Nuevos rumbos, un mismo camino… Rafael Stratta SJ

Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

Rafael Stratta SJ ha sido nombrado director del Centro Manresa

Hace unos pocos días he recibido la misión de coordinar las actividades de nuestro Centro Manresa de pastoral juvenil y vocacional en Córdoba. El destino lo recibí con la misma sorpresa que entusiasmo: mucho. Si bien el vivir en Córdoba de alguna u otra manera me había puesto en contacto con las actividades del Centro, al internalizarme de su funcionamiento quedé muy bien impresionado de la cantidad de cosas que suceden en ese lugar: apostolados varios, voluntariados, ejercicios espirituales, acompañamiento espiritual, formación, espacios de oración y animación litúrgica… y la lista podría seguir. Lo más sorprendente de todo esto, y que agradezco mucho a quienes posibilitaron esto, es que los espacios están muy bien asumidos por los jóvenes y uno sólo necesita acompañar el andar.

Esto último, justamente, es lo que se me ha encomendado: ayudar a que todos los que formamos parte de Manresa podamos seguir caminando con responsabilidad y creatividad, abriendo las puertas y “acompañando a los jóvenes de Córdoba en la creación de un futuro esperanzador”, parafraseando a las prioridades apostólicas universales de la Compañía de Jesús. Espero ayudar en esto aportando la invitación a la profundidad -conocimiento interno de Jesús- para servir mejor en las márgenes sociales y existenciales de nuestro entorno. Creo que la espiritualidad ignaciana es una herramienta que puede ser muy útil para dar buenas raíces a la “cultura juvenil” ayudando a que los jóvenes puedan encontrar donde amar y servir mejor desde las opciones de vida que se van fraguando entre los 20 y 30 años.

En este tiempo de transición de la dirección del Centro, mi dedicación está puesta en el escuchar y compartir la marcha y las experiencias de este tiempo para conocer y confirmar las marcas evangélicas de lo que hacemos. Desde aquí creo que se podrán dar pasos de crecimiento en un a medida que vayamos descubriendo los lugares de “desesperanza” que se presentan a los jóvenes y desde donde el Señor llama.

Nuevos Rumbos, un mismo Camino… Marcos Alemán SJ

Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

Marcos Alemán SJ – ha sido nombrado Párroco de la Parroquia Virgen de los Pobres de Barrio San Martín, Mendoza.

Es la primera vez que vuelvo a un lugar donde ya había estado durante varios años. Después de 7 años es para mí un desafío el reconocer en qué estamos distintos el barrio, la parroquia y yo mismo. Significará un aprendizaje con la ventaja de conocer la gente a la vez que respetar y dar continuidad a lo que en estos años se fue trabajando.

Nos proponemos fortalecer la comunión en sus varias dimensiones: la dimensión comunitaria, con Juan Carlos, con quien compartimos este hogar común; la relación entre la parroquia y el colegio Llorens; y, la comunión con la comunidad del centro (de la ciudad) y la iglesia mendocina, golpeada por situaciones de escándalo concretos.

La parroquia cuenta con un consejo que viene trabajando con José María (a quien reemplazo como párroco) y su apoyo es invalorable para la misión. Me propongo dar continuidad a los proyectos que se desarrollan y promover el discernimiento de los nuevos desafíos que podemos ir encarando.

Personalmente, lo que más extrañé en los años de estar en Boquerón fue la pastoral carcelaria por lo que me sumé al Programa Caciques que promueve la práctica de rugby dentro de las unidades carcelarias. Me entusiasmó, sobre todo, la experiencia de compartir con internos en una cancha, al aire libre, con todo lo que representa de contradicción con su situación de reclusión.

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Pablo Barrios nSJ: “Descubrí que Jesús me llama a seguirlo en esta Iglesia herida”

Pablo Barrios se encuentra hoy transitando su segundo año de noviciado en Chile, pero es argentino. En esta nota comparte su experiencia vocacional y cómo es vivir esta etapa de formación como jesuita en otro país.

