o preguntarnos cómo estábamos. La verdad que muy linda gente, muy linda experiencia. Cuando estaba terminando la experiencia, yo decía que no quería que termine nunca. Y quiero invitar a todos a que, si tienen la oportunidad de misionar acá en Boquerón o en cualquier otro lugar, lo hagan porque no se pierde nada, sino que se ganan un montón de cosas que en otras actividades no se viven.

Esteban Rosales – Colegio San Ignacio, Montevideo

Quería compartir mi experiencia en esta Misión en Boquerón. Realmente se generan unos ámbitos de convivencia muy lindos. Con el grupo de misión yo siento un vínculo realmente cercano, se genera una amistad que trasciende fronteras, porque cada uno viene como yo, de distintos de lugares. Unos de Uruguay, otros de Paraguay, de Santa Fe, de Mendoza, otros de Buenos Aires… y ahí se genera un intercambio que enriquece por las diferentes costumbres que tiene cada uno y que aporta y enriquece al grupo. Es realmente una experiencia hermosa. Yo la recomiendo desde ya. Cualquiera que tenga la oportunidad de ir le diría que vaya, porque no se pierde de nada. Es una semana que ganás: valores, crecés como persona, realmente te cambia la vida.

La gente nos recibió de una manera espectacular. Se notaba una riqueza humana única. Desde lo poco que tenían, ponían su silla, su espacio, a nuestra disposición, con unos mates dulces, unas tortillas. Y siempre desde el respeto. Había formas muy variadas de vivir la fe, pero siempre desde el respeto y el intercambio que enriquece. Uno sale de Boquerón con otra mentalidad. No volvés a tu casa siendo el mismo. Y es un cambio para bien, que te hace más consciente de las diferentes realidades en diferentes ciudades y países. Para mí, por ejemplo, que me sacó de la comodidad de mi país y me enfrentó a esta realidad diferente. A mí en principio me sorprendió; pero en seguida te acomodás, podés notar la sensibilidad que hay en cada uno de ellos, de los habitantes de Boquerón. Por eso invito, que si tienen la oportunidad de misionar, en Boquerón o en cualquier otro lado, lo hagan. No pierden nada.  Sólo ganás. No me alcanza con estas palabras para describir la experiencia. Simplemente magnífica.

 

Agostina del Dotto – Colegio Sagrada Familia, Córdoba

Con mis compañeras vamos a contar un poco más una de las experiencias que más nos llenó el corazón. Nosotros nos levantamos a la mañana y tuvimos 2 km caminando para llegar hasta la casa de Ema y Lorenzo. Nos recibieron de una forma muy linda y cálida. Nos ofrecieron unos mates y comida. Estuvimos un charlando un poco y ahí sentí que la humildad que tienen ellos, que a pesar de ser personas de bajos recursos económicos; son gente muy rica en sus sentimientos y su compartir. Yo sentí que no hace falta tener tantas cosas materiales para ser feliz.

Lo que yo sentí cuando estuvimos en esa casa, fue que con preguntas tan sencillas, recibimos respuestas tan completas y tan llenas de amor, de alegría, de alegría, de sus costumbres. También preguntamos qué era el monte para ellos y nos dijeron que ‘el Monte es todo’. De ahí sacan todo lo que tienen: comida para los animales… etc. Respuestas que nos llenaban el alma, que eran sorprendentes, que nos causaron tanta felicidad como seguramente ellos también sintieron. Nos soprendió cuando Emma espontáneamente sacó una verduras y nos dijo ‘vamos a cocinar, les preparo un guiso’. Le nació tan espontáneamente que nos hizo sentir como en casa. Nos pusimos a ayudarla: preparamos el guiso, comimos todos juntos, bendecimos la comida… todo fue tan especial que parecía que lo que estábamos viviendo era mentira.

Después seguimos charlando un poco más e hicimos una bendición a la casa con agua bendita; y uno de nuestros compañeros le dio un rosario y ella muy agradecida nos abrazó y ahí todos nos emocionamos.

El P. Arturo Sosa SJ animó a estudiantes polacos a crecer en sensibilidad social

Durante su visita a la Universidad jesuita en Cracovia, el P. General remarcó que “la verdadera medida de las universidades de la Compañía consiste en saber en qué tipo de persona convierten a nuestros alumnos”.

En su intervención, el P. Sosa SJ destacó que el apostolado intelectual, más que un sector, es una dimensión propia del carisma de la Compañía que, como tal, debe impregnar todas nuestras obras. Debe impulsar a alcanzar la sabiduría y el verdadero desafío es que llegue a ser una manera de transmitir la Buena Nueva, una forma de percibir la presencia de Dios en el mundo y la acción del Espíritu en la historia.

Este ‘mirar al mundo con los ojos de Dios’ se traducirá, en la práctica, en una sensibilidad social que permita escuchar el grito de los millones de personas que realmente lo necesitan. Subrayó que las universidades deberían contribuir a este cambio social, cuya fuente e inspiración es el Evangelio.

