Asamblea Mundial CVX: Nuevo Consejo Ejecutivo Mundial

Del 3 al 12 de agosto de 2023, más de doscientos delegados procedentes de 80 países se reunieron en el norte de Francia, en Amiens, bajo el marco de la Asamblea Mundial de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). La convocatoria tenía como objetivo discernir sobre las orientaciones de la Comunidad para los próximos cinco años y elegir al nuevo Consejo ejecutivo mundial.

El domingo 6 de agosto, cuarto día de la Asamblea Mundial, se realizó la Jornada de puertas abiertas. «Cientos de compañeros CVX de una treintena de países se unieron a los delegados reunidos en Amiens. Un millar de personas felices de encontrarse, de conocerse y de enriquecerse con sus diferencias. Fue una jornada densa y rica, testimonio de la vitalidad de la CVX y, sin duda, fuente de nuevas amistades y vínculos entre las distintas comunidades nacionales.»

El día 12 de agosto por la mañana se eligió el nuevo Comité Ejecutivo Mundial, aquí compartimos cómo quedó conformado:

  • Presidente: Chris Micallef (Malta)
  • Vicepresidenta: Daphne Ho (Hong Kong)
  • Consultores: Franklin Ibañez (Peru), Catherine Waiyaki (Kenya), Inji Fayez (Egypt), Catherine Kelly (Canada),  Cecilia Martínez (Spain).
  • Vice-Asistente Eclesiástico: José de Pablo sj (Spain)
  • Secretario Ejecutivo: Manuel Martínez (Uruguay)

Más información en cvx-clc-amiens2023.org

Visita de José García de Castro SJ a nuestra Provincia

José García de Castro es sacredote jesuita español, Profesor de Teología en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y Doctor en Filología. A fines del mes de julio visitó nuestra Provincia, en su itinerario recorrió los distintos centros de espiritualidad de la Compañía de Jesús en Argentina y Uruguay, brindó una conferencia en la Universidad Católica de Córdoba y acompañó las jornadas de Formación permanente para jesuitas.

«La inspiración en la educación ignaciana«, «Acompañar, conversar, discernir», «Discernimiento ignaciano: un aporte teológico – espiritual», fueron algunos de los títulos que acompañaron los espacios formativos brindados.

«La espiritualidad y la educación caminan juntas y pueden ayudarse e iluminarse mutuamente. Esto no se trata de convertir al centro educativo en un centro espiritual, sino, más bien, de educar o transitar por la universidad desde el sentido de la vida, que es el evangelio, con la imagen de Dios como primer maestro.», explicó en su Conferencia sobre educación ignaciana.

El Papa Francisco recibió a un grupo de jóvenes cordobeses que van a la JMJ 2023

El domingo 16 de julio el Papa Francisco recibió a un grupo de jóvenes de la Arquidiócesis de Córdoba, que se encuentran peregrinando hacia Portugal para participar de la Jornada Mundial de la Juventud 2023.

El grupo estaba formado por 30 jóvenes y encabezado por el Rector del Seminario Mayor, Pbro. Román Balosino, el Pbro. Nicolás Gilardi y el Seminarista Ignacio Loza.

Compartimos el mensaje que Francisco les brindó:

«Ustedes, como tantos miles de jóvenes que van a Portugal durante estos días, están haciendo vida el lema que nos convoca: como María, se levantaron —dejaron lo conocido: sus familias, y sus comodidades— y parten sin demora al encuentro de los demás (cf. Lc 1,39). Algunos llevan el mate, otros la guitarra; pero lo que los identifica a todos es “la camiseta”: la camiseta de la fe y del amor a Dios y a los hermanos.

Me gustaría preguntarles, ¿se dieron cuenta de que se están preparando para “jugar un mundial”? Y este “mundial” es muy especial, se trata de un encuentro amistoso en el que no hay vencedores ni vencidos, sino que ganamos todos. Porque cuando salimos de nosotros mismos y nos encontramos con otros, cuando compartimos —cuando damos lo que tenemos y estamos abiertos para recibir lo que nos ofrecen los demás—, cuando no rechazamos a nadie; entonces somos todos victoriosos, y podemos levantar juntos “la copa de la fraternidad”.