Cuando Pablo Barrios tenía 28 años y pasaba sus días trabajando en el campo argentino jamás hubiera pensado que una década después estaría dando esta entrevista, que tendría un logo de “Jesuitas” en el pecho y que estaría viviendo en Chile. Pero algo pasó. “Hubo un llamado”, dice hoy.

Actualmente está iniciando su segundo año en el Noviciado, donde supera con holgura en edad a sus compañeros Diego Salinas y Felipe Vicuña. Su vocación, cuenta, la descubrió tarde, pero hoy la vive con más intensidad que nunca.

Con esa realidad sobre la espalda nos recibe para conversar sobre su primer año dentro de la Compañía de Jesús, abordando los costos de haber dejado su país y también relatando el impacto que le produjo llegar a un país que vive un escenario eclesial muy difícil.

Tras un año en el Noviciado, ¿qué ha sido lo más importante de esta etapa?

El Noviciado es una etapa muy fuerte e importante de nuestra formación, es un régimen que nos va adaptando a lo que vamos a vivir como jesuitas. Para mí lo principal ha sido la experiencia apostólica. Lo que a uno lo hace buen sacerdote es el contacto con la gente, el contacto con el mundo, con la pobreza. También ha sido muy lindo poder conocer la Compañía a través de la formación. Aquí hay un modo de vivir distinto.

¿Cómo y en qué momento nació tu vocación por ser jesuita?

Mi experiencia de vocación surge de grande, a los 29 años. Hasta ese momento llevaba una vida que uno podría catalogar como “normal”. Estudiaba, trabajaba en el campo. Hasta entonces no había nada que indique esta vocación. A los 29 sentí este como “llamado”, esto que Dios me empieza a pedir que lo siga. Cuando empecé a discernir esto de la vocación conocí a un jesuita. Yo no sabía nada de la Compañía y cuando llegué a nuestro primer encuentro vi que estaba trabajando, que estaba cargando tierra, con una pala, en el camión. Ese mismo cura que confesaba, que daba misa, que acompañaba espiritualmente estaba trabajando y yo me sentí llamado a eso. Sentí una paz muy profunda al verlo. Poco a poco he ido confirmando esta vocación en la experiencia del Noviciado. Ha sido una tremenda experiencia de confirmación.

Tuviste que venir a Chile para realizar esta etapa, ¿fue muy difícil dejar Argentina?

Cuando uno entra al Noviciado deja todo, la familia, los amigos, el trabajo. Lo que más me ha costado es dejar mi país, vivir otra cultura, con otra gente. Yo cuando me planteé la vocación ya me habían dicho que era probable que lo hiciera en otro país, que podría ser Paraguay o Chile. Mi oración era “Señor, donde vos quieras”, pero me puse contento cuando me dijeron que sería Chile, incluso sin conocer mucho del país. No sabía, por ejemplo, el contexto eclesiástico que había en Chile. Eso fue fuerte.

¿Por qué el mundo sigue necesitando jesuitas?

Una característica del jesuita es el tema de la misión, que el jesuita tiene una formación que lo capacita para ir a las fronteras, ahí donde otros no llegan, para transmitir la experiencia de Dios. El mundo necesita de esa experiencia, de ese Dios que habla en nuestra vida todos los días, del ser contemplativos en la acción. Ese es un gran aporte que hacen los jesuitas. Como deseo, me gustaría ser jesuita por esto, por tener los ojos siempre puestos en Jesús, pero las manos y el corazón metidos en la misión. Eso es lo que quiero vivir, lo que sueño como jesuita.

¿Cómo te afectó llegar a un país que vive una situación eclesial tan compleja?