Fuente: Curia General Jesuita

Reunión de Directivos y Pastoralistas de los Colegios Ignacianos

Se llevó a cabo del 15 al 17 de mayo de 2019 en el Colegio Inmaculada, Santa Fe – Argentina

Por Emmanuel Sicre SJ

Se llevó a cabo la Asamblea anual de Red Argentino-Uruguaya de Colegios Ignacianos (RAUCI) con la participación de rectores y directores generales. Llegamos como peregrinos a los pies de Nuestra Señora de los Milagros, Patrona de la Provincia jesuita argentino-uruguaya,  más de 80 directivos de RAUCI, Fe y Alegría y Manos Abiertas buscando fortalecer nuestra presencia educativa en la misión compartida de evangelizar educando y educar evangelizando.

El principal fruto ha sido el encontrarnos, fortaleciendo el conocimiento y valoración mutua, que nos permite crecer en la conciencia de ser una comunidad apostólica al servicio de la misión de la Compañía de Jesús. El foco, este año, lo pusimos en el desafío de realizar la síntesis fe-cultura en nuestra actividad escolar.

Con la coordinación del P. Leonardo Nardín, SJ, delegado de educación y Presidente de RAUCI, el encuentro  se organizó teniendo en cuenta los cuatro ámbitos en relación con la síntesis fe-cultura en el marco de la formación integral.

1.- Experiencia de Dios.

 Con la dedicación de un tiempo generoso a rezar juntos. Por eso, como todos los años, la primera mañana del miércoles tuvimos un retiro orientado por el P. Fernando Cervera y  por la tarde compartimos trabajos en grupos conducido por el Consejo Pastoral de RAUCI. Asimismo todos los días posteriores comenzamos con la oración ignaciana guiados por alumnos de la Inmaculada y por la tarde finalizábamos el día con la Pausa ignaciana y la Eucaristía en el Santuario

2.- Tradición e Innovación.

El jueves por la mañana compartimos  las experiencias de Innovación, en especial la del Colegio San Ignacio- Mons. Isasa de Montevideo así como otras experiencias que van creciendo en calidad y profundidad.

3 y 4.- Reconciliación con Dios, con la Creación y la Humanidad: enviados a una red global

Por la tarde del jueves compartimos la creación de tres Foros de Reflexión de RAUCI a fin de ayudar a la síntesis fe-cultura en el ámbito específico de las Ciencias Sociales, de la Economía y de las Ciencias Naturales. Son espacios de ejercicio de red mirando nuestra misión de reconciliación que tendrán una modalidad virtual. El viernes hicimos un ejercicio de conocer mejor la cultura juvenil, punto de partida de nuestra tarea de hacer síntesis fe-cultura trabajando en grupos con alumnos del Colegio de la Inmaculada

Finalmente compartimos el camino de las escuelas de Fe y Alegría y Manos Abiertas así como próximas actividades de la agenda de  nuestra red

Agradecemos especialmente el fraternal recibimiento de toda la comunidad de la Inmaculada. Padres y madres colaboraron preparando cenas y descansos. Los alumnos fueron anfitriones en una visita guiada a los lugares históricos del Colegio.

Fuente: Colegio del Salvador

Theobald SJ: “la hospitalidad parece presentarse como utopía inalcanzable e inútil”

Entre el 7 y el 9 de mayo se llevaron adelante las  VII Jornadas LET: Díalogos entre Literatura, Estética y Teología. Este evento es organizado por las Facultades de Filosofía y Letras y Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA) y tiene como título: “La hospitalidad: encuentro y desafío”.

Estas jornadas tuvieron como conferencista principal al teólogo Christoph Theobald, sj.

En la charla de inauguración, el jesuita -con la intención de responder a la Exhortación Apostólica del Papa Francisco “Gaudete et Exsultate”- habló de la santidad como una propuesta posible en el mundo posmoderno de hoy y de la hospitalidad como “el estilo de vida cristiano”.

Además, el P. Theobald estuvo en conversación con el portal Vida Nueva Digital, con quien pudo ahondar en algunos temas.

Consultado sobre la posibilidad de vivir hoy la hospitalidad, expresó que es una utopía necesaria pero siempre provisoria; triunfa cuando el otro puede partir y construir su propio hogar de acogida. Recordó que fue Jesucristo quien “vivió la hospitalidad hasta el extremo y al precio de su vida, sin dejar de ofrecerla a todos y de buscarla en los demás”.

Con respecto a la hospitalidad en este tiempo, confirmó que “donde las solidaridades elementales son ampliamente amenazadas, donde reina el individuo en búsqueda de su propia felicidad, donde la exclusión social y la xenofobia toman frecuentemente la delantera, la hospitalidad parece presentarse como utopía inalcanzable e inútil”.

Theobald afirmó también que “Estamos rodeados de mujeres y hombres generosos, a menudo son los más amenazados y los más vulnerables, que asumen el riesgo de la hospitalidad”. “No se puede construir una sociedad creativa y abierta sin acoger la novedad que nos viene siempre de los otros”, expresó el jesuita.

Con respecto a la santidad, afirmó que “En todas las culturas es posible ser “santo”. Y antes de mostrar cómo esto puede darse, Francisco suscita nuestra capacidad de observación hablándonos de los santos comunes y corrientes, de los más cercanos. Solo mirando con atención a estos santos que viven a nuestro alrededor, a veces incluso en nuestras propias familias y círculo íntimo, y sobre todo, al único Santo de Dios que es Jesús, cada uno podrá descubrir en sí mismo el deseo de ser santo y vivirlo según su camino único y particular.”

Fuente: Vida Nueva Digital