Durante estos días en Roma, antes de comenzar la JMJ, pueden ver las huellas de muchos cristianos que siguieron a Cristo hasta el final, de muchos santos y santas que dieron su vida por Él en distintos momentos de la historia. Y eso nos enseña que, en el equipo de Cristo, el partido se juega hasta el último minuto, y no nos podemos distraer ni hacer goles en contra. Tenemos que estar atentos, jugar en equipo, siguiendo las indicaciones del director técnico, es decir, de las personas que nos acompañan y nos guían para ser cada día mejores amigos de Jesús.

Los animo a vivir intensamente este “mundial”, esta Jornada Mundial de la Juventud, los va a enriquecer con una gran diversidad de rostros, de culturas, de vivencias, de distintas expresiones y manifestaciones de nuestra fe. Pero, sobre todo, podrán experimentar en profundidad el anhelo de Jesús: que seamos “uno” para que el mundo crea (cf. Jn 17,21), y esto los ayudará a dar testimonio de la alegría del Evangelio a tantos otros jóvenes que no encuentran sentido de la vida o que ya han extraviado el camino para seguir adelante.

Les deseo que jueguen un buen partido. Que Jesús los bendiga, la Virgen Santa los cuide. Les pido que recen por mí. ¡Y nos vemos en Lisboa. Les voy a dar la bendición».

Fuente: www.arzobispadocba.org.ar

Reflexión: Seguidores distraídos y dispersos

Por Javi Montes SJ para pastoralsj.org

Hoy como nunca tenemos acceso a infinidad de fuentes de información. Nuestras listas de libros o artículos por leer se acumulan junto a las de vídeos de YouTube, webinars y tantos otros formatos de contenido que nos interesa, pero al que no llegamos. La línea entre la productiva multitarea y la frustrante procrastinación es cada vez más estrecha.

Me descubro saltando de un email por responder a una llamada importante, de un wasap organizando una reunión de grupo a una persona que se acerca con deseo de hablar; por no decir cuando empiezo en YouTube viendo un vídeo que he buscado y me paso una hora saltando de vídeo en vídeo que no tienen nada que ver con el inicial. Somos afortunados por poder acceder a tanto conocimiento, pero podemos vernos desbordados y muy perdidos si no navegamos ante tanta información con algún tipo de brújula.

El seguimiento tiene mucho de esto, pues comenzamos fascinados por el encuentro con un Jesús que logra responder a esos anhelos profundos que ni siquiera somos capaces de poner en palabras y da sentido a una manera de vivir que nos entusiasma. Y caminamos, nos encontramos con otras personas y hacemos comunidad, pero algo en el camino llama nuestra atención y vamos de una cosa a otra hasta que de repente, nos descubrimos en otro lugar, medio despistados, sin atisbar la espalda ni las huellas de Aquel a quien empezamos a seguir. Como si de ventanas de un navegador se tratara, nos surgen otros proyectos, otros seguimientos que nos atraen y van ocupando nuestra pantalla y nuestro corazón.

¿Cuántas veces al día nos descubrimos dispersos y haciendo algo distinto que lo que se suponía que tenemos que hacer? Igualmente, ¿cuántas veces en la vida nos descubrimos alejados del ideal que abrazamos al enamorarnos del Evangelio? El autor de la Carta a los Hebreos nos invita a tener fijos los ojos en el que inició y consumó la fe, en Jesús. No hay más recetas ni trucos. La suerte que tenemos es que, por mucho que nos dispersemos y se nos vaya la mirada y la atención a otras cosas, él está siempre dispuesto a esperarnos para caminar a nuestro lado.

Primer Encuentro Nacional de evangelizadores digitales

Durante el fin de semana del 22 y 23 de julio se realizó en la ciudad de Buenos Aires el Primer Encuentro Nacional de Evangelizadores Digitales, con el objetivo de soñar un camino sinodal, desde la misión digital. Allí estuvo presente el P. Emmanuel Sicre SJ, junto a otros 27 misioneros digitales, provenientes de diversos lugares y carismas.

Mensaje final del encuentro

Queremos compartir con toda la comunidad del continente digital la alegría de haber podido celebrar el primer encuentro de quienes nos sentimos convocados por Dios a transmitir la fe en distintas plataformas digitales.

Esta iniciativa buscó poner sobre la mesa los desafíos y las esperanzas que tenemos al desear ser instrumentos de Cristo en una Iglesia en salida y Samaritana de las heridas del mundo.