Es algo que me desafió. Conocer la situación eclesial a mí me cuestionó, pero no me afectó en cuanto a la vocación. Sentí que era como una invitación de Dios a una entrega más generosa en mi vida. Dios llama y da la fuerza para trabajar en este contexto en que hay tanto por hacer. Entonces desde mi sencillez, mi humildad y desde la experiencia de vida que ya tengo a mis años puedo transmitir eso. Aquí en el Noviciado vamos a la cárcel los sábados por la mañana. La segunda vez que fui un recluso me dijo “¿vos querés ser cura con lo que está pasando en la Iglesia? Eso me hizo cuestionarme fuerte. Luego, pensando más profundamente, descubrí que en definitiva Jesús me llama a seguirlo en esta Iglesia herida, en esta Iglesia que no necesita que nos apartemos de ella, sino que necesita que pongamos nuestras manos y empecemos a construir una Iglesia nueva.

Fuente: Vocaciones Chile

Nuevos Rumbos, Un mismo camino – Julio Villavicencio SJ

Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

Julio Villavicencio fue nombrado Delegado del Nuevo Sector Apostólico que se encargará de estar al servicio de los migrantes.

Me toca continuar el trabajo que la Provincia ya viene haciendo en el servicio a los migrantes en situación de vulnerabilidad. Lo novedoso en este sentido es crear y pensar un espacio apostólico específico para esta necesidad. Esto marca que como Provincia estamos atentos a una necesidad histórica de nuestro continente latinoamericano y buscamos la manera de responder, desde el magis, a la crisis humana que vive nuestro pueblo.

Lo primero que nos proponemos es conocer el contexto de situación en profundidad: familiarizarnos con las necesidades más urgentes; reconocer a los distintos actores que participan y relevar lo que nuestras obras ya están haciendo para acompañar a esta necesidad.

El desafío es el de institucionalizar un espacio que integre y trascienda la buena voluntad de los colaboradores -jesuitas o laicos-, con capacidad de atención a quienes lo demandan y que resulte sostenible en el tiempo.

Es necesario trabajar en dos líneas simultáneamente. La necesidad es urgente y tiene que ser atendida en esa medida con rapidez. Ahora, las personas que no tiene donde dormir, con que abrigarse o necesita medicamentos, no puede esperar a nuestros tiempos. Al mismo tiempo, es necesario ir generando un espacio con organización, roles y preparación para acompañar de manera más eficaz y pastoral a las personas que migran. Vamos aprendiendo en el camino y son las personas y familias que migran, con sus sueños y esperanzas a cuestas, las que nos enseñan cómo hacerlo.

 

El Mejor Maestro del Mundo: el Franciscano Keniata Peter Tabichi

Un hermano franciscano que se desempeña como profesor de ciencias de una zona rural de Kenia fue elegido como el mejor profesor del mundo.

Peter Tabichi ganó el Global Teacher Prize (conocido como el «Nobel de Educación») de 2019. Además del reconocimiento el premio, incluye una donación de US$1 millón

Entre los diez finalistas también hubo representantes latinos: el argentino Martín Salvetti, la brasileña Débora Garofalo y la cubano-estadounidense Melissa Salguero.

El profesor Keniata ha sido elogiado por sus logros en una escuela de escasos recursos, con clases abarrotadas y pocos libros de texto. Además, regala el 80% de su sueldo para apoyar a los alumnos, de la escuela secundaria Keriko Mixed Day en la villa Pwani, Nakuru, en una parte remota del Valle del Rift, en el suroeste de Kenia, que de otro modo no podría pagar sus uniformes o libros.

Mejorando la ciencia

«No se trata solo de dinero» afirma el religioso, cuyos alumnos son casi todos de familias muy desfavorecidas. Muchos son huérfanos o perdieron a su padre o a su madre.

Uno de los sueños del maestro es el de elevar nivel aspiracional de sus estudiantes y promover la causa de la ciencia, no solo en Kenia sino en toda África.

Al recibir el galardón, Tabichi destacó el potencial de la población joven de África. «Los jóvenes de África ya no se verán frenados por las bajas expectativas. África producirá científicos, ingenieros, empresarios, cuyos nombres serán famosos algún día en todos los rincones del mundo. Y las niñas serán gran parte de esta historia».

La Fundación Varkey, que entrega el premio, lo eligió entre 10.000 profesores nominados de 179 países.

Carencias

El hermano Peter dice que hay «desafíos con la falta de instalaciones» en su escuela, incluyendo la escasez de libros o maestros. Las clases destinadas para entre 35 y 40 alumnos se imparten en grupos de 70 u 80 lo que, según él, significa salones de clases superpoblados y problemas para los maestros.

La falta de una conexión confiable a internet lo obliga a viajar a un cibercafé para descargar recursos para sus lecciones de ciencia. Muchos de los alumnos caminan más de 6 km en trochas para llegar a la escuela.

Pero Tabichi dice que está decidido a darles la oportunidad de aprender sobre ciencia y elevar sus horizontes. Sus alumnos han tenido éxito en concursos de ciencia nacionales e internacionales. Incluso ganaron un premio de la Real Academia de Química de Reino Unido.

Los jueces dijeron que su trabajo en la escuela había «mejorado dramáticamente los resultados de sus alumnos», y que muchos más ahora están en la universidad a pesar de que los recursos en las escuelas están «severamente limitados».

Fuente: AICA

Nuevos rumbos, el mismo camino: Marcos Muiño SJ

 Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

  Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

 Marcos Muiño asumió como Párroco de la Parroquia del Patriarca San José, San Miguel

“En la que reconoce un gran sentido de comunidad de comunidades, una pastoral juvenil consolidada y un gran compromiso con los más sufrientes de estos barrios. Hay un gran impulso por asistir a los más vulnerables, particularmente el cuidado de la vida. Por último, se reconoce un gran deseo de ser Parroquia misionera, de escucha y contención para la gente de a pie.

Me propongo seguir fortaleciendo nuestra identidad como parroquia jesuita y articular la pastoral con las prioridades de la Provincia. Igualmente, la misión nos llama a estrechar lazos con otras instituciones jesuitas (parroquia vecina, SJM, Protagonizar, Fe y Alegría) y con las fuerzas vivas de las distintas comunidades que están presentes en nuestro territorio.

Como desafíos, se percibe la necesidad de atender a los jóvenes en un firme compromiso con la vida: defenderla frente a las adicciones y la violencia de género, urgencias tan presentes en este contexto. Por último, en la misión que nos ocupa, reconocemos la demanda de formación en liderazgo, de voluntarios y referentes, como agentes transformadores de la realidad, evangelizadores de cada rincón de nuestros barrios.”

 

 

Nuevos rumbos, un mismo camino: Tomás Bradley SJ

Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

  Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

 Tomás Bradley sj, párroco en Tacuarembó, fue nombrado Delegado para Parroquias y Templos

“Al recibir la propuesta del P. Provincial de ayudar en el sector de parroquias y templos, sé que hay mucho camino recorrido. Sobre todo teniendo en cuenta lo que cada parroquia y templo ha realizado como proceso del lugar. El encuentro del año anterior nos encontró con muchos deseos y un fraterno compartir.

 Los pasos que nos planteamos de integrar a los laicos en nuestros encuentros, nos van a dar una perspectiva nueva con varias facetas que ellos pueden aportar. Y al mismo tiempo, nosotros, como jesuitas podemos brindarles mucho de lo nuestro que también enriquece las obras ya que en estos encuentros compartimos, quizá más íntimamente.

Concretizar en la realidad de cada lugar y que cada lugar, aporte la encarnación específica de  los modos, los problemas, los sueños, y las gracias que Dios va regalando, nos va a dar una linda variedad que nos va a enriquecer a todos.