Si bien en esta primera oportunidad sólo fuimos 27, somos conscientes de que son muchísimas las personas que anuncian el evangelio en redes sociales en una enorme pluralidad de estilos llenos de creatividad y riqueza, y con alcances muy diversos a lo largo y ancho del territorio digital. En este sentido, nuestro encuentro gozó de esa misteriosa comunión en las diferencias al reconocernos ya familiarizados unos con otros y deseosos del encuentro que acerca humanamente desde la confianza y la valoración del otro. Perecía que nos conocíamos de antes, fue una de las sensaciones comunes.

Nos dimos cuenta, a partir de la oración, la conversación espiritual, la lectura, la Eucaristía, el diálogo y la escucha, así como del testimonio generoso de cada cual, que esta Iglesia en las “autopistas digitales” está llamada a ser presencia de un Dios compasivo, alegre y misericordioso que trabaja por una cultura del encuentro en un mundo herido de odio y confrontación. Tantas iniciativas por transmitir a Dios en este habitad digital resultan un Pentecostés del Espíritu que emerge en la vida de la Iglesia con fuerza y motiva a seguir explorando las posibilidades, aún entre riesgos y tentaciones, de llegar a hermanos y hermanas que experimentan la sed De Dios, de sentido, de esperanza detrás de las pantallas.

Sabemos que Cristo es el motivo de esta presencia digital que también es humana, y a él nos confiamos para seguirlo y servirlo en comunión de dones, caminando juntos tras sus pasos y con el deseo de sembrar su Reino.

Matteo Ricci. La santidad en el encuentro

Por Federico Lombardi SJ

El 17 de diciembre de 2022, el Papa Francisco firmó un decreto declarando que Matteo Ricci vivió las virtudes cristianas de manera «heroica», es decir, en modo eminente y ejemplar, y por lo tanto puede ser propuesto para la «veneración» de los cristianos. Este es un primer reconocimiento oficial por parte de la Iglesia, al que pueden seguir otros aún más solemnes, a saber, la beatificación y canonización, si Dios quiere conceder estas importantes gracias por su intercesión.

El P. Ricci ya era muy famoso. Fue el primer misionero jesuita que, en el siglo XVI y principios del XVII, cumpliendo un sueño de San Francisco Javier, pudo entrar en el Imperio chino, en 1583, y llegar a la capital de Pekín. Ahí permaneció desde 1601 hasta 1610, inaugurando una presencia cristiana que existe hasta el día de hoy. En épocas anteriores, otros misioneros cristianos habían estado en China, pero su labor no duró mucho, por lo que los católicos chinos reconocen a Ricci como el principal iniciador de la evangelización en su país.

La fama de Ricci también está ligada al método que siguió durante su misión, es decir, el estudio en profundidad de la lengua, las costumbres y la cultura de la China de su tiempo, para convertirse en interlocutor y amigo de muchos chinos muy autorizados y ser estimado en la misma corte imperial. No sólo eso, sino que siendo él mismo sólidamente formado en la cultura científica y humanística occidental, fue un interlocutor admirado y querido por los conocimientos y la sabiduría que aportaba. Cuando murió, su entierro en Pekín fue autorizado por decreto imperial, algo que nunca había sucedido para un extranjero hasta entonces. En este sentido, fue un constructor de puentes de diálogo duraderos entre Oriente y Occidente.

Pero en estas páginas no pretendemos repetir datos bien conocidos sobre los méritos culturales de este jesuita, ni reafirmar la actualidad e importancia de su figura, en una época en la que China ocupa un espacio tan decisivo en la historia mundial. Sería superfluo. Pretendemos, más bien, resaltar su testimonio cristiano y religioso, y la inspiración evangélica que sustentó su extraordinaria historia: en otras palabras, su santidad.