           Me parece que los objetivos los tenemos que encontrar entre todos. Yo sólo aspiro a ayudar a crear el ámbito de encuentro para que ello se dé.  Es poner los medios. Como Ignacio nos invita en los Ejercicios Espirituales, a poner la realidad de la meditación, los tiempos, el proceso planteado, y Él hará la obra.

Nuestras parroquias y templos están insertas en realidades muy ricas de historia, de modos diferentes, y tienen el desafío de tener las puertas bien abiertas que acogen y que salen a los que desean encontrarse con Cristo más a fondo. Aunque no lo sepan.

La experiencia que viví en los años de Mendoza con el acercamiento de la gente en situación de calle al darse por parte nuestra el “haber ido hacia su realidad”, fue de una riqueza incalculable. Que alguien que dormía en la calle y que sufría de alcoholismo me dijera la noche de Navidad, a las 4 de la mañana que podía irse a dormir sin tomar esa noche porque la había pasado muy bien, fue un testimonio gigante de una comunidad concreta que acoge al salir. Que combina ir y recibir a gente real y concreta que necesita de Dios y de personas que lo reciban como Él, que nos busca y recibe a todos nosotros. Es el motivo de nuestra vocación. Hoy vivo esto, con la realidad del candombe, con la realidad de los criollos charrúas.

Espero que este tejido nos haga “herramienta más dócil al Espíritu que desea llegar a los corazones que no lo conocen”. No hay más. ¡Y no es poca cosa!”

Nuevos rumbos, el mismo camino… – Guillermo Blasón SJ

 Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

 Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

 Guillermo Blasón sj, superior de la comunidad de la UCC, fue nombrado Delegado Apostólico del Sector Social

“En este tiempo inicial, me propongo conocer los documentos de la Compañía respecto a esta dimensión de nuestra misión. Y, también a partir de lo que me trasmite Víctor Pacharoni –a quien sucedo-, comenzar a visitar diversas obras vinculadas a lo social con las que menos contacto he tenido. Mi deseo es ponerme en contacto y visitar esas obras, encontrarme con quienes colaboran en ellas, para tener experiencia de primera mano de sus acciones.

En cuanto a desafíos, veo mi rol de delegado como quien puede ayudar a vincular las obras entre sí, reconociendo y activando sinergias entre ellas. Promoviendo la colaboración y, esto también como parte de la misión, buscando el financiamiento necesario para seguir creciendo. Asimismo, para fortalecer las acciones, será necesario promover la formación de colaboradores en la misión, tanto a nivel personal como apostólico. En este sentido, obras como el CIAS o la UCC pueden brindar las herramientas para la reflexión y formación, tanto espiritual como social y política.”

 

Desde el Magisterio

Este año, cuatro jesuitas inician su etapa de Magisterio. Ellos son Matías Hardoy, Agustín Borba, Cristian Marín y Ernesto Miguens; que se repartirán entre cuatros colegios muy distintos en diferentes lugares de Argentina y Uruguay. Cristian fue destinado al Colegio de la Inmaculada, en Santa Fe; Matías, al Colegio del Salvador, en la ciudad de Buenos Aires; Agustín, vuelve a su país tras vivir 6 años en Argentina, para trabajar en el Colegio Seminario de Montevideo, Uruguay; mientras que Ernesto regresa a San Miguel, para trabajar en el Colegio Parroquial Patriarca San José.

Los cuatro comparten brevemente lo que va siendo su experiencia en sus nuevos destinos, que por el momento, tiene mucho más de expectativas que de camino recorrido.

Agustín Borba SJ

El Magisterio es una etapa de trabajo apostólico en una obra de la Compañía como parte de nuestra formación, y que implica un corte entre los estudios de Filosofía y Teología. Esto marca lo desafiante de este nuevo tiempo. Se trata de poner en juego lo aprendido y lo experimentado en los años anteriores como novicio y como estudiante, y de poner en juego la entrega personal, para seguir aprendiendo de Dios, de los compañeros jesuitas y de la gente con la que toca trabajar.

Dar clases en el Colegio Seminario, acompañar la pastoral de movimientos como asesor espiritual, participar de distintas actividades del colegio son algunas de las principales tareas que me encomiendan para este tiempo. Significan, sin dudas, un desafío y también tienen mucho de oportunidad. Es la oportunidad para compartir este modo de vivir la fe con otros, para continuar aprendiendo a ser jesuita junto a otros, para acompañar y sensibilizar a los más jóvenes en el servicio a los más necesitados, desde el aula y desde la oración compartida.

 Cristian Marín SJ

Al llegar al Colegio Inmaculada Concepción uno se encuentra con una institución que se preocupa y se ocupa por la educación integral de los alumnos, formando «hombres para los demás».

Hay una apuesta grande no solo por ofrecer una educación intelectual de excelencia, sino también por la búsqueda del magis… con un clima de trabajo lleno de entusiasmo, desafiante y de colaboradores ‘con la camiseta puesta’.

El desafío personal que siento es el de la fidelidad a ese espíritu de tantos compañeros jesuitas que con su disponibilidad hacían del Colegio una ‘segunda casa’, el colegio ‘del amor que nunca muere’ como tantos lo describen.

 Matías Hardoy SJ

Me toca empezar esta nueva etapa de formación, el Magisterio, en el Colegio del Salvador en Buenos Aires.

Llego a un colegio que en un primer contacto me impacta por su vida. La cantidad de gente, proyectos, viajes, propuestas: me lo van contando y, de a poco, intento ir asimilándolo.

Siento que las distintas tareas representan un desafío grande. Por un lado, el de conocer y sumarme a todo lo que ya se viene realizando y de insertarme en una comunidad con un dinamismo, espíritu e  identidad propios

También siento como un desafío el poder aportar mi creatividad, tratando de repensar lo que ya hay y de poner mis dones al servicio. Estoy recién llegado, pero animado y contento, porque siento que, sin dudas, el magisterio será un tiempo para crecer y seguir compartiendo mi vida con quienes Dios me regala compartir este tiempo.

Ernesto Miguens SJ

A mí me toca acompañar los colegios de San Miguel: La Asunción, Santa María, Nuestra Señora de Itatí, Nuestra Señora de Luján y Patriarca San José.

Los colegios de San Miguel tienen una impronta religiosa muy fuerte, donde convive la espiritualidad ignaciana con las devociones populares. Las procesiones a la Virgen “Desatanudos” todos los ocho, las fiestas patronales, las novenas, etc., siguen siendo la forma principal de celebrar la fe. En estos festejos también se dejan ver las raíces gauchescas de nuestros barrios, donde el folclore y los bailes criollos no pasan de moda. A la vez, la espiritualidad de los Ejercicios, la oración ignaciana y la pausa ignaciana, forman parte de la cotidianidad en el ámbito escolar.

Una de las fortalezas más grandes de estos colegios es el espíritu solidario. Tal vez por haber nacido para los inmigrantes, que suelen preocuparse unos por otros y trabajan con la ilusión de recrear su comunidad. Esa solidaridad se percibe en la disposición para trabajos sociales, para misionar, para juntar fondos, y también en la preocupación de los docentes por los alumnos y sus situaciones particulares. Gran parte de los profesores y maestros son exalumnos de los colegios, y demuestran un sentido de pertenencia y un compromiso muy fuertes.

Por otro lado, un desafío grande que tenemos es resignificar la religiosidad que vivimos. Hoy nuestros alumnos enfrentan una realidad muy diferente a la de sus padres o abuelos inmigrantes, y sus preguntas existenciales son otras. La forma de vivir y expresar la fe ha cambiado, así como los valores que promueve la sociedad. En este contexto, creo, al hábito del discernimiento que nace de la búsqueda espiritual, sigue siendo la mejor herramienta que podemos brindar.