Enlace al artículo completo bit.ly/44PWDk8

Reflexión: Las vidas no vividas

Por José María Rodríguez Olaizola SJ

Cuando eres joven, las vidas no vividas están por delante. Son todos los caminos que aún se te han de presentar. Los que tomarás y los que no. Entonces todos son posibilidades. Seguramente al mirar adelante te figuras mil escenarios. Y en todos ellos vuelcas anhelos, expectativas, deseos. Lo que te atrae lo ves con esperanza. Lo que no te gustaría, con temor. Ojalá tenga más fuerza la esperanza tirando de ti, que el miedo paralizándote o haciéndote alguien inseguro y huidizo. Pero no te dejes envolver por la promesa –que alguien te hará, seguro– de que puedes recorrer todos los caminos. No puedes. Cuando se te planteen encrucijadas, elige. Cuando se te planteen alternativas, asume que optar y renunciar a menudo son parte de la misma decisión. Y sí, las renuncias cuestan. Solo que merecen la pena cuando hay un motivo suficiente, cuando una pasión, una convicción, una intuición tira de ti. Ahora todas las vidas no vividas son posibilidad (o muchas de ellas). Pero no podrás vivirlas todas. Así que piensa bien cómo usas tu libertad.

Cuando eres mayor, muchas vividas no vividas están por detrás. Son los caminos que no escogiste. La tentación de querer volver a las encrucijadas es grande. Fantasear con lo que hubiera ocurrido si en lugar de este paso hubieras dado este otro. Pensar, con cierta nostalgia, en lo que habría sido tu vida de haber tomado tal o cual rumbo… Y digo tentación porque, aunque es verdad que hay opciones que aún pueden tomarse, hay otras que ya no. Porque la vida es solo una. Porque ya no vuelves a ser joven (todo lo más, a querer aparentarlo, y esto a menudo con cierta insensatez). Porque mucho de lo que construimos requiere tiempo, mucho tiempo, décadas… y no toda la vida puede ser primavera. Por eso, no te dejes atrapar en la prisión de la nostalgia de las vidas que no fueron. Aprecia lo que eres, los caminos escogidos, y la vida que sí estás viviendo.

Fuente: pastoralsj.org

Testimonio sobre la experiencia en el noviciado

Testimonio de Jaime Teuquil SJ, de la Provincia de Chile, sobre su experiencia de noviciado en Montevideo

«A esto he venido»

Acabábamos de aterrizar. El maestro nos acompañó a la que sería nuestra casa en Montevideo. Más o menos sabía a lo que iba. O creía saberlo. La cercanía con varios jesuitas, previo a mi ingreso, me hicieron cercano ese mundo del que lentamente fui participando. Había escuchado mil anécdotas e historias: divertidas, tragicómicas, de terror, etc. Todo cabe en ellas porque eran historias de vidas reales, como las nuestras. En parte el tiempo lo confirma y, en parte también, me sigue sorprendiendo. Así fue conmigo: abriendo caminos que ni soñaba, la vida fue haciendo real el deseo.

Era nuestro primer domingo. Ya habíamos sido recibidos por los que serían nuestros compañeros. Buen ambiente. Simpatía. Mundos nuevos: uruguayos, argentinos, paraguayos y chilenos. Por largo tiempo duraron esas conversas que iniciaban siempre con un “¿Cómo le dicen ustedes a…?” La lista es larga: el lápiz, la birome; el compu o la compu; el cubrecama, el plumón, el cobertor; la micro, el colectivo, el bondi; los cabros, los pibes, los perros, los gurises. En fin: llegamos a pocos acuerdos y a más de alguna historia que sigue sacándonos una sonrisa.

Esa tarde, así como las tardes de todos los demás domingos que vendrían en adelante, ordenamos la capilla para rezar juntos. Así fue. La hora transcurrió y cada tanto -por esta vez- el canto le ponía palabras a nuestro silencio. Todo eran deseos, novedades y qué se yo. El Señor estaba junto a nosotros en el Pan. Consuelo. Alegría interior. Intuiciones profundas. Al finalizar, recibimos la bendición y cantamos por última vez: “Vine a adorarte”. No lo olvido. Puede resultar beato, o piadoso, o devoto. Da lo mismo: yo me sentía realmente feliz. En el corazón me decía mientras cantaba: “a esto he venido”. Me emocioné. Lloré. Terminado este momento nos levantamos y pude percatarme de que no era el único que trataba de hacerse el tonto de la emoción vivida. Fue ahí cuando pude darme cuenta de que de verdad el Señor era quien nos había juntado. En ese momento intuí la amistad que nacería.

El noviciado es una antigua casa de Villa Dolores. Yo no sé si el nombre del barrio no es tan bueno para un noviciado, pero si se que sus muros han sido testigos de lo que Dios ha hecho en la vida de muchos jesuitas y desde hace mucho tiempo. Traer la casa a la memoria me hacen brotar alegría y gratitud. Su vida fluye a través de los que la hemos ido habitando. Los que me conocen saben que -hasta ahora- mi peor crisis vocacional la viví el tiempo justo antes de entrar. Venía de eso. La vida hasta el último minuto me abrió mil caminos posibles. Se trataba de aprender a elegir, no sin dolor, ni tampoco sin libertad.

Aprender a discernir tiene que ver con aprender a distinguir lo pasajero de lo que permanece. Se trataba -en definitiva- de la coherencia profunda con un deseo que el noviciado fue iluminando, descubriendo y confirmando: el deseo de un Dios que me invita todos los días a vivir verdaderamente, es decir, a amar, a darme; el deseo de Jesús, el Señor de mi vida, que en el rostro de muchos se hace mi hermano y mi amigo.

Ya vendrían el tiempo y sus cosas: la rutina -dormida o despierta- queda al descubierto en cada examen. Oficios varios, limpiar por aquí o por allá, poner leña, la mesa, los libros en los estantes, en fin. La oración, las clases acerca de las raíces de nuestro carisma, las comidas, lavar los platos o cantando, o descifrando trabalenguas o riéndonos de la broma de turno. Las pizzas y la cerveza fría de los sábados por la tarde para compartir los gozos y los dolores del apostolado… este tiempo, verdaderamente, fue confirmando esa intuición que nació en mí ese primer domingo tras haber llegado a casa.

La vida fue transcurriendo y haciéndola de carne. Venía de un largo camino de discernimiento. Luché muchas veces con Dios para no escucharle. En esas luchas también viví muchas soledades. Muchos lo entenderán: un deseo tan hondo demoró en convertirse en palabra. Esa tarde comprendía que la vida cruzaba los caminos de muchos que habíamos conocido esa soledad. Esa tarde comprendí que este camino sería vivido en amistad. De eso se trataba: de confiar, de soltar, de saber compartir mi fragilidad, de aprender a amarme y amar a mis compañeros. El maestro y los niños del barrio me enseñaron a ponerle palabras a mi mundo interior. Yo no lo sabía. En esas palabras fui descubriendo también mi propio rostro, el que Jesús quería, el de verdad. Las experiencias vividas lo fueron dejando aparecer: el mes de ejercicios, el mes de hospital en el Cottolengo, el mes de trabajos humildes en el basural de Montevideo, el trabajo compartido junto a los compañeros de Antofagasta, las misiones en Quilmes peregrinando en el corazón de tantos; la fidelidad del trabajo de nuestros compañeros jesuitas en la Villa del Cerro y el cariño de su gente… la alegría y el dolor, la bondad, la música, la belleza de tantas vidas… todo eso fue el noviciado para mí: la experiencia de una amistad. En ellos, en los de cada día, el Padre me pone con su Hijo. En ellos renuevo la consagración que hice con mis votos. En ellos, es Él quien hace que en nuestras vidas se siga encarnando su sentido más sencillo y más profundo, porque hace de nosotros el cumplimiento cotidiano de su promesa: Yo estaré con ustedes… siempre. Este es su deseo. También el mío.

Fuente: vocaciones.jesuitas.cl

CVX Uruguay: talleres sobre discernimiento ignaciano

A fines del mes de junio, la Comision de Formacion de CVX en Urguay, organizó dos talleres sobre discernimiento ignaciano: «Dificultades y caminos para el discernimiento» y «Cómo acompañar el discernimiento de personas y comunidades». Estos espacios formativos estuvieron a cargo del P. Agustín Rivarola SJ.

Compartimos algunos ecos de lo vivido:

«Fue una invitación a seguir profundizando en esta herramienta tan enriquecedora que va más allá del momento que vivimos y que nos pide una pausa frente al caos de la rutina.» Mariana Amestoy

«Entendí que siempre lleva un proceso, en el discernimiento personal o al momento de acompañar, es importante comprender y acoger el tiempo necesario, confiando en que la acción del Espíritu Santo siempre es procesual.» Valentina Grasso

Lee los testimonios completos aquí:

Teología desde el centro de la ciudad

Texto de Victor Codina SJ

Hace casi 50 años escribí un artículo sobre teología desde un barrio obrero. Me preguntaba si la teología que había nacido en las comunidades cristianas y después crecido en catedrales, monasterios y universidades podía también cultivarse desde los barrios. Y respondía que sí, porque un barrio obrero, a pesar de todas sus limitaciones, es un lugar teológico privilegiado, porque en él se manifiesta la opción de Dios por los pobres y pequeños.