Los Hermanos jesuitas – Santidad a través del Servicio

El P. General Arturo Sosa SJ se encontró con un grupo de hermanos jesuitas en su visita al Asia Meridional. Allí, pudieron conversar sobre el sentido de la vocación de los hermanos y plantear diversas inquietudes. 

San Alonso Rodríguez, hermano jesuita y santo de la Iglesia, es una figura francamente importante en la historia de la Compañía de Jesús. San Alonso, santo patrón de los hermanos jesuitas, a lo largo de la historia de la Compañía, por su ejemplo de sencillez de vida y dedicación a su trabajo, ha sido paradigma de la “santidad a través del servicio” que caracteriza la vocación de hermano. Bajo este foco 165 hermanos de la Conferencia Jesuita de Asia Meridional fueron convocados a celebrar el 400 aniversario de su muerte. Los hermanos compartieron su herencia común y buscaron promover los ministerios que dependen de la vocación del hermano en toda la India, mediante una serie de actividades dirigidas a apoyar su formación espiritual. Uno de los puntos culminantes del programa fue el encuentro que tuvieron con el Superior General, P. Arturo Sosa, el 7 de marzo en Pune.

Dirigiéndose a los hermanos, el P. General reafirmó la importancia de la vocación de hermano jesuita, trayendo a colación el decreto 7 de la Congregación General 34: “de alguna manera el hermano encarna la vida religiosa en su esencia, y es capaz de ilustrar ésta vida con particular claridad”. El P. Sosa continuó citando los numerosos ejemplos de hermanos jesuitas, tan diversos en su formación como en sus ministerios, que han desempeñado papeles cruciales en la Compañía de Jesús a lo largo de su existencia.

El Padre Sosa reconoció que la vocación de hermano no recibe la atención que merece. Afirmó que cuando los jesuitas hablamos de vocaciones, no ponemos suficiente énfasis en la promoción de la vocación de hermano. «Tendemos a hablar primero del sacerdocio y sólo cuando nos encontramos con alguien que, por razones históricas o sociológicas, parece menos dotado a nivel intelectual, empezamos a pensar en una posible vocación de hermano. En la Compañía actual, los hermanos -al menos algunos de ellos- han perdido la esperanza y empiezan a pensar en que la vocación de hermano jesuita irá desapareciendo poco a poco. Sin embargo, puedo asegurarles, mis queridos hermanos, que a no ser que Dios en su providencia albergue otros designios, la Compañía cuenta en estos momentos con que la vocación de hermano permanecerá para siempre Para subrayar la importancia de la vocación del hermano, el P. Sosa reveló que fueron los hermanos jesuitas de su escuela los que fueron la fuente de su vocación religiosa.

Después de la charla del P. General, el H. Siluvainathan, coordinador del año San Alonso, presentó a la asamblea un informe en el que se hacía eco tanto de las alegrías que a los hermanos jesuitas ha supuesto su vocación, como de la decepción que ha sido para muchos no sentirse reconocidos plenamente como compañeros jesuitas. Mientras que la conciencia de la vocación de hermano ha mejorado con los años, parece pervivir todavía, con demasiada frecuencia, la idea de que el hermano es como un jesuita “incompleto”. Un jesuita que no reúne las condiciones necesarias para acceder al presbiterado.

Estas preocupaciones les fueron planteadas directamente al P. General durante una sesión de preguntas y respuestas en la que se le preguntó por qué la formación de los hermanos carece de los mismos fundamentos básicos y de la misma hoja de ruta que la de los jesuitas que se preparan para el presbiterado, y termina una vez acabado el Juniorado. El P. General prometió hacer llegar esta preocupación a los formadores de las diversas Conferencias de la Compañía y pidió a su nuevo Consejero General para la Formación, P. Mark Ravizza, que intentara dilucidar de qué recursos debería echar mano la Compañía para apoyar la vocación de hermano en esta dirección.

Fuente. sjcuria.global