Me pregunto ahora, casi medio siglo después, si desde el centro de la ciudad puede surgir una reflexión teológica. En el centro de mi ciudad hay numerosos hoteles, siempre con turistas y ejecutivos jóvenes, especialmente en grandes convenciones como el World Mobile Congress . En la calle se escuchan todos los idiomas, especialmente el inglés. Estamos frente a un mundo globalizado y científicamente acelerado. ¿Tiene la teología alguna reflexión o mensaje para este nuevo mundo?

Desde mi habitación diviso el patio de un colegio, donde niños y niñas hacen gimnasia y juegan, con una incansable vitalidad. Las familias recogen a los niños por la tarde, siempre con bocadillos para la merienda; los domingos les acompañan a realizar deporte. Pero me pregunto: ¿qué va a pasar con estos jóvenes adolescentes si sufren bullying e intentan el suicidio? ¿Han sido preparados para una vida real, donde hay fracasos y, al final, muerte? ¿Qué futuro les espera a estos jóvenes: guerra?, ¿cambio climático?, ¿falta de agua?, ¿nuevas pandemias? ¿Han recibido alguna iniciación religiosa o cristiana?

Al lado de mi residencia hay una Iglesia, un templo, neobizantino, grande y con una solemne cúpula. La gran mayoría de la gente que participa son personas mayores. ¿Cómo y cuándo se rompió la cadena de la transmisión de la fe, de ancianos a hijos y nietos? Los jóvenes se apuntan con generosidad a varios voluntariados, pero muchas veces sin motivación religiosa o cristiana. ¿Hemos transmitido una Iglesia centrada en dogmas, ritos y normas morales, no en la vida, lo que provoca un rechazo instintivo en muchos jóvenes?

Frente a este templo hay un centro de gimnasia y fitness . Los domingos coinciden los mayores que salen de misa, con los jóvenes que entran el gimnasio. ¿Pura casualidad?

Desde la terraza contemplo contenedores donde la gente tira restos orgánicos y no orgánicos. A lo lejos se ven pasar continuamente aviones hacia el aeropuerto. ¿Nos tomamos en serio el cambio climático? Desde la terraza se divisa la catedral y algunas iglesias góticas: ¿son sólo monumentos culturales y museos del pasado? ¿Tiene la teología todavía algún mensaje para esta crítica situación?

Son muchas las diferencias entre la teología de los años 70 y la actual. Los problemas humanos y religiosos y cristianos se han radicalizado y agravado . El ambiente actual, aparentemente optimista, tecnocrático, consumista y secular, esconde en el fondo una sensación de impotencia ante el futuro, y un miedo al fracaso, a guerras, al cambio climático, a la crisis global ya la muerte.

La Iglesia, hoy sumamente desacreditada, no puede preguntarle al mundo moderno si cree en Dios, ni si existe Dios. Menos aún puede imponerle dogmas, leyes morales y ritos religiosos. Lo único que la comunidad cristiana puede comunicar al mundo de hoy es un anuncio profético y contracultural que ofrezca un sentido y un horizonte nuevo en la vida, la Novedad que puede vencer a la muerte, es decir, Jesús de Nazaret muerto y resucitado . Éste es el único mensaje que posee la Iglesia y la teología.

De ahí nacerá la esperanza, el compromiso por liberar el mundo y la historia de la muerte, edificar un mundo fraterno de hijos e hijas del Padre, bajo la fuerza y ​​el amor del Espíritu que continuamente renueva la faz de la tierra y todo lo fecunda y vivifica, aunque no le sintamos. La última palabra no la tienen los tecnócratas, ni las convenciones, ni el fitness , ni los templos vacíos de jóvenes, ni la pandemia , ni el cambio climático, ni el bullying , ni el suicidio, ni la guerra, ni la muerte. La última palabra surge del encuentro personal y comunitario con Jesús de Nazaret, nuestro Señor, que comparte con nosotros su Vida.

Fuente: https: blog.cristianismeijusticia.net